Capítulo 41: Suicidas y cortes

No puedo, simplemente no aguanto más. La necesito conmigo, aunque sé que no siempre podrá estar a mi lado. Hemos vivido separadas, sin embargo; ahora que estamos juntas, somos incapaces de pasar mucho tiempo lejos.

Siento unos brazos rodearme por detrás y él está ahí. Mis mejillas están mojadas, también me duelen las muñecas, así que intento disimular un poco.

—No llores, pero tampoco disimules—asentí evitando mirarlo, lo cual fue en vano porque Milán me obligó a hacerlo—. Ti amo, sei meravigliosa, ¿entiendes?

—Sé qué has querido decir, pero no entiendo por qu...—colocó su dedo índice sobre mis labios, impidiéndome hablar.

—Acéptalo, bella—besó mi frente. Hay veces, como estas, donde olvido su largo historial. A pesar de que haya sido así desde que nos conocimos, eso nunca importó. Para mí es Milán, mi mejor amigo—. Ven, quiero hacer algo contigo.

—¿Qué?—pregunté siguiéndolo unos cuantos pasar hasta llegar a la mesa. Él tomó un marcador del porta lápices y sonrió.

—Extiende tu mano—pidió, le concedí su pedido casi inmediatamente. Fue al momento en que empezó a subir mi manga que me aparté. Milán ya las ha visto, pese a ese detalle, no quiero que vuelva a hacerlo—. Linda, por favor—negué cruzándome de brazos—. Vamos, no quiero forzarte porque voy a lastimarte.

—¿Qué quieres hacer?—inquirí intrigada.

—Ya verás—volvió a tomarme de la mano, cerré mis ojos ya que no pondría resistencia. Milán tragó saliva, se tensó ni bien vio las marcas—. Amore mio, recuerda que vales más de lo que piensas.

No supe qué significarios sus primeras palabras, a pesar de esto, viniendo de él no sería nada malo. Comenzó a escribir, habiéndose percatado antes cuáles eran las partes sanas, sin cicatrices. Dibujó, o mejor dicho, escribió una frase en italiano.

"Amore mio, mi fai impazzire" y agregó su nombre abajo seguido de un corazón.

—Perdóname, intentaré no hacerlo más—me disculpé arrepentida, cabizbaja. Sonreí viendo su letra, tiene buena caligrafía—. ¿Qué significa?—quise saber sonriendo aún.

—Es algo lindo, de eso no dudes—dejó un beso sentido en mi mejilla, ahora seca—. Puedes sentirte inútil cuando eres perfecta.

—Nadie lo es—afirmé discrepando.

—Para mí, tú sí, y de aquello se trata. Ver belleza en las imperfecciones—sus rojizos cabellos, los ojos color verde que trae, esa sonrisa encantadora, ganas de reír, apoyo incondicional, dos idiomas bien hablados... creo que Milán se ha convertido en alguien perfecto. Para mí.

—Te amo—lo abracé descargando mis malas emociones.

No puedo, simplemente no aguanto más. La necesito conmigo, aunque sé que no siempre podrá estar a mi lado. Hemos vivido separadas, sin embargo; ahora que estamos juntas, somos incapaces de pasar mucho tiempo lejos.

Siento unos brazos rodearme por detrás y él está ahí. Mis mejillas están mojadas, también me duelen las muñecas, así que intento disimular un poco.

—No llores, pero tampoco disimules—asentí evitando mirarlo, lo cual fue en vano porque Milán me obligó a hacerlo—. Ti amo, sei meravigliosa, ¿entiendes?

—Sé qué has querido decir, pero no entiendo por qu...—colocó su dedo índice sobre mis labios, impidiéndome hablar.

—Acéptalo, bella—besó mi frente. Hay veces, como estas, donde olvido su largo historial. A pesar de que haya sido así desde que nos conocimos, eso nunca importó. Para mí es Milán, mi mejor amigo—. Ven, quiero hacer algo contigo.

—¿Qué?—pregunté siguiéndolo unos cuantos pasar hasta llegar a la mesa. Él tomó un marcador del porta lápices y sonrió.

—Extiende tu mano—pidió, le concedí su pedido casi inmediatamente. Fue al momento en que empezó a subir mi manga que me aparté. Milán ya las ha visto, pese a ese detalle, no quiero que vuelva a hacerlo—. Linda, por favor—negué cruzándome de brazos—. Vamos, no quiero forzarte porque voy a lastimarte.

—¿Qué quieres hacer?—inquirí intrigada.

