♦7♦ Recuerdos impropios
Narra Alía
Por fin es de día. Anoche no dormí mucho, entre el extraño sueño y Aksel no pude dormir más de cuatro horas seguidas.
Me levanté pesadamente por culpa de la luz. Cogí unas zapatillas, pantalones, camisa y ropa interior y me metí al baño «Que por cierto era la puerta de enmedio».
Me bañé y vestí rápidamente para poder llegar antes de que se acabara la comida.
«Tengo que preguntar a Marga que fue ese sueño. No se me puede olvidar» pensaba mientras andaba hacia el comedor, que estaba al lado del salón.
Cuando llegué estaban Marga, Zoey y Archer comiendo tostadas con mermelada. Me senté al lado de Zoey y cogí tres tostadas.
-Buenos días dormilona. -El chico untaba la mermelada en su tostada mientras me hablaba y sonreía.
-Buenos días, Zoey ¿Me pasas la mermelada? -Zoey estiró el brazo y me pasó el bote que Archer había acaparado.
-¿Qué tal has dormido? -Marga levantó la vista de su plato, y vi una pequeña sonrisa en su rostro.
-Bueno... Hablando de eso, la verdad es que he dormido poco. -Todos me miraron a la vez, y la duda inundaba la habitación.
-¿Y eso? ¿Que ha ocurrido? -Archer apartó el plato ya vacío y apoyó los codos en la mesa.
-Pues, anoche tuve un sueño muy extraño... Estaba en un bosque, pero no era yo. Bueno, era el cuerpo de otra persona, pero yo estaba dentro y a veces me movía yo, y a veces el cuerpo solo. -Zoey abrió los ojos y Marga se llevó los platos para " hablar tranquilamente".
-Alía. -Marga se sentó enfrente mía- Lo que has tenido eran recuerdos, recuerdos de vidas pasadas.
-¿Recuerdos? -«Pero qué recuerdos, yo nunca he vivido eso».
-Si -dijo Archer mientras ponía ambas manos en la mesa-. Recuerdas que somos las vigesimoquinta generación, pues los recuerdos son de las anteriores generaciones. Son recuerdos de como morimos, y se rompe la leyenda, de modo que vuelve a comenzar.
-Por eso la sangre. -susurré. Zoey me miró confusa y luego preocupada, creo que no le parece normal eso- Es que cuando desperté mi camisón estaba lleno de sangre, pero yo estaba ilesa y las mantas limpias. Recuerdo que antes de que se acabara el sueño un ser extraño me desgarraba el estómago con unas garras.
-Normalmente los recuerdos se cortan antes de que te ataquen, pero parece ser que tu aguantaste más. -Marga se levantó y puso sus manos en mis hombros, transmitiéndome toda la tranquilidad posible- Llegarán más, pero no muy seguidos. Si ocurre algo extraño de nuevo avísame.
La mujer se fue y nos dejó a los tres solos en la sala...«Espera, ¿sólo somos tres?»
-Chicos ¿Y los demás? -Zoey se acercó a mi y Archer se sentó en el sitio que antes ocupaba Marga.
-Que yo sepa, Cas y Aksel fueron temprano a recoger las cosas de su casa, Katy no tengo idea. Seguramente habrá ido a comprarse ropa para el Eius, y las niñas se fueron con tu tío al mercado. - «¿Qué es eso del Eius?» Zoey y Archer se levantaron para irse pero los detuve con la mano.
-Otra cosa, ¿Qué es el Eius? -Zoey comenzó a reír y Archer se pasó la mano por el pelo.
-Es verdad, que tu no lo conoces. Sientate, que va para largo -Archer y Zoey se sentaron enfrente mía y comenzaron a explicarse.
-Es una celebración que hacen los magos a final de año. En ella nos conectamos con los dioses y podemos hablar con el que compartimos poderes. Además, Marga celebra un baile en la casa, e invita a todo la ciudad y nos damos presentes, para simbolizar que hemos vivido otro año más. -Zoey me cogió de la mano y me sacó de la habitación en un segundo, de modo que no me pude despedir de Archer.
-Ya sólo quedan dos semanas para el Eius, debemos buscarte ropa para el baile. ¡Lo había olvidado! -La chica me empujó fuera de la casa y me llevó casi a rastras, hasta que conseguí pararla por fin.
