Capítulo 17: No me gusta lo que soy
No puedo dejar de sonreír desde anoche, porque fue cuando vi aquella hermosa sonrisa en el rostro de mi hija. Sobre todo a Inti, siempre le hizo ilusión que Daniela celebrara su cumpleaños número quince, aunque conociéndola teníamos ciertas dudas. Dany no es de apegarse a fiestas tradicionales ni adora seguir protocolos, sin embargo, accedió ya que sabe que nosotros no vamos a forzarla a hacer algo que nunca desea.
Decidió realizar dicha celebración de una forma distinta. No sé qué tenga pensado, mas estaremos apoyándola elija lo que elija. Creo que Inti la consiente más, por eso prometió que hoy comenzaría a averiguar salones donde pueda llevarse a cabo ese evento especial.
Quise que Venecia fuera una de las primeras en saberlo, debía irme a trabajar dentro de unos minutos y estoy segura de que ella se encargará de correr la voz. Aunque todavía tenemos tiempo de sobra, optamos por empezar ya mismo y no dejarlo a última hora.
—Entonces, ¿van a celebrar sus quince?—asentí emocionada. Jamás tuve una fiesta al cumplir esa edad, no poseía tanto dinero y pese a quererlo, sólo pude hacer un almuerzo sencillo—. ¡Eso es genial! ¿Le dijiste a Tomás? Ayer estuvo todo el día con nosotros, de haberlo sabido se lo habría dicho—aclaró Venecia, recordándome que él decidió ir con Noah esta semana.
Espero que la próxima venga a verme a mí. No he podido hablarle más que por teléfono y mensajes, a pesar de que hablamos todos los días, extraño tenerlo conmigo.
—No me lo recordés... dijo que vendría a almorzar a casa, y luego nos dejó plantados—Venecia rió, bebiendo otro largo sorbo del café. Ella también saldría al trabajo pronto, solíamos caminar hasta el paradero del autobús juntas.
—Sí, el domingo Noah y él estuvieron pegados a la pantalla del televisor porque pasaron un partido de fútbol y no se movieron de allí durante horas—suspiró Venecia. Así que por ello Tomás no contestaba mis mensajes, todo comienza a tener sentido—. Milán también estuvo ahí, pero cómo es, casi rompe el florero de nuevo por hacer sus trucos con la pelota en nuestra sala—negó riéndose, lejos de molestarse, le gustaba que Milán fuese tan divertido.
—Lo amás, ¿verdad?—asintió sin pensarlo.
—Obvio, no sé qué haría si no estuviera sacándome de quicio cada cinco segundos—garantizó Venecia, guardando silencio. Después negó y volvió a sonreír, quizás acababa de recordar algunas cosas del accidente.
Venecia y Florencia se quedaron aquí, puesto que Flor tenía una fiesta programada a la cual quería asistir, por eso sólo viajaron Milán y Noah a Inglaterra. Allí ocurrió lo que causó que Venecia se llevara el susto de su vida, el automóvil en que viajaban chocó y ambos salieron heridos, mas no de gravedad.
—Están invitados todos por si acaso—desvié nuestro tema de conversación. No quisiera que continuara rememorado malos momentos—. Faltan cinco meses, tenemos tiempo para conseguir chambelán y lo demás.
—¿Dany quiso tener chambelán?—inquirió Venecia, extrañada.
—Sí, pensamos que Tomás sería buena opción, o quizás Álex. No lo sé, dejaré que Daniela decida—contesté animada. Hoy iría a trabajar con mi mejor humor seguramente
—¿Qué más tienen pensado?—indagó sonriéndome. Florencia ya le había asegurado a Venecia que querría, de igual manera, celebrar sus quince años.
—Dany no quiere vals, pero sí fuente de chocolate y barra libre—relaté entusiasmada. Me alegraba compartir este tipo de deseos junto a mi hija.
—Estoy segura de que todo saldrá bien, ¿de acuerdo? No tema emocionarte—indicó Venecia, anticipándose de seguro. Sí, podría terminar llorando en plena ceremonia.
Aceleré mis pasos directo al comedor, pese a que vi abierta la puerta del salón de música y quise quedarme. Decidí seguir de largo, puesto que también debían estar esperándome en el comedor. Daniela nunca comenzará su anuncio si no estamos todos completos y cómodos, anoche nos mandó un mensaje a nuestro grupo de WhatsApp donde aseguraba tener buenas noticias. Hoy averiguaré de qué se trata.
Me apresuré a recoger mi almuerzo, lo que no me llevó mucho ya que salí rápido del laboratorio de ciencias y no era tan larga la fila para recepcionar las meriendas. Llegué a sentarme junto a mis amigas y esperamos a que los demás vinieran, aunque terminamos dividiéndonos en dos mesas, porque no alcanzábamos en una sola.
