♦4♦ La Leyenda de los 8
Narra Alia:
Revivía una y otra vez el mismo momento. Como la daga se enterraba en el cuerpo de Lisa, como su cara se volvía pálida en unos pocos segundos, y como su cuerpo caía inmóvil y sin vida al suelo.
La furia que sentí la solté en unos momentos, y gracias a ella pude matar al hombre que la asesinó, y que la hizo infeliz tantos años... Pero no pude salvarla a ella. He curado a tantos, y salvado a muchos más, para que luego cuando de verdad necesito mi poder ya no sirva.
«Soy una inútil, pero si pienso eso Lisa se sentirá mal, ella quería que viviera y ayudara a todos... Pero no sé si podré. Todo va de mal en peor. ¿Qué será lo siguiente? No puedo volver a estar con mis padres, he perdido a mi amor, a Lisa... Y a Meri y Elisa; espera ¡Meri y Elisa!»
Abrí los ojos al instante, y gracias a mi brusco movimiento sentí un fuerte dolor en varias zonas de mi cabeza. Tras varios segundos manteniendo los ojos cerrados y quieta logré recobrar el sentido, y al abrirlos; pude ver dónde me encontraba. Una habitación, cuyo color principal era el blanco, tumbada en una cama de matrimonio, con un brillante dosel sobre mi cabeza y suaves sábanas de seda cubriendo mi cuerpo.
Intente moverme pero tenía todo el cuerpo agarrotado, y no pude hacer más que girar un poco la cabeza y ver toda la habitación. Al lado de la cama había un sillón acolchado y una mesita de noche con galletas «De la que cogí una, pues mi estómago y toda mi yo interior gritaban: "Hambre"».
A la izquierda de la habitación había un gran ventanal, tras el que pude apreciar un gran jardín lleno de flores de todos los colores, y a la derecha tres puertas. Las cuales no me dio tiempo a deducir su salida.
La puerta más alejada se abrió lentamente y de ella apareció una mujer de unos cincuenta años, pero bien llevados. Sus ojos, grises y brillantes como la plata me miraban con alegría y mientras su boca esbozaba una sonrisa. Llevaba el pelo negro y plata «La edad y las canas» recogido en un moño muy bien hecho, y su postura recta y elegante me recordaron con dolor mis raíces.
- ¿Alia, te encuentras bien? -La mujer me tendió una taza con té que traía y yo lo acepté gustosa «Estaba sedienta».
-La verdad es que tengo el cuerpo agarrotado -«Algo me dice que esta mujer no es mala, no me preocupa no conocerla pero me gustaría saber su nombre»-. Pero me gustaría saber donde estoy, y cuál es su nombre.
La mujer soltó una sonora carcajada mientras cogía la taza vacía que le tendía, y tras dejarla en la mesita se acercó un poco más; ocupando el sillón a mi lado.
-Querida, mi nombre es Marga Coisser, pero llámame Marga. A tu otra duda, estás en mi casa.
-Pero, ¿cómo he llegado aquí?
-Te trajeron Archer y los demás. ¿No los vistes? -La mujer expresó su duda arrugando su rostro, gesto que la hizo parecer más anciana.
-Ah, los chicos que lucharon conmigo en la plaza... -Creo que lo fuera que pasó en la plaza me dejó agotada, pues hasta mi mente trabaja a un ritmo más lento del natural-. Pero, ¿por qué me han traído aquí?
-Bueno, es algo largo de contar, ¿Conoces La Leyenda de los Ocho? -Ese nombre me era más que familiar, y la primera imagen que llegó a mi cabeza fue de mi padre. Este intentaba echar de nuestras tierras a un mentiroso, que decía querer transmitir a todas las tierras La leyenda de Ocho. Mi padre nunca soportó a los que creían poder transmitir "mentiras" en sus tierras, y ese tampoco fue una excepción.
Lo siguiente que recuerdo de él es verle atado en lo alto de una hoguera antes de que esta prendiera fuego; pues en ese momento mi vista fue apartada por las manos de mi madre.
-No... Soy de Roukre, allí tienen una religión diferente y es la única que he conocido... Lo siento -Agaché la cabeza avergonzada, pues conocer esa leyenda verdadera parecía algo más que primordial.
