16 (reescrito)

—Ve —me insiste Maddi cuando ve a Jackson esperar en la puerta.

—¿Estás loca? —le dije en un susurro para que Jackson no me oyera—. No voy a ir con él a ningún lado, tengo mala experiencia con ello.

Me cruce de brazos.

—Vamos, seguro es algo súper romántico. —Guiñó el ojo.

—¿Tú sabes guiñar el ojo?

—Por favor dime que es mentira que no sabes —me miro sorprendida.

—Que no, es broma —reí durante unos segundos para volver a mi seriedad anterior—. No voy a ir. 

—Deja de hacerte la difícil.

—No me hago la difícil —rechisto—. Es solo que no quiero estar a solas con él.

Con disimulo señalo a Jakcson con la cabeza.

—No seas exagerada —Maddi le quita importancia al asunto, como siempre—. ¿Qué es lo peor que te puede pasar?

Miles de cosas se me pasaron por la cabeza en respuesta.

—Los libros abren muchas puertas a la imaginación, Maddi —le dije revisando que Jackson siguiera en su sitio.

—No exageres y ve, pásatelo bien por una vez.

Mis insistencias no dieron los resultados que esperaba. Maddi consiguió que saliera con Jackson. ¿Dónde? Ni yo misma lo sabía, tan solo me ha dicho que vamos a un lugar al que ya hemos ido. La cabaña no puede ser, no nos dejarán salir con la luz del día. Entonces, ¿a dónde me lleva?

Seguimos el camino que nos llevaba a la azotea. ¿Me va a llevar allí? ¿Qué se te ha ocurrido ahora ojos verdes? Este chico no dejaba de sacarse sorpresas de la manga, y cada una de ellas me hacía caer más y más en sus encantos sin que me percatara de ello. Admiré su espalda al subir las escaleras, las cuales eran un peligro humano ahora mismo.

—Cierra los ojos —dijo parándose enfrente de la puerta de metal.

—No voy a cerrar los ojos porque tú lo digas.

—Deja de ser tan terca y hazlo.

Con un suspiro de resignación cierro los ojos y siento sus manos rodear mi brazo.

—Como sea un truco para deshacerte de mí vas mal —dije al sentir el aire contra mi cara—. Maddi sabe que me has sacado del cuarto y notará mi ausencia.

—Si quisiera deshacerme de ti no sería tan evidente. —Eso me dio miedo—. Y deja de desconfiar de mí, dijimos que seríamos amigos.

—Los amigos se ganan la confianza de uno, y de momento no me has demostrado nada para merecerla.

—Te he ayudado con Connor —recordó con regodeo.

—Tienes suerte de que tengas los ojos cerrados, si no te pegaría hasta dejarte en el suelo.

—Ay —exclamo abrazando mi cintura—, pero mira aquí tenemos aquí sí es la más fuerte del internado. Dime, ¿qué harás si te beso sin tu permiso ahora que estas indefensa?

Abrí los ojos de golpe y me dispuse a decirle de todo, pero me callé todo al ver el hermoso decorado que había montado enfrente de mí.

—Pero, qué mierdas. —No pude evitar hablar así al ver lo hermoso que se veía todo—. Es hermoso.

No oculte mi asombro.

Jackson me miro feliz de haber conseguido su objetivo al parecer.

—Sabía que te gustaría.

—Qué me gustaría. ¡Me encanta esto, esta hermoso! —Una sonrisa cruza mis labios de lado a lado. Mi emoción era tan notable que me daba igual estar delante de él.

—Pues me alegro que te guste, porque he montado todo esto para ti —dice, dejándome aún más impresionada.

—¿Por qué? —No pude evitar preguntarle.

—Porque eres alguien especial para mí —tomo mi mano y la beso. Mis mejillas ardieron como fuego con ese gento tan sencillo, pero tan lindo viniendo de él.

—No digas estupideces. —No hice nada para soltarme de su mano, me sentía tan cómoda cuando él me agarraba de la mano—. Seguro que...

—Que nada, —me interrumpió antes de que pudiera dar mi escusa absurda para poder librarme de esta escena tan romántica y embarazosa—. Esto está aquí para que los dos pasemos la tarde juntos y disfrutemos los dos solos. Es para conocernos mejor, así no desconfiaras de mí más.

Me parecía un gesto tan lindo por su parte. Nadie se había esforzado tanto para conseguir ser mi amigo, Jackson me sorprendía cada vez más con cada jugada nueva que hacía.

No pude evitar reír.

—Está bien —accedí—, pero con una condición.

—Dime.

—Que nada salga de aquí. 

Me enseño el dedo meñique. —Lo juro.

—Deja de portarte como un niño —reí al ver lo adorable y lindo que se veía con ese gesto tan simple.

No se movió hasta que me rendí y entrelacé nuestros meñiques.

—Promesa de meñique.

