Capítulo 26. Wendy

Al entrar por la puerta de la directora, sin llamar y de golpe, me esperaba encontrármela ordenando papeles o cosas así, no verla con mi tía. Afloje la velocidad y me quedé viendo las a las dos. Ellas también me miraban atentas.

La directora fue la primera en hablar.

—Señorita Smith, ¿necesita algo? 

Me quede sin habla, lo que quería decir ya no parecía querer salir de ninguna de las maneras. La pregunta era: ¿Qué hacía mi tía aquí? Es posible que haya venido a hablar con la directora por algo de mi salida, pero para eso quedan dos años.

Me adentre un poco más en el despacho.

—¿Qué haces aquí tía? —pregunte dirigiéndome a ella sin cortarme un pelo.

—La verdad es que... —miro rápido a la directora y después a mi de nuevo —estaba acordando una cosa con tu directora.

—¿Qué clase de acuerdo?

Esto no me gustaba para nada. Que mi tía estuviera aquí de nuevo solo significaba una cosa junto con ese misterioso acuerdo...

—Vuelves a casa, cariño —dijo mi tía.

La sorpresa y la duda se volvió clara en mi expresión. La directora aclaro la situación.

—Ya se que llevas poco tiempo, pero tú tía a venido con una orden de que puedes irte con ella sin ningún problema.

Todo era tan subrealista que ni me creía que algo así estuviera pasando.

Me iba del internado. Me iba sin despedirme. Me ibas sin saber que es de verdad lo que me pasa con Jakson. Las cosas no podrían y más irreales en mi vida.

Suspiro y cedido ceder, aunque no quiero en estos momentos sin estar preparada. 

—Esta bien. Vámonos.

***

Al salir por la puerta principal, por la que había entrado hace casi dos meses, se me hacía de lo más extraño. No deseaba irme. Quería quedarme solo para despedirme y entender lo que me esta pasando, pero veo que sera imposible hacerlo.

Cuando fui a mi cuarto para recoger la ropa no vi a Madison. Hubiera querido que estuviera por una vez. Al igual que los demás. Se que con algunos no me llevaba demasiado, pero se habían convertido en amigos al fin y al cabo.

Mi tía me llamo para que subiera al coche y nos marcháramos. 

Mire por última vez a las instalaciones. ¿Qué estarán haciendo ahora los demás? ¿Qué estará haciendo Jakson? ¿Me estará buscando? Lo dudaba.

Suspiro y me guardo las ganas de salir corriendo y volver dentro. Doy media vuelta con las manos en los bolsillos. Nada más entrar en el coche mi tía me habla con suavidad.

—Wendy, se que es algo duro para ti ahora mismo esta situación, pero te prometo que las cosas a partir de ahora cambiaran —me asegura. Yo no esta muy segura de eso, ahora que me estaba acostumbrando me marchaba. Genial. 

—No te preocupes —desvío la mirada hacía la ventana intentando que el tema de conversación se acaba.

No me apetecía hablar así que cerré los ojos esperando que mi tía viera que no quería ninguna conversación. Y así fue. Durante todo el viaje estuvimos en silencio, cada una en sus cosas. Cuando finalmente llegamos abrí los ojos y me acostumbre a la luz. 

Bajamos y fui directa a mi cuarto. Me conocía la casa de mi tía como la palma de mi mano. No estaba muy lejos de donde vivía, y cada vez que tenía un problema me venía con ella. Siempre me acogía sin tener ningún problema. Estoy segura de que ella sabe la verdadera razón de por que mis padres me dejaron.

Se lo preguntare más tarde. Ahora lo único que quiero es dormir y no levantarme en años. Se que no he echo nada, pero un gran peso me llena el cuerpo. 

Lo primero que hago nada más dejar las cosas en su sitio en tumbarme en la cama.

Desearía ahora mismo con todas mis fuerzas estar con Jakson o con Madi, ellos en estos momentos son los únicos que me entienden. Quitando todas mis peleas con Jakson, en el fondo lo necesito más que a nadie.

***

A la hora de la cena baje y ayude a mi tía a ordenar las cosas en la mesa. Con todo listo nos pusimos a cenar con el ruido del la TV de fondo. Las noticias a estas horas eran lo menos interesante del mundo, pero era eso o el silencio, y creo que las dos preferimos las noticias.

Dejo el tenedor al lado del plato sorprendiendo a mi tía. Tomo aire y levanto la mirada para coger confianza en mi misma. No sirve de mucho.

—Quiero pedirte perdón, —mi voz sonaba entrecortada y algo cansada, como si hubiera llorado durante horas. Las lágrimas amenazaban por salir en cualquier momento, y no quería eso. —por ser tan fría cuando más me has ayudado. Es que...

Me interrumpió con una risa floja.

—Esta bien, lo entiendo. Sé que es duro salir de algo que a lo que te estabas acostumbrando. Cuando vine por primera vez te vi desolada, pero ahora te he visto con ganas de quedarte.

No me había percatado de que me mostraba tan abierta delante de la gente. Debo de controlar eso.

Nos echamos a reír al ver que la situación se había vuelto de lo más rara. Estoy disculpandome por algo que tal vez no tiene tanta importancia como yo creía. Por algo siempre me venía con ella. Sin darme cuenta ella se convirtió en una madre para mi.

Aunque no la viera mucho sé que siempre estaba. Y fue gracias a ella que me hice más fuerte.

Me levanto del asiento y me acerco hacía ella para abrazarla.

—Gracias por ayudarme tanto.

—No hay de que mi pequeña —me devuelve el abrazo.

No me esperaba que mi vida fuera así ni mucho menos. Pero ha decir verdad, espero que haya algo que me haga salir esto y que todo haya sido un mero sueño. El ingreso al internada, el abandono de mis padres...

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