♦9♦ Vástagos de Ytzal

Narra Alia

Por fin he conseguido separar a Zoey del banco. Después de pataletas y gritos como "¡Déjame con el banco, lo quiero más que a ti!" o "Estoy demasiado cómoda y cansada como para moverme" hice la hazaña de levantarla, no sin antes sufrir por la vergüenza de sus gritos y quejas delante de todo el que pasaba.

Ahora vamos a casa de Marga, yo por detrás de Zoey para evitar que se pare. «Allí tenemos que preguntar sobre el humo y las sombras de las que hablaba Idris». Pensé mientras conseguía hacer andar a Zoey hacia delante.

Llegamos a la casa a los cinco minutos, pues la tienda no estaba muy alejada de ella, y nos acercamos a paso rápido al ver que Meri estaba esperándonos en la puerta.

—Por fin llegáis, Elisa y yo llevamos esperando un buen rato, y los chicos todavía no llegan. —Meri nos cogió a ambas de las manos y nos atrajo al interior de la vivienda.

—No te preocupes, seguro que llegan pronto —Zoey parece haberse despertado, porque por fin dice algo sin bostezar.

—Meri, no sabrás por casualidad donde está Marga, ¿verdad? —La niña me dio una sonrisa pícara, y mientras levantaba su barbilla de manera imponente señaló las escaleras que conducían al primer piso.

—Esta en su despacho, en el primer piso. Os dejo que voy a jugar. —Meri se fue pegando botes, y Zoey y yo la contemplamos hasta que su mata pelirroja desapareció de nuestra vista.

—Esta niña no para de sorprenderme. —La chica sonrió mientras subía los escalones y yo la seguía a paso lento.

—Meri siempre ha sido una niña diferente. —Sonreí al recordar a Meri vestida de mago, con su melena rojiza como barba, y un cono como sombrero. La pequeña intentaba maldecir a Handson, mientras recitaba palabras delante de uno de sus cuchillos. La pobre lo intentó toda la noche, pero lo único que consiguió fue agotarse al día siguiente.

No la dejé volver a intentarlo.

Mientras pensaba habíamos llegado a la primera planta, y Zoey me había guiado hasta el despacho de Marga. En el que ella leía, absorta del mundo, un gran pergamino antiguo.

—¿Marga? Podríamos hablar... —La señora levantó la cabeza a la mención de su nombre, y al escuchar mi petición dejó el pergamino a un lado de la mesa.

—¿Que ocurre niñas? —Marga hincó los codos en la mesa y apoyó la barbilla en su mano derecha mientras nos hablaba.

—Queremos saber que son las sombras. —Zoey se acercó más a Marga, y esta abrió los ojos como platos a la mención de las sombras.

—¿De donde habéis sacado ese nombre? —Zoey y yo nos sentamos en unas sillas al frente de Marga, y comenzamos a explicarle todo lo ocurrido esta mañana.

—Veo que ya aparecen... —Marga pasó su mano por su melena negra, y se levantó de la mesa en la que se encontraba—. Debemos esperar a la llegada de los demás, prefiero contarlo a todos a la vez. Lo único que os pido es que cuidéis vuestras espaldas.

La mujer nos echó de su despacho después de tan siniestras palabras, y Zoey decidió bajar a comer.

—¿No tienes curiosidad? —Zoey me miró con una mezcla de horror y repulsión, y yo hice caso omiso a su expresión mientras esperaba una respuesta por su parte.

—Sinceramente, no. Esto parece peligroso, y si meto la cabeza más en el hueco puedo acabar degollada. Además, este mundo no se merece perderme. —La chica sonrió con alegría, y se limpió una lágrima imaginaria.

—No sabía que fueras tan egocéntrica. —Zoey pasó su brazo izquierdo por mis hombros, y me llevó a la cocina mientras hacía gestos con su brazo libre y a la vez hablaba.

—Todos tenemos en nuestro interior ese alma de famoso, algunos la escondemos y otros la dejamos ver. Pero siempre esta ahí. —La chica me soltó cuando llegamos a la gran cocina hogareña, y mientras abría las alacenas en busca de dulces me hablaba sobre su amor por los bombones de duende.

—¿Bombones de duende? —Zoey giró la cabeza hacia mí de forma aterradora y me fulminó con la mirada provocando que todo mi cuerpo temblara.

—¿No sabes que son los bombones de duende? —Negué con la cabeza y Zoey se acercó a mi con una cestita de ramas que acababa de sacar de la alacena—. Estos son los bombones de duende, el mejor dulce de toda Arab sin duda, y eso que yo soy muy quisquillosa con los dulces. —La chica me acercó la cestita y miré los dulces del interior.

Estos estaban separados en celdas para que no se tocaran, y todos eran iguales. Tenían la forma de círculos de color chocolate y el dibujo de una rosa en la parte superior. Cogí uno cualquiera y lo metí en mi boca de un bocado.

El dulce sabía a vainilla, con un toque de frutos rojos y un crujiente de galleta. Estaba delicioso y me lo acabé en un segundo.

—¿Y bien? —Los ojos de la chica refulgían como las estrellas mientras esperaba una respuesta por mi parte.