—Ya verás—volvió a tomarme de la mano, cerré mis ojos ya que no pondría resistencia. Milán tragó saliva, se tensó ni bien vio las marcas—. Amore mio, recuerda que vales más de lo que piensas.

No supe qué significarios sus primeras palabras, a pesar de esto, viniendo de él no sería nada malo. Comenzó a escribir, habiéndose percatado antes cuáles eran las partes sanas, sin cicatrices. Dibujó, o mejor dicho, escribió una frase en italiano.

"Amore mio, mi fai impazzire" y agregó su nombre abajo seguido de un corazón.

—Perdóname, intentaré no hacerlo más—me disculpé arrepentida, cabizbaja. Sonreí viendo su letra, tiene buena caligrafía—. ¿Qué significa?—quise saber sonriendo aún.

—Es algo lindo, de eso no dudes—dejó un beso sentido en mi mejilla, ahora seca—. Puedes sentirte inútil cuando eres perfecta.

—Nadie lo es—afirmé discrepando.

—Para mí, tú sí, y de aquello se trata. Ver belleza en las imperfecciones—sus rojizos cabellos, los ojos color verde que trae, esa sonrisa encantadora, ganas de reír, apoyo incondicional, dos idiomas bien hablados... creo que Milán se ha convertido en alguien perfecto. Para mí.

—Te amo—lo abracé descargando mis malas emociones.

—Yo más, cuore—besó mi cien con dulzura. Y preferí no pensar en cuántas chicas lo tuvieron así de cerca. Lo sé, es extraño decirlo—. Algún día iremos a Italia, para que conozcas el lugar donde nací.

—Me alegra que hayas vuelto a viajar, eso te hace feliz—afirmé sonriéndole, pasé mis brazos alrededor de su cuello, rodeándolo, entonces leí otra vez lo que escribió—. Quiero aprender italiano.

—Pero si ya lo sabes, has aprendido muchas palabras conmigo—aseguró, obviamente para no hacerme sentir mal—. Y recuerda que eres increíble.

—Tú igual, aunque algunos profesores digan que no sirves de nada—esbozó una pequeña sonrisa. Milán, él tiene un problema y no es culpa suya—. Gracias por estar presente cuando estoy mal.

—Así puedes pasarme las respuestas de la tarea, ¿no?—reí apoyando mi frente en su pecho. Sus latidos estaban acelerados—. Hermosa, no quiero arruinar este lindo momento pero tenemos que entregar la monografía mañana...

—No hiciste nada, ¿verdad?—negó riendo. Sabe que voy a ayudarlo—. Date prisa, juntos terminaremos rápido.

—Per questo e altro, mi piaci—quisiera haberle entendido. Fruncí el ceño confundida. Si tuviéramos de curso italiano, estaría entre los primeros luegares.

—Grazie?—cuestioné pronunciando una de las pocas palabras que sé.

Sí, espero poder hablar mejor italiano algún día. Otra meta más que quiero y espero alcanzar.

***
VALENTINA POV

Sigo pensando en lo que me dijo Luz, no paro de hacerlo. Siento como si estuvieran ocultándome algo, ¡y nadie nunca puede ocultarme nada! Intento mantener mi imagen frívola cuando lloro a escondidas por haber dejado ir la hermosa vida que tuve.

¿Será que estoy condenada a no cumplir mis sueños? Quería cantar, y me callé. Yo misma dejé de respirar. ¿Cuánta mierda tenía dentro del cerebro entonces? ¿Puede ser una suicida, un ser de luz? Ahora tengo mis dudas.

—Valen, ¿podemos hablar?—Milo de nuevo. Aunque pensándolo bien, es el único chico que se acerca a mí.

—Vos empezaste, ¿qué querés?—interrogué en tono hostil. Se me está haciendo costumbre tratar mal a las personas sólo por el simple hecho de que estén vivas.

—¿Estás segura de lo que sos?—quiso saber, removiendo otra herida y una incertidumbre mía.

—Sí, soy Valentina—respondí firmemente. Pese a que hasta de mi nombre estoy dudando, ¿he muerto?—. Rubia, y de ojos azules.

—No, me refiero a que si estás segura de si...—sabía lo que podría venir después—. ¿En serio sos el ser evolucionado más poderoso?

—Eso me dijeron todos—contesté suspirando. Últimamente tengo muchas dudas existenciales—. Supuse que debía creerles, porque ni yo misma sé a ciencia cierta quién soy. Pueden verme de muchas maneras, pero nadie sabe cuán vulnerable puedo ser, ni cuánto me arrepiento de haberme quitado la vida—declaré sintiendo, otra vez, dolor en mis muñecas.

