Capítulo 31: Accidente automovilístico
Estoy llamándola incansablemente, no contesta él teléfono y digamos que toda esta situación ya me tiene un poco preocupada, Gala siempre atiende mis llamadas. Quedamos en encontrarnos aquí, este café está bastante cerca como para que se esté demorando tanto, ¿tráfico? No lo creo, es muy temprano todavía. Además, de ser así, ella habría avisado. Porque suele llegar puntual a cualquier lugar, incluso si le surge algún contratiempo.
Estoy acá sentada, esperando de brazos cruzados mientras bebo otro sorbo del café que pedí. Tengo un mal presentimiento, ¿estará bien? Esperaré cinco minutos más para después salir a buscarla. Aunque no sé dónde puede estar, quiero decir, pueden. Gala traer consigo a Ailín, su futura hija.
—Contestá, por favor…—pedí nerviosa, acercando mi celular al oído. Vibró unos minutos y luego escuché aquella clásica voz de operadora. Mierda, necesito saber qué pasó. Jamás podría dejarme plantada.
Estando a punto de colapsar, intenté calmarme. Actuar utilizando cierta manera impulsiva y desesperada, no serviría. Tengo que esperar, aun cuando siento suficiente preocupación. Son dos personas quienes pueden estar corriendo peligro: Gala y Ailín. Ellas permanecen desaparecidas, ¿qué puede haberles sucedido?
Segunda llamada que entra, sin embargo no es de Gala, vuelve a tratarse de ese número desconocido. Sólo que ahora decido atender, pues ha sido más de una vez, ¿equivocación? Quizás sí, o no.
—Buenas tardes, habla el Hospital General de Agudos—sentí extraña sensación removerse dentro mío. Deseo que sea error del destino, esa debe dirigirse hacia alguna persona, que no sea yo—. ¿Usted conoce a Gala Novoa?
—Sí…—asiento confundida mientras asiento, a pesar de que no pueda verme físicamente ni viceversa, imagino que debe ser secretaria del lugar—. ¿Qué sucedió?
—Tuvo un accidente automovilístico y tiene dentro a una bebé, ambas están aquí. Se le solicita acercarse de inmediato—contuve mis impulsos. No puedo llorar, derramar lágrimas, hacer cosas descabelladas, golpear la mesa ni soltar groserías. Debo mantenerme calmada—. ¿Es familiar suya?
—Soy su amiga, ya estaré ahí, gracias—fui yo quien cortó. Necesito pensar, pero tranquila sentada en aquella sala de espera tras haber oído que ambas estarán bien. Gala ha alcanzado a amarla, perderla puede significar destrucción y… bueno, prefiero creer que saldrán juntas de esto.
Tiro mi café al tacho, dejándolo a medio acabar y salgo buscando algún taxi. Por suerte lo pagué antes, así que no regresé a pagar esa cuenta. Recibo miradas confundidas, muchas personas debieron percatarse del estado donde naufrago.
Viene otro nombre, el cerebro que poseo recuerda a determinada persona: Daimon. Perdón, Gala, él tiene que saberlo. Y pronto descubrirá que su hija corre peligro, aunque siéndote sincera, debes decírselo vos. Yo sólo le comunicaré esta noticia
"Gala ha sufrido un accidente automovilístico. Vení al Hospital General de Agudos rápido" mandé, posteriormente subí a aquel taxi amarillo.
Daimon leyó ese mensaje, y fue todo. No llamó, ni respondió.
Ayer me dieron la noticia, ¡mi primer viaje como cantante! Esto es un sueño hecho realidad. Estoy demasiado nervioso, no sé qué llevar a México ni cómo actuaré durante estos días. Seguro una noche antes, será imposible dormirme y despertaré para ir al baño, mínimo, unas ocho veces. Suelo ponerme ansioso, quizás mucho teniendo esta edad pero, ¡da igual! Soy así. He aprendido a aceptarme, Mara ayudó bastante porque le gusta recordarme mis logros. Tampoco quisiera caer en el egocentrismo, eso debe ser horrible y te convierte, dejas varias cosas por hacer sentir mal a los demás. Jamás podría dejarme caer allí, aquel hoyo prefiero no probarlo.