-Pero Zoey, en casa de Marga hay muchos vestidos. Seguro que alguno me vale. -Zoey se giró y negó con la cabeza repetidas veces.
-Pero ninguno de sus vestidos es en honor a Belyan. Te hace falta un vestido de seda pura y esos sólo los hacen las sílfides. -La chica me volvió a agarrar y me llevó hasta la puerta de una bonita tienda- Aquí es, en la cueva de Idris.
Zoey llamó a la puerta y rápidamente la abrió una chica de unos dieciséis años. De tez canela, ojos negros y pelo azul real, recogido en un moño y que portaba un vestido de monedas blanco perla. Pero lo que más destacaban eran sus alas de libélula, eran finas y brillantes, y de un color azul profundo que resaltaba su pelo.
-Bienvenidas. -La chica se separó de la puerta y nos dejó entrar- ¿Qué buscais en esta humilde tienda? -rápidamente se separó de nuestro lado, y en un aleteo se puso detrás de un mostrador de madera oscura, que daba a la trastienda.
-Idris. -Zoey puso ambas manos en el mostrador y una gran sonrisa cruzó su semblante antes serio- Necesitamos un vestido de seda real, es para que en el Eius se lo ponga ella -dijo señalándome con el dedo índice.
La chica, llamada Idris, se acercó a mi y empezó a observarme detenidamente.
«Me va a gastar de tanto mirarme» pensé cuando la chica llevaba veinte segundos observándome.
-¡Ya sé! Para la elegida de Belyan hace falta un vestido a su altura. Y creo tener el adecuado, para mí sería un gusto vestir a la luz de Arab -Idris hizo una pequeña reverencia que respondí con gusto, y luego se fue aleteando a la trastienda, dejando un leve brillo azulado en el recorrido.
-Confía en ella, parece joven pero ha vivido muchos años. Además es la mejor creando vestidos de seda real -Zoey se sentó en un banco vacío de la sala, y yo me acomodé en su lado
-No si yo confío, lo que pasa es que no entiendo muy bien eso de la seda real, ni lo de la ropa especial. -«Es que no entiendo porqué debe ser una ropa especial, haber habrá que ir arreglado, pero lo de esa tela en concreto por qué»
-En el Eius todos los magos se conectan con el dios del que proceden sus poderes. Estos nos ayudan a mejorar o simplemente nos dan ánimos, pero, para que lo hagan debes rendirles homenaje de alguna forma. Y así es como lo hacemos, vistiéndonos con las ropas sagradas de nuestro dios.
-¿Y porqué venimos a una sílfide, no podríamos ir a un humano? -Zoey negó con la cabeza y formó una sonrisa de lado en sus labios.
-Me haces preguntas que aquí todos conocemos, pero me encanta poder sentirme más lista que tú -La chica me dio un pequeño empujón con el hombro y yo se lo devolví.
-Ya sé que de aquí no sé nada, pero por eso te pregunto. Deja de meterte conmigo y mi inexperiencia sobre la magia y contéstame -Zoey rió a mi atrevimiento, y después de mirarla mal un par de segundos reí con ella a carcajadas.
-Bueno... Lo que ocurre es que las sílfides son puras, por lo tanto son las únicas capaces de usar y crear una tela tan pura como la seda real. Por ejemplo, los únicos que crean mis vestidos y ropas para el Eius son las hadas de luz, porque son las únicas que pueden transformar rayos de luna en tela -«Wow, pues si que deben de ser complicados de hacer estos vedtidos»
-¿Cuánto crees que costarán? -miré confusa a Zoey pues no tengo nada de dinero, debo buscar un trabajo pronto.
-Que yo sepa, a las sílfides no les interesan los taláhs, ellas quieren cosas a cambio -En ese instante Idris apareció con un vestido.
Este era blanco con detalles en azul hielo. El vestido era ajustado y caía como una cascada, con la espalda al descubierto y mangas largas de encaje amarradas al dedo corazón.
-Es muy bonito -cogí rápidamente el vestido que Idris me tendió y fui a el probador «Que era un biombo con dibujos de flores, situado en una esquina de la tienda»
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Ya me había probado el vestido, y me estaba estupendo. Le dije a Idris que me lo llevaba y ahora estamos negociando que quiere a cambio.