—Está riquísimo, se nota que son los mejores. —Zoey comenzó a reirse con fuerza, y dejó la cesta en la alacena. No sin antes coger ella también uno— ¿Qué ocurre?

-Estos dulces toman el sabor más amado por la persona que los prueba, de modo que es el favorito de todo el mundo. -La chica se metió a la boca su bombón, y a los pocos momentos siguió hablando, cuando ya se había acabado el dulce- Por ejemplo el mío sabe a chocolate de menta, y tiene un regusto amargo. ¿Y el tuyo?

-Pues a vainilla, frutos del bosque y tiene un crujiente de galleta. -La chica asintió a mis palabras, y ahí comprendí la diferencia entre ambos sabores, siendo el mismo dulce- Es espectacular.

-Ya, yo pensé lo mismo. -Nos quedamos hablando un rato en la cocina, hasta que Zoey se dio cuenta de la hora por mirar por la ventana.

La chica se dirigió al momento a la salida, y yo fui a acompañar, pero me detuvo a mitad de camino.

-Lo siento pero tengo que ir a entrenar, será mejor que hagas otra cosa. No te preocupes, cuando nos alcances podrás entrenar con todos. -asentí a la chica y esta se fue mientras me dejaba en la cocina.

«Ahora yo que hago... No estoy cansada, pero tampoco puedo ir a luchar... ¡Ya sé!».

Corrí por los pasillos y las escaleras hasta mi habitación, y me metí en el armario para encontrar algo con lo que correr.

Cuando estuve ya cambiada con algo más cómodo bajé y salí de la casa. No saldría de los alrededores, sólo correría por aquí hasta que llegaran los chicos.

Comencé con un ligero trote, y cuando llegué a los jardines ya se podía ver el atardecer en el cielo.

-Creo que voy a parar un poco -negué y sonreí cuando me di cuenta de que estaba hablando sola, y me apoyé en una valla mientras contemplaba las flores que crecían frente a mi.

-Mejor será que descanses, no vaya a ser que te ocurra algo. -Al escuchar esas palabras un aire frío recorrió mi nuca, lo que hizo que mi vello se erizara y mis sentidos se agudizaran.

-¿Quién o qué eres? Muéstrate -giré varias veces sobre mí misma en la busca del origen de aquella voz, pero no había nadie más en aquel jardín.

-Por tu bien sería mejor que no me vieras, pero tendrás que hacerlo a la fuerza cuando te mate. -De repenté noté como algo, o alguien caía sobre mi espalda.

Rápidamente rodé para quitármelo de encima y me levanté para ver a mi contrincante.

-No puede ser... -Lo que me había caído encima fue ese extraño ser que me desgarraba en mi recuerdo. Inconscientemente llevé una de mis manos a la zona de mi pecho en la que me desgarró, y la criatura sonrió de lado ante mi gesto, dejando ver esa ilera de afilados y pequeños dientes.

-Por lo que puedo comprobar me recuerdas, y eso que hace poco escuchaste la leyenda, o eso tengo entendido. Es un privilegio ser el primer asesino tuyo que recuerdas -El ser hizo una elegante reverencia y luego dejó ver unas garras en sus manos- Pero sabes que será mejor, aparecer en la muerte de dos- De repente se abalanzó sobre mí pero conseguí esquivarlo.

Salí corriendo en dirección de la casa, gritando y siendo perseguida por esa bestia. Poco a poco se iba acercando más y más a mi, y que él fuera más rápido y estuviera menos cansado que yo no ayudaba.

Cuando estaba a diez metros de la puerta vi como Archer salía de ella, y por mirarlo tropecé con un bache y caí mal con el pie derecho, de modo que chillé de dolor.

Archer se quedó viendome, y cuando consiguió ver lo que se acercaba a mi espalda «Ya había oscurecido y era difícil diferenciar las cosas» lanzó una ráfaga de aire con varita en mano, que hizo que la bestia volara por los aires y cayera lejos de mi.

El chico se acercó a mí y comprobó que no me hubiera hecho nada, intentó levantarme pero al apoyar el pie derecho una descarga de dolor me golpeó la zona, por lo que tuve que apoyarme en un único pie.

-Me duele mucho -El chico pasó mi brazo por sus hombros y me giró para ver al ser que me perseguía. Grande fue nuestra sorpresa al ver que esa bestia no se encontraba donde había caído hacía rato, y al no encontrarlo Archer tampoco por los alrededores decidió llevarme al interior de la casa.

-No te preocupes, además están todos dentro. Ahora vamos al salón a ver que te has hecho. -El chico me llevó con delicadeza hasta la puerta de la casa, me ayudó a subir todos los escalones y me cargó hasta el salón, donde todos hablaban animados hasta mi llegada.

-¿Qué ha ocurrido? -El primero de todos en darse cuenta de nuestra llegada fue Cas, y seguido por Aksel y Zoey se acercaron a donde me encontraba.

-No tengo idea, estaba en el jardín corriendo. Me paré un momento y una voz comenzó a hablarme, luego se tiró sobre mí y cuando lo vi era el mismo... -No pude seguir relatando pues las lágrimas se abrieron paso y comencé a llorar sin poder impedirlo.