—¿Llevo este suéter?—alcé uno que compró mi abuela hace años aunque debe quedarme todavía. Gopal asiente riendo, tiene diseño navideño y muestra un muñeco de nieve, cuya nariz sobresale. Ahora recuerdo por qué dejé de usarlo tanto tiempo.
—Si no te incomoda esa zanahoria—señaló conteniendo sus risas estrepitosas. Entonces lo puse al costado, allí junto con los que "tal vez" planeo llevar. Bien, terminé. Faltan las remeras manga corta.
—¿Esta rosadita qué tal?—levanté viéndola sonriente, recibí esto de regalo. Aquella chica rubia que vi al salir del teatro, cuando tuve presentación, decidió regalármela. Recuerdo cuánto me emocioné ese día, hasta le concedí las fotos que quiso.
—Perfecta, siguiente—Gopal hizo una señal usando la mano, tras guardarla dentro, volví a sacar otra. Está más bien era camisa, color azul y de botones plateados. Linda, puede ser—. Sí, tenés que llevarla. Luce bien, es elegante.
—¿Vos crees?—asintió, Gopal nunca se cansa de opinar sobre mis atuendos. Hace bien de juez y crítico constructivo, claro. Él odia herir sentimientos ajenos—. Espero verme bien delante de las cámaras, estarán grabando seguramente.
—¿Sabés qué decir? Porque la prensa se inventa historias con boludeces sin sentido—hizo crecer aquellas inseguridades que yo poseía. Puedo empezar a tartamudear, ¿y si comienzan a burlarse? Aún resulta algo incómodo, aunque Azul y Maia lo hacen de forma natural. Ellas tuvieron experiencia antes, debe ayudarles muchísimo—. Pará, no te estoy diciendo que hagas un guion, sé vos mismo pero controlá cada palabra. Sobre todo disfrutá, así vas a llevarte bonitos recuerdos.
—Hablame todos los días, necesitaré charlar antes de nuestras presentaciones—manifesté pareciándome al Manuel anterior. Jamás podré dejarlo por completo, sigo siéndolo y lo único que hice fue aprender a vivir. Luego, soy igual, tímido—. Serán tres días festejando, muchas bandas están invitadas.
—¿Cuándo sale su vuelo?—preguntó Gopal, quien examinaba otras prendas y las guardaba. Era muy selectivo a veces, creo que quiere ayudarme haciendo que me sienta seguro y utiliza la ropa para lograrlo.
—Este lunes—contesté ansioso, ya quiero que llegue ese día. Sólo allá podré dormir tranquilo, acá estoy muriendo.
—Tengo dos días, debo comprarme algún celular con cámara y podremos hacer video llamada si necesitás verme—garantizó seguro. Quizás cueste enseñarle, sin embargo, es lo menos que puedo hacer después de todo—. Gopal y Manuel, rompiendo barreras distanciales.
—Si te quedás, debemos hacer que algo fluya entre nuestros hijos—sonreí intentando hacerme idea, ¡sería genial! Podríamos unirnos como tales, no obstante, siempre y cuando se dé. Ninguno querría forzar las cosas—. Bueno, mi hijo porque si resulta niña, olvidate.
—Ya veremos…—reímos, terminamos chocando los cinco y guardando todo. Nos tocaba revisar aquel montón de "tal vez" inventado recién. Sólo había dos suéteres allí, uno hecho con lana y aquel del muñeco gigante.
Sí, aquella zanahoria puede hacerme sentir más incómodo que las cámaras.
Acompañé a Maia al aeropuerto, estuve buscando boletos para comprarlos vía internet y tuvimos resultados negativos. Solamente hay con escalas, nosotros tenemos que encargarnos de todo ya que Aliados sigue sin tener representante. Son los chicos quienes organizan, y esta vez le tocó adquirir estos pasajes. Aceptamos resignados, frustrados porque no conseguimos lo que quisimos. Primero harán una parada en Tijuana, después iremos a la capital. Ojalá salgan bien las cosas, nunca he viajado así; no obstante, muchos amigos sí. Y tengo buenas referencias. Ella entró junto conmigo, aunque revisaba corroborando que nuestros datos estén correctos. Mañana vienen Manuel y Mara a recoger sus pasajes, por ese motivo, si existe algún error debe ser solucionado hoy mismo.
