Epílogo. Wendy
Prometí no llorar. Prometí tantas cosas que no soy capaz de cumplirlas todas, ojalá pudiera, pero me es imposible hacerlas todas posibles. Tanto en el amor como en la amistad he prometido cosas que no he cumplido. Pero creo que esas ya no importan. El pasado es el pasado y hay que seguir hacía delante sin mirar hacía atrás. Mis palabras me contradicen en estos momentos. Pensaba todo lo contrario hace apenas unos dos años, pero, después de que me mandara sin mi permiso al peor lugar posible, y conocí a las mejores personas, deje de pensar así.
—Deja ya de comer, gordo, te vas a inflar como una bola. —Jessi le quita el plato de comida de las manos a Connor.
Este a regañadientes se termina lo que tiene en la boca y habla:
—No soy un pijo como usted con la comida, miss Jessi.
Todos reímos ante la pequeña discusión. Tomé un pequeño puñado de palomitas y me apoye en el pecho de Jakson. Daba gracias de que estaba apoyado en un árbol, sino haría que nos cayéramos hacía atrás. Desde que salimos limpios del internado no nos hemos separado. La noticia de que mis padres se habían conocido hay me había chocado, pero gracias a ellos pude mantenerme en pie.
—Wen, ven a por un poco de pastel —grito Madi agitando la mano para que me acercara.
Cuando estuve apunto de levantarme Jakson me tomo de la cintura y me tiro hacía atrás. Madi presencio la escena y río. Se volvió hacia los demás y nos dejo un poco de privacidad.
Jakson y yo llevábamos saliendo poco más de dos años, prácticamente desde que me dieron la noticia de mis padres. Puede que sea verdad que los polos opuestos se atraen. Nosotros somos la clara evidencia de que todo es posible.
—¿Vas a dejar solo a este hombre? —pregunto con tono burlón acompañado de una sonrisa.
Sonreí.
—Puede ser... —jugué con los dedos haciéndome la tímida.
Jakson me tomo de la cintura y me dejo en el suelo con el encima. Mi pelo quedo esparcido por el pasto y sus manos a cada lado de mis hombros.
Se acerco peligrosamente a mi.
—No juegues con fuego, nena.
Con una sonrisa traviesa en mis labios le agarro del cuello de la camisa haciendo que quedemos a tan solo un dedo de distancia.
—Si eres tu el que quema voy encantada.
Unos silbidos provenientes de nuestras espaldas nos hizo separarnos de golpe. No me acordaba de que nos encontrábamos con los demás delante. Intente taparme la cara roja como un tomate con el pelo del flequillo. Jakson me lo aparto y me beso la frente. Levante la mirada para encontrarme con su radiante sonrisa y sus verdes profundos.
—Vamos con los demás.
Se levanto él primero y me ayudo a levante a mi. Tomados de las manos nos juntamos con los demás para almorzar. La tarde estaba preciosa, no había ningún aniversario que nos molestará. Todo estaba siendo perfecto. Mis amigos, mi novio, mi vida. Todo. Había arreglado todo desde que descubrí lo de mis verdaderos padres. Mi tía me estuvo cuidando y desde entonces la considere aún más una madre.
El internado no había sido tan malo como yo me esperaba en un principio. Hoy, hace ya casi tres años de que entre en el y conocí a estas maravillosas personas que ahora me acompañan para celebrar mi cumpleaños. ¿Puede a ver algo mejor que deshacerte de todo lo malo? No creo, pero de alguna vez esa respuesta se resuelve yo ya no querer saberla nunca más.
FIN
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