-Bueno... Puedo volar, si necesita cargar algún objeto en alto y tu no puedes sola. -La sílfide negó repetidas veces, y me invitó a darle más opciones- También sé luchar y puedo coseguirte algo. -Negó otra vez y arrugó su rostro, esperando que no fuera todo- y puedo curar... -Los ojos de Idris se abrieron al instante de escuchar mis últimas palabras, y rápidamente me cogió del brazo y me llevó al interior de la tienda.
La trastienda era como un bosque, creo que era un bosque de verdad.
La puerta es un transportador, y ahora estamos en el interior de un bosque. La sílfide me señaló la copa de un árbol cercano, en la que había una cabaña creada con las ramas de este.
Idris ascendió a la cabaña, y yo iba a seguirla, hasta que una mano me paró.
-Te olvidaste de mí -Zoey estaba recuperando el aire, y me miraba tristemente mientras hacía temblar su labio inferior.
-Lo siento, pero Idris me trajo muy rápido, venga vamos a subir. -cogí a Zoey de la cintura, e hice aparecer mis alas.
En unos segundos ya estábamos en la entrada de la cabaña, e Idris recogió las lianas que colgaban delante de la puerta para que pudiéramos pasar.
Por dentro la cabaña era una mezcla de verde y marrón. El musgo rodeaba casi todas las ramas, y las hojas y flores del árbol decoraban la choza.
En el centro, había una pequeña cama de musgo en la que un pequeño conejo de color ceniza temblaba ligeramente. El pequeño estaba tapado por una manta de pétalos y una bolsita con agua helada descansaba en su cabeza. Idris estaba arrodillada detrás del conejito, y acariciaba la mejilla de este de vez en cuando.
-Se llama Shawn, es un gran amigo y lleva dos semanas así. Parece fiebre pero ninguno de mis hechizos y pociones funciona, por eso quiero a cambio del vestido que le salves. No podré mantenerlo así mucho más tiempo, y no se merece morir. -La voz de la sílfide se quebraba a medida que hablaba de su amigo, y una lágrima rebelde recorrió su mejilla.
-Déjame acercarme a él, veré que puedo hacer -Idris asintió con la cabeza y se alejó un poco del conejo, dejándome ese sitio a mi.
El pequeño no paraba de temblar y tenía los ojos cerrados, por su frente caían gotas de sudor y de agua, y estaba encogido en su camita de musgo y hojas.
Rápidamente creé un círculo de magia debajo suya, y con mis manos «Las que brillaban con destellos blancos y verdes» comencé a recorrer el cuerpo de Shawn. Poco a poco el pequeño dejaba de temblar, y su temperatura corporal bajaba considerablemente, además de que un extraño humo negro salía del cuerpo del animal hasta que se recuperó. El conejo se levantó y abrió sus ojos azules.
-¡Shawn! -Idris se acercó rauda al conejo, y este saltó a los brazos de la sílfide- Te he echado mucho de menos pequeño.
-Me alegra que se haya recuperado, aunque deberías saber que un humo negro salió de Shawn mientras lo curaba. -La sílfide frunció el gesto al escuchar lo del humo.
-Temo que sean sombras, será mejor que se vayan. Sígannos -Idris bajó de la cabaña con Shawn en sus brazos y yo cogí a Zoey.
-Chica eso ha sido asombroso, hace un segundo estaba temblando de fiebre y ahora esta pegando saltos. -Zoey hacía gestos exagerados con los brazos mientras hablaba.
-Tampoco ha sido para tanto, lo que importa es que salgamos de aquí y descubramos que son esas sombras de las que Idris habla -bajé lentamente a Zoey y la dejé en el suelo mientras buscaba con la mirada a Idris.
-Tomad, aquí está el vestido. Salgan, es peligroso que se queden aquí, podrían atacarlas las sombras. -Idris nos llevó a ambas hasta la puerta de la salida e hizo el intento de cerrar, pero yo pare la puerta con el pie.
-¿Qué son esas sombras? ¿Por qué no podemos quedarnos aquí a ayudarte? -Idris parecía cada vez más ansiosa por cerrar, pero antes nos susurró algo.
-Es mejor que no las conozcan, y a lo otro, porque sino la leyenda no se cumplirá -La sílfide cerró la puerta de un golpe, y Zoey y yo decidimos dar una vuelta antes de volver a casa, aunque la duda no dejaba de rondar en mi cabeza.
«Que mañana más agotadora» pensé más tarde mientras veía a Zoey derrumbarse sobre un banco.
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