Las cartas que nunca leíste
10/12/2021
Querido Sr. Nieve,
Ya no sé cuántas películas de amor he visto imaginando que tenemos ese final feliz.
Tampoco llevo la cuenta de todas las canciones románticas que me hablan de ti.
La verdad es que últimamente me he reconciliado con el sentimiento de querer verte feliz y haciendo lo que realmente deseas.
Tal vez ya no hablamos con la misma constancia que al principio. Digo, empezamos como si estuviéramos en una montaña rusa, justo en la bajada, yendo con todo y totalmente emocionados. Y sí, fuimos de prisa los primeros días. Hasta que sabiamente decidimos tomar esto con calma.
Sé ya tanto sobre ti y tú sobre mí. Y desde que te conocí, esa llama que encendiste en mí no ha titubeado para apagarse, todo lo contrario. No pienso disculparme por sentir todo esto por ti. Es más grande que yo (aunque todo en realidad sea más grande que yo), te has convertido en alguien a quien le confiaría mis desvelos, mis mañanas más dulces y también las grisáceas.
Recuerdo cuando solía hablarte de las visiones que tenía contigo por cada canción que me mostrabas, o por cada cosa en común que descubrimos tener. Recuerdo cuánto te gustaba que te hablara detalladamente de lo que iba imaginando y sintiendo. Ahora te confieso que, por un momento, ni siquiera pensaba en que todo eso te lo escribía a través de una pantalla; iba más allá, era como si estuviéramos juntos acostados en la grama, viendo las estrellas, escuchando nuestras respiraciones, disfrutando de los sonidos que una noche tranquila nos regalaba. Y entonces, de repente escuchaba tu risa y todo el cielo se iluminaba, así como se iluminan mis ojos al ver tu sonrisa.
Debo seguir confesando que no pasa un día en el que no te la pases rondando por mi cabecita, deberías tener más cuidado con eso, podrías quedarte corto de dinero porque como sigas acá y en tu depa, tendrás que pagar dos rentas. Es broma. En fin, recurro a este medio para desahogar todo eso que deseo tanto decirte y no puedo. Y, ¿sabes qué? Te diré por qué creo que no puedo decírtelo: ¿cómo reaccionarías si te dijera todo esto? Ya yo sé cómo reaccionarías, no quiero ser pesimista, pero, no es de la forma que yo espero y deseo que reacciones. Sé que no puedes corresponderme ahora, eso lo sé muy bien, y créeme que no te culpo. Entiendo perfectamente cada cosa que me dices, cada cosa que decides confiarme, todo lo que tratas de explicar y hacerme entender. Y no me malinterpretes, me gusta que seas así de honesto y responsable afectivamente conmigo y contigo. La cosa es que, así como tú eres de honesto, yo también lo soy y a veces siento que debo decirte todo lo que honestamente pienso sobre ti, pero no puedo... No puedo porque sé cuánto te encantaría, no puedo porque sé que te sentirías muy querido, muy valorado y apreciado, no puedo porque sabrías que esto es ridículamente más grande tú y que yo y que un elefante; ¡más grande que una sinfonía completa! ¡Esto es tan absurdamente gigante! Me parece tan confuso como logra entrar en mi ser. Y, ¿sabes? Recuerdo que un día me enviaste una canción que hablaba de nosotros, no me lo dijiste, pero así quise entenderlo. Y entonces, ésta cantaba que me querías y así lo quise entender. Quiero que sepas que también te quiero, y creo que antes de decírtelo te lo he demostrado varias veces. "Te quiero", nunca se me había hecho tan difícil de decir con palabras, tal vez me ha dado miedo decirlo porque no he querido sentir que tú no lo haces, o no he querido recibir una respuesta simple de tu parte cuando me muero por recibir euforia. Quizás he de esperar mucho de alguien que simplemente no está preparado para darlo. Y lo entiendo, soy nueva en tu vida. Sólo veo este lado de la historia y de verdad trato de imaginarme que el otro lado es más bonito o que te ha hecho sentir cosas tan inexplicables que sabes que jamás entendería, sólo para consolarme por no ser correspondida. Y no me gusta pensar que esto se trata sólo de lo que yo siento, ya me has dicho muchas veces lo que tú sientes, y me has dado una clara imagen de la situación. Y eso estúpidamente me genera un poquito de frustración porque en vez de hacerme desistir, tu responsabilidad me atrae más a ti. A veces me pregunto qué habrá pasado con esas otras preguntas que ya no me hiciste. Será que, por decidir ser amigos, ya no habrá más momentos de conexión profunda como esos que teníamos al hablar hasta tarde. Ya sé... No quieres que me siga ilusionando. Entiendo. No te preocupes, soy muy buena entendiendo. Además, sé cuán ocupado estás diariamente, no quiero ser injusta y quitarte tus cinco minutos de descanso y desestres, respeto tu espacio. Después de todo, tener tiempo libre tampoco es muy útil, yo que te lo digo. Me gustaría estar más ocupada para no tener que pensar en todas estas cosas y luego venir a escribirlas para que ya no me pesen en el pecho y la mente. Es gracioso, ¿no? Si algún día lees esto, seguro querrás darme una palmada en la frente.
