Capítulo 13: Serán padres

Esperamos nuestro turno impacientemente, tanto Azul como yo no podíamos quedarnos tranquilos en los asientos del hospital. Ella lucía más nerviosa, apretaba mi mano contra la suya y no la soltó ni un segundo. La secretaria nos llamó e invitó a pasar al consultorio médico, recorrimos el pasillo con los latidos cardíacos rápidos. Era obvio que Azul tenía miedo, temía volver a ser la de antes y eso sólo me dio a entender que es insegura porque no cree en sí misma, ella puede derrotar superar cualquier obstáculo que se le presente. Es fuerte, y tiene el valor necesario para vencer todas las adversidades posibles. No sé qué sea esta vez, pero estaré a su lado, aquello lo hará más fácil de afrontar aunque de por sí, Azul ya tiene la fortaleza que le llevará a derribar esta nueva prueba.

Esta misma tarde, la acompañé a hacerse los análisis respectivos. Ahora recorremos el escaso trayecto rumbo a la oficina del doctor. ¿Qué nos espera detrás? Supongo que lo averiguaremos pronto.

—Con permiso, ¿se puede pasar?—consulté antes de abrir la puerta por completo.

—Adelante, señor—asintió el médico.

"¿Señor? Ni llego a los treinta. Seguro quiso decir joven" me dije internamente y contuve una carcajada fuera de lugar. Azul entró conmigo, ambos tomamos asiento en las sillas delante del escritorio.

—Aquí tiene los análisis—le entregó la carpeta donde se encontraban. Su mano tembló al ser levantada producto del temor y nerviosismo. Lo entiendo, yo estoy igual.

—Entonces—sacó los resultados del sobre—,  usted presenta náuseas muy seguido, mareos, cansancio, fatiga y retraso menstrual.

—S-Sí—confirmó Azul, después tragó saliva y apretó el agarre de nuestras manos.

Instantes más tarde, el doctor sonríe ampliamente acomodándose las gafas para estar seguro de que no haya ningún error. No entiendo, ¿se trata de una buena noticia que Azul esté pasando por eso?

—¿Ustedes son pareja?—inquiere sin borrar su sonrisa, como si el anuncio que fuera a darnos sea algo bueno.

—Sí, ¿por qué?—le interrogué lo suficientemente confundido. Y no soy el único, Azul también lo está.

—Felicidades, van a ser padres—anunció él.

Ella se llevó una mano a la boca casi sin poder creerlo, lágrimas se acumularon de inmediato en sus ojos y mi sonrisa regresó. ¿Hacía cuánto tiempo que no sonreía así? Para ser sincero, debe haber sido hace mucho tiempo porque no tengo recuerdo cercano. Rodeé sus hombros con mi brazo haciendo que se apoyara en mí, mientras la ayudaba a limpiarse algunas gotas de su rostro. Supe que a partir de ese momento, mi vida no volvería a ser la misma.

—¿Lo dice en serio?—pregunté para asegurarme de que esto no era un sueño.

—Pero claro que sí—buscó en un costado de su escritorio una tarjeta, la cual nos fue entregado luego—. Mi esposa también es doctora, si gustan pueden atenderse con ella todo el embarazo. Por mientras vayan a sacarse la primera ecografía, el bebé recién tiene un mes.

—Gracias, doctor—Azul estrechó su mano, yo le seguí poniéndome de pie. Esperaba de todo este día, menos eso, ¿quien lo diría? Después de un año entero lo conseguimos—. No sabe cuánto hemos estado esperando esto.

—Los felicito, a los dos, serán padres—reafirmó el médico. Pese a eso, no terminaba de creerlo, ¡por fin! Seré papá, un… ¿niño o niña? Espero que nazca sano, es lo único que pido para mi hijo. Suena bien decirlo ahora que lo pienso bien.

