Capítulo 23: Todo a su tiempo
No sé si deba molestarme porque Milán me haya mentido así, comencé a preocuparme y él siempre supo que la verdad. Dejé de hablarle cuando llegaron más clientes, puesto que ambos debíamos atenderlos. Mañana tendríamos una visita de nuestro jefe después de trabajar, sin embargo, lejos de alarmarme, estoy seguro de que no nos dirá nada malo.
Aproveché unos minutos donde nadie entraba al lugar para responderle a Celeste, pues seguíamos hablando por WhatsApp y la conversación parecía estar tomando otro rumbo.
"Procura no tirarme ninguna bebida encima cuando vaya mañana" escribió ella causando que recuerde aquel pequeño accidente.
"En serio lo siento... te prometo que no volverá a pasar, soy medio estúpido a veces" respondí apenado, aunque sería raro que se haya dado cuenta por sí sola.
"No digas eso, no fue tu intención" contestó de inmediato. Pensé que tardaría unos minutos más.
"¿Estás caminando mientras me escribes?" cuestioné, los dos checks abajo del mensaje se tornarom azules bastante rápido, así que lo confirmé antes de que respondiera.
"Sí, algo tengo que hacer, ¿no? Mis amigas están probándose ropa y no me llama mucho la atención lo que hay aquí".
"Ten cuidado, no quiero que te tropieces con algo por escribirme".
"Y yo no quiero dejarte solo junto a Milán. Si todavía le hablás, decile voy a hablar seriamente con él después".
"Dijo que tenía buenas intenciones" escribí de vuelta. Estaba frente a mí haciendo vida social, suele hablarle a los clientes a menudo.
"¿Y esas cuáles son?" retrucó Celeste, supongo que estará muy enojada.
"Buena pregunta" reí contestándole. Quizás nunca sepamos los motivos que tuvo Milán.
"Me sorprende que se lleven bien, a decir verdad, son muy diferentes" indicó, y tenía razón. En un principio tampoco creí que llegásemos a ser buenos amigos.
"Es que de eso se trata, ambos tenemos personalidades distintas. Yo aprovecho unos minutos libres para hablar contigo y él, conversa con algunos clientes" redacté observándolo. La presencia de Milán no parecía incomodarles a esos tres muchachos.
"Vos no tenés otra cosa más importante que hacer, ¿verdad?" consultó de repente. Imagino que debe estar aburrida, por lo que responde rápido mis mensajes.
"Estás utilizándome como pasatiempo. Te entretengo para que no te aburras, no le restes importancia a mi trabajo".
"No estoy usándote, no sos un objeto".
"¿Te gusta hablar conmigo?" inquirí, esperando no estarla molestando.
"Sí" sonreí al leerlo. Pensaba que cambiaría de tema, y pudo haberlo hecho.
—¡Nico!—me llamó Milán, quien ahora atendía a unos clientes que planeaban retirarse. Hizo un gesto con la cabeza señalando una mesa y tuve que ir a atenderla, a pesar de que quisiera seguir así.
"Perdona, debo irme" tecleé apresurado y caminé hacia allí, habiendo guardando mi celular dentro del bolsillo de la chaqueta que traía puesta.
Mañana podremos continuar nuestra plática, prometió que vendría siempre y cuando no volviera a tirarle nada encima. En cierto modo, me asombra que no se haya enojado y le restara tanta importancia.
Recuerdo que cometí el mismo error con Lidia un día, ella dejó de hablarme por una semana y resultó muy molesta, por lo que creía que Celeste reaccionaría igual. Comienzo a pensar que todo aquello que decían de mi ex novia pudo haber sido cierto, y jamás quise creerlo.
Podría estar aquí horas viéndola probarse ropa, aunque no se dé cuenta de las emociones que mi mirada trata de esconder. Intento ocultarle mis sentimientos y también convencerme a mí mismo de que, por nuestro bien, no debo decirle nada. Resulta evidente que ella no siente nada más que amistad, y no quiero perderla, jamás me perdonaría que terminásemos distanciados por culpa mía.
—¿También te sientes sola?—cuestiono sentándome al lado de Celeste, quien acaba de dejar su celular. Hace un rato la veía escribiendo muy a gusto y dudo que haya estado mandándole mensajes a Milán.
—No me siento como vos—rechaza bastante segura, sin embargo, ya no sonríe. Minutos antes lo hacía—. ¿Pensás decirle lo que sentís ahora o querés esperar más?—pregunta tomándome desprevenido.
Creí que Julieta era la única que lo sabía, la hice prometer no decirle nada a nadie y ella jamás traicionaría mi confianza, ¿cierto? Quizás no disimule demasiado bien.
—¿Cómo sabes que...? No, primero dime lo que estás pensando—exigí a la defensiva. Celeste rodó los ojos y suspiró, entonces me quedó claro que debería disimular mejor.
