11 (reescrito)

Una semana después de lo sucedido con Connor y sus amigos, todo cambio, bueno, no del todo, pero algunas cosas sí que fueron a bien. Seguía recibiendo bromas por lo bajo por parte de algunos idiotas, pero esas partes me daban absolutamente igual. Maddi alguna que otra vez ha intentado salir a dar la cara, pero en todas esas ocasiones la he detenido para que no se metiera en líos.

Ya bastante tenía yo el estar aún castigada por lo de la pelea entre Connor y Jackson.

Por una parte, agradecí la intervención, pero por otra me sentía incómoda al tenerlo cerca. No solo por los diversos comentarios que circulaban sobre nosotros, sino por esa extraña sensación que sentí esa noche en la cabaña al mirarlo a los ojos, esas palabras que aún por más que lo intente siguen recorriendo mi mente.

—¿Qué os parece?, es una gran idea —dijo Jessi hacía todas después de decir su brillante idea de salir esta noche.

—Yo no puedo —le recordé—. Sigo castigada por...

—Para ser exactos esos dos son los que están castigados. A ti te metieron para joder, nada más —añadió Maddi de mala gana.

Reí sin poder evitarlo.

—Venga, tenemos que admitir que yo también me busque la bronca.

—Bueno —se paró a pensar unos segundos—, es verdad que te buscaste algo, pero no era necesario castigarte por defenderte de un descerebrado como Connor.

La mire encarando una ceja.

Había algo pendiente que me tenía que decir Maddi sobre Connor. Claro está, según ella todo eso paso antes de que se volviera un cabrón. Y sí, me estoy refiriendo a que se enrollaron.

Algo que nunca me esperaría de alguien como Maddi, pero bueno, según ella todo eso paso en una fiesta y que siempre se ha arrepentido de ello, no la creía. Se veía de lejos que sentía algo por ese idiota, pero le daba miedo admitirlo después de todo lo que ha hecho estos días. Lo sentía por ella, pero no siempre los chicos con cómo nos esperamos.

—Amiga, todas sabemos que Connor y tu... —Hanna hizo morritos burlándose de lo sucedido con ellos días tiempo atrás.

No pude evitar reírme. Quería a mi amiga, pero cosas así nunca se veían en la vida. Maddi cometió un error, y ahora está afrontando un pequeño castigo por ellos. Seguro que por dentro ahora mismo siente mariposas de la vergüenza.

Las risas de las chicas fueron cortadas cuando alguien se posó detrás de mí.

Una sombra mucho más alta que la mía me hizo saber quién era enseguida: Jackson. Como no, el protagonista tenía que aparecer en algún momento.

Me aclare la garganta la notar como un nudo se formaba en ella. Necesitaba tomar fuerzas para enfrentarme a esos ojos tan profundos e intensos. Maddi me dio un apretón en el brazo para que reaccionara, al parecer me había mantenido un buen rato callada y estaba esperando por mí.

—Ajam —aclare de nuevo mi garganta—. Jackson, ¿qué haces aquí?

No se me ocurría que más decirle. Me había quedado en blanco total.

Él contesto enseguida.

—Estoy haciendo parte mi castigo, que es básicamente ser tu guía.

Me mordí la lengua para callarme todas las palabas mal sonantes que quería decirle ante esa frase.

Sera idiota, como se atreve a decirme eso después de haberme ayudado con el tonto de Connor. Ya no sé cuántos lados he visto de Jackson, pero sin duda unos cuantos.

Me volví hacía él de mala gana.

—¿Y qué te hace pensar que voy a seguirte después de...?

Deje mi pregunta finalizar con un grito cuando me tomo de la cintura.

—¡Suéltame pedazo de idiota! —le di golpes en la espalda mientras nos alejábamos de los demás—. Se puede saber que tienes en la cabeza aparte de aire.

—Más respeto a tus mayores.

Su tono burlón me saco de mis casillas.

—No respeto ni a mi madre te voy a respetar a ti —le dije. —¡Suéltame!

Me agarro con fuerza de la cintura pegándome más a él. Nuestra cercanía hacía que algo dentro, muy dentro de mí se revolviera sin parar una y otra vez.

Deje de intentar bajar al cabo de un buen rato. Estábamos dando vueltas y vueltas sin ir a ningún lugar en especial.

—¿Se puede saber a dónde me llevas? —le pregunte, levantando la cabeza a la altura de su hombro. Tan solo era capaz de ver su cabello desde atrás y aun así se veía lindo.

"Wendy, deja de decir estupideces" Me regañe a mí misma ante mis propias palabras. Tengo que ser más prudente con ellas. Dejo salir un suspiro el cual, al parecer, es una señal para que me baje. Así hizo, me bajo y quedamos frente a frente. Un extraño cosquilleo en mi panza hizo que los colores se me subieran hasta las mejillas.

