Capítulo 5. A mí corazón


-Bien chicos, espero que lo ayuden y hagan que se sienta como en casa- dijo la maestra. Cubrí mi cara con las manos avergonzada, ¿Cómo era posible que estuviera pasando esto…? Mi piel estaba caliente de la pena. El Principito estaba en frente de todo el salón presentándose ya que iba a estar con nosotros en lo que quedaba del año, ¡Y pronto nos iríamos!, ¿De que servía entrar cuando todo está apunto de acabar? No, ese no era el punto. El punto era... ¡¿COMO DEMONIOS ES QUE EL PRINCIPITO ESTÁ AQUÍ?!

El Principito sonrió a todos, los del salón empezaron a murmurar de lo lindo y exótico que era.

Jamás habíamos visto a un chico tan rubio, con ojos tan azules y con la piel tan blanca, era toda una joya.- puedes sentarte justo allá- dijo la maestra, el Principito volteó ligeramente sus labios en forma de disgusto.

-Asi no le importa maestra, me gustaría sentarme allá- señaló mi asiento, ¿Justo a mi lado?, No no no no no no no no….negué y lo mire con los ojos tan abiertos como mis párpados me lo permitían.- es que la conozco y me gustaría tener algo familiar por aquí- sus palabras se escuchaban coquetas, todo el salón ovaciono como si nos gustaramos.

-Claro, adelante- maldita profesora...

-Hola- me dijo más sonriente que nunca, mi rosa me miró extrañada y yo le sonreí disimuladamente.

-Hola- dije algo feliz, luego me acerque a él y lo tomé del cuello del uniforme sin que nadie se diera cuenta y lo mire incómoda, nuestros rostros estaban muy cerca- ¡Tu y yo hablaremos después de todo esto!- dije mostrando enojó, el se acercó más y sonrió pícaro.

-Por supuesto- y más que nunca sentí que mi cara estaba tan roja como un tomate- ¿Tienes fiebre?- dijo curioso, yo negué y volví a mi asiento, el Principito estaba más divertido que nunca. ¿Que rayos le pasaba?

-¿Qué pasa?- dijo mi rosa preocupada, yo solo negué y mi acurruque en mis brazos sin mirar a nadie, no sin antes dar un vistazo a mí zorro que arqueaba la ceja extrañado mirándome a mi y a el Principito. Y mi orquídea intentaba decifrar mi mirada. Maldición….

Después de clase lo primero que hice cuando sonó la campana fue tomar de la manga a mi Principito y llevarlo fuera, dónde nadie pudiera encontrarnos.

Había dejado sola a mi rosa, me disculparía con ella después. Ya en el invernadero pare para respirar.

-¿Cuál es la prisa mi princesa?- y mi corazón dio un vuelco.

-¿Qué es eso de princesa?- le espeté- ¿Qué rayos haces aquí?, ¿Cómo es si quiera posible?, Tu no eres real, tu no existes, estás en mi mente, solo en mi mente, ¡Estoy loca!, Alucino…- el río y se acercó a mí.

-Primero, que me hayas visto en tus sueños no significa que no sea real, ¿No te parece?- Fruncí las cejas negando, el suspiro.- No estás loca, soy tan real como tú mente me lo permita, todos en tu clase me vieron, ¿No es así?- yo asentí- deje mi planeta para visitarte, mi rosa me lo impidió pero aún así hice que lo entendiera.

-¿Entender que?- el me tomo de los hombros y sonrió.

-Lo verás con el tiempo, mientras tanto tendrás que pasar algunas pruebas que tengo para ti

-¡¿Pruebas?!- el asintió.

-Ya lo verás- me dio un beso en la mejilla y luego se fue al recreo, dejándome sola en mi cocina llena de ollas a presión a punto de explotar.

-Vaya, ese chico es realmente interesante- dijo mi zorro en la puerta, grité asustada.

-Me va a dar un ataque hoy- respiré intentando recuperar mi compostura. Mi corazón era un solo de tambor.

-Habla ya- lo mire confundida- no te hagas la tonta, ¿Qué es eso de planetas y rosas?, ¿De dónde lo conoces?

-¿Por qué te lo contaría?- dije riendo nerviosa sosteniendo mi estómago que no paraba de revolotear.

-Querias un amigo, ¿No es así?- sonrió- habla.- suspiré rendida y caí al suelo sin fuerza, mi zorro se sentó a mi lado, levanté mi mentón y mire el techo.

-La historia es muy larga…

-Tengo tiempo.

🦊

Sus carcajadas inundaron el lugar, y yo solo podía apretar mi rostro apenado.

-¿Un planeta?, Y un principito…- siguió riendo, lo mire molesta- Estás loca mujer- yo crucé mis brazos y escondí mi cabeza.

-¡Eres un mal amigo!, Se supone que debes creer cada palabra que te diga.- El respiró tomando aire de lo cansado que estaba por reírse.

