Capítulo 10: Momento incómodo

—¿No has pensado en qué será de nosotros cuando tengamos que separarnos otra vez?—me pregunta Ámbar, quien está sentada a mi costado en el jardín.

—Sí, me lo he planteado—le respondo con sinceridad y tristeza—. Pero no quiero pensar en eso ahora, no nos iremos tan pronto.

—¿Por qué? Si volvimos es de seguro por algo malo y lo sabes—afirmó Ámbar, haciéndome caer más en la realidad.

—Carpe diem—le recuerdo y a su vez, regresa a mi mente la canción que escribí con Manuel hace mucho tiempo—. Olvidar el pasado, vivir el presente.

—Es que hay algo que no me deja tranquila…—manifestó ella y después guardó silencio, dándome a entender que ese sentimiento aumentaba cada vez más.

—Olvidalo—le sugerí pasando mi brazo por encima de sus hombros—, sea lo que sea, no está ocurriendo ahora mismo.

—Siento que Daimon no nos está diciendo algo, ¿y si Justo ha vuelto?—cuestiona sin sentido. Cuando Ámbar se pone así, es capaz de hablar cosas como estas porque que él regrese es imposible, ¿no? Está muerto.

—Yo sé lo que te hará bien—le sonreí trayendo de vuelta el deseo que siempre llevé en mi interior—. Podríamos formar un coro, estoy seguro de que Manuel también aceptará unirse a nosotros…

—¿Seguís soñando con eso?—rió recordando los momentos en que apenas éramos todos amigos y yo no dejaba de insistir con esa idea—. Vamos a paso por paso, aunque tenés razón, debo distraerme un poco más… así evito pensar en eso.

—¿Es un sí o un no al coro?—inquirí sin ser capaz de desistir de esa idea.

Ámbar duda un instanta, no sabe qué responderme y yo no sé si rechazará o aceptará mi propuesta. Sin embargo Joaquín, quien recién ha llegado ayer de España, y Noah se dirigen hacia nosotros antes de que ella pueda responderme afirmativamente.

—Buen día—nos saluda Joaquín con una taza de café en mano—, ¿tienen planes para esta noche? Pensábamos en hacer una…

—¿Fiesta?—traté de adivinar su plan, si Noah estaba involucrado o había tenido algo que ver era más probable que se tratara de eso— . Acabamos de regresar y no creo que sea buen…

—¿Por qué siempre que me ven piensan en eso?—cuestionó el aludido—. Nos referíamos a una cena familiar, con todos como los viejos tiempos ya que estamos juntos.

"No, ¿en serio pregunta eso?" me pregunté a mí mismo y no llegué a exteriorizar aquel pensamiento.

—Entonces sí—asintió Ámbar echándome un vistazo—. ¿Lo ves? Es malo juzgar anticipadamente.

—Genial, sólo bajen a la hora de la cena—sonrió Joaquín tras soltar una ligera risa que no alcanzó a extenderse mucho—. Ya va siendo hora de volver a cenar juntos.

—Aunque eso de la fiesta no es mala idea eh—agregó Noah, pensándolo bien creo que no debí haber abierto mi boca y dejar hablar a Ámbar.

—No, no, no, de ninguna manera—me negué no deseando tener problemas, porque eso significan sus fiestas—. Así está bien, gracias, amigo.


Las ganas de ir a la universidad hoy me han abandonado por completo, prefiero quedarme en el hotel o ir a algún boliche con Noah, aunque este últimamente y desde que llegó Venecia, no me hace caso para nada. Escucho un canto desde la cocina, el cual me hace dirigirme hacia allí para, segundos más tarde, toparme con Luz. Ella no deja de cantar ni parece incomodarle mi repentina presencia.

—Buenos días—la saludo cordialmente, camino en dirección a la alacena y busco algo para comer—, ¿tomaste desayuno?

—Sí, estuve limpiando un poco—me respondió en seguida sonriendo—. ¿Y vos? ¿No deberías estar estudiando arquitectura en tu facultad?

—¿Cómo sabes eso?—cuestioné confudido, yo no se lo dije, ¿o sí? Es recién la segunda vez que hablo con Luz.

—Porque eso me dijeron por ahí—rió sin poder evitarlo, contagiándome a mí—. ¿Qué te gusta de esa carrera?