Archer se sentó en uno de los sofás, dejándome espacio a mí y permitiéndome apoyar la cabeza en su pecho mientras me consolaba.

Levanté un poco la vista cuando Cas se levantó de mi lado, en el que se había sentado, y se acercó a Marga, que estaba sentada en otro sofá junto a Katy.

-¡¿Me vas a contar ya que ocurre?! Di, porque no tengo ganas de seguir aquí sin una respuesta. Primero Aksel y ahora Alía, no quiero que otro de nosotros salga herido, así que dinos lo que ocurre -El chico estaba por abalanzarse sobre la mujer, pero por suerte Aksel pudo sujetarlo.

-Para Cas, así no arreglamos las cosas -El chico consiguió que Cas no golpeara a Marga, de modo que sentó bufando cerca de donde yo estaba.

-Alía querida, ¿Qué te atacó? -Marga intentó acercarse a mi pero la mirada que le dirigió Cas la instó a quedarse en su sitio.

-Fue el mismo ser de mi recuerdo, el que me mató. -susurré la última palabra pero todos la oyeron, ya que pude ver los ojos llenos de pena de Cas.

-En ese caso debo contaros ya lo que son esos "seres" -Marga se puso de pie ante la mirada de todos nosotros- Ese ser que atacó a Alía es un demonio, creado por Ytzal antes de la leyenda. Se ocupan de llevar almas de humanos junto a su diosa mas tienen un cometido especial. Evitar que se cumpla la leyenda.

-Pero ¿Por qué no nos contaste esto antes? -Aksel hizo la pregunta que todos nos hacíamos en este momento.

-Porque no os quería aterrar con el pensamiento, que fueran felices y salieran sin miedo. -Todos nos quedamos callados ante las palabras de la mujer, y esta continuó con la explicación- Además de esos demonios, también hay unas sombras... Estas se adentran en personas, animales o hijos de Machina «Hadas, sílfides, duendes...» y los posee, o provoca enfermedades en el organismo huésped.

-¡El conejo! -Zoey saltó de su sitio al darse cuenta de lo que era el humo. La chica me miró con los ojos bien abiertos, y yo asentí a su hipótesis.

-Si, el conejo estaba infectado por una sombra. Estos dos vástagos de Ytzal intentarán pararnos los pies, para que la leyenda no comience. Así que habrá que tener los ojos bien abiertos. -La mujer nos miró a todos los presentes, y nosotros asentíamos a medida que posaba su vista en cada uno- En ese caso, me marcho. -Marga se fue al momento en una nube amarillenta, y todas las miradas de la sala se posaron en mí.

-¿Alía te ayudamos a ir a tu cuarto? -Aksel parecía el más calmado, y me acercó su mano para subir.

-¿En serio, la maga de Belyan necesita ayuda con una herida? Esto es peor que un chiste tuyo Aksel... -Katy estaba sentada en el sofá de la izquierda, con las piernas cruzadas y una sonrisa altanera.

-Katy, no es momento -Cas se levantó de donde estaba con la mirada fija en la maga de agua.

-Anda Alía, cúrate, si eres tan poderosa cura esa torcedura de tobillo. -La chica se levantó de un agíl movimiento, y mientras ponía sus brazos en jarra me observaba atentamente.

-No, no puedo. Mis poderes de sanación sólo los puedo usar con los demás, no conmigo misma. -Katy dejó salir una carcajada despectiva, mientras se acercaba a la salida de la sala.

-Y pensar que tu eres la luz de la leyenda, que pérdida de talento -agaché la cabeza cuando Katy se calló, y es que estaba en lo cierto. Como iba a poder ayudar si nisiquiera podía curar una simple torcedura.

-¡Calla Katy! Sabes que los poderes tienen un límite, siempre -dijo Cas remarcando el siempre.

-Bueno Cas, creo que tu no eres el indicado para respaldar a Alía ¿No? -El chico bajó la cabeza, y después de susurrar millones de maldiciones hacia la chica, la volvió a alzar con una sonrisa de lado en su rostro.

-Puede que debiera respaldarla su novio, mas yo soy su amigo, de modo que la ayudaré -«¿Mi novio?, ¿Qué novio?»

-Cas de qué hablas -El chico se giró hacia mi, pues con la discursión se había adelantado a todos nosotros, y en su cara se podía ver la confusión reflejada, al igual que en la mía.

-De Aksel -abrí los ojos como platos al escuchar la insinuación de Cas, y Aksel fue el que habló.

-Em, Cas, no estamos saliendo ni mucho menos -Cas estaba cada vez más confuso, y no paraba de susurrar cosas que no entendí.

-Pero si yo os ví... -Ahí comprendí por donde iban los tiros. Cas nos espió a Aksel y a mi aquella noche.

-¡Vámonos Archer! No me puedo creer que no sepas respetar la privacidad... Como te atreves a espiarnos -Aksel comprendió lo que decía, y sin despegar la mirada de Cas me dejó con Archer, quien me acompañó hasta mi habitación. Dejando a los otros cuatro dentro de la sala.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top