-No lo sientas mujer, y levanta esa cabeza, no has de avergonzarte por no conocerla. Venga, atiende que te la voy a contar-. Marga se cruzó de piernas, y tras adoptar la que supuse sería para ella una postura más cómoda comenzó a narrar:
Hace 1501 años...
Al principio no había nada, un simple planeta muerto, cuyo nombre era Ypalion; donde no había rastro alguno de vida. Este planeta fue el elegido de entre millones por los ocho dioses para comenzar su paraíso. Y ellos, para mantener su orden, se dividieron en dos grupos. Los dioses mayores y los secundarios, que ayudarían a los mayores en sus problemas. Los dioses mayores eran cuatro, Belyan, Árvore, Ré e Ytzal, y los dioses secundarios y ayudantes de los mayores fueron Venthus, Macchina, Goccia y Kóru respectivamente.
Estos dioses dieron cada uno un regalo al planeta, aunque no como planeaban...
»Belyan, diosa de la vida, le devolvió la vida al planeta y creó a los humanos para que lo poblaran y a los ángeles para que mantuvieran la paz entre ellos y los cuidaran. Los ángeles eran la personificación de los buenos pensamientos, símbolo de paz; y actualmente son nuestro lado bueno. Esa fuerza que nos impulsa a hacer el bien, la que en algunos es mucho mayor que en otros.
»Venthus, dios del aire, creó una atmósfera que hizo posible la vida de los humanos en el planeta, y creó los efectos meteorológicos, como la lluvia y el viento; que evitarían una posible muerte del planeta y que sus habitantes se volvieran incautos. Pues así debían preocuparse por dónde vivir y qué hacer ante estos fenómenos.
»Árvore, diosa de los animales y las plantas, hizo crecer bosques, selvas y jardines, además de que pobló el planeta de todas las especies de animales que Árvore creó para este.
»Macchina, diosa de la sabiduría y la evolución «La creación de objetos y tecnología», dio a algunos animales y humanos intelecto y cualidades superiores. Así nacieron las hadas, duendes, enanos, elfos... y los magos.
»Koru, dios del fuego; hizo que el planeta adoptara una temperatura óptima para la vida. Y como objeto personal creó a los dragones, que serían los más sabios de todos. «Todavía los dragones son considerados seres superiores, pero el nulo afán de estos por liderar nuestras tierras nos ha permitido vivir en "próspera paz"».
»Goccia, dios del agua; creó los océanos y mares, los ríos y glaciales y separó la tierra de Ypalion, creando diferentes continentes. Nosotros vivimos en Arab, la única península del planeta, formado por dos continentes y una isla gigante.
»Ré, dios del rayo, creó un sol que alumbraría el planeta, llamado Girian, y un satélite que brillaría en la oscuridad de la noche, bautizado por el nombre de Mesec.
»E Ytzal, diosa de la oscuridad, no estuvo de acuerdo con los demás dioses. Ella quería que sus creaciones fueran las soberanas, y no las de Belyan o Kóru, por eso hizo que todos los seres tuvieran una sombra, que les haría ver el lado del mal. Y además, creó a los demonios, para que llevaran a su reino de oscuridad una gran cantidad de almas.
Los demás dioses, furiosos con ella, la atacaron con magia, dejándola según ellos creyeron en un profundo sueño. Cuando los dioses vieron los seres que Ytzal había creado tuvieron que hacer algo, pues los ángeles solos no podían con tanta maldad; y pronto todo acabaría contaminado. «Pues la balanza ha de estar siempre equilibrada, y ellos lo sabía mejor que nadie». Cada dios separó una parte de su esencia y se la entregaron a humanos con las cualidades necesarias, sin saber que Ytzal había despertado, y había hecho lo mismo que los otros dioses, creando un octavo mago. Todos los dioses durmieron para recuperar las fuerzas, y en ese momento los elegidos llegaron al mundo creando una leyenda para rescatar Arab; la tierra que había sido regalada a Ytzal y en la que se habían asentado todas sus creaciones.
"Cuando los ocho estén unidos, la guerra por unificar el reino comenzará, todos querrán lo mismo pero cada uno tendrá una forma de conseguirlo. La luz que guía a uno y la oscuridad que nubla a otro se enfrentarán, y los demás lucharán, aunque uno de ellos en contra de su voluntad.
Al final la paz llegará, pero puede que uno de los ocho la luz no pueda volver a vislumbrar."