¡Ay! Sinceramente sólo me gustaría volver a hablar contigo y escuchar tus anécdotas graciosas de cuando eras niño, me encantaría muchísimo escucharte cantar y tocar tu guitarra.
Quiero seguir conociéndote.
Más tarde...
Querido Sr. Nieve,
¿Te acuerdas de aquella canción que te escribí? Pues, cuando la hice pensé en enviártela como regalo de cumpleaños, para entonces tendría que haber esperado varias semanas, podría haber hecho que las cosas transcurrieran con calma. De igual forma, ese día me dejé llevar por la emoción y te la envié al instante. Te encantó, lo sé. Y para ser la primera canción que escribía después de tanto tiempo sin hacer nada de eso, a día de hoy, estoy muy orgullosa de ella. Y sigue estando vigente cada palabra, cada verso, cada rima. Me pregunto qué hubiera sucedido si la dejaba llegar hasta tu cumpleaños. Quiero decir, para tu fecha especial, ya habíamos decidido quedar como amigos. Tal vez de haberla enviado no hubiera recibido la misma reacción que cuando la escuchaste. Aparte de que no estabas pasando por un buen momento emocionalmente hablando. Concluyo que lo mejor es lo que pasa. Y que estoy satisfecha con saber que te la envié en el momento que debía y fue apreciada de una hermosa manera. Gracias, siempre gracias.
Ese mismo día...
Querido Sr. Nieve,
Te quiero.
Mucho.
Realmente te quiero.
17/12/2021
Querido Sr. Nieve,
Hoy me has dado una noticia muy fuerte y complicada. Hoy se me ha estrujado el pecho tan fuerte. Hoy se me ha quebrado la voz y la ilusión. Hoy se me ha escondido el corazón. Hoy mis mejillas se han inundado de lágrimas. Hoy he recibido algo que esperaba, pero no quería recibir. Es una de esas noticias que no te sorprenden, una de esas cosas que sabes que podía suceder y sucede. Pero que, aun así, no le quita el hecho de que duela tanto.
Hoy me has tambaleado tanto este saco de sentimientos que tengo por ti. Y no estoy enojada contigo, para nada. ¿Decepcionada? Tal vez. Creo que esperaba mucho más de lo que realmente podrías ser o hacer.
Sé que las decisiones que has tomado lo has hecho porque algo dentro de ti te hacía sentir mejor haciéndolo así. Y no te culpo. Siempre fuiste tan honesto y transparente conmigo. Fuiste cuidadoso de no hacerme daño. Eso está bien, te lo agradezco. No te voy a mentir para que no sepas que me siento de la mierda y sí me ha dañado esa noticia. Esa consecuencia de tus actos, me ha afectado mucho. Pero no estoy enojada contigo, no te preocupes. Creo que te quiero demasiado como para enojarme contigo. Tu vida ahora va a dar un giro de 180 grados. Se viene tanto para ti. Y honestamente sólo espero que seas feliz. Que sea lo que sea que hagas, sea cual sea la decisión que tomes, sea cual sea el camino que tomes, te llevará después a estar en paz contigo mismo y ser muy feliz. Eso me importa mucho. Y me haría sentir bien saber que tú lo estés. Supongo que ahora en definitiva me quedaré con tantas dudas con respecto a lo que pudiera haber sido conocerte más y compartir toda esta conexión tan mágica que hemos tenido. Supongo que me quedaré con esas visiones que no sucederán.