Me despedí amablemente del doctor, guardé la tarjeta que nos dio en mi bolsillo ya que nos serviría luego. Azul sonreía sin soltar mi mano, yo la solté y a pesar de estar en medio del pasillo, me arrodillé ante ella y besé su vientre. Sea lo que sea la criaturita que esté allí adentro, ya siento un gran amor por ella.

—Franco, te están viendo extraño—dijo Azul. Recibió el beso en su mano y me levanté, de nuevo estábamos a la misma altura.

—Los amo—respondí honestamente. Ella se dio cuenta de que hablé en plural, aquello hizo ampliar más su sonrisa.

—Se lo diré a Luz—sacó su celular y empezó escribirle un mensaje, entre sus contactos divisé a mi hermano. ¿Estaría demás decirle que será tío? Ya quiero saber cuál será su reacción.

—Decile a Matías también aunque me gustaría ver personalmente cómo se pone—añadí sacándole una risa, mejor dicho, haciendo que se vea más hermosa todavía.

Entro al hotel seguido de Luz, salimos a tomar un helado un rato porque según ella, es malo quedarse sin hacer nada ni respirar aire fresco. A mí me da igual, sólo acepté por su compañía. En este último mes hemos convivido bastante, diría que somos amigos y es un gran reemplazo para Noah, quien ahora se pasa de acá para allá con Venecia. Ha cambiado muchísimo, casi ni lo reconozco. Y aunque me cueste admitirlo, el amor te cambia, en el buen sentido, claro está. Porque si ocurre lo contrario, no es amor de verdad. Sonará cursi pero es cierto, eso mismo me dijo Luz.

—Siento que pasas tiempo conmigo sólo porque tu inseparable amigo te dejó—comentó sentándose en el sillón donde solemos tirarnos a platicar.

—No digas eso—repuse al instante, pues no puedo permitir que piense algo así—. Si fuéramos inseparables, jamás se habría ido con otra ni hubiera lastimado mi corazón.

—¿Tenés corazón?—cuestionó incrédula. Auch, eso me dolió, Luz. Pensaba que Noah era el único capaz de herirme emocionalmente.

—Quizás es pequeño pero sí—le aclaré defendiendo la buena persona que todavía no soy. Conservo los malos hábitos, aún sigo acostándome con chicas; sin embargo, tengo fe en que eso cambie porque tampoco me gusta ser así—. Por eso estoy vivo, ¿no? Sería imposible estarlo sin tener uno.

—Estás en lo cierto, aprendés rápido—me sonrió Luz. Entonces tuve un pensamiento fugaz, lo eliminé rápidamente, negando como siempre. Con ella no, quiero que nuestra relación sea diferente. Además, ella nunca merecería ser trataba igual que las demás chicas.

—¿Estarás en la fiesta de mañana?—pregunté esperando obtener una respuesta afirmativa. No obstante, ¿es buena idea que Luz  esté presente? Habrá mucha gente, entre esta, chicos con malas intenciones que sólo vienen a chamuyar y cogerse minas.

—Sí, ¿y vos?—volteó a verme sonriente. Parece muy entusiasmada, ¿le gustarán las fiestas de Noah cuando sepa lo que pasa en ellas? Porque una cosa es estar dentro del cuerpo de Azul y otra muy diferente, enfrentarte sola a un grandísimo tumulto de gente extraña sintiéndote solo y perdido.

—También, me quedaré con vos si querés—afirmé haciéndome una idea.

—Gracias, sé cuidarme sola…—el ruido de su teléfono celular que se compró hace poco la interrumpió. De un momento a otro, su rostro cambió y se le dibujó una inmensa sonrisa—. Escuchá esto—activó una nota de voz. Era Franco, mi hermano.

"Che, a qué no te sabés esta… ¡Vas a ser tío! Así que nada de estarte chamuyando chicas porque le tenés que dar un buen ejemplo" fueron las palabras causantes de mi próximo grito.

