Capítulo 51: Las notas no definen a una persona

Estaba caminando, logró levantarse de la silla de ruedas que desde hace un año está casi siempre acompañándola y dar unos cuantos pasos hacia mí. Eran cortos, inseguros y temorosos por llegar a caer. Sin embargo sonreía, se levantó del asiento donde yacía las veinticuatro horas diarias.

Parecía estar feliz tras haber conseguido caminar uno, dos, tres, cuatro pasos y... a punto de dar el quinto, cayó al suelo.

—¿Estás bien?—le pregunté alarmado, temo que alcance a lastimarse mucho con tantas caídas violentas. Aunque lo destacable, es que ha vuelto a andar—. ¿No te pasó nada?—ella negó evitando mirarme. Sabía qué haría yo ahora.

La tomé entre mis brazos para llevarla adentro, y quizás jamás lo diga pero sé cómo se siente. Piensa que la consideran un estorbo cuando me siento afortunado de haberla conocido.

—Podrías haberme pasado la silla nomás—afirmó ya dentro. Luce hermosa incluso al borde del llanto, pues adora y extraña bailar. Incontables veces le he prometido que ni bien camine bailaremos juntos cuanto quiera.

—Prefiero llevarte yo—aseguré sentándome a su costado en el sillón. Suspiró asintiendo, luego se abrazó a sí misma olvidándose de mí. Estoy a escasos centímentros, ¿y no piensa abrazarme?—. Hey, falto yo—reclamé abrazándola, a lo cual sonrió.

—¿Tú crees que algún día pueda caminar?—interrogó frustrada porque acaba de caerse otra vez.

—Estás haciéndolo, lograste dar cuatro pasos sola—le recordé haciéndola ensanchar su sonrisa y achinar sus ojos verdes—. Pronto dejarás de necesitar esa cosa—señalé aquella silla que desafortunadamente conoció.

—Pronto seré menos estorbo—garantizó sin soltar mi brazo. Solía aferrarse mucho a mí y eso me gustaba, sentirla cerca.

—Hemos hablado sobre eso, bella—guardó silencio y evitó observarme. Creo que le cansaban mis reproches debido a la baja autoestima que tenía—. Eres maravillosa. Sabes cantar, bailar, ayudas a los demás, nunca discriminas a nadie y sacas excelentes calificaciones—enumeré desconociendo qué respondería.

Jamás he podido escucharla entornar alguna canción, no obstante, sé cuán lindo se oye por todos esos videos que me mandó semanas atrás. Desconozco qué la hizo que callar.

—Las notas no definen a una persona—afianzó observándome. Ella ignora lo que vengo padeciendo, o al menos eso pienso así que sería imposible que esté refiriéndose a mí.

—Pero tu corazón sí te define—pronuncié mirándola con detenimiento, continuaba abrazándome fuerte.

—Tal vez tengas razón—volteó a ver hacia otro lado. Estábamos solos, y enhorabuena, ya que detesta que vean todas sus caídas.

—Obvio que sí—sonreí, puesto que no me cabe duda de que podremos bailar. Y si bien estoy segurísimo del caminar que gozará dentro de poco, odio serle hipócrita.

Llevo guardándole muchos secretos, como son esas miradas hostiles que desprenden odio, aquellos insultos cargados del desprecio que sienten y las críticas por haber resultado distinto. Nací teniendo impulsividad, impaciencia, intraquilidad y demás prefijos "in" que sólo me limitan.

Todavía desconoce que se ha convertido en mi paz interior.

—Si camino... ahí sí que bailo contigo, no importa qué tan mal lo haga—rió recordando algunos momentos. Supongo que debe extrañar bailar, se nota el amor que le tiene a dicha actividad.

La comprendo, también extraño viajar. Tras el último accidente, lo tengo prohibido.

—Puedes creerte poca cosa y ser el mundo entero de alguien. Su medicina, su universo, su todo—volví a sentir calma. Era increíble cómo podía ayudarme simplemente mirándome, bastaba con que estuviese conmigo.

Será insegura, estará paralítica y habrá padecido carencias; pero eso me hace amarla mucho más. Descubrí una gran amiga aquel día que nos conocimos.

A este punto no sé que haría si llegase a perderla.

Los acontecimientos de esta tarde me dejaron algo preocupado, no he salido del cuarto donde ocurrió todo hasta ahora aunque Ailín se muestra bastante tranquila. Estoy pensando seriamente en comprar una casa para llevar a vivir allí a mi familia, porque quizás al dejar el hotel encontremos mayor seguridad. Quiero que ella tenga una niñez como cualquiera, no quisiera tener que mudarnos cada tanto para protegerla.

—También te asustaste, ¿verdad?—asentí, Gala estaba detrás mío. Miré a Ailín, no merecía vivir huyendo de nada, ¿por qué tiene que correr tanto peligro?

—Si es mejor que dejemos este lugar, puedo comprar un departamento y nos mudamos lo más pronto posible—afirmé habiendo cavilado un buen rato, no obstante, desde antes del nacimiento de Ailín yo ya tenía pensado buscar otro sitio para irnos.