—Seis, siete, ocho...—culminó de contar Daniela. Pocas veces la veía sonreír así, sin duda tiene que ser algo importante para ella—. Bueno, antes que nada quiero agradecerles a todos por venir.
—Sí, como sea, ya dinos—pidió Milán, Dany hizo rodar sus ojos con cierto fastidio.
—Se los diré cuando Álex deje de estudiar y me haga caso—contestó cruzándose de brazos. El aludido siguió inmerso en sus apuntes, sin darse cuenta de que Daniela yacía mirándolo fijamente.
Milán resopló impaciente y le quitó aquel cuaderno, ocasionando que levantase su mirada y, de alguna manera, no tuviera otra opción que prestarle atención.
—Lo siento—se disculpó sonriéndonos. Álex nunca se ha enojado, o al menos que yo recuerdo, jamás ha estado molesto y siempre tiene buen humor.
—Callate—ordenó Daniela, causando que riéramos y ella sonrió satisfecha—. El motivo de nuestra reunión es para comunicarles que están cordialmente invitados a mi fiesta de quince años—anunció ensanchando aquella sonrisa.
—¿Y quién será tu chambelán?—inquirió Federico, quien estaba sentado al lado de Julieta.
—Tomás, ¿qué otra persona sería?—cuestionó, haciendo reír a Milán por alguna razón—. Papá y mamá me preguntaron anoche si quería una celebración, pensaba decirles que esas cosas no van conmigo, pero luego cambié de opinión. No tiene que ser tradicional ni tener protocolo si no quiero—aclaró decidida. Inti siempre ha sido la mente abierta en varios aspectos, sabía que no forzaría a Dany a hacerlo todo de cierta forma por creerla adecuada.
—Lamento informarte que Tomás está reservado para cuando Flor cumpla quince—indicó Milán, entonces Daniela le susurró algo al oído a Juli y esta estuvo a punto de echarse a reír—. Además, tu hermano este fin de semana eligió visitarnos a nosotros y no, ir a tu casa—concluyó señalándola con superioridad.
—Dice Dany que si sigues así te borrará de la lista de invitados—comentó Julieta, dándole un sorbo a su vaso de jugo.
—¿Ya tenés lista?—consulté, a lo que Dany asintió. Sacó del bolsillo que poseía su campera una hoja de papel doblada en cuatro y empezó a leer uno a uno nuestros nombres y apellidos.
—No se permiten infiltrados—negó Daniela habiendo terminado de nombrarnos.
—Igual no tengo amigos—Thiago se encogió de hombros y continuó comiendo tranquilo, mas retomó la palabra instantes más tarde—. Nos darás invitaciones, ¿cierto?—Dany volvió a asentir.
—Sí, voy a entregárselas semanas antes del gran evento.
—Espera, ¿tu cumpleaños no es en agosto?—indagó Jazmín, haciendo memoria. Tenía razón, digamos que faltaban unos cinco meses y estábamos adelantándonos demasiado.
—Falta mucho todavía—rememoró Mariana, no obstante, Daniela no dejó de sonreírnos ni de mostrarse emocionada. Hacía años que no celebraba su cumpleaños, ella quiso que estuviéramos juntos primero—. Tienes tiempo para conseguir chambelán de repuesto, ya sabes, por si a Tomás le surge algo de último momento—sugirió, desde aquel asiento junto a Thiago.
—¿Voluntarios?—interrogó la futura quinceañera.
—¿Yo puedo?—se ofreció Álex, tomándonos por sorpresa.
—Si no vas a estar estudiando y pensás hacerme caso, sí—condicionó Daniela, haciendo referencia a minutos previos. Me entregó aquella lista por debajo de la mesa y masculló—: Apunta a Álex en como segunda opción.
—Cobro veinte pesos la hora.
—Tachalo—pidió apenas lo escuchó, hecho al que obedecí de inmediato.
—¿Algo más?—alcé una ceja esperando alguna respuesta.
—Apunta algunas canciones que te gustaría que pusieran y luego pasás la lista, ¿de acuerdo?—asentí conforme. Quizás terminen gustándole unos temas de música retro—. Y no, Milán, no pondré Tusa. Me trae malos recuerdos—Álex, Jazmín y yo reímos al momento que nuestros amigos desviaban su mirada.
—Qué bueno que me quedé estudiando con vos—sonrió Jazmín, aquello fue idea de Matías realmente. Este año debe subir sus calificaciones, por eso estuve ayudándola y creo que le ha ido mucho mejor.
—Qué mal que le hice caso a Thiago...—resopló Mari. Según sé, Ámbar sigue molesta debido a que Mariana nunca había llegado tan lejos.
—¿Yo qué tengo que ver?—protestó indignado.
—Insististe y terminaste convenciéndome—respondió perturbada por los recuerdos que regresaron a ella.
—Puse Beautiful de One Direction—informó Jazmín, que terminaba de pasarle la hoja a Álex, y este luego, tendría que dársela a Milán.
