Capítulo 66: Malos presentimientos

Aún debíamos esperar tres meses, los cuales no hacían más que ponerme nervioso. Esperaba poder darle la vida que merece, porque estoy completamente seguro de que ella será una gran madre. Yo haré mi mejor esfuerzo, pues no tengo experiencia ni sé cómo se supone que debería cuidarlo. Lo único que sabemos es que se trata de un niño, nuestro hijo tiene apenas seis meses y nacerá aquí, en Perú, país al que decidimos mudarnos debido a asuntos del trabajo.

Me he detenido varias veces a observarla, siempre le sonríe a su vientre como si él fuera a verla. Antes solía creer que nos odiaba, pensaba que poseía aquella capacidad de odiar y aborrecía a cualquier hombre. Hoy puedo negarlo, ya que sus ojos revelan mensajes diferentes.

—Pronto vamos a conocerlo, ¿sí?—asintió sonriente, contagiándome también. No podíamos tener mayor entusiasmo por saber quién alegraba nuestros días desde que descubrimos que yacía embarazada.

—Apuesto a que se parece a vos—indicó mirándome con detalle. Habíamos elegido incluso el nombre, esto quizás haya resultado demasiado fácil. Íbamos a llamarlo Nicolás Alexander, este segundo nombre significaba mucho para ella—. Grabé algunos videos cantando, prometeme que vas a enseñárselos—pidió uniendo nuestras manos. No entendía por qué lo decía, parecía estar diciendo que no estaría presente.

—Prometido, ¿pero estás diciendo que no estarás?—inquirí preocupado, negó de inmediato acariciando su abdomen.

—Claro que sí, no pienso dejarlos solos, estaré cada día—afirmó suspirando. Supongo que todo estará perfecto, o eso quiero creer. Ambos sabemos que no estamos a salvo, sin embargo, aprendimos a cuidarnos y dentro de tres meses protegeremos a otra vida—. Voy a verlo crecer, estaré ahí cuando dé sus primeros pasos y sonreiré ni bien comience a llamarme mamá—añadió, entonces noté que contenía ciertas lágrimas, quizás estar embarazada la tenía así.

—No llorés, él te amará—aseguré abrazándola, sentí que empezó a llorar y opté por aferrarme a ella. Tal vez sea el hecho de que tendrá una familia, perdió a quienes amaba y ahora vendrá alguien nuevo a hacerla feliz.

—Los amo, no lo olviden, por favor—suplicó asustándome. Tampoco quería sacar conclusiones apresuradas, podíamos hablar de esto después.

—Jamás, sos de las mejores personas que conocí—afiancé besando su frente. Esperaba que volviera a sonreír, no podía verla triste y me resultaba complicado oírla sollozar.

Pasó bastantes circunstancias que no debió, pero aquello sólo consiguió hacerla fuerte y admirable. Un amor tóxico que la denigraba intentó desaparecerla, obteniendo resultados adversos. Renació dispuesta a cumplir sus sueños musicales, esos que está alcanzando. Ha escrito y publicado canciones, aquellas que pienso hacerle escuchar a Nicolás.

—Serán... quiero decir, seremos muy felices—corrigió previamente a que culminara de hablar. Puede que tenga miedo del parto, no obstante, pagamos una buena clínica que nos brindará atención de primera así que nada malo les sucederá—. Quiero enseñarle a tocar guitarra—rió demostrando mejoría. Era extraño que actuara de esa forma sin motivo aparente.

—Esperá que cumpla cinco años primero—sugerí intentando imaginarlos, dicha imagen fue tierna pese a que haya podido verla nada más en mis pensamientos.

—Seguro aprende rápido—garantizó confiada, adoraba escucharla. Ese niño ha tenido mucha suerte de tener una madre así.

—Te amo, Valen—manifesté acercándome a besarla. Nunca sería capaz de comparar esa sensación, los latidos del corazón quieren salirse de mi pecho.

