Capítulo 12: Miedo al pasado

Las calles están repletas de gente, no hay día que no haya sido así o al menos desde que nací, la situación acá empezó a mejorar. Eso nos dijeron mamá y papá, quienes en realidad son de Buenos Aires. Me cuesta creer, al ver todo el panorama alegre, que en algún momento este lugar se encontrara pasando la peor crisis existencial. Personas padeciendo hambre y frío, niños muriendo al no haber medicamentos en las farmacias, jóvenes llorando antes de partir a otro país para quién sabe cuando regresar y silencio, porque según me contaron no había ni una sola alma en la ciudad.

Caen lágrimas de mi rostro, suena horrible. ¿Por qué a un país tan hermoso le tocó vivir algo tan caótico? Así lo describo pues lo que menos poseíamos era paz.

—No llores, ¿en qué estás pensando ahora?—mi hermano se sentó junto a mí. También tenía los ojos rojos, aunque rápidamente quitó sus rastros de lágrimas—. Esa época debió ser horrible, pero ya es historia—leyó mis pensamientos como acostumbraba.

—Sí que debió serlo, no me puedo imaginar tanto caos con exactitud…—manifesté dolida. Nació una pregunta en mi mente y decidí preguntárselo—. ¿Tú eres capaz de hacerlo?

—Intento, pero no—me negó de inmediato. Ninguno puede, nuestros padres tienen razón. Siempre nos dijeron que éramos especiales, ¿a qué se refieren? Todavía no he podido averiguarlo a mis once años de vida y él tampoco—. Algún día lo sabremos—adiviné lo que pensaba, esta vez se debatía lo mismo que yo.

—¿Por qué no ahora?—inquirió, si hay algo que lo caracteriza bien es su enorme curiosidad. Aunque casi todos los niños de nueve años sean así.

—Así no lo quiere el destino—le respondí sin pensarlo mucho.

—Hay muchas cosas que no entiendo, casi nadie se junta con nosotros en la escuela por ser raros—ríe ensanchando su sonrisa y achinando sus ojos—. Pero me gusta eso, estar solo.

—A mí también, ni tengo interés en comprender a las niñas de mi edad—me escogí de hombros y empecé a reír con él. No sé exactamente de qué, pero amo cuando nos tildan de raros porque siento que lo que hay entre nosotros es un lenguaje único e inigualable que nadie más tiene.

—Extrañaré Caracas, ¿qué nos esperará en Argentina?—preguntó irónico. Le contesté dentro de mi mente, y él captó aquel mensaje. ¿Por esto dirá mamá que somos especiales?—. ¿Sabes? La mejor parte es que no estaremos solos, ¡nuestros primos están allá!

—Y seguro vamos a la misma escuela—sonreí emocionada imaginándome lo que vendría—. Será nuestra primera vez fuera del país, ¿no estás entusiasmado?

—Estoy feliz y nostálgico, hemos vivido mucho aquí—tocó con su mano el banco del parque donde estábamos sentados. Suspiramos al mismos tiempo tras ver moverse las ramas del árbol más cercano producto de una ventisca—. Me recuerda un poco al verano cuando fuimos a Aragua, hacía mucho calor.

—Como ahora, y así me gusta. Prefiero esto a la lluvia—admití cerrando los ojos de inmediato, pues ni bien traté de mirar directamente al sol, este me nubló la vista.

—¿No te gusta el preticor?—intervino mi fiel compañero.

—Sí, es lindo el sonido de la lluvia cayendo—le concedí sonriente ya que aquello pertenecía a la lista de las escasas cosas que me gustan del invierno—. Mi amor al verano es perenne, no intentas cambiarlo.

—Hice mi mejor intento—levantó ambas manos en son de paz.

Vino otra ráfaga de viento, ambos la recibimos y nos deleitamos ante aquella sensación. Nuestros padres suelen traernos aquí para respirar aire fresco los fines de semana, disfrutamos mucho el contacto con la naturaleza y nos encanta. No entiendo porqué sólo vienen niños pequeños a jugar y los de mi edad se la pasan pegados al celular, yo ni si quiera tengo uno.

