Capítulo 24: Guardar silencio
—¿Puedo hablar con vos, Maia?—preguntó Joaquín, quien había llegado interrumpiendo mi conversación y parándose frente a mí. Ámbar sonrió animándome, debo dar la cara luego del incidente.
No huiré a Venezuela como Gala.
—¿Sobre qué me querés platicar?—admito que fue algo cobarde de parte mía.
—Vos sabés—sí lo sé, pero prefiero negarlo. Quizás porque fue y sigue siendo muy humillante. Aunque el video ni se subió a Internet, siento que pasé gran vergüenza.
—Los dejaré solos entonces—tomé su brazo, Ámbar comprendió que no quería hablar. Sin embargo, soltó mi agarre y caminó hasta perderse entrando al hotel. Perfecto, ahora estoy sola con Joaquín.
—¿Qué ibas a decirme?—cuestioné manteniendo mi antigua posición indiferente—. Hace tiempo venís diciendo que hablaremos y recién hoy te animás.
—Solamente vine a decirte la verdad—anunció antes de comenzar a rodar aquella historia. Un año, trescientos sesenta y cinco días estuve desconociendo cuál habría sido su paradero—. ¿Todavía deseás saber qué hice durante este periodo que no nos vimos?
Esto sí me interesa. Lo dejaré hablar.
—A ver, contame—contesté sonando desinteresada pues opto por conservar esta actitud—. ¿Resultó bien tu búsqueda del amor verdadero?
—Digamos que al llegar a Madrid, lugar donde pensé ir primero, no la encontré—esto causó mayores interrogantes, ¿por qué fue ahí?—. Ella siempre soñó con ir a recorrer Europa, España era el sitio del que más hablaba y decidí empezar ahí.
—¿La encontraste o no?—negó mirando hacia el suelo. ¿Todavía extraña a su ex novia? Siento como si quisiera regresar con Gala y eso logra hacerme sentir frustrada. Necesito una buena dosis de música—. Rápido, no tengo todo el puto día, ¿qué pasó luego?
—Sin saber a quién acudir intenté buscarla en Internet, donde finalmente la encontré—reí pensando algo más inteligente: ¿Por qué no hacer eso antes?—. Ella estaba en Londres, aunque por suerte sólo fue un viaje y para mala fortuna, uno muy largo. Estuvo dos meses fuera.
—¿Y vos ahí esperando?—le interrogué fuera de onda. Yo no esperaría mucho, tengo poca paciencia
—Pues sí—rió nervioso. Joaquín descifró mi opinión al respecto—. Cuando finalmente llegó, le escribí un mensaje pidiendo vernos. Batallé para convencerla hasta que lo hice, aceptó verse conmigo y entonces me dijo lo que temí escuchar.
Él se quedó callado, guardó silencio, esto me dio a entender que le resultaba difícil hablar del tema. Iba a decirle algunas palabras de aliento, porque en serio quería saber toda la historia; no obstante, Joaquín prosiguió y fue innecesario.
—Estaba cambiada, vi sus fotos en Internet pero resultó absolutamente distinto verla cara a cara. Casi irreconocible; su cabello largo, voz diferente, mayor estatura, usa gafas y... por poco la paso por alto—describió él. Tiene razón, ella no se parece en nada a la Gala que vino con Justo. Seguro debido a ese cambio, Daimon ni puso reconocerla—. Me confesó que tenía novio y se encontraba comprometida.
—¿No lo viste a Daimon?—siempre quise saber eso. Él volvió a negar.
—También descubrió todo cuando ella llegó al hotel... y entendí que él era ese chico aunque lo negó muchas veces—dio un corto suspiro. Ahora comprendo mejor, aunque queda una duda aún—. Después fui a Francia, me quedé allí y tras aceptar cuánto extrañaba Argentina, volví.
—¿Qué pensás hacer ahora?
—Darme y darte nuevas oportunidades—cogió mi mano sin avisar. Quise soltarla, a pesar de esto, no era capaz. También la deseaba y aunque jamás le dije nada, me propuse ocupar el lugar que antes ocupó Gala—. Ah, cierto, ¿cómo pude olvidarlo? Debo disculparme con Daimon, hice mal reclamándole. Estoy feliz por ellos.
Deseé oír eso desde que supe de la existencia de Gala. Finalmente parece estar superándola.
***
Aceleramos el paso a pedido mío, ya que tomo su mano y camino más rápido. Hoy tengo mi primera audición de canto, son indescriptibles las emociones que estoy sintiendo en estos momentos porque al ser demasiadas, ni si quiera encuentro palabras exacta. Estoy feliz, por sobre todo, no puedo sentirme mejor sabiendo cuánto apoyan esto mis padres. Especialmente, papá, este es un sueño compartido entre los dos. La escuela me abre sus gigantescas puertas que logran intimidarme pues no sé qué encontré adentro. Hay gente tan o más talentosa que yo y aquello sólo hace aumentar esos nervios que tanto odio, consiguen traicionarte a veces. Aunque les doy permiso, ahora debo alejarlos.
Todo depende de este momento.