—¡Seré tío!—exclamé emosionado. Prácticamente salté del sillón mientras que Luz reía, se oyeron voces desde arriba pero no me importaron las quejas y seguí gritando—. ¡Voy a tener un sobrino! ¡Será como hijo y cuando llore podré devolverlo a sus padres! ¡No jodas, estoy por ser tío!

—¿Tío de quien?—inquirió Noah. Sí, bajando las escaleras con Venecia.

—¿Franco tendrá un bebé?—quiso saber la pelirroja esbozando una sonrisa.

—En efecto, ¡Azul está embarazada!—decretó Luz, estableciendo una ola de lo que fueron sonrisas.

Lo logró, ambos consiguieron ser padres. Un año entero mi hermano viene queriendo tener un hijo y ahora sólo faltan nueve meses aunque técnicamente, el bebé tiene vida desde el vientre materno. Por otro lado, a mí me queda poco tiempo para prepararme, ¿será niña o niño? Sea cual sea, estoy dispuesto a enseñarle a jugar fútbol y el arte de ligar con el sexo opuesto.

Sentados en una de las mesas del fondo tras volver a casa y terminar mi tarea, hablaba con Valentín. Hace un mes que regresé a la escuela, se siente bien ir a ese lugar retomando así mi antigua rutina, la cual extrañé todo este tiempo. Platicamos sobre muchas cosas al tiempo en que vemos a Kobu dormir encima del improvisado colchón que le hicimos. Está cansado, pasó el día jugando y ahora tiene sueño. Un ruido algo molesto nos interrumpe, Valentín bufa molesto al darse cuenta de que es su hermano. Joaquín se encuentra sentado con vaso vacío de jugo ignorando ese sonido perturbador, Valen se levanta y dirige hacia él. Yo me quedo en mi lugar, junto a Kobu, no obstante, alcanzo a oír algunas cosas.

—¿Por qué no atendés el teléfono?—cuestionó él frente a la cara de desconcierto de su hermano, a lo que reí.

—Es Daimon—le restó importancia, para mi sorpresa. ¿Ellos están peleados? Porque así parece.

—¿Y no le vas a contestar?—insistió Valentín, Joaquín negó en respuesta sin decir nada—. Vamos, tenés que superarlo, ¡Daimon no tiene la culpa!

—Él sabía que era Gala, mi Gala—recalcó la penúltima palabra. ¿Era por eso? Supe que llegó su ex novia hace un mes pero, ¿qué tiene que ver Daimon con esto?—. No respetó nada… ¡Y hay códigos!

—Ella está muy cambiada, totalmente diferente a cuando la vimos, aunque en realidad se trataba de su doble—le recordó Valentín. Permanecí inmóvil, fingiendo revisar un cuaderno mientras estaba cada vez más interesada en la conversación.

—¡Me vale!—exclamó Joaquín, Valentín rodó los ojos molesto.

—Ya sos lo suficientemente grande, ¡superala, vos tenés a Maia! Aceptá que no te quiere—le gritó harto, exaspado de su actitud. ¿Hace cuánto lleva así? Luce entre deprimido y decepcionado.

—¡Pero Daimon! ¿Acaso no pudo haber sido otro? Y no me digas que sólo son amigos, no soy tonto—afirmó él. Valentín masajeó su cien, debe estar tan cansado como Kobu—. Yo veo más que amistad.

—¿Sabés? Ni sé por qué me involucro en tu desastrosa vida amorosa, yo vine a decirte que apagués tu celular si no le querés hablar a tu amigo—ordenó furioso. El ruido seguía, eso exasperaba a Valentín, y a mí también, pero puedo con eso.

—¡Ya no es mi amigo!—gritó furioso.

—¡Lo que sea! ¡Me desconcentrás!—aguanté una carcajada para no llamar su atención y que pensaran mal. Estoy sentada repasando la clase de aritmética y no, escuchando conversaciones ajenas.

