Capítulo 59: Pedazo de arte
Creo que pedirle ayuda a Asher fue mala idea, ¿acaso no me conozco? Viviré peor a partir de ahora. Lo que debía disminuir mis miedos sólo hizo que aumentaran esos temores que tengo del futuro. No sé qué se supone que deba hacer a continuación, ¿sería buena idea hablarle a Inti? Aunque de por sí me reprocharía el haber acudido a este medio. Conozco dónde puede estar, tanbién con quién, puesto que son los últimos días aquí de Emma y Tomás.
Fui al Vivero creyendo encontrarlo ni bien llegara, sin embargo no fue así. Sólo vi a Matías junto a unos libros y su portátil encendido, parecía estar ocupado.
—¿Qué hacés?—pregunté interrumpiéndolo y sentándome frente a él.
—Supongo que un ensayo—respondió mirando fijamente la pantalla, ¿sería inteligente contarle a Matías lo sucedido?—. ¿Vos cómo estás? ¿Todo bien en tu vida? Hace años que no hablamos—cerró su computadora para prestarme mayor atención.
—Pues por algo estoy buscando a Inti—le contesté preocupado, era difícil olvidar las preocupaciones que tenía.
—¿Ahora por qué?—lo observé, no sabía si sería bueno contarle. Confío en Matías, pero dudo que sepa de qué manera ayudarme.
Pensé unos segundos, Inti no llehaba y necesitaba hablar. Azul tampoco estaba cerca, dijo que Luz iría a casa esta mañana y yo le mentí diciendo que Matías quería charlar conmigo de algo importante.
—¿Conocés a Asher?—asintió, supo de quién hablaba—. ¿Y recordás que te dije que tuve sueños raros? Mejor dicho pesadillas—volvió a asentir, creí que se había olvidado de nuestras pláticas.
—¿Qué estupidez hiciste?—inquirió intrigado. Conforme iba soltando palabras, uno podía darse cuenta que este problema era quizás grave.
—Le pedí que me hiciera escuchar de alguna forma el futuro, y lo hizo. Nunca pude quedarme tranquilo tras aquellos sueños raros y decidí averiguar más...—suspiré, quise parar, revivir los gritos dolía. Aún la escuchaba gritar, como si estuviera sufriendo una tortura inimaginable.
—Franco, decime, estás asustándome bastante—expuso analizándome, no debo tener buena pinta. Mucho menos deseo preocupar a Azul, por eso prefiero regresar cuando esté tranquilo y haya podido despejarme—. ¿Oíste cosas malas?—insistió alarmado.
—Escuché sus gritos—contesté automáticamente. Sentía conocer a la persona que yacía detrás, pese a que no lograba asociarla con alguien de mi entorno—. Lloraba demasiado—murmuré mirando hacia otro lado.
—Y no viste nada, ¿cierto?—negué, sólo buscaba quedarme calmado y dejar de pensar lo peor, aunque resultó siendo al revés.
—No... quiero que sea mentira, que nunca llegue a pasar—afirmé, una parte de mí corría peligro y sufría, porque siento que se trata de alguien especial. Una persona que amo, amé o amaré; tal vez la he conocido, o conoceré.
—No voy a pedirte que te calmes ya que sería imposible—tenía razón, estoy lejos de poder tranquilizarme. Fueron gritos aterradores que tejieron otra red más grande de temores—. Cuidalos, a Dante y Azul protegelos muchísimo. Jamás dejés que te quiten a quien amas ni pases detalles desapercibidos—intentó sonreír viéndome todavía asustado.
—Al principio creí que dirías estupideces—reí, pues dudé acerca de contárselo. Mi hermano podría no ser tan malo dando consejos—. ¿Luz está cambiándote?—oyó su nombre y sonrió, dándome un sí automático como respuesta.
—Pienso decirle lo que siento—aseguró pensativo, antes vio a ambos lados no deseando que ella estuviera allí escuchando nuestra conversación.
Imaginar a Luz y Matías juntos parece extraño, son extremos, polos opuestos desde cualquier perspectiva posible. A pesar de ello, creo que a nosotros nos atraen personas contrarias a quienes somos, a fin de cuentas mi hermano y yo tenemos cierto parecido. Quién hubiera dicho que surgirían cosas nuevas.
***
Sus botas rojas se movían al ritmo de la música, igual que el pincel con que pintaba aquel lienzo antes totalmente blanco. Cada cez se acercaba más un nuevo año, y ella había querido terminar este de una manera que ama. Desde pequeño no he dejado, mucho menos pude, dejar de observarla pintar o dibujar. Es hermoso ese brillo que sale de aquellos ojos café cuando ve colores, pinturas y dibujos.
Voltea encontrándose conmigo, parado atrás suyo observándola. Estuve esperándola años, fue mi primera y mejor amiga antes de que se fuera a Venezuela, dejándome solo.
—¿No terminás?—negó bajando un poco el volumen, dándose cuenta que yacía muy alto.