—No sé—caí en cuenta entonces de que eso me faltaba, voluntad, ¿por qué quiero estudiar arquitectura? ¿Realmente me gusta o prefiero otra profesión?

—Y si no sabés, es porque quizás no es lo tuyo—expresó Luz sabiamente, al comienzo me sorprendió pero luego recordé que era un ser de luz evolucionado.

—Tal vez, puede ser, quién sabe—lucí como si no le diera la importancia debida, sin embargo, internamente me debatía su pregunta anterior. Y si bien es cierto, desde niño me llamó la atención la carrera de derecho, igual que mi padre—. Tengo que pensarlo.

—No, tenés que escucharte y sabrás lo que quieres. No pienses con tu cerebro sino con esto—colocó una mano en su corazón, sin borrar su radiante sonrisa. ¿Todos los seres de luz son así o sólo ella?—. Él nunca se equivoca.

—Siempre hay una primera vez—le recordé el viejo dicho que solían decirme antes, cuando iba detrás de una chica.

—Pero hay excepciones, y esta es una—aseguró haciendo gala, otra vez, de su inteligencia.

—Gracias aunque creo que aun así no me guste tanto como he venido pensando todos estos años, debo ir a clases, ¿no?—Luz asintió con el ceño fruncido.  Cierto, acaba de descubrir que pensaba faltar simplemente porque no me da la gana de ir.

—Te parecés un poco a Noah en sus inicios, sólo que él estaba peor—se encogió de hombros volviendo a reír. Siempre que lo hacía, terminaba causando lo mismo en mí, era raro pero me gustaba.

Quise quedarme hablando un tiempo más con ella, sin embargo, debía ir a estudiar porque sólo así sabría si la arquitectura es realmente lo que quiero ser en esta vida.

Después de tomar el desayuno con Noah en el hotel, me dirigí al Vivero Bar en busca de mi hermano. Ayer me la pasé desempacando sin salir un sólo momento de mi habitación, no es que esté evitando a Maia, simplemente prefiero hablarlo con ella en otro momento. Además, ¿cómo puedo decírselo? Gala está de novia con otro chico, según me dijo ella misma, y no creo que sea correcto utilizar a Maia como segunda opción, está mal y se daría cuenta. Aunque también es cierto que mis sentimientos por ella han aumentado, no obstante, la buena noticia es que nunca volveré a ver a Gala, al menos no en un buen tiempo y cuando eso pase la tendré bien superada.

Debí bajar a saludar a los chicos ayer, pero no me sentía en las condiciones físicas para hacerlo y sólo deseaba tirarme un rato, que se convirtió en horas, a dormir. Pero el ayer está terminado, es un día diferente y ya quiero ver de nuevo a mis amigos.

—Valentín—lo llamo causando que voltee, trae su mochila en mano y algunos cuadernos sujetos en la otra. Es viernes así que supongo irá al colegio—, ¿te vas a la escuela?

—No, me dieron permiso para faltar hoy—niega para mi sorpresa. ¿Mary y Taylor hicieron eso? Es un poco extraño, lo cual me hace dudar de sus palabras.

—Es mentira, tiene que ir quiera o no—intervino Devi, Valentín sonríe inocentemente y lo observo con desaprobación—. Me dijiste que tenías un examen de matemáticas, ¿pensás faltar?

—Ya voy—resopló resignado y agachó la cabeza frustrado. Entiendo que quiera pasar más tiempo conmigo, no obstante, su prioridad ahora debe ser la escuela porque ya tendremos tiempo—, pero primero tengo que hablar unas cosas con vos—me señaló.

—Les diré que ya te fuiste—Devi le guiñó un ojo, a lo cual sonrió de una manera que jamás había visto en él y eso me llevó a pensar en aquellos asuntos de los que quería platicarme.

—¿Y? ¿Qué me querés decir?—le pregunté tomando asiento en una mesa cercana, a la cual vi vacía.

Tengo muchas preguntas para hacerle, a él y a Daimon pero; sin embargo, no es mi intención presionarlo ni ocasionar su tardanza en llegar al colegio. Desde que llegué, no he parado de preguntarme por los seres de luz, ¿por qué están aquí? Me pone feliz verlos, pero su sola presencia es agridulce.

