Capítulo 15
Fujiki Yusaku se quedó en blanco al escuchar aquella afirmación de parte de la pequeña niña frente a él...
Tal vez debió imaginarlo por aquel cabello tan blanco que parecía nieve o por la encantadora sonrisa que le recordaba a aquella que Ryoken le dirigió sólo a él cuando le devolvió su tarjeta estudiantil…
— ¿Nii-sama?
— ¿Ikemen-san?
— ¿Eh…? —El alfa parpadeo intentando salir de su estupor, en ningún momento dejó de ver a la niña— Tu…
— ¡Melody!
— ¡Mamá!
Entonces le vio, aquel pelo blanco como la espuma de mar en conjunto con sus ojos azules como el océano y su salado aroma a sal marina… era Ryoken, su alma omega destinado. Llegó corriendo en dirección a ellos para abrazar a la niña con cierta preocupación.
— ¡No vuelvas a irte corriendo así de mi lado!
Parecía cansado y considerando lo que dijo junto al tamaño del local, era obvio suponer que la niña se había ido corriendo buscando a Aki, alejándose del lado del omega, quien dé seguro estuvo buscándola por el arcade.
— Perdón… ¡Pero es que Aki si vino y tenía que encontrarlo!
— ¿Aki?
— Mi amigo —Melody se separó de su madre para tomar la mano del pelirrojo, que ahora tenía un muy fuerte sonrojo en su rostro y acercarlo al omega mayor— Él es Aki.
— M-mucho gusto… —El albino observó enternecido el nerviosismo en el pequeño amigo de su hija.
— Y este ikemen de aquí —La niña ahora señaló al alfa de ojos verdes que parecía estar en shock por completo—, es su nii-sama.
Ryoken observó unos segundos al alfa mientras se levantaba, el chico frente a él tenía un muy notorio sonrojo en sus mejillas además del mismo nerviosismo del pequeño pelirrojo… tardó otros segundos en recordar, gracias a su olor a cítricos, al alfa que tenía frente a él.
— Tu eres… Fujiki Yusaku… ¿No?
— Ah… ajá… —El mencionado sólo asintió embobado sin dejar de observar al omega.
— No creí que tuvieras un hermanito…
— No… no somos hermanos… —Aki habló suavemente, en ningún momento dejó de tomar la mano de Melody— Yusaku-nii-sama… es amigo de mi tío… nii-sama cuida de mí cuando él o mis abuelos no pueden…
El de ojos azules pareció molestarse al escuchar eso, un espantoso recuerdo llegó a su mente… un espantoso y no muy grato recuerdo de su infancia llegó de golpe a su mente. La necesidad de tomar a su hija y escapar lejos de ese chico tan extraño lo más rápido y lejos que pudiera le era tan tentadora…
¿¡Pero por qué no lo hacía!? ¿Acaso era ese maldito e hipnotizante olor a cítricos que el alfa despedía el que lo convencía de quedarse ahí? ¿¡Por qué tenía que ser tan débil ante el olor de un alfa!? A claro… era un omega, su instinto y deseo interno de tener un alfa con él, lo hacía quedarse ahí expuesto…
— Melody… —Ryoken agarró a su hija de su mano para jalarla hacia él, la menor soltó a su amigo ante la acción de su madre— Es hora de irnos…
— Pero mami…
— Pero nada, nos vamos.
Pero al menos debía tratar de escapar, escapar y llevarse a su hija para protegerla… no iba a dejar que ella sufriera lo mismo que él pasó… definitivamente no iba a dejarlo.
— Melo-chan.
— Aki…
— Nii-sama… ¡Yusaku-nii-sama! —El omega pelirrojo sacudió desesperado lo más fuerte que pudo al mayor de ojos verdes.
Yusaku pareció reaccionar en cuanto noto como el salado olor tan encantador de Ryoken desaparecía junto al olor tan dulce a miel de la hija de éste… no quería eso, no quería que ambos se fueran para no verlos nunca más.
— ¡E-espera…! —Apenas pudo alcanzar al omega, cuando tomó a Aki y persiguió al otro par, en la salida justo después de que saliera del arcade.
— S-suéltame… por favor…
— Eh… yo… —De nuevo se quedó en blanco, sólo entendía que sostenía con fuerza la muñeca del albino, con la contraria veía como sostenía a su hija en un claro acto de protección… también notó el miedo con el que lo veía…— Yo… no quería…
— Deja a mi hija irse… por favor…
— ¿Ah…?
— Haré lo que quieras… —El de ojos azules desvío la mirada aterrado antes de inhalar y exhalar con fuerza para volver a confrontar al alfa— Haré lo que quieras… pero deja a mi hija irse… por favor…
El mayor parecía que iba a romper en llanto en cualquier momento, Melody abrazo a su madre en silencio con tanta fuerza podía sin dejar de observar al alfa con miedo, Aki no entendía nada, sólo observaba con el mismo terror que el par de albinos tenía sobre su nii-sama. Yusaku cayó en cuenta de la situación después de escuchar aquella oración… y no le gusto nada.
Ninguna parte le gusto.
Sabía que había omegas que hacían lo imposible por sus cachorros (Sakaki Yuya era una excepción muy obvia de esos omegas), pero había visto a otros omegas ser así… en cierta ocasión incluso conoció a una omega que aceptó ser golpeada y humillada con tal de que unos pandilleros alfas no lastimaran a los cachorros de ella, claro que poco después esos mismos tipos fueron asesinados por otros miembros de su propia pandilla porque alguien corrió el rumor de que eran informantes de la policía… ese día sus amigos dejaron de preguntarse cómo diablos es que tantos criminales le debían tantos favores; pero ahora ese era tema aparte.
Ryoken estaba ofreciendosele con tal de que no le hiciera nada a Melody.
¿Que tanto tuvo que soportar su adorado omega para entender que no le quedaban más opciones que bajar su cabeza ante un alfa y permitirse ser su juguete con tal de proteger a su cachorra?
— Escúchame… sólo escúchame… —El de ojos verdes aflojo lentamente su agarre, pero no soltó al omega— después puedes irte, golpearme, hacerme lo que quieras, no te detendré… pero te juro, en serio te juro… que jamas te lastimaria a ti o a tu hija… pero escúchame, te lo suplico… ¿Sí?
Ryoken dudo bastante en escuchar lo que fuera a decirle ese alfa, porque… bueno, ¡era un alfa! La última vez que escucho las palabras de uno que trato de “fingir” amabilidad, no terminó muy bien para él… pero había algo en ese alfa de ojos verdes y con olor a críticos que le hacía intentar creerle… además, con el abrazo de su hija sobre él, podía tener una mejor movilidad para su bolso donde tenía su navaja.
Sólo debía dejar que ese alfa se distrajera lo suficiente, como para sacarla, atacarlo y después correr con Melody, si podía alejarla lo mayor posible del peligro entonces estaría más tranquilo.
— De acuerdo… te escucho…
Primero estaba Melody, después él.
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