—¿Nerviosa?—asiento frotando mis manos. Papá vino conmigo, dijo que siempre estaría para mí y lo demuestra a base de hechos. Mientras tanto, mamá... ella pertenece a otra historia bastante diferente.
—Sí—afirmé, él sonrió sorprendiéndome—. ¿Qué pasa si fracaso?
—Fracasar es no intentarlo—aseguró, eso terminó causando cierta tranquilidad que necesito—. Podés tener miedo pero, ¿quiénes poseen mayor fuerza? ¿Tus ganas de triunfar o aquel miedo que quiere hacerte tropezar?
—Mi amor por la música—respondí refiriéndome a su opción inicial—. Puedo hacerlo bien...—consolidé, después dudé otra vez—. ¿Cierto?
—Obvio que sí, Mari—afianzó papá. Él se ha convertido en mi modelo a seguir, lo utilizo como referente aunque jamás le haya dicho eso—. Andá, demostrales que sos hija mía. Y principalmente, cantá con el corazón.
—Gracias, papá. Te quiero—sonreí dándole un gran abrazo. ¿Qué podría hacer no teniéndolo aquí? Porque alguien que cree en vos... aquella persona deja de tener precio al ser irremplazable—. Iré a por mis sueños.
—Sé que podés, podrás cruzar tus fronteras, ya lo verás—besó mi frente deseándome suerte. Tras atravesar la puerta, sólo podría verlo a través del ventanal—. Vamos, estaré acá observándote.
—¿Lo prometés?—cuestioné confundida producto de ese entorno. Chicos entrando, saliendo, cargando instrumentos, lienzos en blanco, vestuarios para bailar, vistiendo disfraces extravagantes y muchas cosas más. Esta academia de arte intimida.
—Si vos me prometés darlo todo—suspiré casi temblando.
—Dejaré bien en alto mi nombre.
Entré al lugar donde se realizaban las audiciones, todos parecían centrarse únicamente en su presentación. Por otro lado, estaba yo, cabizbaja sosteniendo la botella con agua que me compró papá y llevando mi guitarra color marrón. Tuve pánico, terror, hasta alcancé a sentir demasiada incertidumbre y pensé rendirme. No fue sino cuando vi a papá sonriendo ni bien me llamaron y tuve que pararme frente al jurado.
Desde entonces, comencé cantar sin pensar cuánto cambiaría mi vida.
Hubiera querido ver a mamá allí también, conmigo. Pero sé cuán imposible puede ser. Considero más probable ser aceptada a que venga a verme algún día.
La energía se está moviendo, puedo detectar su avance mediante el radar. Efectivamente, va con dirección a Venezuela habiendo pasado Brasil y Paraguay. Tengo que avisarles a los chicos, deben estar preparados para afrontar algo así. Porque él es muy poderoso, puede escapar y eso queremos evitar. Espero que puedan traerlo hasta aquí.
—¡Ada!—llamé observando el movimiento que indicaba mi radar. Ella llegó hacia mí acompañada de Fermín y Valentina—. Aquí está—señalé, ellos se acercaron a ver. Seguro temieron igual que yo; iríamos, sin embargo, el padre destructor podría darse cuenta. Detecta seres de luz y energías, así que todo está en sus manos—. ¿Les decimos ya?
—Sí, en cualquier momento irá hacia Caracas y tienen que estar al tanto—me respondió Ada conforme—. Ojalá terminemos ganando, no dudo de su capacidad pero para nada es fácil atrapar un ser negativo que maneja los cinco elementos.
—Prefiero quedarme callada y decirle a Gala, ahora la llamo—informó Valentina mientras sacaba su teléfono celular del bolsillo. Por otro lado, Fermín analizaba el panorama. Ella se alejó desapareciendo unos momentos en los cuales Ada volvió a articular palabra.
—¿Creen que puedan lograrlo?—suspiré sin saber qué decir.
—Sí, confío en ellos aunque también tengo miedo—expuso Fermín sinceramente, luciendo su característico optimismo y manifestando cierto temor—. No quiero que les pase algo malo. Él posee casi tanto poder como vos... aunque es por ese "casi" que tengo fe.
—¿Lo decís porque él puede manejar sólo cinco elementos y yo, el sexto?—Fermín asintió, le doy la razón hasta cierto punto—. Desafortunadamente no puedo estar con ellos, están por su cuenta.
—¿Segura que no podés ayudarlos? Alterar el tiempo y evitar su huida sería buena opción—sugirió Ada. Ella desconoce las causas negativas que podría traer jugar con eso—. Esperemos salir victoriosos, si no tendremos muchísimos problemas.
—Sea como sea, él no puede morir—afirmé en un tono agridulce—. Es importante que exista para mantener el balance natural, sin embargo hay un límite. Y ese es justo antes de querer destruir la humanidad.
—Suponiendo que desapareciera, ¿quién se encargaría de acabar con cierta parte del mundo que debe ser destruida?—preguntó retóricamente Fermín. Ada pareció comprender mejor—. Los desastres también importan.
—Tenés razón, este mundo necesita destrucción... solamente un poco—se retractó Ada.