—¡Entonces mejor me voy!—clamó finalmente, cogió su celular, el cual dejó de sonar en ese momento.

—¡Vete!—Valentín le abrió la puerta sin ser necesariamente amable en este acto. Joaquín se aseguró de llevar todas sus cosas y salió del Vivero Bar, mis padres nunca les cobraban a los chicos así que no hubo ningún problema con eso—. ¡Oye, la cuenta! ¡Ratero!

Estallé en risa, no pude contenerme más.  Valen se volvió hacia mí y acabé transmitiéndole lo mismo, porque ambos comenzamos a reír. La actitud de Joaquín resentido es muy graciosa, pese a que no sea del todo correcto burlar de los sentimientos. Si hubiera habido gente aquí, medio mundo ya estaría enterado de toda su desventurada vida emocional.

—¿Por qué le pediste la cuenta?—cuestioné con voz entre cortada por las risas.

—No le doy consejos gratis—contestó Valentín sabiamente—. Debo poner acá mi consultorio, a ver si me va bien de psicólogo.

—Me temo que el paciente no te hace caso—expuse mi pensamiento. Sin embargo, olvidé que él tiene una respuesta para cualquier cosa.

—Tal vez no funciona en burros—se encogió de hombros o ocasionando más carcajadas por mi parte. Demasiadas, diría yo, porque terminé despertando a Kobu, quien dormía plácidamente sin perturbarse. Hasta ahora, obvio.

—Perdón, te desperté—me disculpé con él, pero luego señalé a Valentín—: Fue su culpa, ladrale a él.

Kobu apoyó sus patas en las piernas de Valentín hasta tumbarlo al suelo. En ningún momento pensé que le mordería, no es capaz de eso, excepto si es por defensa propia o para defendernos de algo. Empezó a larmer su cara, riendo, saqué mi teléfono y capturé el momento en una hermosa fotografía.

Es tarde, ha anochecido bastante rápido y sigo en el parque, arriba del puente. El escenario me recuerda al día donde todo acabó, eché a perder mi vida literalmente. Subí a lo alto de un edificio, miré hacia abajo sintiéndome nada sin su amor. Ridículo, eso pienso ahora, pero entonces yo lo amaba con todo mi corazón y no creo volver a entregarme así. Me suicidé dejándome caer desde el último piso, sentí un fuerte golpe en la cabeza y después vi mi vida pasar frente a mis ojos. Seguía enamorada, ¿por qué ni en ese momento me di cuenta? Estaba muriendo, y por fin lo hice. Lloro, aunque no quiera, porque fui una estúpida.

Levanto la mirada, observo el lago y me doy vuelta para regresar.

Entonces lo veo, parado frente a mí.

***
¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? Ojalá les haya gustado 💕

¿A quién creen que vio Valentina? ¿Algún chico se le acercará a Luz en la fiesta? ¿Joaquín "perdonará" a Daimon? ¿Valentín y Devi volverán a despertar a Kobu? ¿Matías está cambiando por Luz?

Y quizás la pregunta más importante…

¿Será niña o niño el bebé de Franco y Azul? ¿Mellizos? ¿Gemelas? ¿Trillizos?

La Navidad está cada vez más cerca :') ay, amo esa festividad. En mi país cocinamos pavo, comemos pantón (que es algo así como un queque con pasas y fruta confitada) y chocolatada. Tengo el árbol y nacimiento ya armados, sólo faltan las luces 😊😁🎄🎅

Y también se viene el año nuevo ✌ ya cumpliré 2 años en Wattpad el 4 de enero. Cómo pasa el tiempo, ¿no?

¿De quién quisieran una narración el próximo capítulo? 😉

Weno, sin más que decirles me despido hasta el domingo o lunes xd ¡Gracias por leer, votar y comentar! 💙💙💙 ¡Adiós! 👋

PDT: Se viene nuevo personaje, ¿quieren foto?

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