-¿Por qué?

-Se supone que eres mi zorro, mi amigo leal no el que se burla de mí- el me miró curioso y volvió a tomar aire y lo soltó.

-Bueno es algo extraño que me digan “zorro”. Pero si es tal como tú dices y lo has visto en tus sueños y el lo acepta, no me queda de otra que creerte, por muy vaga que suene tu historia.

-Bueno, estás en todo tu derecho. Ni siquiera yo me lo creo todavía...

-“El Principito”- dijo pensativo- este cuento ya lo había leído, bastante profundo a mi parecer, realmente asombroso.

-¿Qué debo hacer?, Jamás lo había visto en persona, aunque se ve igual que en mis sueños pero con uniforme escolar- el me miró algo serio.

-Creí que solo te gustaba…, ¿Tu orquídea?. Los nombres que pones son algo extraños- rasco su cabeza.- ¿Te gusta ese tal Principito?- lo mire sin saber que decir. Siempre había dicho que amaba a el Principito, pero jamás creí que lo dijera en serio.

-No lo sé, realmente estoy algo confusa con todo esto, amo a mi orquídea, pero el Principito tiene algo que me atrapa.

-Estas más loca de lo que creí.- se me acercó con algo de enojo- pero si acepté ser tu amigo no fue solo por qué me parecieras divertida. Tú orquídea es mi mejor amigo, no es tan fácil como tú crees, entonces si quieres estar con el Principito ese por mi está bien, pero no juegues con los dos.- se levantó, lo tomé de la manga

-Se que te parece idiota mis sentimientos, pero si decidí seguir adelante con todo esto fue por qué confiaba mucho en ti, a pesar de que tú no quieras ser mí amigo, yo de verdad aprecié con todo mi corazón el tiempo que pasamos juntos. Se que no es justo seguir con esto si siento algo por ellos dos, así que si lo mejor es que me aleje de él, así debe ser. Lo siento mucho- el me miró por unos largos segundos- solo no quiero perder lo que tenemos- miró al techo y luego suspiró con fuerza.

-¿Te das cuenta de que si quieres mi amistad debes renunciar a tu príncipe?- agache la cabeza y me mordí el labio.

-Creo que tú amistad vale más que un sueño, y no quiero perder todo el progreso que tuve- cerré mis ojos con fuerza- Jamás tuve amigos como ustedes, nunca quise tenerlos pero ahora que los tengo no quiero que se vayan…

-Eres una maldita manipuladora- se sentó nuevamente y me tomo del hombro e hizo que me arrecostara en el suyo. Me sorprendió su acto agresivo pero compasivo.

-Te ayudaré, seguiré siendo tu fiel zorro- dijo sin mirarme- pero quiero que sepas que no tolerante ninguna relación con ese tal Principito, algo no me gusta de él, seguirás adelante con el plan orquídea, después de todo ese niño es mejor que tu príncipe. Te ayudaré a superarlo.- lo abracé con fuerza.

-Gracias- y el me correspondió.




Al entrar al salón un príncipe sonríente me esperaba en la puerta.

-Hola, ¿Disfrutaste el descanso?- dijo muy cerca de mi cara lo que me hizo sonrojarme, mi zorro entro y se puso frente a frente a el Principito.

-Por supuesto que lo disfrutó- sonrió- y no contigo- el Principito quitó su sonrisa y se acercó otro paso a mí zorro, estaba serio.

-Vaya zorro te conseguiste- me dijo- ¿Pero no le has contado de nosotros dos?- sonrió, a mí zorro le dio un tic- estamos hechos el uno para el otro- ¿Qué rayos está pasando?, ¿Qué estás haciendo Principito?

-Lo dudo, ella ya tiene a quien amar, al igual que tú, ¿Dónde está tu rosa?- el Principito borró su sonrisa- si, aquella rosa con cuatro espinas para defenderse, y a su lado muchos volcanes que pueden hacer erupción, ¿No estás preocupado por ella?, Ve por tu aeroplano y esfumate.

-Oh descuida- se dirigió a la puerta y quedaron perfil a perfil- no me iré hasta que todo esto termine, esa princesa viene conmigo. Quizás deberías dejar de ser tan sobreprotector y pensar en sus sentimientos, eso es lo que haría un verdadero amigo- y así el Principito salió del salón dejándonos en un largo silencio.

-Como lo siento, yo…

-No, está bien- cerró el puño- porque ni loco voy a dejar que ese imbécil toque a mi princesa- lo mire algo sorprendida, el se dio cuenta de lo que había dicho y se puso nervioso- lo que quise decir…- se rasco la cabeza y yo reí-¿Qué?, ¿Qué es tan gracioso?- dijo algo incómodo con un tono de molestia. Lo abracé con fuerza.

-Nada.- el no se resistió pero aún así el orgullo le ganó.- no te voy a defraudar.

-Como sea.

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