—Promesa —sonreí al ver un brillo en sus ojos esmeralda.

Con la promesa hecha nos sentamos en el suelo con las espaldas apoyadas en el muro. Los dos al lado del otro, de perfil, sin darnos la cara. Me daría vergüenza verle la cara mientras le cuento mi vida tan penosa.

Seguro su vida no es tan mala como la mía.

—Empiezo yo —se ofreció él—. Por dónde empezar —se le notaba la voz nerviosa, pero si cuerpo estaba relajado por alguna razón—. Vengo de un pueblo a las afueras de la ciudad, no es muy grande así que te puedes imaginar por qué he llegado aquí.

—Sí, la verdad.

—Mis padres se casaron oficialmente cuando yo tenía tres años. Tengo dos hermanas. Una mayor de veintidós años y otra pequeña de quince años.

—Eres el mediano por lo que veo —comento de nuevo.

—Sí, y la verdad me gusta serlo, puedo cuidarlas aún que ellas no se den cuanta.

—Tiene que ser genial tener hermanos.

—¿No tienes? —siento su mirada puesta en mí.

—No —niego volviéndome hacía él—. Nunca he tenido a nadie para llamar hermano o hermana.

—Bueno, no pretendía que me vieras como un hermano, pero si te sirve de consuelo puedo protegerte como uno. 

—Gracias —bajo la mirada al suelo—, pero prefiero que seamos amigos de momento.

Mis propias palabras fueron puestas en doble sentido. Le estaba dando a entender que quería ser algo más que su amiga, que idiota soy.

—Me mude a los cinco años, así que viví poco en ese pueblo, pero el tiempo que dure en él fue el mejor de todos —pude notar como una sonrisa se le formaba en los labios al terminar la frase.

Me pregunto por qué fue el mejor.

—¿Y por qué lo fue? —le pregunte como idiota.

—Por una persona que llego de golpe a mi vida.

—Una ex novia seguro —reí sin gracia al pensar bien lo que acababa de decir.

Vergüenza 3 – Wendy 0

—No, en realidad —se paró unos segundos en silencio—. Hubiera querido mantener el contacto con ella, pero no se dio el caso.

—Oh, lo siento. 

Un estallido de energía al saber que esa chica no significaba nada para él exploto dentro de mí.

Wendy, controla tus emociones, no le dejes ver que te alegras de que no haya nadie ahora en su corazón.

—No lo sientas, por una parte, fue lo mejor, y por otra, me dolió dejarla.

—¿Por qué fue lo mejor dejarla?

Es que no puedo mantener la boca cerrada ni un segundo. Por favor, tengo que tener cuidado con este tema, se ve que le afecta hablar de su pasado y yo como tonta voy y le pregunto más sobre él.

Wendy, por Dios, deja de meter la pata de una vez.

—Porque veía como cada día me enamoraba más de ella.

El corazón se me paro en ese mismo instante. Estaba confesando que aún seguía enamorado de esa chica. No debía sentirme de esta manera, no debía sentirme celosa o dolida por esa fuerte declaración. No debía sentir nada de eso. No.

—Ah, —me limite a murmurar sin saber que más decir al respecto.

La situación se había ido mucho al lado peligroso. Debía de cambiar el tema rápido.

—Y, dime, ¿cómo es que este chico tan, buena gente ha acabado en este antro de mala muerte?

Intenté que sonara lo más relajante posible, pero se me fue la mano un poco con las palabras. Con quién me creía que hablaba, ¿con un colega? No, definitivamente no debí de decir esas cosas sin antes pensarlas.

Jackson rio librándome del enorme peso que me había puesto.

—Eres barriobajera ahora, o qué —se burló.

Este es el Jackson que yo conocía.

—Oye, tu no conoces mi lado malo —retire mi pelo de mis hombros con glamur—. Soy toda una divaza, y nadie me supera.

—Perdone, reina, no pretendía usurpar su trono.

—Lo usurpaste hace mucho. —¿A qué me refería exactamente con eso? ¿A mi corazón?

—A sí —tomo mi mejilla para que le mirara a los ojos. Mala idea—. Dime una cosa. ¿Es verdad que no sientes nada por mí?

—Claro que no, idiota —me aparte de él con el corazón en un puño—. No digas esas estupideces, solo te veo como...

—Como un amigo, lo entiendo.

Sonaba dolido.

—No, en realidad... —Wendy, quieta, ¿qué le piensas decir? ¿qué te gusta? Por favor, no seas loca, te acaba de decir que está enamorado de otra chica, tira la toalla de una vez.

Odiaba cuando mi conciencia tenía razón.  

—Quería decir que, para ser tan idiota —tome fuerzas—, eres un gran apoyo para mí en estos momentos.

Sin que él se lo esperara bese su mejilla y salgo corriendo como una cobarde. 

Andrade004

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top