—¿Crees que debamos partir?—dudé sobre esto, ¿será correcto o estaríamos escapando? Y a mí no me gusta escapar.

—Tal vez, sólo busco cuidarla—garanticé observándola. Sorprende cómo alguien puede volverse tan importante en tan poco tiempo.

—Perdón por dudar de vos—se disculpó acercándose. Creo que sé a dónde quiere llegar con eso—. Pensé que serías mal padre y contrariamente a mis prejuicios, estás preocupándote mucho.

—Soy su papá, debo protegerla—aseguré, entonces nuestras miradas se cruzaron. Los tres parecíamos estar unidos, Gala y Ailín cobran a medida que pasan las horas, muchísima más importancia en mi vida—. Y lo haré como la obligación que es, pero que al amarla se convierte en un acto de amor.

—Esta familia improvisada no está tan mal—comentó ella, acomodando aquel lazo lila que traía puesto Ailín sobre su cabeza—. No sé qué harían sin ella, la amo—tomó una de las pequeñas manos de nuestra hija.

—¿Y a mí me amas?—le pregunté, ocasionando que sonriera. Hace un años nos conocimos, ¿será demasiado apresurado ese sentimiento? Espero que no, yo amo a las dos.

—Sí, Daimon—sonreí creyendo que no lo diría—. Aunque no sepa con exactitud qué relación tenemos ambos—expuso señalándome y volviéndose a Ailín, quien observaba girar el móvil que le compré.

—Somos los padres de esta princesa—aclaré decidido a ponérselo difícil. Conozco a qué quiere hacer referencia, sin embargo no pensaba ver llegar aquella plática.

—Aparte de eso—Gala dirigió sus ojos hacia Ailín, ella apenas podría entendernos—, ¿seguimos siendo amigos? Porque dejame decirte que es raro que personas así tengan una hija y se hayan besado un par de veces—planteó mirándome no muy convencida.

—Sabés que no va conmigo andar poniendo títulos a las personas, pero cuando me preguntan por vos digo que sos mi novia—y sí, le sonó fuerte dicha palabra. Lo supe debido a que suspiró echando hacia atrás sus cabellos.

—De habérmelo dicho antes hubiera dejado de decir que eras sólo un amigo—sonrió levantando a Ailín del colchón donde dormía horas anteriores.

—Auch, ¿amigo?—cuestioné haciéndola reír—. Bueno, como sea, las amo—Gala se giró para que yo ver a nuestra bebé. Estaba anocheciendo y debía ir a investigar, mañana debo hablarle con Ada, Iris y Fermín acerca de lo sucedido.

—Tenés que irte, ¿cierto?—volví a asentir cabizbajo—. Andá, estuviste cuidándola bastante, estaremos bien—afianzó, Ailín sonreía alegrándome la noche.

—Cualquier cosa, estaré abajo—me acerqué a ellas, besé los labios de Gala y la frente de mi hija. Sus ojos cafés se veían hermosos, ambas tiene muchísimo en común.

—Te amo—finalizó, a lo que alcancé a responder sonriente antes de bajar las escaleras.

Me sorprendí de no ver a Valentina aquí, pensé que estaría esperándome para hablar tras el incidente. Supondré que la veré mañana.

El reciente ataque, ese extraño sueño de Azul, nuestro futuro incierto, ¿cómo no podría preocuparme? Pareciera que jamás podremos tener una vida tranquila. Quizás mi hijo no esté en la mira de quien quiere destruirlo todo, sin embargo los hijos de nuestros amigos sí. Está oscureciendo, aquello me preocupa todavía más, ¿y si hay otro incidente mientras dormimos? Ni quiero imaginar como estará Daimon, lo vi entrar a su escritorio y encerrarse con una cara nada buena.

—¿Ya te dijeron?—le pregunté a Noah, quien acaba de entrar.

—¿Decirme qué? ¿Pasó algo?—inquirió confundido, entonces comprobé que no sabía nada—. Salí un rato con Tomás, recién llego—aclaró señalando hacia afuera. Inti y él yacían hablando en la emtrafa del hotel.

—Quisieron llevarse a Ailín cuando estaba durmiendo al lado de Dante—informé causando que cambiara su semblante por completo. Entiendo que no es una noticia agradable, a mí ya me amargó el día.

—¿Y qué piensan hacer? Si pudieron entrar, pueden hacerlo otra vez—aseguró lamentablemente. Quisiera que no hubiera forma de que vuelva a pasar, que estemos a salvo, que no corran peligros quienes son inocentes.

—No sé, Daimon se metió a su oficina y no creo que salga pronto—manifesté preocupado.

Siento que alguien de mi familia está corriendo mucho riesgo, pero no logro descifrar quién, ¿será que estoy haciéndome ideas? Azul ha vuelto a tener un sueño extraño, acaba de decírmelo. Y no entiendo a qué se deba.

—Espero que sepa qué hacer—suspiró Noah agobiado, sé que no esperaba recibir tal noticia al llegar—. A vos te preocupa algo más, ¿no?

