Capítulo 57: Pensar antes de actuar
Ha pasado un mes, treinta días desde que no veo a Valentina. Un día simplemente la vi salir por la puerta, quiso ir sola a descubrir lo que tenía que develar y no volvió. Intenté hablar con Gala, ella no quiso decirme nada quizás por tenerme cierta desconfianza igual que Daimon. Sin embargo, algo me dice que debo buscarla pues no sé que tan bien se encuentre donde quiera que esté. No he sabido nada, ni tenido noticias, creo que a todos se les hace raro aunque no pregunten respecto a su ausencia.
Tomando un poco de agua en la cocina me hallaba cuando Noah entró, parece estar más feliz que antes.
—Buen día—saludó de forma amigable. No quería contestarle, pese a que sabía que debía tener mayor cortesía. Mi nombre quedó manchado hace mucho tiempo y no he hecho ni un esfuerzo por limpiarlo.
—No es uno bueno para mí—murmuré entre dientes, Noah logró escucharme a pesar de eso.
—¿La extrañas?—sonrió preguntando, sé a quien se refiere. No podría estar hablando de otra persona que no sea Valentina.
—Sólo lo que debería—intenté engañarme. Odiaba quedarme esperando, ¿qué tal si le ocurrió algo malo? No pretemdo quedarme de brazos cruzados.
—Creo que vos y yo debimos hablar desde hace mucho tiempo—asentí, coincido en que nos debemos una charla. Jamás hablamos acerca de lo sucedido hace casi dos años—. Sabés que heredé la empresa de tu padre...—lo observé desconcertado.
—Justo no es mi papá, al menos no considero que así sea—manifesté recordándolo todo. Desconozco qué haya ocurrido con el testamento, estuve ausente un año y hasta entonces no he llegado a saber muchas cosas—. Qué bien por vos—sonreí, Justo creyó que Noah era su hijo y por lo tanto, le dejó a él todas sus propiedades.
—Milo, quiero darte las empresas, te corresponden—tocí unas cuantas veces, realemente me sorprendió que pensara dármelas por completo.
—¿Lo decís en serio?—traté de descubrir algún indicio de que bromeaba.
—Sí, mirá, no confío en vos pero quiero hacerlo—tenía motivos. Tal vez esos sean los mismos que tienen todos, ninguno se acerca hablarme. Solía hablar con Valentina aunque fui yo quien siempre estuvo detrás—. Sé que sabrás llevarlas por un buen camino.
—¿Y pensás dármelas? Son demasiadas, nunca he manejado ninguna empresa—expuse, definitivamente no estoy listo. Sería una responsabilidad muy grande que dudo poder cumplir—. ¿Siguen siendo de tabaco?—Noah negó, suspiré aliviado porque incluso a mí había comenzado a molestarme ese detalle.
—No, de hecho, cambié muchísimo todo—aclaró él. Espero que dichos cambios sean mejores—. Las instalaciones dejaron de oler a cigarro ni bien asumí el mando.
—¿Entonces?—inquirí intrigado. Durante años no he podido imaginarme ese lugar sin aquel caracteríatico olor que enferma a la gente, y me incluyo, yo también fumaba.
—Es una empresa de oro y está próxima a cumplir su primer año—informó Noah mientras analizaba mis expresiones—. Deben ser tuyas, vos sos hijo de Justo quieras o no...—explicó, tampoco quiere recordar lo que ocurrido.
—Nunca he tenido tanta responsabilidad, ¿y me querés dar esa oportunidad?—él asintió, parecía no tener dudas al respecto—. No quiero sonar grosero pero no puedo aceptarlas.
Su sonrisa se borró, así que comprobé que no jugaba. Hablaba de verdad, confundiéndome cada vez más.
—Oh vamos, sí podés, por lo menos quedate con la mitad—ofreció Noah, negué pensando aún que estaba precipitándose mucho.
—Dejame pensarlo, ¿de acuerdo? No creí que fueras a decirme algo así y si llegara a aceptar, quiero empezar de a poco—le pedí. Seguía desconociendo qué había hecho que se acercara a hablarme y hacerme tal propuesta.
—Cuando llegaste aquí, pensé que volverías traicionarnos como antes—expresó viéndome apenado. No voy a culparlo, en varias ocasiones pensé que acabaría arruinándolo todo—. Y no fue así, has cambiado. Quiero darte esta chance, pensalo bien, por favor—recomendó sonriente. Costaba creer que le entusiasmaba que aceptara.
—Lo haré... gracias—pensaba decir algo más, no obstante, fui interrumpido por un llanto. Al principio me molestaba escuchar a bebés llorar, ahora estoy acostumbrado.
No hay día donde no escuche a uno de los bebés que viven acá, ya sea balbucear, gritar o lo que principalmente hacen, oí a Luz decir que ellos se comunican llorando. Estos niños una semana atrás se convirtieron en tres y eso significa que debo tener mayor paciencia. Si colapso, puedo ir buscando otro lugar.
