Capítulo 22: La búsqueda... ¿terminó?
Comienzo a arrepentirme seriamente, quizás cometí un grave error, aunque tampoco tenía otra opción. Papá no permitiría faltara al trabajo para salir con mis amigos, y tiene sus motivos, ¡tuvo que ir a recogerme a la comisaría! Tal vez me excedí bastante aquel día. A veces pienso por qué no soy capaz de quedarme en casa y ver series de Netflix como cualquier chico normal, luego recuerdo que estoy lejos de serlo y se me pasa.
A pesar de todo, creí que esta tarde de viernes sería divertida y no tan aburrida.
—A ver si te entendí, ¿vine a trabajar hoy sólo para escucharte decir cuánto extrañas a tu ex?—cuestioné agobiado. Llevaba media hora contándome su historia de amor tóxico, no entiendo cómo puede seguir enamorado de esa chica.
—Estaría mintiéndote si te dijera que no la echo de menos—confesó dolido y cabizbajo. No lo había visto así antes; sin embargo, a jurar por sus expresiones, debe afectarle mucho.
—Ella no vale la pena. El día que lo entiendas, dejará de dolerte tanto—afiancé señalándolo. Necesita superarla y pasar página, puesto que estoy seguro de que su mundo no acabara por esto.
—¿Por qué todos siempre me dicen lo mismo?
—Porque es lo que necesitas escuchar—concluí decidido. Espero que si quiera tome en cuenta mis palabras.
—Le escribí ayer y no responde—se lamentó de nuevo. Parece difícil hacerlo entender.
—Me alegro, tienes que olvidarla de alguna forma—sonreí aliviado y suspiré, recostándome en el respaldar de la silla—. Deberías conocer a otras chicas—sugerí de buena manera, mas Nicolás volteó a verme ofendido.
—No puedo hacerle eso—negó de inmediato, observándome como si hubiese dicho algo muy malo.
—¿Hacerle qué? Acabas de decirme que te fue infiel, ¿y piensas seguir detrás suyo?—retruqué resoplando con cierto fastidio. Intento hacerlo reaccionar, Nico debe abrir los ojos rápido—. Quiérete un poco, ¿sí? Ten dignidad—reproché sin medirme, él asintió no muy convencido.
Hubieron unos minutos de completo silencio, donde ninguno comentó nada. Quise creer que estaba entrando en razón, pese a que dicha conclusión pudo haber sido apresurada.
—¿Sabes si Celeste vendrá hoy?—inquirió observando de reojo qué hora marcaba el reloj del lugar. Estuve a punto de decirle que fue al centro comercial, mas tuve una mejor idea.
—Ya debería estar aquí, dijo que vendría a las tres—mentí fingiendo preocupación, ya que aquello lo haría más creíble. Juro que tengo buenas intenciones.
—¿Podrías enviarle un mensaje?—preguntó no quedándose tranquilo, entonces elegí volver a mentirle. Estará agradecido conmigo luego, le estoy haciendo un gran favor.
—Mi teléfono está sin batería—contesté, ¿estará mal aprovecharse de esta situación? Solamente quiero que pruebe hablar con otras personas, le di el número de Celeste y aún no se anima a escribirle.
—No crees que haya ocurrido nada malo, ¿verdad?—me encogí de hombros dispuesto a aumentar su tensión.
—Que yo sepa, no tenía otra cosa que hacer después del colegio—expuse sonriendo internamente. Adoraba hacer esto, y también esperaba que Celes no se enojara cuando descubriera que mentí.
No debo tomar decisiones por Nicolás, pero quisiera bloquear a Lidia de todas sus redes sociales debido a que él nunca lo haría.
Había pasado tanto tiempo internada en una clínica que olvidé lo bien que sentía salir a pasar el rato con amigos, era algo tan simple y sencillo que nunca creí extrañar ni echar de menos, mas luego de casi dos años retomo como puedo mi vida. Intento dejar atrás las quimioterapias y aquellas noches que lloré hasta quedarme dormida, porque aunque no lo haya exteriorizado para no preocupar a mis padres, también temía morir.
Coloqué mi celular en vibrador, ya que no quería que comenzaran a lanzarme palomitas de maíz. Todavía nos quedaban algunas horas y, muy probablemente, iríamos a un Starbucks saliendo del cine.
—Si te soy sincera, no pensé que fueras a venir—admitió Daniela frente a Álex, quien rodó los ojos y siguió caminando. Tampoco creí que vendría, solía cancelar siempre a última hora.
—No debí, dijiste que veríamos una comedia romántica y terminamos viendo acción—se quejó haciéndonos reír. La mayoría votó de nosotros por aquella opción, y a decir verdas, no estuvo nada mal—. Me siento estafado.
—Yo también quería ver romance—resopló Federico, Jazmín caminaba a su costado y asintió, ambos prefieren ese tipo de películas.