Y sí, a veces la maldad es buena para mantener buen flujo de energías. Debido a eso, se mantiene cierta armonía con el entorno ambiental.
Acariciar su vientre se ha vuelto una tarea común para Azul, sólo verlo como si quisiera proteger a quien está adentro hace que se vea más hermosa. Nuestro hijo, él ya es una pequeña forma vital muy vulnerable. Pareciera que deseara cuidarlo del mal de este mundo, resguardar ese gran valioso tesoro inigualable que nos han confiado. Quiero ponerle Dante, porque presiento que dentro hay un varón. Lo sé, soy su papá y quizás me emocione hasta las lágrimas cuando escuche eso salir de su boca.
Si con todos los hijos llega a sentirse esta emoción maravillosamente indescriptible, quiero tener muchos más. Aunque cueste mucho.
—¿Cómo está?—pregunto acercándome a darle un beso en el abdomen. Azul sonríe mientras continúa dibujando sobre este figuras abstractas, entre círculos y óvalos.
—Bien—suspira tranquila. Está calmada después de haber satisfecho otro antojo—, ya quiero sentirlo moverse. Debe ser lindo, pero más quiero tenerlo aquí aunque...
—¿Qué pasa?—pregunté y tomé asiento al costado suyo. Hice que apoyara en mi hombro, lo cual le causó mayor calma. Puse mi mano encima de su vientre empezando a acariciarlo—. Tengo miedo, es frágil y no sé por qué siento que con cualquier cosa puedo romperlo.
—Justamente eso, ¿si alguien lo rompe? Bajo ninguna circunstancia quiero verlo sufrir—expresó temerosa. Lleva consigo un tesoro, aquel premio que tanto luchamos por ganar: tener hijos—. Ni si quiera yo.
—Serás una buena mamá, te lo aseguro—besé dulcemente su cien—. Y no sos la única asustada, fui un delincuente. Asaltante a sangre fría que nunca pensó terminar así, sólo quiero ser buen ejemplo.
—Ocho meses y verás cómo te ama—admito que sus afirmaciones, me dan más seguridad. Porque no sólo quiero tener hijos, sino ser su padre. Mal tratándolo, sería un mal progenitor debido a que ni llegaría a calificar como papá—. Todo saldrá perfecto, acá estamos para cuidarlo.
—¿Pensás tener más?—le interrogué. Azul giró con bruscamente, sorprendida, ¿habrá sido fuera de lugar?—. Seis estarían genial-agregué bromista, ella se dio cuenta y rió.
—Hablando en serio sí, porque no me gusta ser hija única—admitió, sin percatarse trajo a mi mente el recuerdo de Mateo. Todavía lo extraño, vi cómo moría delante mío y no pude hacer nada—. Perdón, no quise...
—Hay que darle un hermano...—exhalé nostálgico. Sí, su recuerdo vice en mí, siempre estará presente.
—Todos los que se puedan—concordó ella sonriente. Eso bastó para que también dejara a un lado la tristeza, no sirve, me atormenta y da dolor innecesario.
Prefiero quedarme callado, sé que Azul tiene mucha confianza conmigo pero lo último que quiero es preocuparla. Tuve una pesadilla, parecida al sueño que tuvo antes. Habían dos niñas, idénticas, iguales, gemelas y dolía; porque una tenía techo fijo mientras que otra era vivía como yo. Sin embargo, a pesar de su situación, no robaba absolutamente nada. Quisiera haber tenido ese corazón.
Trabajar en la calle, ganando dinero apenas alcanzable para sobrevivir y, ¿nunca robar? Es difícil, pese a esto, ella jamás hizo algo así. Verla expuesta me causó algo extraño, ni sé de quién se trata y ya temo por ella. Aunque quizás sea parte de mi imaginación.
***
¡Hola!
Aquí les traigo un capítulo más :') aunque tardó más de lo esperado. Tuve que ir a una consulta médica debido al problema que tuve el año pasado (el tumor del cual me operaron) y debido a eso, la consulta. Afortunadamente, mi salud se encuentra muy bien 💙
¿Quién será el papá de Mari? ¿Qué problema tiene ella con su mamá? ¿Lograrán atrapar al padre destructor? ¿Con quiénes soñó Franco? ¿Por qué las gemelas están separadas? ¿Cuántos hijos tendrán él y Azul? ¿Maia y Joaquín podrán empezar algo juntos? ¿Él ya no siente nada por Gala?
Espero les haya gustado este capítulo 💚 La (s) últimas semanas de este mes estaré actualizando un día sí un día no para compensar algunas faltas :3 mañana estaré actualizando mi otra novela para quienes también la leen.
¡Gracias a todos, se les ama! 😍 Recuerden que habrá dinámica al final del verano 😁 ya estoy pensando en cosas nuevas para quienes gusten participar y a mediados de abril se abrirá Aliados 4 (Sí, efectivamente, algunos personajes de mi creación pertenecientes a la antigua versión volverán... y conocerán formalmente a los hijos de... weno, ¡de todos!)
¡Hasta pronto! 👋
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