Un golpe seco, fuerte y parece tratarse de alguna persona arriba.
—¿Escuchaste?—preguntó Maia, a lo cual asiento poniéndome en alerta. Debemos subir, no hay nadie más aquí que nosotros y podría ser urgente. ¿Qué tal si algo malo acaba de sucederle a alguien? Pues acá estamos, puedo ayudar.
Avanzo delante, ella camina detrás. Subimos a paso veloz aquellas escaleras viejas llegando finalmente. Busco pistas, ese ruido no fue producto de magia y ambos lo hemos escuchado. Así que tampoco estoy paranoico. Varias puertas están cerradas puesto que ninguno de mis amigos se encuentra presente, sólo esa puerta marrón que casi siempre para cerrada ahora está abierta. Y quien duerme adentro es Daimon, eso da a entender que yace allí adentro… ¿tendido en el suelo?
—¡Daimon!—grité asustado. Respira, sus ojos cerrados, pulso cardíaco bueno y celular tirado al lado. Sí, seguro se ha desmayado, ¿por qué? Quién sabe. Intento ubicar algún vaso con agua, aquello ayudaría a despertarlo.
—¿Querés?—preguntó Maia alarmada, igual que yo, terminó dándomelo. Golpearlo no estaba ayudando, ¿qué noticia pudo haber recibido? Debió ser lo suficientemente impactante—. Cuidado, echale despac…
Daimon se levanta confundido, quizás si fui muy violento. Sin embargo, esto es eficaz, la mayoría de veces funciona y trae buenos resultados. Él gira su cabeza confundido, sus ojos llegan hasta cierto teléfono celular tirado, lo recoge y busca algo dentro.
—¿Estás…?—quiero preguntarle, nuestro amigo niega casi de forma automática mientras continúa intentando encontrar algo. Maia y yo nos miramos preocupados, nunca hemos tenido dicha oportunidad de verlo así.
—Gala…—murmura haciendo crecer mis nervios, ¿qué pasó?—. Que sea mentira, no puede ser—desea sosteniendo ese aparato. Tal vez haya encontrado un mensaje, debido a que ha dejado de deslizar sus pulgares sobre aquella pantalla táctil.
—¿Le ocurrió algo malo a Gala?—interrogó Maia, quien sí pudo articular palabra. Me quedé quieto, mudo y desesperado, ¡quiero saber qué pasa! ¿Dónde está ella?
—Accidente automovilístico, hoy… debo ir al Hospital Agudos—masculló entre dientes. Fue por impulso, realmente no estaba pensado, le quité el celular comprobando la veracidad de aquellas afirmaciones.
—Vamos, tenemos que ir rápido—ordené, cogí el primer abrigo que encontré, no llegó a importarme ese horrible color beige que para nada combinaba. Hice que se apoyara en mi hombro pues todavía tambaleaba mucho.
Maia actuó con prisa, bajó rápidamente por las escaleras pasando delante de Venecia y Ámbar, quienes observaron confundidas. Ella entró a la cocina, supongo que buscará alguna cosa que podamos comer porque tardaremos bastante. Por otra partes, ellas vinieron hacia mí ayudándome a bajarlo. Daimon aceptó víctima del miedo, entiendo cuánto debe estar sintiendo.
—¿Y ahora qué?—cuestiona Venecia frunciendo su ceño, alarmada debido a esa actitud. Nadie jamás lo ha visto así, pero dicen correctamente que nunca falta una primera vez.
—Gala tuvo un accidente de auto—afirmé conteniendo impulsos, estos pedían salir corriendo hacia dónde estaba. Necesito verla y saber que todo estará bien—. No sabemos cómo está no cuán grave fue.