—¿Por qué lo hiciste?—siguió preguntando.

—Porque tenía el estúpido pensamiento de que era menos, Daniel hacía que me sintiera así y cometí unas idioteces horribles—acepté dolida. Hablar del pasado no es agradable, pese a que todo pudo haber sido diferente—. Si alguien me ofeciera una segunda oportunidad, conocerías a la verdadera Valentina.

—¿Y cómo era ella?—preguntó dudoso.

—Cantaba, sonreía, trataba bien a todos, no se vestía sólo de negro y lo que más extraño de ella era que conocía el amor—exhalé finalmente. Sentada frente al piano, empecé a tocar unas teclas recreando mis primeras canciones. Recién aprendía, y no importaba si fallaba ya que igual yacía sonriendo.

—Suena a que tenés sentimientos, ¿sabés? Nunca estarás tranquila, a no ser que encuentres y desentierres este secreto, algo te ocultan—afianzó seguro de sí. Hubiera querido negarlo, sin embargo, pienso lo mismo. Daimon, Ada y Fermín esconden aquella perdida piensa antigua que lograría transportarme a Valentina.

—Creo que voy a hacerte caso—sonreí, no obstante, necesito a Gala también para esto.

—Porque aunque me odies, sabés que tengo razón, ¿verdad?—iba a sentir. Enhorabuena, reaccioné antes.

—No, odio tu egocentrismo y machismo—le corregí. Hace que recuerde a Daniel, y no quiero. Debo olvidar esa etapa, dejar ir mi antigua vida, ¡joder! Yo misma hice que se acabara.

—Yo odio que hayas sido víctima de un feminicidio. Daniel te lastimó, golpeó, hirió, engañó, apuñaló por la espala y rompió tu corazón. Él te mató, él y aquellos que empezaron a hacerte sentir menos. Te mataron en vida—vaya, me niego a creer que esas palabras hayan salido de su boca. Sin embargo, las necesitaba muchísimo.

—Me siento un poco más inocente que culpable, pero no demasiado, igual gracias—sonreí fingidamente. Sí, regresó mi hipocresía. Bienvenida otra vez.

—Entonces, ¿qué decís? ¿Lo averiguamos?—propuso tentándome. Claro que de esto no puede saber Daimon.

—Está bien—finalicé, acabando esta corta conversación—. Es tarde, adiós.

***
Ha pasado demasiado tiempo desde que ataqué por última vez. Ellos no saben qué les depara su futuro, o mejor dicho, las inocentes vidas de sus hijos. Ignoran que sufrirán, morirán y padecerán males incurables. Se han equivocado, sus padres le han hecho ya mucho daño al mundo y ahora lo vivirán frente a sus ojos.

Julieta, Celeste, Nicolás, Violeta, Milán, Ailín, Mariana, Thiago y algunos otros que seleccionaré luego; van a morir vivos.

Ni tienen idea de lo que van a enfrentar esos niños. Ailín no murió, resistió, porque fui yo quien provocó todo y sigue viva dentro del vientre materno. Debo aprovecharlo al máximo.

—Daniel, ¿ya has visto el día que te indiqué?—asintió sonriendo. Así reiremos los dos cuando caiga ella, literalmente, planeamos hacerla caer.

—Todo perfecto, hará la misma estupidez que la vez pasada—rió él. Sus ojos desprendían ese resplandor rojizo caracterítico—. Por amor a un hombre.

***
¡Hola!

¡Cuánto tiempo! Gracias por las leídas 👁 se les ama muchísimo 🙈❤

Bien, los motivos de mi larga ausencia son los quehaceres escolares que he iniciado en esta nueva etapa. He estado intentando acomodar mi tiempo y agenda, sin embargo, llegué a la conclusión de que tengo más historias que actualizar por lo tanto: SE ACTUALIZARÁ UNA SEMANA SÍ Y UNA NO.

Esto debido a que necesito daroes a otras historias los capítulos que necesitan y merecen xd 🤗

¿Qué les pareció el final? ¿De quién están hablando? ¿Gopal llegará a México? ¿Cuál es el secreto que le guardan a Valentina? ¿Qué hay entre los chicos del Flashforward? ¿Sucede sólo una amistad? 😁

Empezaré a editar algunas partes, todo en esta semana. Espero le haya gustado este capítulo, gracias por leer hasta aquí 🥳

¡Nos vemos pronto! 👋🏻

PDT 1: Oficialmente, he vuelto.

PDT 2: Una nueva historia (ya terminada en borrador) se aproxima.

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