Y yo a vos, Milorespondió mirándome teniendo todavía brillosos sus ojos.

Transcurrieron dos meses desde que entré a la universidad y fue agradable saber que no sería sólo yo quien estudie medicina, Inti se unió a nuestra facultad hace algunas semanas pues consiguió otra beca. Él quiere especializarse en cardiología, este hecho no me sorprendió ya que justamente sus poderes estaban relacionados a curar a las personas.

Venecio empezó con sus estudios de ingeniería agrónoma y Ámbar, comenzó a estudiar turismo. Gopal cuida de Martín durante las mañanas mientras que ella se hace cargo al salir. Ambas ingresaron a otra universidad bastante buena y parece estarles yendo genial. Matías sigue acompañándome aunque ahora tenemos a Inti, quien también está presente a menudo.

—¿Terminaste tu informe, Luz?—cuestionó Ámbar, ella miraba aquella pantalla del ordenador concentrada. Tenía trabajos pendientes, Martín dormía así que aprovechó para avanzar algunas tareas.

—Sí, anoche me quedé despierta hasta tarde—bostecé cansada, suerte que hoy es domingo o de lo contrario no habría podido resistirme a dormir en plena clase—. ¿Qué tal van ustedes?—les pregunté, Venecia leía unos apuntes y revisaba ciertas imágenes.

—Tengo examen mañana, espero salir bien—expuso nerviosa, Ámbar le sonrió. Creíamos que podía hacerlo perfecto, ¿cómo no pensar lo mejor de ella? Siempre he estado esforzándose.

—Verás que te va genial, ¿qué estudiás vos, Ámbar?—interrogué al observarla algo estresada, necesitaba relajarse aunque de por sí, estudiar teniendo un hijo resulta difícil.

—Termino un trabajo de inglés, nos hacen aprender varios idiomas y creo que pronto tendremos clases de chino mandarín—contestó suspirando y cerrando aquella computadora, esa donde escribía hacía horas.

—Ánimo, verán que todo esto da buenos resultados y vale la pena—afirmé buscando sacarles sonrisas, cosa que conseguí. Esto buscaba siendo psiquiátra, animar a personas a seguir adelante y enseñarles el arte de amarse a sí mismas como son.

—Estoy haciéndolo por Martín, él merece tener una vida digna, además espero poder fundar mi propia empresa—comentó Ámbar observando ese reloj color rojo que colgaba de la pared.

—Se siente genial estar estudiando, hay mucha gente que comparte tus mismos sueños y te contagian confianza—declaró Venecia, quien sonreía dejando algunos libros de lado. Sé que les irá perfecto, no tengo dudas.

—Jamás se den por vencidas, ¿sí? Dentro de poco veremos alcanzadas todas nuestras metas—aseguré sonriéndoles, quería mantener viva aquella chispa que las impulsara a continuar. No sería fácil pero tampoco imposible, nosotras podemos.

—Tus pacientes serán afortunados, ¿qué exactamente te hizo querer ser psiquiátra?—inquirió Ámbar, nunca había pensado en algún motivo. Nada más recuerdo que quise serlo.

—Tuve un presentimiento—confesé dando un suspiro, algo me dijo que debía ayudar a los demás de esa manera porque varios le dan más importancia a la salud física, descuidando y exponiéndose a trastornos psiquiátricos.

—Sabés que yo amo conocer nuevos lugares así que cuando oí de esta carrera supe que debía estudiarla—nos sonrió Ámbar, uno de los mejores recuerdos que poseo de aquí es ella contándome cuán feliz estaba por haber hecho esquí acuático.

—Decidí ingeniería agrónoma porque me gustan las plantas, todo lo tiene que ver con la naturaleza y botánica—admitió Venecia dándose vuelta a ver el jardín. Creo que solía pasar mucho tiempo ahíbfuera y frecuentando esa floristería ya no tan nueva.