—Podemos dramas románticos cuando vengamos otra vez—expuso Mariana queriendo agregar algo más, no obstante, el teléfono de Thiago sonó.
—¿No lo tenías apagado?—interrogué, creyendo que habría hecho lo mismo que yo.
—No es necesario, ¿quién me llamaría a mí? Casi nadie quiere conmigo—manifestó mientras sacaba aquel dispositivo, dispuesto a ver quién acaba de enviarle un mensaje—. Dice Milán que revises tu celular—informó alzando una ceja desconcertado.
—¿Qué quiere ahora?
—Ni idea, pero me envió cincuenta mensajes—comentó confundido, después escribió en respuesta y siguió su paso con el teléfono en sus manos—. Este chico sí que está desesperado.
—Vibras, ojalá duren—sonrió Federico, causando que Jazmín riera.
No sé cuántos años tendrán que pasar para ambos terminen juntos. Él ha estado enamorado de ella desde que poseo recuerdos, y conozco a mi prima, podría asegurar que se siente igual, a pesar de que no lo haya descubierto aún.
Encendí mi celular sin tomarle mucha importancia al asunto, mas luego noté que tenía cinco llamadas perdidas y mensajes de un número desconocido. Traté de disimular ante los demás ya que comenzaba a alarmarme, sólo esperaba que fuese una broma de Milán.
—¿Qué ocurre, Celes?—quiso saber Jazmín, a lo que asentí como pude.
"Perdón si molesto, sólo quería saber si estás bien... no has llegado todavía y Milán dijo que vendrías a las tres" leí en tanto mi tranquilidad aumentaba, poco a poco volví a relajarme. Reconozco esas palabras.
—Voy a matar a Milán cuando lo vea—negué enojada y suspiré, debería contestarle para que se quede tranquilo, puesto que dudo mucho que su amigo le haya dicho la verdad.
—¿Otra de sus bromitas?—indagó Julieta, a quien le hizo pasar malos ratos algunas veces.
—Sí, ¿crees que deba bloquearlo de WhatsApp?—me planteé dudosa, aunque podría necesitar un favor algún día.
—Eso no solucionará las cosas, mejor habla con él—recomendó Álex, y una vez más tenía razón. Creo que antes de decidir cualquier cosa debo responderle a Nico, así no dejará de estar preocupado.
"Le dije a Milán que te dijera que iría mañana, supongo que no lo hizo y por ello tantos mensajes. Descuida, está todo bien" escribí en respuesta. Era extraño de cierta manera, porque no pensé que fuera a preocuparse por mí.
—¿Vos nunca has peleado con alguien?—pregunta Daniela dirigiéndose a Álex. Siendo sincera esperaba que dijera que no.
—Cuando tratan mal a una persona que no merece ser tratada así, ¿o ustedes no harían nada?—cuestiona girándose a nosotros. Aquello ocasiona que recuerde cómo conocí a Nicolás, estoy feliz de haberlo hecho pero me hubiese gustado que fuera diferente nuestro primer encuentro.
—Definitivamente sí—respondió Mariana muy segura, y sin pensárselo demasiado. Thiago le sonrió, gesto que comprendí en seguida.
—Hay gente que... para serles honesto no sé qué pretende haciéndonos sentir que valemos una mierda.
Bajé la cabeza queriendo aislarme de esta conversación de alguna forma, no me apetecía hablar de un tema que solamente trae malos recuerdos a mi mente.
—Hay gente idiota—afianzó Jazmín. Imagino por qué lo dice Thiago, debido a sus problemas de audición muchas personas no dudarían en meterse con él.
—No les hagas caso, nomás recuerda que Federico sabe defensa personal—indicó Julieta mirando a su hermano, pese a que todos lo conocemos y sabemos que prefiere no irse a los golpes.
—La violencia no es ninguna solución—intervino Álex, a quien tampoco veo capaz de pelear físicamente.
—Fede no mata ni una mosca—garantizó Daniela echándole un rápido vistazo. Que nosotros sepamos, a Federico no le agradó que Joaquín lo obligara a inscribirse a clases de defensa personal.
—Odié ese deporte, papá me obligó a ir durante dos años—resopló disgustado. No pienso que haya sido buena idea obligarlo y forzarlo a practicar una actividad que no quería.
—Quiero creer que cambiará pronto—deseó Juli, parecía dolerle aquellas mentalidad que poseía Joaquín.
Jazmín nos contó el incidente que tuvieron días atrás, donde él le gritó a Federico solamente por utilizar una camisa floreada y no, de color azul.
Tomaba su mano entre las mías y, aunque pareciera atento a la conversación, realmemte tenía mi cabeza en otro lado. Era increíble cómo todo iba volviendo a ser como antes, cuando no debíamos llevar a Celeste a quimioterapias. Tuvimos unos años muy complicados donde aprendimos muchas cosas, hoy valoramos más los simples momentos que nos da esta vida y abrazamos más fuerte a nuestra familia.