Cierro detrás de mi la puerta del baño, me inclino hacia la tapa del inodoro abierta y no puedo evitar vomitar todo el desayuno ahí. Me siento mal, Franco se esforzó preparándolo no para que termine así, aunque soy incapaz de controlarme. ¿Estaré enferma? Porque llevo sintiendo náuseas desde hace un mes, ese es el tiempo que ha transcurrido, treinta días luego de la cena familiar y mi rendición a ser madre. Seamos realistas, los errores de mi pasado no me van a dejar ser feliz nunca.

—¡Azul! ¿Estás bien allí adentro? Voy a entrar—avisó demasiado tarde para mí. Entró al cuarto de baño encontrándome en un pésimo estado y, sin saber el por qué, a punto de estallar en llanto.

Sólo necesito un abrazo, justo ahora, afortunadamente es lo que recibo de Franco. Tapo mi boca para que los sollozos que salen de allí no se escuchen en toda la casa, aunque aquí sólo somos nosotros dos.

—Perdón, no sé qué me pasa…—mascullé en voz baja, sentí sus brazos alrededor mío y eso ocasionó que sintiera más tranquilidad—. ¿Y si estoy enferma de nuevo?

—¿Por qué dudas? Esa etapa tuya es historia, ahora no te ves gorda ni dejas de comer—me recordó Franco, pero en realidad, sí. Soy consciente de que estos últimos días no he comido bien, sin embargo, solamente lo hice para prevenir las náuseas—. Azul… estás alimentándote como debe ser, ¿no?

—Sí—le mentí, pues no tengo ganas de discutir ahora—, seguro me cayó algo mal anoche.

—Ayer cenamos pizza, eso nunca te ha causado esto—observó mis ojos, por ende, yo también lo vi fija y directamente un largo rato—. Decime la verdad.

—Es que no te est…—fui incapaz de seguir hablando, otra vez llegó a mí, lo creí superado pero creo que no estaba tan enterrado como pensé todo este tiempo. Me sostuve de su brazo para no caer víctima del mareo que sufrí y entonces lo supe: Franco se ha dado cuenta—. Tengo miedo.

—No te preocupes, para eso estoy yo—corrió hacia atrás un mechón de mi cabello y besó mi cien, cerré los ante su tacto.

Me vino bien relajarme un poco, desde hace un mes estoy presa en la sugestión, porque la idea de volver a ser quien era en mi horrible pasado, me causa terror. Estuve comiendo, alimentándome saludablemente, haciendo ejercicio no en exceso… ¿Qué hice mal? ¿Por qué todo regresa?

No puedo evitar llorar casi todas las noches, ¿qué probabilidades hay de que esté viviendo mis últimos momentos? Conmigo nada es certero. Quizás la bulimia vuelva y me mate, o mi vida termine al hacer otra locura por lograr el cuerpo perfecto.

—Debemos ir al médico, ¿verdad?—Franco asintió, como me temía. Aunque sé que es mejor ir a tiempo, ya temo por mi bienestar.

—Amor, no llorés, todo estará bien—acarició mi cabello mientras yo me encontraba apoyada contra su pecho.

Sentir su respiración calmada, produce en mí los mismos efectos. Me brinda cierta seguridad pese a mi mundo lleno de inestabilidad, supongo que quedará algo luego de todo el caos vivido.

El monstruo que vive dentro de mí por fin me ha dejado en paz, porque llegué a la conclusión de que eso es. Toma decisiones sin consultarme, utiliza mi cuerpo como su marioneta, hace lo que quiere y se le da la gana. Algo trama, yo lo sé, podré parecer tonto pero no soy así en realidad, me di cuenta de que es muy poderoso y tiene una obsesión por ir al hotel durante la madrugada sólo para quedarse rondando por ahí. Sinceramente, le guardaba un rencor a los chicos, aunque esto se ha desvanecido, ahora me preocupan. A fin de cuentas quien hizo mal fue mi padre, Justo, me mintió y yo le creí. Ellos quisieron abrirme los ojos, nada más. También descubrí que él no puede poseer mi cuerpo estando Valentina presente, por lo cual, juntarme con ella me da un respiro del martirio que vivo todos los días. Es desesperante, exhaustivo y agotador.