—Tranquilo, confía en ella, estará a salgo—aseguró Daimon, respirando hondo. Lucía como si se estuviera calmando y dijera aquello más que nada para convencerse a sí mismo—. Sabe cuidarse, yo sé cuánta fortaleza tiene. Justo ahora, no dudes de Gala—vi lágrimas almacenadas dentro. A mí querrá mentirme, y sabré cuándo decide hacerlo.
—Vayan entonces, avísenos si sucede algo más—respondió Ámbar, observando a Maia saliendo de la cocina. Aunque con esto, ni ganas tendremos de comer.
—Vos lo afirmás, ella es fuerte y saldrá adelante—aseguró Venecia recordándole su reciente seguridad repentina.
Y tienen razón, incluso en los momentos más difíciles hay que creer. Esa persona tiene tanto coraje para salir de esta, son obstáculos hostiles que pueden ponernos. Así miden qué tan valientes somos, y Gala es audaz. Esto no será nada, ni morirá igual que la madre que jamás conoció.
Siento como si mi mundo estuviera viniéndose abajo, acabo de completar el paso numero uno según Fermín y no pudo haber peor forma. Gala está adentro, seguimos sin tener noticias mientras Valentina oculta algo, yo sé que sí, su actitud la delata. Ella se da cuenta, aunque parecer dejar en segundo plano su importancia. Ninguna enfermera, doctor o asistenta ha venido a darnos algún informe. Sólo vemos varios médicos entrando y saliendo, además sabemos que está allí, aquella sala de cuidados intensivos es donde podremos entrar a verla. Espero que pronto.
Una doctora de bata blanca, estetoscopio colgando del cuello y cabello recogido, sale trayendo consigo algunos papeles.
—¿Familiares o amigos?—levanto mi mirada tensa, ¿debería decir que soy su novio? Quizás así puedan dejarme pasar, porque hacerlo únicamente debido a que Joaquín esté aquí, ya dejó de importarme.
—Novio, ¿puede decirme qué pasó?—pedí desesperado. Ni si quiera comprendo esto, ¡esta mañana jamás lo hubiera creído! Como puede girar la vida de un momento a otro.
—Entonces usted debe ser el padre, lamento informarle que acaba de perder a su hija producto del accidente—anunció finalmente dejándome helado. Todos me miraron, hasta yo mismo. ¿Gala está embarazada? ¿Desde cuándo?
Apuesto a que eso ocultaba Valentina, quien luce menos sorprendida.
***
¡AVISO IMPORTANTE!
¡Hola!
Weno, aquí otro capítulo 😁 pensé que no llegaría a publicarlo pero acá lo tienen, ojalá les haya gustado 💙 y quiero recordarles las 2 opciones de dinámicas:
1.- EXPONIENDO INFIELES: Revisar celulares de Manuel, Joaquín, Franco, Azul, Maia y Mara en Tijuana. Esto sería como un capítulo especial (opcional su lectura) 👁👁
2.- Reaccionando a momazos de esta historia 😂 así que quienes quieren esta opción pueden comentarlo aquí mismo 👉
3.- Ambas 💚
Ustedes eligen y weno, volviendo al capítulo…
¿Qué hará Daimon ahora? ¿Qué creen que piense? ¿Manuel llevará su suéter de muñeco de nieve súper incómodo? ¿Surgirá algo entre sus hijos y los de Gopal? ¿Qué sienten después la noticia "acaban de perder a Ailín" por parte de la doctora? ¿Será verdad? ¿Qué sentirá Daimon por Gala?
¿A quiénes quisiera ver en el capítulo 32? 😮
Estaré leyéndolos xd y quisiera agregar algo más: ¿Alguien que es o vive en Perú 🇵🇪 sintió el sismo de anoche? Pudo percibirse hasta en Lima, abarcó todo Ecuador 🇪🇨 y parte de Colombia 🇨🇴 ¿Alguno de ustedes es de allí? Espero que esté todo bien 💛
¡Gracias por leer hasta aquí! Se les ama mucho :3
¡Nos vemos pasado mañana! 👋
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