—Hasta ahora no nos han respondido, pero seguimos insistiendo—comenta Devi de pronto, entonces caigo en cuenta acerca del tema de plática.
—¿Ves, Joaquín? Hay problemas mayores que lo de Federico, porque lo suyo no si quiere podría considerarse uno—le reprocha Maia a Joaquín. Siento que estoy perdiéndome de mucho, ¿tan ausente estuve? Debí haberme dejado llevar demasiado.
—¿Qué sucede con Fede?—interroga Azul, quien igual que yo sostiene mi mano.
—Nada, sólo se trata de Joaquín y sus tonterías—contesta Maia observándolo bastante enojada. Prefiero guardar silencio hasta saber acerca de qué están hablando.
—No es normal que use camisas con flores, no le gusten los deportes y nunca haya tenido novia—expuso Joaquín alarmado, a lo cual me encogí de hombros.
—¿Y eso qué quiere decir según vos?—retruqué incómodo. Nunca he estado de acuerdo con algunas ideas que tiene.
Yo estoy más preocupado por su forma de pensar que por la manera de ser de su hijo.
—A veces pienso que ha salido gay—contesta manteniéndose serio. Azul rió por lo bajo mientras negaba, ambos sabemos que ya comenzó a decir cosas sin sentido.
—Hablas de aquello como si fuese algo malo—criticó Azul, a ninguno de nosotros le gusta que se exprese de tal modo.
—Además, ¿qué tiene que ver no haya tenido novia? Apenas cumplirá quince—recordé disgustado. Quizás olvidó que Federico parece más concentrado en hacer música—. Celeste tampoco tuvo novio, y no estoy preocupado porque resulte lesbiana—añadí perturbado. Devi y Maia también lucían fastidiadas por sus pensamientos.
—Vos pensás que no tuvo novio—murmuró Azul, mas logré escucharla.
—¿Qué dijiste?—cuestioné, tratando de mantener la calma.
—A Joaquín le digo, él piensa que Federico no ha tenido novia, ¿cómo puede estar seguro? Tal vez sí y jamás supo nada—se retractó, a pesar de ello, no quedé del todo tranquilo. Podría jurar que escuché otras palabras salir de su boca.
—Claro, no podés asegurarte—indicó Devi, aunque notablemente molesta—. Deberías estar agradecido por tener a tu hijo sano y a tu lado—agregó cabizbaja, Maia colocó su manos encima de la suya tratando de consolarla. Seguro estuvieron conversando sobre Bruno.
—Es que la homosexualidad no puede ser sana—suelta de repente. A veces en verdad me entran ganas de golpearlo, a ver si así arreglo su horrible mentalidad.
—Si seguís hablando así, voy a terminar enojándome mucho y te hablo seriamente—amenazó Maia, por lo que veo, a ella le disgusta que critique a Federico.
Pensaba cambiar de tema, puesto que no puedo tolerar más aquella actitud que muestra. Joaquín nos ha ayudado bastante, sin embargo, estas ideas cubren por completo sus buenas acciones.
Un ruido consigue llamar nuestra atención, Devi observa la pantalla de su teléfono y palidece. Aquel dispositivo continúa sonando, mas se encuentra paralizada.
—¿Quién es?—consulta Azul, poniéndose nerviosa también.
—El Departamento de Investigación—responde con voz entre cortada. Incluso a mí me entra cierta sensación de esperanza, siempre le he dicho que no debían darse por vencidos—. Buenas tardes, ¿alguna novedad del caso?—pregunta Devi. Maia le hace un gesto para que coloque esa llamada en alta voz, a lo que obedece.
—Necesitamos que vengan mañana mismo, creemos haber localizado algo—escuchamos decir del otro lado de la línea. Todos sonreímos esperanzados, creyendo y pidiendo a gritos, que sea alguna buena noticia.
Hace años que vienen moviendo cielo y tierra por encontrarlo, insistiéndole a los policías, suplicándoles que no deje de investigar. La búsqueda... ¿terminó? ¿Deberíamos cantar victoria? No quiero hacerme falsas ilusiones tampoco.
***
¡Hola!
Espero que les haya gustado este capítulo y que se encuentren bien desde donde quiera que me lean ❤
¿Cómo les va en las clases virtuales? Esta semana fue mi semana de prácticas y evaluaciones de todos los cursos 🙂
¿Creen que Milán haya hecho bien mintiéndole a Nicolás? ¿Por qué él se habrá preocupado tanto por Celeste? ¿Qué piensan respecto a lo que dijo Álex sobre intervenir en una situación de injusticia? ¿Qué piensan que quiso decirle Azul a Franco? ¿Por qué cambió de tema? ¿Creen que Joaquín pueda cambiar su forma de pensar? ¿Qué le dirían? ¿Habrán encontrado a Bruno? ¿Para qué querrán ver a Devi?
Nos leemos pronto 👋🏻
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