Su canto me hace sentir cosas inexplicables, ella no toca el piano como alguien normal sino que prefiere mil veces la guitarra eléctrica o la batería, ahora se encuentra tocando este último. Vinimos a un bar, el cual tiene algunos instrumentos musicales en su pequeño escenario aunque a decir verdad, me la encontré aquí, no vine con ella aunque parece no odiarme tanto ahora.

—¿Por qué te detienes?—le pregunto cuando deja las baquetas a un lado y me mira con el ceño fruncido.

—Estás observándome, no me gusta que me mires así—expresó ella cruzándose de brazos. No puede quererme si quiera un poco, ¿cierto?

—¿Y cómo quieres que te vea? Tocas muy bien la batería para ser una chica—comenté con buena intención, lamentablemente el feminismo de Valentina lo mal interpretó, como siempre.

—¿Te das cuenta de lo machista que suena eso?—cuestionó molesta, bajó del escenario y se paró frente a mí sin cambiar su semblante. Sigo sin saber qué la llevó a ser así, porque después de todo las personas son como son por algo, ¿verdad?—. Y luego vienes a joder diciendo que te trato mal.

—¿No te parece que estás corriendo muy rápido?—le interrogué en un afán de alcanzar su ritmo. ¿De dónde sacó eso? A veces pienso que odia a los hombres—. Jamás conocí alguien tan feminista como vos.

—No lo soy—negó, aunque sé que ella sabe que sí, lo es—. Sos un machista.

—¿Podés calmarte? Un chico ni si quiera puede hablar tranquilo con una persona así—la señalé. Grave error, eso empeoró las cosas solamente. Valentina es temperamental, es fácil darse cuenta por los constantes e impulsivos cambios de ánimo—.  Sólo quise decir que tocás bien.

—¿Y qué te hace pensar que voy a creerte? Si al final todas las palabras de los hombres son hipocresía pura—espetó furiosa apretando los puños, lo cual me hizo retroceder asustado.

—Las mujeres también son hipócritas—retruqué. Su actitud en ocasiones consigue sacarme de quicio pero, ¿por qué es así? No creo que haya nacido con un gran odio a los hombres.

—¿¡Qué decís!? ¡Idiota de mierda! ¡Repetí eso!—se alteró bruscamente captando la atención de todos.

Estuvo a punto de golpearme, sin embargo, la tomé del brazo y ella cerró los ojos. Su respiración era acelerada, luchaba por tranquilizarse, quería que todos dejaran de mirarnos, no me apartó cuando pegué mi frente a la suya y siguió mis pasos al tirar de sí para salir del bar. Sólo caminó a mi lado en completo silencio, hasta que decidí hablar y preguntarle.

—¿Podés ser sincera conmigo por un minuto y dejar el odio a un costado? Necesito preguntarte algo importante—creí que no lo haría, mas asintió y bajó la cabeza. Luce arrepentida, ¿por qué? Se abraza a sí misma, me recuerda a mí cuando quería un abrazo y no tenía a nadie así que le regalo uno independientemente de lo ocurrido, no obstante, Valentina me aparta.

—Lo prometo, pero mantené tu distancia—puso una mano sobre mi pecho y me alejó. Una cosa más agregada a la lista de aspectos que no entiendo de Valentina.

—¿Por qué odiás a los hombres? ¿Te rompieron el corazón?—su rostro cambió, se transformó y volvió a apretar los puños. ¿Alguien la entiende? Porque yo no.

—No te responderé eso—sonrió amargamente. Sin duda es un total misterio—. Y tampoco te estoy mintiendo, sólo te niego la verdad.

—Valentina… me preocupás, tu actitud no es exactamente normal—manifesté, ella alzó una ceja no muy convencida con mis palabras.

—No me lo rompió un hombre, lo hizo mi falta de amor propio—confesó finalmente. Y digo esto porque a continuación emprendió su camino dejándome parado solo en el parque de en frente del bar.

Dicen que el amor cambia a las personas, he conocido muchos ejemplos, pero ninguno como ella. La cambió para mal, ahora odia a todos los hombres por igual.