—Perdón si no te vi llegar—se excusó, tenía pintura en su cabello. Ella seguía lo sabía, y aun así seguía pintando.
Estuve analizando demasiado los detalles de la parte superior, tanto que descuidé otro muy importante que llamó mi atención. Pintó dos siluetas, caminando juntas bajo una lluvia. Ailín sonrió, quería que recoradara algo.
—¿Qué?—inquirí, entonces se colocó hacia la izquierda con el objetivo de que pudiera ver mejor.
—Has memoria—pidió sonriendo mientras veía las manchas de pintura que poseía. Luce triste cuando no tiene ninguna, odia quitárselas.
Entonces recordé, hubo veranos donde corríamos bajo la lluvia que mojaba aquel parque donde íbamos, eso estaba pintando. Nuestro verano cuando éramos niños.
—Te extrañé mucho—exteriocé haciéndola sonreír y me acerqué a ella tomando sus manos. Adoraba verla tal cual era, nunca aparentó ser otra persona ni se sintió inferior a pesar del mal hablar. Quisiera haber nacido igual de fuerte.
—Yo también, debí venir seguido, ¿verdad?—asentí frustrado. Pasé años sin verla o saber cómo se encontraba, intenté buscándola en alguna red social pero Ailín prefiere mantenerse al margen de esas plataformas.
—Sí, ¿por qué desapareciste?—cuestioné suspirando algo triste. No quiero decírselo, pues sé que comenzará a sentirse fatal.
Ella puede mostrarse extremadamente sensible a veces, sobre todo si se trata de mí o alguien importante. Decirle que sufrí acoso escolar podría haceroa llorar y detesto ver caer sus lágrimas.
—Porque papá decía tener muchísimo trabajo, aunque no le creo—rió apenada. Nuestra teoría es que Daimon vio este país como uno un tanto peligroso, y lo entiendo, mi hermana sufrió bastante a causa de la delincuencia.
—¿Vas a quedarte?—le interrogué atemorizado, temía que dijera que se iría pronto. No sé si soportaría distanciarme, estar junto a Ailín hace que mis días sean felices y no tan deprimentes.
—Esperemos que sí, mamá quiere quedarse aquí—contestó mientras cerraba las latas de pintura abiertas. Creo que terminó por hoy, mañana seguro seguirá perfeccionando ese lienzo.
—La apoyo—manifesté sonriente. Desearía que se quedara acá, ¿difícil? No, resulta sencillo simplemente no sacar pasajes de avión y gastar ese dinero en pinturas.
Ailín inteodujo su mano en el bolsillo de la chaqueta negra que traía y sacó una hoja, luego me observó pensativa. Desconocía qué tramaba, ¿quizás hacerme algún dibujo? Recuerdo que dibujaba palitos de niño y mi querida amiga, por lo contrario, jamás podía resistirse a nuevas obras de arte. Adora las hojas blancas que yacen vacías.
—Hice esto hace tiempo, ¿te gusta?—recibí aquella hoja antes doblada. Fue como si estuviera viéndome al espejo, había plasmado todos mis detalles.
Los colores daban vida a ese pedazo de arte puro, Ailín consiguió plasmar perfectamente quien soy. Sombras y degradados hacían del dibujo realista, pese a que me costaba creer que ella fuera real. Parecía sacada de un mundo paralelo o alguna dimensión fantástica.
—Gracias por el espejo—afirmé ocasionando que riera. Quedé maravillado apenas contemplé aquella belleza, y después abracé a esa chica hermosa que trae consigo colores.
Escuché algunos cohetes, empezando a temblar. Ailín tuvo que aferrase a mí para evitar que saliera corriendo.
***
Fui dada de alta del hospital tras un mes entero donde me enteré de cosas que quizás no debí saber. Mamá murió, el cáncer fue demasiado para ella y prefirió descansar para siempre. Mi hermano eligió acompañarla y dejar de esperar que despertara, hubiera querido verlo al abrir los ojos. Las enfermeras dijeron que pasó aquí sus últimos días, jamás dejó de venir a verme.
Unos delincuentes lo hirieron de bala una mañana a pocas cuadras, ellos le quitaron la vida.
Después regresé a casa, todo seguía intacto como si alguien se hubiese encargado de cuidarlo. No puede haber sido nadie más que el tiempo, ese que se les acabó a mamá y a Alexander. Ahora mismo estoy empacando, porque debo trasladar mis penas a Buenos Aires. Aunque suene extraño y parezca mentira, recuerdo bien lo que viví antes de despertar y estaban volviendo a rodar esos recuerdos cuando sonó mi teléfono.
—¿Gala?—pregunté, había transcurrido poco desde nuestra última conversación y aun así, extrañaba hablar con quien siempre estuvo ahí oyendo mis penurias.
—¿Estás alistando tus cosas? Recordá que tu vuelo sale a las seis—asentí pese a que no podía verme. Tenía ganas de hablar y su vez, continuar callándome el mundo.