Daniela le guiñó un ojo sonriente. Nos habíamos pasado casi todo nuestro receso charlando y ahora teníamos menos tiempo para acabar de almorzar.
—Colaboren con buenas canciones, por favor.
Rasgueo las cuerdas de la guitarra, siendo testigo de cómo tres personas me dejan algunas monedas. Salí del colegio temprano, así que preferí quedarme tocando en el parque y no regresar a casa hasta más tarde. Tampoco tengo mucho que hacer, por lo que elegí distraerme un rato y no pasar horas observándome frente al espejo, como si de esa manera fuera a perder unos kilos.
Recogí las monedas. Intentaba olvidar los pensamientos que estuvieron atormentándome anoche, desde encontré entre mis cosas una carta que le escribí a mamá por el Día de la Madre, debo haberla escrito cuando tenía unos ocho o nueve años. Recuerdo que solía pensar que algún día podría entregársela, hoy lo creo cada vez menos.
—¡Vilu!—reconocí aquella voz de inmediato. No sería la primera vez que nos encontramos aquí, después de todo.
—Hola—saludé, mas borré esa sonrisa que recién se me había formado. Parecía decaído y no parecía estarla pasando bien—, ¿qué hiciste ahora?—pregunté tras notar su expresión.
—Nada, te lo aseguro—suspiró sentándose junto a mí. Le echó un vistazo a la guitarra que traía y añadió—. No sabía que tocabas—expuso señalándola.
—No cambies de tema—exigí, reconociendo sus verdaderas intenciones.
—Es una larga historia...—asintió en tanto negaba, seguro terminaba de recordar algo que no quería; sin embargo, aclaró después de unos instantes—: Primero quiero decirte que las clases de anatomía aburren.
—Al punto, Milán.
—Es mi segunda semana de clases y ya me llevaron a la oficina del director por copiar en un examen—resopló frustrado, fue difícil evitar reírme luego de escucharlo —. ¿Y sabes qué? ¡Ni si quiera llegué a ver las respuestas!—exclamó bastante enojado.
—¿Y por eso estás molesto con el profesor?—Milán volvió negar, quedándose callado. Formó así un cómodo silencio que me permitió examinarlo mejor, poseía unos ojos verdes igual que los míos y ciertos rulos rojos adornaban su cabello.
—Estoy furioso conmigo mismo, porque no consigo quedarme quieto y no puedo prestar atención como una persona normal—lamentó cabizbajo, entonces empezó a temblarle la voz. Quizás no debí insistirle en que me contara lo ocurrido—. Y quiero ser normal, merezco una vida común, ¿cierto? Todos mis profesores dicen que soy un inútil que no hace nada bien—fruncí el ceño, ¿no se supone que los maestros deben orientar a sus alumnos? Aquello empezaba a enfadarme.
—¿Quieres ser normal? Milán, ¿qué es normal? Tú eres a tu manera, no puedes cambiarte—afiancé dolida, era de ese modo como yo venía sintiéndome y sé cuán horribles son dichas sensaciones. Te sientes insuficiente y piensas que las personas estaría mejor si no estuvieras.
—Quisiera no tener...—guardó silencio de repente, el cual utilizó para aclararse la garganta—. Desearía poder cambiarme, no me gusta lo que soy—confesó volviendo a levantar su mirada.
—Hablas como si fueras mala persona y no es así.
—Tú te pesabas en esa balanza de la farmacia como si estuvieras gorda y tampoco es así, eres hermosa.
Esperaba realmente que olvidara ese día, aunque nos conocimos de dicha manera. No creí que fuera a conocer a alguien yendo a pesarme, pese a que voy muy seguido, y si Milán también, temo que empiece a parecerle extraño verme allí de nuevo.
—Estamos hablando de ti, ¿sí?
—No cambies de tema—repitió aquello que mencioné minutos anteriores, formando una ligera sonrisa sobre sus labios—. ¿Me das tu número? Quiero seguir aburriéndote mientras te cuento mis desgracias.
—¿De acuerdo?—reí de mejor humor. Terminé dándoselo a fin de cuentas y supuse que hablaríamos otro día. Debo regresar a casa antes de que sea tarde, no quiero problemas hoy.
***
¡Hola!
Espero que les haya gustado este capítulo :3 y que se encuentre bien de salud junto a sus familias ❤
¿Quién creen que sea el chambelán de Daniela? ¿Qué canciones pondrán en la fiesta? ¿Será por el accidente automovilístico que sufrieron Milán y Noah que este último ya no quiere que viaje? ¿Qué piensan de la actitud de los profesores con Milán? ¿Qué les pareció la plática que tuvo él con Violeta? ¿Cómo será la fiesta de Daniela?
Gracias a todos por leer 🥰
¡Nos leemos pronto! 👋🏻
PDT: ¿Ustedes tuvieron, les hubiese gustado tener o tendrán alguna celebración por sus 15? 🥳
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