—Es imposible que no te cuestiones por la vuelta de los seres de luz—afirmó seguro de sí. Y no se equivocaba, justo en eso estuve pensando—. Hace unos días vi a Milo—anunció obteniendo como respuesta mis ojos abiertos de par en par, a su vez, un escalofrío me recorrió al recordar la pesadilla que vivimos el año pasado. Abro la boca para decir algo, pero él se adelante y atropella mis futuras palabras—. Está vivo, no sé cómo porque de eso se encarga Daimon.

—A ver si te entiendo—intento organizar rápidamente mis pensamientos, lo logro finalmente tras fallar unos instantes—. Milo ha revivido, ¿y por eso volvieron los seres de luz?—asintió calmado. Sin duda el se había hecho a la idea más rápido que yo.

—Según me han dicho Mary y Taylor, Daimon está al tanto, hay una nueva aliada y vendrá la amiga de Daimon hoy—me cuenta todo muy rápido que le cuesta a mi cerebro retener la demasiada información de una vez.

—¿Sabes que son muchas cosas las que me contás? No sé si puedo procesar esto, ¿podés repetirlo?—suspiró cansado, a pesar de eso, me hizo ese favor. A la segunda explicación, pude captar un poco más de datos.

—Te has perdido mucho—expresó dándome una palmada en el hombro—. Bueno, te acabo de contar todos los chismes, ¿ahora me vas a decir que pasa con Maia?

—No sé qué sucede exactamente…—expresé mientras se me escapaba una sonrisa—. ¿Te pongo al día de mí en el camino? Puedo llevarte a la escuela.

—Perfecto, ¿dónde está tu auto?—se levantó del asiento y observó hacia ambos lados una vez que caminó hacia afuera—. No lo veo.

—Porque no tengo—le corregí yendo hacia donde se encontraba también. Saqué un rato de mi bolsillo el celular para ver la hora y entonces supuse que debíamos darnos prisa o llegaría tarde—. Tomaremos un taxi.

Conduzco hacia el aeropuerto con mucha prisa al darme cuenta de la hora. Llevo veinte minutos retrasado y prometí ser puntual en recoger a Gala cuando llegase a Buenos Aires, no tiene dónde quedarse así que le ofrecí hospedarse en el hotel. Debe estar bajando del avión ahora mismo, porque me dijo que el vuelo llegaría exactamente a las 2:00 p.m. y según mi celular, el cual reviso aprovechando el hecho de haberme detenido ante un semáforo, ya han transcurrido varios minutos. Es probable que se moleste conmigo por haberla dejado esperando, pero estuve investigando un par de cosas y se me fue el tiempo, el lado positivo de todo es que no estoy tan lejos y si continúa sin saber tráfico, llegaré pronto.

Aumento la velocidad para dirigirme hacia nuestro punto de encuentro, sin embargo, la disminuyo al pasar frente a una patrulla policial e ignoro la pantalla encendida y el sonido de mi celular producto de una llamada. Es Gala, quien seguro me está buscando por todos lados.

Finalmente, luego de un incómodo rato perturbado por el constante ruido telefónico, desciendo de auto frente a la puerta del aeropuerto. Una vez adentro, volteo hacia ambos lados, en busca de mi amiga y al no encontrarla, me dispongo a marcarle yo, a pesar de no haber respondido sus llamadas.

—¡Hola! Perd…

—¿Por qué recién llegas?—me interrumpe cruzándose de brazos, justo cuando me disponía a disculparme—. Pensé que no vendrías y te habías olvidado de mí.

—No, es sólo que hay mucho tráfico—le mentí para no empeorar su mal humor al decirle que me distraje investigando otra vez. Porque ya ocurrió un día en el cual la dejé plantada en un restaurante debido a que olvidé nuestra salida pactada para ese día—. ¿Vamos? Te ayudo con tus maletas.

—Lleva estas—me entregó una muy pesada que tenía en la mano derecha junto con una valija de ruedas—. Yo me encargaré de las demás—asentí convencido y empecé a caminar delante de ella en dirección al auto.

—Me estás siguiendo, ¿no?—pregunto luego de unos minutos en los que escucho muchos pasos detrás mío, aquí es fácil perderse con tanta gente entrando y saliendo a cada rato—. ¿Gala? ¿Estás ahí?—me doy la vuelta para toparme con ella, riendo ante mi cara de seriedad—. No me parece gracioso.