—Si planeas ocultar que te gusta Jazmín, vas por mal camino—aseguró echándole un rápido vistazo a su teléfono y volvió a mirarme. A este paso, Jaz podría descubrirlo y un gran temor que poseo acabaría volviéndose real.
—Temo arruinar nuestra amistad.
—Ella siente lo mismo que vos—parecía segura de sus palabras, a pesar de ello, opté por no ilusionarme y crear falsas esperanzas.
—No creo que esté enamorada de mí, pero puedo asegurarte que no hay otra persona que sea más feliz estando a su lado.
—Y no tengo dudas—afianzó convencida, pese a que no lo diga, suele cuidar mucho a Jazmín por ser menor que ella—. Me quedaría tranquila sabiendo por fin están juntos, vos no la lastimarías—añadió Celeste pensativa. Quería creer que no me hablaba de esa manera por lástima.
—Lo que menos quisiera es hacerle daño, no merece sufrir.
—Mirá esa sonrisa—señaló con disimulo. No necesitábamos que Jazmín descubriera que estábamos hablando de ella—. No quiero que ningún chico la borre, debe estar allí siempre y vos sos el indicado para aquella labor—agregó observándola igual que yo.
Mi mejor amiga salía del probador vistiendo una chamarra color rosa, al verme agitó su mano derecha en forma de saludo y giró sobre sus pies, Mariana le hacía algunos comentarios y se detuvieron a tomarse algunas fotografías. Julieta me vio de reojo mientras conversaba con Daniela, tal vez luego volveríamos a hablar sobre Jazmín.
—Si algún día estamos juntos, estaré viviendo un sueño que tengo desde niño.
—¿Tantos años llevás enamorado de Jazmín?—alza una ceja sorprendida y niega, mas conozco que no ve nada malo y nomás le causa sorpresa—. Ahora entiendo por qué sólo querías venir a Buenos Aires durante las vacaciones y rechazabas cualquier otro viaje.
—Soy un chico de palabra, ¿qué esperabas? Hace tiempo le prometí que vendría a vivir a Argentina y aquí estoy, en la friendzone.
—¿Ya te acostumbraste a estar ahí?—consultó Celeste, pensaba asentir hasta que reconocí que no. Jazmín nunca me ha hablado de estar enamorada de alguien, no obstante, dolería escucharla así.
—Debería, pero no.
—No deberías ser conformista, si querés a Jaz, no te rindas—aconsejó tras oírme apenado. Su celular emitió un sonido y cambió de expresión, encendió aquella pantalla dispuesta a ver de qué se trataba y luego la apagó de nuevo.
—¿Quién era?
—Notificación de Instagram.
—Te noto desilusionada—expuse a jurar por sus repentinos cambios.
—Te noto enamorado, Fede—manifestó, señalándome por segunda vez a Jazmín. Admiro esa habilidad que tiene para desviar conversaciones.
—Andando, vamos al Starbucks del primer piso—indicó Thiago viniendo hacia nosotros. Las chicas habían terminado de probarse ropa por lo cual abandonaríamos el lugar, nos quedaba una media hora y tendríamos que regresar.
—¿Qué es un Starbucks?—quiso saber Álex frunciendo su entrecejo. Daniela abrió en grande sus ojos algo preocupada—. Me suena a tienda donde venden figuras de acción.
—Cafetería—suspiró Dany exasperada. Álex no salía mucho, ya aprendería con el tiempo.
—Y venden café—informó Thiago, Jazmín rió dando unos pasos y colocándose a mi costado, así pude tomarla de la mano.
—¿De verdad, Thiago? Pensé que en las cafeterías vendían automóviles—comentó Celeste sarcástica, todavía lucía pendiente del teléfono.
—Recuerden que tenemos treinta minutos, ¿regresamos en autobús o pedimos Uber?—interrogó Juli, sosteniendo entre sus manos aquel celular de funda dorada.
—Yo te pido el Uber—garantizó Daniela guiñándole ojo.
—A mí me da igual, sólo debo regresar antes de las siete y media—Mariana se encogió de hombros, pese a que tal vez no tuviese muchas ganas de volver y discutir con Ámbar, quien ya debería estar en casa.
—Sabía que volveríamos a estar juntos—me susurró Jazmín, abrazándome por detrás.
Cuánto quisiera quedarme así durante horas, sería maravilloso. Sonrío instantáneamente y aprovecho para besar su mejilla, desearía que pudiésemos darnos por lo menos una oportunidad.
La noche avanzó sin darme cuenta, el día estaba a punto de llegar a su fin y agradecí haber regresado a casa. Era reconfortante saber que después de mucho tiempo mi vida volvía a ser la misma de antes, aunque todavía albergaba ciertos temores. Dentro de poco tengo que asistir a un chequeo médico muy importante, porque sería riesgoso descuidarme. Durante casi dos años hice sufrir demasiado a mis padres, quienes me acompañaban en las quimioterapias y consultas, no quisiera que volviésemos a ello. Yo también odiaba estar internada y sentirme, con cada segundo que pasaba, más muerta que viva.