Me costó trabajo, a él también pero logramos nuestros objetivos. Soy la "novia" de Daimon e iré, desafortunadamente, a una fiesta mañana. Por lo menos estamos a mano, supongo que puede ser peor. Dejando todo el drama de mi horrible vida amorosa, lo estoy ayudando con una investigación aunque siempre que viene Joaquín, nos observa mal, más a él. Está celoso, ¡de su amigo! No lo creí así por eso seguro que no han hablado, mi ex novio se aleja.

Yo evito a Joaquín. Joaquín evita Daimon. Daimon… no se rehúye de nadie, ni novia ha tenido.

Reviso las cámaras del hotel permitiendo que mi mente se explaye todo lo que quiera, no la limito. Estoy tranquila, relajada y calmada hasta que veo a Milo por las cámaras de seguridad, como reacción, me atraganto con el jugo que bebía en ese momento.

—¡D-Daimon!—lo nombré difícilmente. No obstante, mi amigo escuchó su nombre y vino corriendo al lugar.

—¿Encontraste algo…? ¿¡Qué hace él acá!?—exclamó mientras yo tosía. Puedo estar muriendo de un atragantamiento y Daimon continuaría como si nada—. Oye, ya deja de toser, si te mueres quedaré viudo.

—¡Sos mi novio, en ningún momento dije esposos!—le recordé asqueada. Perdón, es el matrimonio lo que le provoca esa horripilante sensación—. ¿Ves? Y vos no me ibas a hacer caso en revisar las cámaras.

—Punto para mi novia—me concedió, a lo que yo lo observé con autosuficiencia—. Algo planea, no sé qué pero…

—No es bueno, ¿tenés alguien que pueda infiltrarse?—le pregunté preocupada. Este no es un tema que merezca ser tomado a la ligera, Justo estuvo a punto de matarnos.

—Valentina, te la presentaré mañana antes de la fiesta, es un ser de luz.

***
¡AVISO IMPORTANTE!

¡Hola!

Espero que les haya gustado el capítulo 😁👌 Respondiendo a la pregunta que muchos deben estarse haciendo luego de leer el Flashforward sí, la escena está ambientada en Venezuela 🇨🇴 Agradezco desde ya a una lectora que me ayudó respecto a eso ❤

¿A quiénes les gustaría ver en el próximo? Lo tendré en cuenta 😉

¿Qué creen que le esté pasando a Azul? ¿Se volvió a enfermar o… es otra cosa 7u7? ¿Valentina le contará la verdad a Milo? ¿Gala y Daimon harán algo para evitar que Milo siga yendo al hotel? Y sobre todo, ¿quiénes son los niños del Flashforward? ¿Quiénes son sus padres?  ¿Tiene alguna teoría?

Weno, yendo a lo importante, subí una nota pero por si acaso lo informo también acá… 🙂

¡REGRESAN LAS ACTUALIZACIONES REGULARES! Eso significa, un capítulo cada dos o (como mucho) 3 días así que el próximo lo subiría a más tardar el viernes. Y seguirá ese ritmo hasta principios de marzo, ¿qué opinan?

Gracias (no sé si ya lo mencioné pero igual lo diré de nuevo xd) por el Kelvin (porque K=Kelvin… ok sólo yo me entiendo) y por las 100 ⭐ solté un grito que todos en el cine se me quedaron viendo raro 🙈

Hasta ahora recuerdo cuánto salté por las 3 👁 sí, 3 lecturas. Porque bien sabía y dije: "Una lectura es mía, la otra de mi mejor amiga… ¡Y esta es la tercera! ¡Una persona en cualquier lugar del mundo se ha tomado la molestia de leerme!" La verdad fue una emoción bastante grande y luego llegar a donde estoy fue: "Wow 😮😱 no me mames, ¿yo escribo esto?"

No me queda más que agradecerles la existencia, ustedes valen mucho así les digan lo contrario. Ámense porque yo ya lo hago :') ¡Gracias! ❤❤❤

¡Hasta pronto! 👋

PDT: ¿Qué tal los preparativos para Navidad? ¿Cómo las celebran en su país? Con confianza, me encanta leerlos y responderles :3

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