—Cuando nos graduemos tenemos que irnos de viaje a celebrar—afiancé observándolas, aunque yo terminaría después debido a que medicina requiere mayor preparación.

—Noah insiste en ir a Milán o Venecia ni bien salga de vacaciones—carcajeó nuestra amiga que llevaba ese nombre, Venecia cual ciudad italiana.

—Apuesto a que a sus hijos les pone Milán y Florencia—bromeó Ámbar haciéndonos reír. Era probable conociendo a Noah, amaba a Venecia y quería tenerla consigo en cualquier cosa.

Veo el futuro, o mejor dicho nuestro destino, segura de que podremos afrontar obstáculos y salir victoriosas. Cumpliremos esos sueños que no nos dejan dormir, vamos a poder, lo sé.

Tomé sus pequeñas manos y le sonreí, ella me miraba fijamente analizando cada facción de mi rostro. Hace una hora intentaba que Ailín dijera "papá" aunque sólo parecía observarme. Quizás conseguía entretenerla hablándole, además adoro hacerla reír.

Dejé el trabajo durante un rato para venir a verla, desde hace unas semanas trabajo en una universidad haciendo doctorados. Retomar mi carrera de filosofía resultó bastante satisfactorio, Gala piensa hacer lo mismo pronto.

—Papá—hablé despacio procurando vocalizar bien. Quisiera que esa fuera su primera palabra, así podría contarle cuando fuera grande porque tampoco pienso mentirle—. Vamos, pequeña, vos podés. Decime papá—le pedí espersndo escuchar su voz. Hasta este momento, Ailín sólo balbucea algunas palabras incoherentes.

Escuché pasos subir, sabía de quién se trataba. Gala seguro había escuchado mis intentos por hacer que hablara.

—¡Ailín!—exclamó sonriente, y como si se tratara de magia sucedió.

—¡Mamá!—llamó nuestra hija, resoplé frustado y suspiré emocionado. Supongo que aprenderá a llamarme papá igual, esta vez ganó Gala.

—¿La escuchaste?—cuestionó mi novia acercándose a nosotros, yo asentí observando cómo cargaba a Ailín entre sus brazos—. ¡Dijo mamá!—celebró abrazándola, no podían verse más hermosas ambas.

—Estuve intentando que dijera papá y apenas entrás, grita mamá—reí acariciendo el cabello corto de Ailín, era castaño claro y sus ojos cafés lucían lindos al sol.

—Me ama, ¿no es obvio?—Gala besó su mejilla, Ailín sonrió. Tal vez tengan tanta conexión porbser madre e hija—. Y también a vos—agregó mirándome desilusionado. Quería escuchar "papá" viniendo de Ailín.

—Creo que debería volver a trabajar—afirmé frustrado, espero estar haciendo las cosas como debo y que ella sienta ese mismo cariño que le tiene a Gala, conmigo.

Salí del dormitorio de Ailín, ese que estuve pintando de color rosado y blanco. Recuerdo cuán entusiasmado hice todo aquel trabajo, ansiaba conocerla cuanto antes y poder tenerla cerca mío.

—¡Papá!—escuché gritar a Ailín. Finalmente lo dijo, no creí que fuera a pasar tan rápido. Escuché algunos sollozos detrás, mi hija no deseaba que me fuera.

—Ahí viene, no llorés—le dijo Gala, Ailín tenía algunas lágrimas que cesaron cuando regresé. Extendió sus brazos y vino a los míos, ¿cómo pude pensar que no sentía nada por mí? Ella quiere tenerme consigo.

—No voy a irme nunca, ¿okey? Prometo no dejarte sola—solté aferrándome a mi bebé. Sabía que quizás no entendería qué quiero decir, a pesar de eso, necesitaba decírselo.