Los magos de los dioses, el nombre que recibieron los elegidos por los pobladores de Arab, intentaron juntarse para lograr cumplir la profecía. Pero siempre alguno era asesinado o se distanciaba del resto.
Ellos se diferenciaban a los demás por unas mechas en su pelo del color del dios que le regaló sus poderes, y tenían cualidades o posesiones extraordinarias. Y por desgracia eran perseguidos por los demonios, de modo que acabaron muriendo y reencarnando en otros bebés.
-Tú eres la reencarnación de la chica elegida por Belyan, llamada Eveline. Perteneces a la vigesimoquinta generación de magos, y los chicos que te ayudaron también pertenecen a ella. Todos se han unido para encontrar a los que quedan, y tú debes ayudarnos pues eres posiblemente la protagonista de la leyenda, junto con la oscuridad.
-Entonces, me habéis rescatado porque soy la reencarnación de la elegida de Belyan -«Esto es más de lo que me esperaba. Estoy dentro de una leyenda, y lo mejor, no estoy sola. Conocía algo de mis poderes gracias a mi tío, pero no tenía idea de nada de esto»-. Entonces, ¿Son como un grupo?
-Querida, somos una familia, y tú formarás parte de ella. -La mujer me invitó a levantarme, y sorprendentemente pude hacerlo sin esfuerzo-. Veo que el té ha funcionado, me alegro. Venga, tienes que cambiarte y conocer a los demás -La mujer me señaló un vestido azul cielo, de vuelo y mangas al codo y unas botas altas blancas que mágicamente había aparecido en el lugar que antes ocupaba la mujer. Yo asentí a Marga y me dijo que me esperaría fuera mientras me cambiaba.
Hice desaparecer mi ropa con el círculo mágico, la que se limpiaría automáticamente mientras me calzaba las botas y me abrochaba el vestido. La ropa era muy cómoda, y pude comprobar al segundo que habían acertado mi talla. Llamé a la puerta y Marga abrió para que fuera a conocer a los demás.
La mujer me llevó por innumerables pasillos y dejamos atrás incontables puertas hasta que llegamos a un gran salón. Este estaba amueblado con tres canapés formando una "U" y una mesita en el centro, varias plantas en las esquinas y paredes llenas de estanterías y libros antiguos. En aquella sala había cinco chicos y un hombre sentado en los sofás; y cuando este se giró pude reconocerle al instante.
- ¡Tío! -Corrí hasta él y salté para abrazarlo. «Menos mal que él es fuerte, sino habríamos caído ambos al suelo».
- ¡Alia! -Mi tío me dejó en el suelo y cogió mi cabeza con sus manos-. Estas hermosa, ya estás hecha toda una dama. Siento todo lo que ha ocurrido, debí ayudarte más cuando sucedió.
-No importa, ahora está todo bien. -Me separé de él y me presenté a los demás-. Siento las formas en las que nos hemos conocido, no han sido las mejores, la verdad. -Me agaché e hice una reverencia a los cinco chicos-. Mi nombre es Alia Hiton, reencarnación de Eveline, la elegida de Belyan.
Una chica de tez morena, pelo corto y blanco como la nieve, con mechones dorados y ojos oro se acercó a mí y me recibió con un fuerte abrazo que correspondí al momento.
-Hola Alia, yo soy Zoey, Zoey Bolt. Elegida de Ré -«Así que ella es rayo, parece buena persona».
Al segundo los demás chicos se fueron acercando. La segunda fue una chica castaña, de mechas azul marino y ojos del mismo tono. Bastante bronceada y que esperaba con pose de superioridad. Ella fue la que festejó nuestra victoria, no puedo olvidar su rostro altanero tras la que creyó fue una "victoria".
-Soy Katy Acquas -Pretendí abrazarla, pero se separó con una notable cara de asco, a lo que no hice mucho caso.
-No te disgustes; ella es así, muy prepotente, pero te acostumbras. Solo hay que saber ponerla en su lugar. -Me susurró Zoey al oído, a lo que no pude evitar sonreír con disimulo.
-Hola, me llamo Aksel Hoods, y soy el elegido de Árvore -El chico, rubio con mechas verdes y ojos chocolate me sonrió e hizo con su cara una extraña expresión, haciéndome reír-. Hermosa risa.
-Gracias Aksel -Y le sonreí mientras conseguía dejar de reír.