—Pues a mí sí—se encoge de hombros y tira de las dos maletas rodantes que trae consigo—. ¿Por qué te quedas parado? ¡Apurate! Llevo más de cinco horas encerrada en un avión, y vine sentada al costado de una anciana que no hacía más que roncar—se queja, posteriormente, levante sus anteojos de sol y me deja ver unas notables ojeras—. Literalmente, no duermo desde ayer.

—Entonces no te quedes ahí parada—imité el tono de sus recientes palabras y retomé el camino hacia mi auto.

La ayudé a colocar sus maletas en la parte de atrás del vehículo, con cuidado, porque es nuevo, lo compré hace un mes en Madrid y tuve que mandarlo en un avión de carga, el cual llegó hoy, ya que no podía venir conmigo por falta de espacio, acaban de devolvérmelo hoy en la mañana.

Me senté en el asiento del conductor y Gala, a mi costado. Terminó de abrocharse en cinturón de seguridad y partimos rumbo al hotel. Observo como enciende la radio, se baja los lentes ahumados y recuesta su espalda en el asiento. Supongo que quiero dormir durante el trayecto aunque, ¿con música? Niego extrañado y continúo manejando.

Al cabo de una hora, porque nos cogió el tráfico, empecé a recorrer las calles aledañas al hotel. Gala no había pronunciado palabra, dándome a entender que dormía y me tocaba a mí despertarla.

—Ya llegamos—le levanté los lentes de sol obteniendo un quejido de su parte.

—¿Preguntaste sí me puedo quedar ahí?—me interrogó acomodándose mejor en el asiento del copiloto.

—No… pero estoy seguro de que sí te dejarán—le sonreí queriendo darle seguridad. Después de todo, no creo que Noah no quiera—. Baja primero, yo llevo las maletas.

—Sí, por favor, tengo hambre y ganas de seguir durmiendo—expuso. Abrió la puerta del vehículo y se detuvo en seco, mirando fijamente el hotel como si estuviera analizándolo en su mente.

—¿Has estado aquí antes?—cuestioné cerrando el maletero del auto luego de bajar todas sus pertenencias.

—Creo que lo he visto cuando aún vivía en este lugar, ¿no estaba abandonado?—negué de inmediato. Confío mucho en ella, pero no me parece el momento indicado para decirle la verdad.

—Estaba—repetí haciendo énfasis en esta palabra—. Un amigo lo tomó, es algo así como el dueño y hemos remodelado todo el mobiliario—Gala sonríe por algo que no logro comprender, a pesar de eso, me recibe su maletín de mano y tras colocárselo en el hombro, ingresa al hotel.

La seguí cargando todo el resto de se equipaje, ella llegó a la sala de estar y es allí donde con su espalda casi tirando sus maletas al suelo. Rodeo su cuerpo paralizado para entrar, ya que me impide hacerlo, y me encuentro a Joaquín, tan pálido como si hubiera visto a un fanstasma.

—¿Gala?—pregunta confundido.

—Hola, Joaquín—ella lo saluda incómoda, voltea a verme queriendo decirme algo y después se vuelve hacia Joaquín.

Al principio no lo creí, pensé que el mundo no podía ser tan chico pero me demostró lo contrario. Ella es la Gala de quien tanto nos habló Joaquín, su ex novia y la persona a la que fue a buscar un año atrás.

***
¡Hola!

Aquí les traigo un capítulo más de este fanfic y espero que les haya gustado ❤

En los próximos capítulos habrá un nuevo personaje y probablemente ponga una foto de él más adelante. También transcurrirá un poco de tiempo en la historia a partir del capítulo 12 o 13 u.u

¿Qué creen que suceda con Gala y Joaquín? ¿Luz ayudará a cambiar a Matías? ¿Noah hará una fiesta? ¿Gopal podrá formar su coro? ¿En dónde estuvo Joaquín todo este tiempo y por qué evita a Maia? ¿Aún tiene sentimientos por Gala?

¿Quisieran un Flashforward en el siguiente capítulo?

Es dormingo 2 de diciembre, lo que significa que ya se viene la Navidad 🌲 ¿Ya armaron su árbol? Yo hoy armé mi nacimiento :')

Muchísimas gracias a quienes me han leído hasta aquí :3 ¡Hasta la próxima actualización! 👋

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