—¿Ves que te adora?—interrogó Gala, a lo cual asentí. Ailín dejó de llorar cuando estuve de vuelta—. Sos su papá, nadie la amará igual que vos—afianzó, tenía razón. Incluso estoy dispuesto a defenderla con mi vida.

—Claro que no, así que sus futuros pretendientes pueden irse dando por vencidos—Ailín carcajeó, me sacó una sonrisa escucharoa reír y olvidar aquellas lágrimas.

—Sí que serás celoso—expuso Gala mirándome mientras negaba, ¿qué? No pienso permitir que alguien le haga daño a esta preciosa niña.

—Suena feo decir celoso, mejor sobreprotector—aclaré guiñándole un ojo. Ahora rió Gala, viniendo a abrazarnos.

Estábamos los tres juntos, sin interrupciones ni exceso de trabajo. Quisiera que fuera así siempre, que Ailín jamás conozca el odio humano y viva feliz, libre de cualquier tristeza o emoción negativa.

Decidí darle a Milo un tiempo para pensar acerca de la oferta que le hice, me pidió cierto tiempo y opté por respetarlo. Sin embargo, han pasado algunos meses así que debo preguntarle qué decidió. Esperaba encontrarlo en el hotel, por lo tanto fui a buscarlo ahí temprano. Y no estuve equivocado pues pude encontrarlo rápido.

—Milo—saludé antes de empezar nuestra conversación. Élsonrió extendiendo mano en señal de cortesía, sabía qué asuntos planeaba discutir—. ¿Pensaste lo que te propuse?—pregunté, asintió suspirando. Quería que aceptara aquella oportunidad, además era justo.

—Sí, estoy dispuesto a hacerme cargo—sonreí al escuchar esa respuesta. Milo debía tener lo que correspondía—. Pero quiero empezar de a poco, estudié admimistración en la universidad y pensaba comenzar con esas labores—añadió pensativo, parecía haber dejado de dudar tanto sobre sus capacidades.

Creo que podría funcionar, de tal manera iría relacionándose hasta encontrar orden y tener experiencia. Luego escalaría a ser propietario, pienso dejarle unas cuantas sucursales ya que son demasiadas.

—Perfecto, ¿empezás mañana? Es lunes, buen día para que conozcas las nuevas instalaciones—sugerí, esperaba que no sonase tan apresurado y desistiera del trabajo.

—De acuerdo—asintió conforme. Quería que llevásemos todo bien, olvidar asuntos pasados y construir buenos términos entre nosotros, a fin de cuentas éramos parientes.

—Sabés por qué hago esto, ¿verdad?—él negó, lucía confundido. Noté ese día que hablamos por primera vez de esto, que le costaba creer lo que oía—. Quieras o no, somos primos. Puede que no podamos ser mejores amigos, sólo deseo que estemos...—me interrumpió dándome a entender que ya comprendía mis intenciones.

—¿En paz?—asentí, aprendí bastante este año y entre esos aprendizajes estuvo que aquel rencor que algunos seres humanos sienten, no lleva a nada bueno—. Dejaste que viviera aquí, ¿cómo no vamos a estarlo?—cuestionó agredecido. Pude haberlo juzgado, aunque preferí hacerlo diferente.

***
¡AVISO IMPORTANTE!

¡Hola!

Weno, primero que nada espero que les haya gustado el capítulo ❤ en el próximo habrá un salto de tiempo bastante grande así que prepárense 7u7

Habrán muchas dudas que se abrirán pronto y no serán resueltas hasta que regrese Aliados 4 o 5 incluso. Pero empezarán los Flashbacks.

¿Qué creen que le pase a Valentina?
¿Daimon será buen papá? ¿Cómo dirigirá Milo las empresas? ¿Qué pasará en el próximo capítulo? ¿Luz, Venecia y Ámbar lograrán sus metas?

Gracias por leer y votar :3 sigo sim creer que llegamos a los 10 KELVIN 👁 infinitas gracias, se les ama :')

¡Adiós! 👋🏻

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