-Y hermosa sonrisa. -El chico se hizo a un lado después de guiñarme un ojo «Es bastante agradable, y gracioso, parece buena persona». Este dejó acercarse a un chico rubio, de mechas grises y ojos del color de las nubes de tormenta.
-Encantado Alia, mi nombre es Archer Storm y soy... -No dejé terminar al chico porque ya sabía quién era, el elegido de Venthus, mi compañero. Así que simplemente le abracé y el me correspondió al segundo.
-Venthus -Me postré delante de él «Sé que son muchas reverencias pero me han criado así, no lo puedo evitar»- Es para mí un honor tenerte como mi compañero.
-El honor es mío -El chico me hizo una reverencia, y cuando ambos estuvimos de pie pactamos nuestra unión con un apretón de manos.
- ¿Ya están todos? -Todavía quedaba un chico por presentarse, y lo reconocí al momento. Era el chico que me salvó del golpe de Hunt, y al que ofendí cuando lo de Lisa.
-Mi nombre es Castiel Torch, elegido de Kóru. -El chico extendió la mano pero yo la aparté. Todos me miraron extrañados, y él algo ofendido, así que lo abracé rápidamente «Con todo lo que me ha ayudado no podía darle un simple apretón de manos».
-Gracias Castiel, por lo de la subasta, y perdóname por mis formas cuando, ya sabes... -susurré en su oído para que solo él escuchara.
-No hay de qué, y no te preocupes, yo era un extraño. Por cierto, llámame Cas. -Me separé de él y asentí con la cabeza. El chico me limpió algunas lágrimas que quedaban en mis mejillas, y eso que ni siquiera había notado que estaba llorando.
-Bueno, ahora que ya los has conocido a todos tienes que... -Marga no acabó de hablar porque de detrás de ella salieron corriendo hacia mí dos niñas a las que conocía muy bien.
- ¡Meri! ¡Elisa! -Las niñas se tiraron encima de mí y empezaron a abrazarme con fuerza-. Estáis bien.
-Sí, Cas y los demás nos trajeron con ellos ¡Y me trajo a caballito! -A Meri le encantaba que la llevaran en caballito, por lo que ese hecho era de lo más importante-. Y Marga dice que nos podemos quedar con ella -Miré a Marga y ella asintió con la cabeza; cosa que solo pude responder con un sincero y escueto gracias.
-Venga niñas, dejad a Alia que tiene que hacer cosas importantes; luego irá con vosotras. Además, ustedes deberían estar dormidas. -Las niñas se fueron como alma en pena de la sala, y Marga sonrió al verlas desaparecer- Archer, ya que ella es tu compañera, ¿Te importaría darle tú un tour por la casa?
-Sería un gusto, sígueme Alia -Archer ya estaba en la puerta «Que rápido es el chico» y yo lo seguí por los pasillos mientras los demás se quedaban en la sala.
-Archer, ¿tienes idea de lo que Marga dirá al resto?-«Tenía curiosidad, pues podía ser algún tema secreto muy importante».
-Lo más seguro es que les diga que no destruyan nada y no se metan en líos -El chico esbozó una media sonrisa al recordar algo, y tras observar la puerta frente a nosotros habló-: Bueno Alia, esta es la biblioteca.
Archer me estuvo enseñando toda la casa. La sauna natural, la impresionante biblioteca y hasta una caseta con caballos; en la que Archer me asignó una hermosa yegua para cabalgar de nombre Faith.
Y ahora nos encontramos en el espectacular jardín. Archer me ha enseñando todos los pasadizos secretos y huecos que hay escondidos, y es muy interesante... pero llevar tanto tiempo recorriendo este sitio me tiene exhausta, y cualquier cosa que dice el rubio se distorsiona en mi cabeza y apenas llego a entender la mitad.
Mientras me enseñaba unas flores «Naturales de esta zona» una gran sombra pasó por delante de nuestras cabezas, y cuando alcé la vista al cielo vi a un gran dragón negro y rojo que estaba aterrizando más adelante. « ¡Es un dragón! Nunca he visto uno, seguro que son más impresionantes de cerca».
Sin dar tiempo para reaccionar a mi compañero, corrí en la dirección del dragón todo lo rápido que mis pies me permitían; al menos lo suficiente para evitar que Archer me atrapara. Salté vallas y corrí junto a las flores hasta llegar al descampado en el que descansaban el dragón y su jinete. «Así que Castiel tiene un dragón...»