19/12/2021
Querido Sr. Nieve,
No sé a quién engaño. Siento tantas cosas. Siento tanto por ti, tantísimo. Y no sabes cuánto me tragaba todo para no escupirlo cada vez que te veía. Quería gritarlo, soltarlo, que volara por los aires y te llegara en una brisa fría pero abrazadora. Así como un día te dije, que guardaría todos estos sentimientos, que iría acumulando todo en una cajita, esperando para que estuvieras listo para recibirlo. Así hice. Te guardé, te esperé. Te estaba esperando. Y lo hice porque pensé y sentí que podría resultar en algo muy valioso.
¡Qué ingenua he sido, Sr Nieve!
No puedo ni podré jamás comparar unos meses con 10 años; eso es más que obvio. Y te juro que no esperaba hacerlo, no quería hacerlo en ningún momento. Por eso sólo me senté a esperar. Creí que, si realmente valía la pena, tú también te darías cuenta y te tomarías tu tiempo para sanar solo y estar listo para intentarlo con todo. Evidentemente, no nos sincronizamos en eso. Y tú ya habías tomado una decisión. Debí haberme retirado de la partida hace tanto.
Ahora sí entiendo perfectamente todas las veces que hablamos, y entiendo tanto todo lo que muchas veces me decías. Creo que esperaba mucho de ti, esperaba demasiado de una persona que no estaba preparada para dármelo. Y, no me molesta, tú fuiste siempre honesto, tal vez omitiste cosas que de haberlas dicho me hubieran ahorrado lágrimas y dolor, pero supongo que en su momento no quisiste incomodarme o no lo sé, realmente no sé por qué omitiste información, detalles importantes que sí hubieran hecho mucho la diferencia. Tal vez no querías que dejara de verte como lo hacía. Tus razones tendrás. Al final, tampoco era tu deber darme explicaciones si no teníamos... nada.
Qué curioso como hace unos días sentía tu lejanía, sentía tu distancia, presentía que esto llegaría al final. La verdad es que no me esperaba que fuera así. No me esperaba que fuera a llegar tan pronto. Supongo que ya no tiene sentido seguir sumando más y más sentimientos a esta caja. Es duro decirte adiós de esta manera. Y aunque no nos vimos, se sintió tan real, tan grande como si hubieras estado acá a mi lado. Pero bueno, me da consuelo saber que fue así y no en persona porque si a distancia logré experimentar tanto amor hacia alguien, no me imagino cuan grandioso hubiera sido con contacto físico. Y eso sólo hubiera hecho que me doliera muchísimo más.
Yo sé que nunca has querido ni tenido la intención de hacerme daño, lo sé. Y no lo has hecho, créeme. No fue tu intención, siempre fuiste muy cuidadoso de no herirme, porque sabes que valgo mucho. Y yo te agradezco que me estimaras tanto así. Aprecio muchísimo tu empeño en cuidarme. No te voy a mentir, sí me duele, sí tengo el pecho estrujado, tengo el corazón estremecido, las ilusiones destrozadas, la esperanza... creo que ya no sé qué debo esperar. Sí me siento triste, un poco decepcionada. Sí lo siento como un rompimiento, ¿sabes? Es un rompimiento. Los rompimientos siempre duelen. Sí siento como si de repente un cristal me hubiera estallado encima. Y me hubiera aturdido. Como si me hubieran reventado mi globo favorito.
Joder.
En fin, sé que esto es pasajero, lograré superarlo y sacar lo mejor de mí, como siempre. Con respecto a tu noticia, sé cuánta ilusión te hacía tener eso en tu vida. Y, sea como sea, ya lo tienes, es una experiencia que quizás no llegó en las circunstancias que deseabas pero que llegó. Y sé que ahora puede parecer súper confuso y tormentoso, mas todo se calmará gradualmente y entonces, verás cuánta felicidad traerá. Sé cuán fuerte y capaz eres. Confío en que lograrás salir adelante y darás lo mejor de ti. Serás un gran padre. Y ese bebé crecerá con mucho amor, así lo auguro.