—Mamá—llamé al verla entrar a nuestra cocina. Ella sonrió, deteniéndose a mirarme unos momentos, podría jurar que sus ojos yacían llorosos—. ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?—interrogué preocupada. Solía observarme de tal manera cuando tenía cáncer.
—Llamaron a Devi del Departamento de Investigación es tarde—respondió dando un suspiro, luego fue directo a mí a abrazarme.
—Esa es una buena noticia, ¿no?—le sonreí correspondiendo el gesto. Llevan años buscando a Bruno, que les notifiquen algún avance sería algo maravilloso—. Quizás hayan podido localizarlo—intenté darle esperanzas, bien sé que nunca hay que perderlas.
—Si lo encontraran estaríamos casi completos.
—¿Qué querés decir con "casi" completos? Si encuentran a Bruno no faltaría nadie... ¿verdad?—consulté confundida. Y allí estuvo de nuevo aquella sensación en mi pecho, diciéndome que faltaba una parte de mí.
—Claro, sí, me refería a que...—murmuró atropelladamente. Quiero creer que no me guarda ningún secreto, ya que confío mucho en ella—. Deberíamos ir al hotel todos juntos más seguido—repuso todavía conmocionada.
—Mañana vamos si te hace sentir mejor.
—¿No estás ocupada?—interrogó un tanto sorprendida. Solía pasar los sábados terminando algunos trabajos, sólo que ahora preferí culminarlos antes para poder salir hoy.
—No, ayer acabé lo que hacía falta, no pensaba ir al centro comercial sin terminar mis obligaciones primero.
—¿Y qué tal te fue? Hace tiempo que no salías con tus amigos—rememoró apenada, a mí tampoco me agradaba recordar lo que viví.
—Extrañaba los viejos tiempos. Vinos una película y luego fuimos a comer, es algo tan sencillo que uno piensa que no extrañará jamás, pero sí se echa de menos—contesté de forma reflexiva. Guardé silencio cuando vi a mamá dejar de sonreír y preferí cambiarle de tema—. ¿Vos estuviste aquí toda la tarde?—inquirí para distraerla.
—Estuvimos en el Vivero, y perdoname, pero casi meto la pata—rió dejándome desconcertad. Al principio no supe a qué se refería—. Estuve a punto de decirle a tu papá lo de Milán—añadió tras algunos instantes.
—Sigue sin saber nada, ¿no?
—Sí, descuida, el secreto está a salvo conmigo—garantizó mi madre. Ambas sabemos que si papá llegara a enterarse, no le gustaría en lo absoluto.
—Eso espero.
—Nunca sabrá que ya tuviste novio—aseguró bajando la voz. Seguramente él estaría dentro de su oficina editando algunas fotos, mas podría escucharnos.
—Jamás fuimos novios, sólo salimos por dos semanas—corregí, debí ser más específica.
—Y de momento, ¿estarías con alguien?—indagó mamá. No esperaba que preguntara algo así, pensé que tenía claro qué respondería yo.
—¿Quién se enamoraría de mí?
—¿Lo creés imposible?—suspiré y opté por quedarme callada. Dicen que el silencio también sirve de respuesta.
"Nadie querría como novia a una maldita enferma que se está muriendo" aquellas palabras volvieron a irrumpir dentro de mí. No quise decir nada, ya suficientes problemas les causaba y dejé que Lidia siguiera humillándome.
De pequeña me daba cierta ilusión tener una historia de amor parecida a la de mis padres, pero ahora es diferente, no lo creo posible. Cualquier chico saldría corriendo apenas viera fotos mías sin cabello.
Dudo que alguna persona en su sano juicio querría a alguien así.
—Poco probable nomás—afiancé, tratando demostrarle seguridad.
—Todo a su tiempo, Celes, no te apresures—me sonrió tomando mi mano. Puede que tenga razón, aunque aún conservo serias dudas.
***
¡Hola!
Espero que se encuentren bien y les haya gustado este capítulo 💖 cuídense mucho, por favor :3 procuren salir de casa lo menos posible.
¿Qué piensan de la conversación de Celeste y Nicolás? ¿Él estará superando a Lidia? ¿Celeste seguirá enojada con Milán? ¿Por qué cuando Celes hablaba con Fede miraba su celular? ¿Federico y Jazmín deberían darse una oportunidad? ¿Creen que Jaz sienta lo mismo? ¿Lidia habrá tenido algo que ver con las inseguridades de Celeste? ¿Qué quiso decir Azul con "casi completos"?
Gracias a todos por leer 💜 ¡Nos leemos pronto! 👋🏻
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