- ¿Puedo? -Me acerqué al chico pidiendo permiso para tocar a su dragón, el cual me dio pasados unos segundos; en los que se mantuvo observándome en silencio.
El dragón era de un negro azabache precioso y brillante, y sus escamas acababan en rojo fuego. Sus ojos eran dos llamas incandescentes que te derretían con la mirada, y estos me observaban atentamente mientras que yo acariciaba cada parte de su cabeza.
-Es un placer conocerte Alia -« ¡El dragón habla, y se sabe mi nombre!» Abrí mis ojos como platos y el dragón entendió mi sorpresa-. Hablo, y tengo nombre, me llamo Inferno. Castiel me ha hablado de ti.
Observé al chico recién mencionado con una sonrisa, la cual reprodujo con una notable vergüenza; cosa que me hizo reír levemente. Como pude intenté cambiar el ritmo de la conversación, para evitar el mal trago que el chico parecía estar sufriendo.
-Inferno, eres impresionante. Sin duda me gustaría tener unas alas como las tuyas. Las mía solo me sirven de escudo, ni siquiera puedo alzarme unos centímetros con ellas. -Observé sus alas, fuertes y musculadas, capaces sin duda de realizar grandes acrobacias.
-Seguro que las tuyas son hermosas, ¿nos darías el placer de observarlas? -No pude negarme a la petición del reptil, el cual batió sus alas al oír mi afirmativa.
-Claro, espera un segundo -Rápidamente creé un círculo de magia debajo de mí, y la luz que salía de este recorrió mi espalda creando mis plumadas alas blancas, que ahora tenían pequeños toques azul hielo y dorado-. Oh... Eso es nuevo.
-Son muy bonitas. Eres todo un ángel. -Un pinchazo de recuerdos me llegaron al oír aquella palabra, pero desaparecieron al segundo; cuando este hizo una aureola de humo, que me golpeó provocándome un agudo estornudo y un sinfín de risas.
-Bueno... -Cuando por fin pude detener mi ataque de risa, me giré al jinete del dragón y le hice la pregunta que llevaba tiempo rondando mi cabeza-: ¿Me llevarías en tu dragón?
Al oír mi pregunta el chico se sorprendió, cosa que me dejó extrañada; y por ende, que también me extrañara. Así, hasta que por fin Castiel decidió hablar, explicando el porqué de su sorpresa.
-Eres la primera chica que me hace esa pregunta. Normalmente las chicas se acercan para decir lo valiente que soy y todo eso, pero ninguna se llega a atrever a montarlo. -El chico mantuvo todo el tiempo su mano derecha en el cogote, mientras con la otra hacía suaves aspavientos manteniendo en su mano las riendas del reptil.
-Pues vamos a hacer que lo que dices sea falso. -Sonreí decidida y alcé mi ceja, gesto que el chico entendió al segundo; subiéndose en el dragón rápidamente.
Emocionada me acerqué al chico, quien extendió su brazo izquierdo para ayudarme a subir. Cuando nuestros dedos se rozaban, y ya estaba a punto de subir otra mano agarró mi brazo derecho y me arrastró; alejándome lo suficiente para evitar que Castiel me subiera consigo.
Archer era quien me agarraba del brazo. El chico parecía algo enfadado, por la curva de sus labios y su frente arrugada, pero todo esto desapareció al comenzar a habar. Denotando tranquilidad, cosa que no creí posible por la forma en la que respiraba; desacompasada y brusca, fruto de correr una larga distancia y a gran velocidad.
-Marga... quiere hablar... contigo. Ahora. -El chico se mantuvo de pie apoyando sus manos en las rodillas, y sin poder evitarlo me agaché para comprobar que estuviera bien-. Mejor será que vayas ya... Yo estoy bien, es solo un cansancio momentáneo; en nada llegaré con vosotras
-Está bien. -Me levanté y despedí al chico; para luego girarme y hacer lo mismo con Castiel e Inferno; los que se habían quedado congelados en el sitio, observando la escena en silencio--. Tendrá que ser para otro día.
Y con esas palabras me fui corriendo, intentando recordarel lugar en el que Marga me esperaría... y pensando dónde buscar primero.-P٪
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