29 (reescrito)
Lucy salió del baño cabizbaja. Todos me habían acompañado, con el permiso de la directora, para ver a Wendy y decirle la verdad. Se que para ella sera doloroso y no soportará el saber la verdad, pero el la mejor solución. No puede vivir toda subida sin saber la verdad sobre su verdadera familia y por que sus padres la habían abandonado de esa manera.
—Debemos dejarla un tiempo hasta que se mejores —dijo Maddie, llamando mi atención colocando una mano en mi hombro.
Asentí levemente y nos dimos media vuelta para volver a la casa en la que nos estábamos alojando. No quería dejarle sola, pero sabía que esa era la mejor opción para que se hiciera a la idea sobre su pasado. La situación no era la mejor de todas, y en estos momentos necesitaba a una persona de confianza, pero no la tiene. Lo que pensaba que una vez tenía lo ha perdido para siempre.
—Jakson, no te pares a pensarlo más. Ya verás que mañana vendrá a vernos para que le demos explicaciones —las palabras de aliento de Lucy no me hacían cambiar de idea de ir corriendo hacia ella y abrazarla para que llorara todo lo que quisiera.
Dejando mis pensamientos de lado me di media vuelta y me fui con los demás, tan solo esperaba que Wendy estuviera bien, sola. Las horas pasaban y yo cada vez me encontraba más nervioso moviéndome de un lado al otro sin parar.
—Puedes estarte quieto, me poner nerviosa —dijo ya harta de mi Maddie—. Se que estas nervioso, todos lo estamos. Wendy también es nuestra amigas por si lo has olvidado.
Como olvidarlo, ellas dos son amigas desde que ella entro. Se han llevado genial y no es de extrañar que, al igual que los demás, se preocupara tanto por ella. Ahora que me daba cuenta, Wendy no estaba sola del todo, nos tenía nosotros a su lado. Si tan solo se diera cuenta de que nos tiene vería las cosas del lado más positivo.
—¡¡Wendy!! —exclama Maddie, corriendo hacía ella.
Los demás corres también, yo en cambio me quedo mirando desde lejos. No sabía, después de tenerlo todo en mente, como hablarla o consolarla. Parecía que estaba preparado, pero en realidad no lo estaba. Nuestros ojos se encontraron y ella corrió hacía mi. No le negué el fuerte abrazo que me dio.
—Lo siento —susurre contra su pelo haciendo que se pegará más a mi.
Negó repetidas veces con la cabeza sobre mi pecho mientras lloraba sin poder detenerse. La entendía en una pequeña parte, no me había pasado lo mismo, pero casi. Mis padres estaban divorciados, y eso, para mi era casi como lo suyo, pero en menos cantidad. No quería verla llorar, no me gustaba nada verla de esta manera, pero sabía que no podía hacer nada par que sus lágrimas pararan salvo consolarla.
Minutos después se encontraba más calmada y se juntaba más a mi para que la abrazara y no la soltara, se sentía más segura a mi lado al parecer.
—Lo sentimos muchisimo, Wen. Ni siquiera nosotras, que llevamos más tiempo en el internado sabíamos sobre eso —justificó Jessie tomando las manos de wendy.
—No es culpa vuestra. Sé que no me ocultaríais algo así sabiendo que es algo importante para mí.
—Te queremos, Wen. —Dijeron todos a la vez haciendo que una sonrisa cálida se formara en los labios de Wendy.
Yo, en cambio, me acerqué a su oreja y le susurre:
—Te amo.
Volteó la cabeza hasta que quedamos a centímetros el uno del otro. Acorte la distancia y junté nuestros labios. Las quejas de nuestros amigos no me separaron en ningún momento de ella.
La amaba, había tardado en darme cuenta, pero la amaba y me daba igual todos los problemas que tengamos de ahora en adelante, los superaremos juntos sin importar que sea lo siguiente.
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