Azul dijo que no lo hiciera ni bien le consulté al respecto, sin embargo, son demasiadas las dudas y el temor que tengo. No poseo otra opción más que recurrir a este medio, aunque también depende de él. Hace un mes que planeo preguntarle sobre nuestro futuro, los sueños que tuvimos Azul y yo son muy extraños, incluso aterradores.
Espero no estar cometiendo un error y que Asher no se niegue, porque de ser así tendré que darme por vencido. Aguardé a que saliera del escritorio de Daimon, lo había visto entrar minutos atrás y necesitaba hablarle.
—Recordá que viene pronto—escuché decir a Daimon, mientras esperaba que Asher saliera—. ¿Crees que se haya arrepentido?—quiso saber él, no me sorprendería que estuvieran hablando de Valentina, quien desapareció de un momento a otro.
—No, la conozco. Y debe estar destrozada por las noticias que recibió pero seguirá adelante, ella siempre quiso una segunda oportunidad—le respondió llamando un poco mi atención. Yo fingía revisar algunas fotos de aquella cámara fotográfica que me acompaña a donde voy.
—Si vos decís... Gala aún no sabe, quiero que se sorprenda al verla aquí, la alegrará bastante—garantizó Daimon, confirmando ciertas sospechas que tenía. Valentina regresaría dentro de pocos días.
—Bien, te dejo, tengo que volver—finalizó poniéndome alerta, saldría en cualquier momento por esa puerta—. Ada, Iris y Fermín están esperándome, nos vemos después—se despidió cortésmente.
Preparé un discurso que sonara convincente, realemente quería su ayuda porque además era el único capaz.
—Asher—lo intercepté apenas dio un paso fuera de la oficina. No lucía sorprendido, sonrió al verme y esperó a que dijera algo—, necesito que me ayudes—le supliqué, podría haberme puesto de rodillas si lo pedía.
—¿Qué necesitás?—indagó confundido, seguro creyó que planeaba decirle otra cosa.
—Quiero saber del futuro, qué pasará más adelante con la vida de mi familia—contesté aclarándole que mis intenciones eran notoriamente buenas.
—Nunca es bueno adelantarse al tiempo—negó rechazando mi petición. Sé que tenía sus riesgos, a pesar de esto, estaba dispuesto a correrlos todos—. Y tampoco puedo controlarlo por completo, nadie puede—añadió observándome, desilusionado tenía aún esperanzas de que pudiera decirme si quiera un mínimo detalle.
—Podés intentarlo, vamos, de verdad quiero saber qué sucederá—traté de no sonar desesperado, sin embargo las circunstancias que veíamos Azul y yo en nuestros sueños me preocupaba más a cada instante que transcurría—. No alterará el futuro ni el presente, ¿o sí?—Asher denegó.
—No si no viajas a través del tiempo, si este viene a vos mediante sonidos estarás bien—aseguró tranquilizándome. Perfecto, era seguro tener ciertos adelantos respecto a mi vida.
—¿Eso quiere decir que...?—sonreí apresuradamente, él suspiró pensativo.
—Tengo que irme, Franco, si querés que te ayude esperame acá mañana a esta misma hora—asentí nervioso, quizás lo había conseguido. Y causaba algo de miedo las cosas que podía descubrir.
Temía encontrarme algo horrible, pese a mis infinitas incertidumbres albergaba la hermosa idea de que fuera a develar un lindo futuro. Espero todos estos meses haber estado muy preocupado en vano, no quisiera descubrir una posible amenaza a cierta familia que acabo de formar. Dante merece vivir feliz, como cualquier niño, y Azul debe permanecer a su lado al igual que yo. Pase lo que pase, jamás podría desprenderme de uno de mis hijos, suponiendo que podamos darle hermanos. Nunca sería capaz de quitarles una sonrisa.
Apenas abría sus ojos, pasaba dormido la mayor parte del tiempo y cuando despertaba por las noches, casi no lográbamos conciliar el sueño. Así vivimo Gopal y yo desde hace una semana, afortundamente, Martín llegó a este mundo sano; lo que quiere decir que cumplí mi propósito de traerlo a salvo. Fue intimidante, quizás da algo de miedo entrar a una clínica a dar a luz, aunque todo esfuerzo tiene hermosos resultados.
—Como que me parece que está demasiado tranquilo—expuso Gopal agitando un sonajero frente a Martín, quien no prestaba atención por tener sus ojos cerrados—. Duerme mucho—rió soltando aquel juguete.
—¿Querés ver cómo es cuando crezca?—cuestioné haciéndome idea, sé que su tranquilidad durará poco—. Si se parece a vos estará corriendo de acá para allá y vas a cambiar de opinión.