De todo corazón, deseo que seas muy feliz, deseo que tengas mucha paz y tranquilidad, deseo que tengas muchísimo amor y estabilidad.
Todo mejorará, ya verás, confía.
Lo mejor es lo que pasa.
Te quiero inmensamente.
Atentamente,
Tu dulcito de coco.
22/12/2021
Querido Sr. Nieve,
Hoy hemos hablado. Y por primera vez, desde hace tiempo, sentí que hablábamos otra vez. Y me gustó mucho. Sentí de nuevo esa complicidad, esa cercanía, los chistes, las anécdotas, las risas. En mi carta anterior, mencionaba y daba a entender que creía que tendría que superarte, confundí las cosas y no sabía que esperar realmente, sólo sé que estaba afectada emocionalmente y te juro que traté de pensar positivamente, traté de no ser egoísta y pensar solo en mi felicidad, sino también en la tuya. Disculpa por haber confundido las cosas, y me disculpo conmigo misma por tratar de hacerme desistir. Y te agradezco por haberme hablado y dicho cómo sucedieron las cosas. Y créeme, esta cajita de sentimientos aún sigue aquí. Al menos no erré en algo; pensé que me tomaría tiempo tratar de hacer la cajita a un lado. Es que te veo y, todo lo que está a mi alrededor, parece tornarse en colores más vivos. Y después de todo, aún siento que hay esperanza; tal vez no será hoy ni será mañana ni será el siguiente mes, pero será. En el momento adecuado, será. Y yo estaré muy feliz por ello. Pienso que eso nos da la oportunidad perfecta para seguir conociéndonos mucho más. Deseo seguir conociéndote.
Te quiere crecientemente.
Tu dulcito de coco.
24/12/2021
Querido Sr. Nieve,
Me pregunto qué me has hecho
Que ya no quiero recibir de otra boca un beso
Que ya no puedo pensar otros brazos para descansar
Cuando por los tuyos he decidido esperar.
28/12/2021
Querido Sr. Nieve,
Hoy he vuelto a escucharte cantar. Me mostraste una interpretación de una canción muy conocida, me dijiste que quieres hacer un video cantándola, y me parece excelente. Hoy he vuelto a comprobar tu talento, no sólo para hacer tuyas esas bonitas melodías, sino tu talento de ser tan natural. Hoy noté una sonrisa distinta en ti, te vi un poco más relajado y tranquilo, lo cual me alivia. Pero, Sr. Nieve, no puedo dejar de decirte que verte me sigue haciendo saltar internamente. Verte escucharme, hablarme, gesticular, mover tus manos o brazos... Es un paseo para mí poder verte. Siempre detallo si tu barba está más poblada o si escondes una larga melena debajo de esa gorra, me gusta detallar cuando tu pecho sube y baja al respirar, creo que ya puedo tener una idea de los colores de tus franelas, podría aprendérmelas de memoria. Hoy llevabas una franela de color negro, que resaltaba tus hombros muy bien. Es divertido, ¿no lo crees? No sé si es que exagero en prestar tanta atención, y te juro que no es obsesión. Lo que siento por ti va más allá de una simple atracción. Ya ves, tú siempre dices que eres muy detallista y observador, yo siempre te digo que también lo soy. Y es que, cómo no serlo contigo. Si al ver mis propias manos lo primero que se me viene a la cabeza es recorrer tu silueta con mis dedos. Dibujarte con la punta de mis uñas, el rostro, tus hombros, los brazos, el pecho. Y escribiendo esto, recuerdo cuando hablamos de todo lo que nos gustaría hacer. Yo sé que también lo recuerdas. No pretendo escribírtelo de nuevo acá, pero tampoco mentiré diciendo que no sigo queriendo hacerlo. Quién sabe y un día se logre dar. En fin, esperaré ansiosa tu video, para sentarme a escucharte y admirarte en silencio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top