—Sí, Azul...—desconocí cómo explicárserlo durante unos segundos—. Ella volvió a tener sueños raros y yo tuve uno parecido, no sabemos qué quiere decir o si carece de significado—expresé dudoso. Todo se muestra muy confuso, en especial aquel primer sueño de mi novia.

—Contame más o menos, quizás entienda algo—pidió Noah, decidí hacerlo puesto que necesitaba alguna opinión externa.

—Azuo soñó con un bebé, que puede tratarse de Dante—aclaré intentando procesarlo mejor—, luego dijo que había una niña a la que estaba peinando—recordé aquella vez donde me contó a lujo de detalles, pese a esto, quise resumirlo para no hacerlo tan babélico—. Y terminaba viendo otra de igual apariencia que trabajaba en las calles, a quien al final le robaban parte del dinero que ganaba—concluí dejándolo pensativo.

—Puede ser que adoptes a una niña de la calle—trató de adivinar, y tenía sentido.

—Nunca lo había visto así, tal vez decida adoptar en el futuro—pensé abiertamente. Duele ver a todos esos niños pasando las mismas dificultades que viví de pequeño.

—Seguro es eso, no te preocupés—asentí sacudiendo la cabeza. Debería pensar postivo y dejar de estresarme tanto, capaz estoy paranoico.

Los últimos hecho hacen que mis prepcupaciones aumenten y tiendo a exagerar las cosas, Noah tiene razón. Puedo estarme haciendo un mundo entero por detalles mínimos que comprenderé luego así que no debo darme prisa, porque no la hay. Tendré que esperar cierto tiempo hasta encontrar explicaciones, ¿y si nuestros sueños ni si quieran significan algo? Podemos estar recordando momentos malos, nuestro pasado estará presente siempre a fin de cuentas y puede jugarnos malas pasadas.

Recuerdo que Azul creyó tener bulimia o anorexia de nuevo, cuando sólo estaba embarazada del niño que ahora tenemos.

Estoy segura de que a Daimon le habrá parecido raro no verme parada abajo esperándolo para preguntarle sobre el reciente incidente, eso hubiera hecho si no fuera mi deseo por saber qué me ocultan demasiado grande. Espero que no note que falta este libro, de lo contrario estaré en problemas. Salimos del hotel ocultándolo y fuimos hacia un lugar donde creí que nadie nos vería.

Era casi noche, calculo que serán entre las siente y ocho.

—Sólo para corroborar si lo que pienso está bien, ¿vinimos hasta aquí para leer?—preguntó siguiéndome. El río casi siempre se encuentra vacío, ¿qué mejor sitio si no? Además no queda tan lejos y podemos regresar rápido.

—Pues sí, ¿pensabas que lo haría dentro del hotel?—Milo asintió, de él podía esperarlo. Hacerlo hubiera sido lanzarme al suicidio por segunda vez y ya bastante arrepentimiento tengo—. Si querés te vas, no hay problema—aseguré observándolo.

—Me quedo, también tengo mis dudas—confesó decidido, llenándome de más preguntas. Siento que quiere saber mucho y quizás no debería—. Por ejemplo, ¿cómo se llama ese ser vil y repugnante que nos jode a cada rato?—inquirió haciéndome reír, luego aclaró un punto importante—. No tu ex, hablo del otro.

—¿Quien estuvo en tu cuerpo?—asintió fastidiado, sé que le disgusta recordar que estuvieron usándolo cual títere o marioneta barata—. Declan—respondí finalmente, satisfaciendo su curiosidad—. Y cuando quieras referirte a mi ex, decí Daniel.

—No querés recordar tus errores, ¿cierto?—tiene razón, aunque no voy a soltárselo así de simple.

—Mientras menos recuerde a ese imbécil será mejor—contesté, pues prefería recordar incluso cómo terminé suicidándome. Aquello sí fue gran error mío, ¿qué habré estado pensando? Fui egoísta conmigo misma.

—Te pegaba, ¿verdad?—elegí callar, guardando silencio puede que comprenda lo que no tengo fuerzas para decirle. Odio hablar del tema—. Gracias por ser sincera—intentó sonreír fallando completamente. Tampoco le agradaba oír cosas que tengan que ver con Daniel.

—Y aun así, solía amarlo.

***
¡Hola!

Aquí empiezan las actualizaciones regulares :3 será algo corto pero quiero publicar 2 capítulos más esta semana u.u Espero que les guste ❤

¿Qué creen que vaya a encontrar Valentina en el libro que le quitó a Daimon? ¿Qué tan tóxica creen que fue su relación con Daniel? ¿Cómo crecerán Ailín y Dante? ¿Franco y Azul adoptarán una niña de la calle o sus sueños significan otra cosa? ¿Quién era la chica en silla de ruedas del Flashforward? ¿Cómo habrá terminado en esa dura condición?

Gracias por leer hasta aquí, se les ama y agradece la existencia entera :') quizás pronto haya una nueva historia en este perfil u.u

Les recuerdo que falta poco para empezar Aliados 4 ❣ así que esto se pondrá mejor.

¡Nos vemos pronto! 👋🏻

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