—Quisiera saber qué pasará el otro año, ya sabés, aprederán a caminar y hablarán—Gopal le echó un vistazo a la hora en su celular, pues tenía que verse con Manuel—. Todavía hay tiempo, descuida—avisó sonriendo.
—¿Te dijeron de qué querían hablarte?—él negó, luego lo averiguaría. Creo que optaba por quedarse viéndolo, prefería llegar unos minutos tarde.
—Ya veré después—se encogió de hombros, Martín abrió aquellos ojos verdes observándonos a ambos—. ¿Creés que su cabello rubio sea ensortijado como el mío o lacio? Yo digo que se parece más a vos—inquirió analizándolo.
—¿Le has visto la cara? Se nota que es tu hijo, ya me lo dijo Luz—sus palabras fueron que hice un buen trabajo y que hago lindos niños.
Recuerdo que fue a vernos al hospital, después de todo, allí trabajará en unos años. Obtuvo la beca, pasó ese difícil examen de admisión y ahora empezará a estudiar medicina. Es bonito verla tan entusiasmada, mientras que Matías parece haber encontrado una razón por que nunca faltar a clases, así esté enfermo.
—¿Qué especialidad escogerá?—preguntó Gopal. Luz no duda, tiene todo definido y me encanta que sepa qué quiere hacer de su vida.
—Psiquiatría—respondí, sus futuros pacientes tendrán mucha suerte de encontrar una doctora así. Independientemente de la especialidad que elija, el mundo necesita más doctores sonrientes en vez de amargados y negligentes.
—¿Vos sabés qué camino querés seguir?—asentí, siempre lo tuve claro. Desde el primer momento que pisé este mundo quiso conocerlo por completo.
—Quiero viajar, conocer este planeta y tener una empresa de viajes, ¿te imaginás? Los tres podríamos conocer y aprendar muchas cosas—garanticé imaginándolos. Ojalá algún día pueda darles todo esos viajes que quiero.
—Soñás muy alto, y sé que vas alcanzar esa realidad—afirmó Gopal, él creía en mí y viceversa. Creo que eso ha sido una de mis mejores inspiraciones.
—Pronto, ya verán—Martín yacía callado, Gopal volvió a reír al verlo atento a cada palabra que salía de mi boca.
—Te adora, igual que yo—aseguró acercándose a besar mis labios.
Sentí sonreír a Martín, tal vez no sabía todavía qué existía la palabra amor pero conoce su significado. Es aquello que sentimos hacia él y que jamás dejaremos de sentir.
***
Me veo al espejo sin poder reconocerme, mi cabello se ha caído por completo y sólo quedan dos de mis pestañas antes largas. A veces siento que no tengo fuerzas, quiero descansar tranquila porque esta batalla es más ruda cada vez. Sin embargo, siempre les he dicho a mamá y papá que todo está bien, no quiero que lleguen a verme llorar. Prefiero mantenerme callada en las quimioterapias cuando esas agujas se clavan sobre mi piel.
Ni yo sé de dónde saco tanta fuerza. Y creía que lo peor ya había pasado a mis once años. Tal vez este sea el infierno en la tierra, tener leucemia.
—¿Lista?—papá llamó a la puerta, me acomodé aquel gorro y le abrí sonriendo. Quiero que sienta que pronto acabará, no voy a defraudarlos, lo venceré.
—Sí, ¿nos vamos?—él asintió. He perdido la cuenta de cuántas quimioterapias van hasta entonces—. ¿Por qué estás así?—pregunté viéndolo preocupado.
—No es nada—negó rápidamente, quise no tomarle importancia pero temo que duden de mí. Si lo hacen, dudo de poder salir de esto—. De regreso vamos por un helado, ¿te parece?—asentí feliz.
Esta enfermedad ayuda, en cierta manera, a apreciar cada cosa de este mundo. Una persona, ya sea familia o un amigo, esa comida que tenés en tu plato, tu habitación con aquella cama donde duermes todas las noches e incluso, el más mínimo y sencillo que gesto que refleja amor. Personalmente adoro los abrazos.
***
¡Hola!
Gracias por leer hasta aquí ❤ espero que les haya gustado :')
Lamentablemente estoy algo enferma :c pero la buena noticia es que estoy próxima a salir de vacaciones y se vienen las actualizaciones regulares desde el 15 o 16 de diciembre hasta el 5 de marzo de 2020 🙉
¿Qué creen que le haya pasado a la niña del Flashforward a los 11 años? ¿Martín se parecerá en personalidad a Gopal o Ámbar? ¿Luz será buena psiquiátra? ¿Franco se atreverá a escuchar el futuro con ayuda de Asher? ¿Milo aceptará tener el mando de la mitad de las empresas? ¿Dónde estará Valentina?
¡Se acerca Navidad! 🎄 ¿Cómo la celebran en su familia?
Suerte a quienes están exámenes finales xd (me incluyo)
¡Nos leemos luego, adiós! 👋🏻
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