—Sí, ya voy a terminar—contesté cortante. Esperaba sentirme mejor allá, extrañaría casa pero estar acá me daba cierto aire del pasado que hacía que hundirme fuera sencillo.
—Voy a esperarte al aeropuerto, ¿de acuerdo?—suspiró del otro lado. Gala tampoco tenía fácil esto, seguía sintiéndose culpable.
—Si podés llevala a Ailín, la extraño—sonreí recordándola, ¿estará más grande? Quisiera volver a verla y espero que pueda hacerlo mañana.
—¿A Milo también lo llevo?—inquirió ella bromeando. Quería hacerme reír y le agradecía eso—. Ha estado preguntando por vos, venía antes de que se ponga más insistente—avisó Gala, desafortunadamente ni aquello conseguía levantar mis ánimos.
—¿Cómo va todo allá?—interrogué queriendo despejarme. Tal vez Buenos Aires sea buen lugar, ya conecté demasiado con aquel pasado distante.
—Digamos que hay tres bebés—sonreí recordando, Ámbar estaba embarazada y Gopal esperaba la llegada del niño—. ¿Pensás quedarte en el hotel?—no quería dar trabajo ni sentirme excluída, sin embargo, ¿dónde iba a quedarme? Desconocía otro sitio.
—Sí, necesito hablarte, hay muchas cosas que llevo guardadas y quiero soltar—afirmé, tenía frente a mí esas cuerdas hermosas que consiguieron hacerme feliz y me pusieron a salvo. Mi guitarra se venía conmigo.
—Decimelas—pidió temerosa, ni ella sabía si quería escuchar la verdad.
Nadie sabe qué realmente ocurrió, ni a mamá le conté cada detalle del infierno terrenal que viví. He llegado a pensar que no valía y que estaría haciéndole un favor al mundo matándome. Por lo menos tengo esta nueva oportunidad, que no será igual debido a que dos personas dejaron este mundo; a pesar del dolor inconmensurable, anhelo poder volver a comenzar.
—Por teléfono, prefiero hablarte en persona—aclaré, pues no me gustaría que se llevara fuertes impresiones justo ahora. Siento que necesito y voy a explotar.
Jamás desarrollé resiliencia al estado anterior, ese que me albergó durante meses.
—Escucharé lo que sea que quieras decirme y no te juzgaré por las decisiones que tomaste—afianzó sincera, de ella no dudo. Nunca llegué a desconfiar, sé que Gala no posee motivos para querer destruirme. Ambas nos tenemos.
Pronto podremos ponernos al tanto y yo, sacaré mediante música eso que ha estado atormentándome.
Gopal sigue sorprendido, no esperaba que le hagamos tal propuesta y seguro se lamenta haber llegado unos minutos tarde. Estuvimos esperándolo impacientes para proponerle entrar a la banda, Azul optó por tomar un descanso y mi amigo tuvo una gran acogida en internet luego de reemplazarla en el concierto.
Él continúa sorprendido, parece que está costándole mucho creer esto.
—Eso explica por qué me hiciste subir corriendo...—murmuró atando cabos. Estaba entendiendo las cosas de mejor manera, cabe agregar que Gopal no si quiera pidió tiempo para pensarlo, simplemente aceptó.
—Tenes que darle buen ejemplo a Martín—comenté haciendo referencia a su hijo, ese bebé de un mes que lo ama y espera.
—Vas a ver que se pone feliz cuando le cuente—sonrió achinando sus ojos. Tengo la impresión de que cuando Martín ríe se ve igual a él, me gustaría tomarles foto juntos—. Esperá, ¿y Maia?—volteó a ambos lados.
Había estado tan inmerso en nuestra previa conversación que la olvidó por conpleto. Joaquín fue a recogerla ya que irían a cenar.
—Vinieron a buscarla, vos sabés quién—reí, supongo que llegarían tarde. Suelen perderse durante todo el día y llegar al hotel tarde por la noche, esto se volvió costumbre.
***
¡AVISO IMPORTANTE!
¡Hola!
En multimedia el dibujo que estaba pintando Ailín :')
Weno, puesto que ya comenzaron mis vacaciones quiero establecer como se debe el horario que tendré u.u SE ACTUALIZARÁN 2 VECES POR SEMANA: LUNES Y VIERNES como parte de las actualizaciones regulares 😁
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Quién es el chico con que hablaba Ailín? ¿Matías le dirá lo que siente a Luz? ¿Gopal será buen miembro de la banda? ¿A dónde irán Joaquín y Maia? ¿Franco vivirá tranquilo después de oír esos gritos?
¿Les gusta ustedes algún tipo de arte? 🎨🖤
¡La otra semana es Navidad! Espero que se diviertan mucho al lado de su familia :3 mis mejores deseos ❣
Gracias por votar y sobre todo, por leer 😅 ¡Nos leemos el lunes! 👋🏻
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