Qué vergüenza, seguro debe de pensar que soy una... ¿una qué? Si no he hecho nada para ponerme en vergüenza. Ay, Wendy, deja de alterarte por la más mínima cosa delante de él.

Me quede embobada, mirando sus ojos verdes esmeralda tan profundos y hermosos.

—Una foto dura más, ¿no te lo has dicho? —dice, sacándome de sus hermosos ojos.

Me aclare la garganta. —Si me dijeras de una vez a donde me llevas tal vez no necesitaría...

—¿Distraerte? —acabo por mí como si quisiera adivinar lo que estaba a punto de decir.

—No, idiota —le dije, enojada—. Ya, deja de hacerte el misterioso y dime a donde me llevas, no tengo todo el día.

Me cruzo de brazos esperando su respuesta, la cual no llega, tan solo me da diversas sonrisa burlonas y divertidas. Él se estaba divirtiendo con esto, pero yo no.

Demostré mi enojo fulminándole con la mirada. ¿Funcionaba? No, pero para algo debía de servir.

—Está bien —accedió, levantando las manos en rendición—. No hace falta que me mates con la mirada, pequeña.

—Si quisiera que estuvieras muerto, estaría hablando sola en este momento —le dije, siguiéndole por el pasillo. 

—Valla, parece que me he metido con la chica más directa del internado.

Dejo de mirar al suelo para mirarle a él, el cual está de espaldas a mí.

Reí sin gracia ante su comentario. —Debes de aprender muchas cosas, idiota.

—¿Cómo cuáles? —Miro hacia atrás, haciendo que me chocara con él—. Señorita esconde secretos.

Nuestras miradas se encontraron durante un buen y largo rato, el mundo se me paró en esos instantes, y solo existíamos nosotros.

No, no y mil veces no, decirme que este momento no es el de las típicas novelas de amor en las que los que viven el momento se besan. Decirme que no.

Apreté los labios y desvíe la mirada enseguida.

—¿Vamos? —Intente que mi voz sonara normal, pero falle totalmente en el intento.

Jackson río.

—Claro.

Seguimos andando por unos cuantos pasillos más hasta que llegamos a una puerta de metal con una cerradura. Jackson saco una llave de su bolsillo y abrió la puerta.

—¿De dónde has sacado esa llave?

—¿Segura que quieres saberlo? —encaro una ceja en mi dirección.

Negue con la cabeza aunque no me viera.

Al abrirse la puerta pasamos y unas escaleras del mismo metal que el de la puerta se nos pusieron delante. Jackson empezó a subirlas, y yo fui, desconfiada, detrás de él. No es que tuviera miedo a este tipo de cosas, pero parecía que en cualquier momento el suelo se fuera a caer.

Con el miedo recorriendo mi cuerpo, salte agarrándome de la espalda de Jackson.

Este se quedé quieto mientras yo me pegaba más a él.

—¿Tienes miedo, pequeña? —Pregunto burlón.

Podía ver su sonrisa sobre sus labios aunque no estuviéramos cara a cara.

Le di un golpe en el hombro.

—Deja de burlarte, esto está muy mal hecho, no es mi culpa que tenga miedo de caerme.

Volvió a reír, dejando caer su cabeza hacía atrás, haciendo que chocara con la mía.

—No seas niña —dice, dando un paso más haciendo que me soltará de él—. Si esto fuera peligroso no te habría traído. 

Mi corazón salto ante su preocupación por mí. Era poco directo, pero algo podía entender de esas palabras tan... poco comunes en él. No llevaba aquí más de una semana, pero de alguna manera Jackson ha sido con el que más he hablado de todos los chicos del internado.

Las chicas no contaban, con ellas estaba casi las 24 horas del día.

Reí sin poder evitarlo.

—¿Qué es tan gracioso? —Pregunto él.

Sonreí aún más, balanceándome de un lado al otro con las manos en mi espalda.

—Nada, cosas que no entenderás nunca.

Jakcson no protesto y siguió subiendo. Ya no tenía miedo de caerme o algo por el estilo, ya sabía que Jackson no me había traído a un lugar peligroso. Estaba segura. Con él estaba segura.

Subo hasta ponerme a su lado, aún con la sonrisa sobre mis labios. Pude notar como él también sonreía divertido por mi conducta infantil. Este chico era un idiota, pero sabía distraerme con facilidad de las cosas.

 Eso nunca nadie ha sabido hacerlo, y él lo hace como si fuera sencillo.

Este chico no era como yo lo estaba pintando, era mucho más que un chico malo; era una persona diferente a los demás, pero, ¿qué tenía eso que ver conmigo? Yo a Jackson no recuerdo a verlo visto antes de haber entrado aquí, pero era como sí algo me uniera a él. Algo mucho más fuerte que una amistad de unos días.

Recuerdo las palabras de Lucy la noche antes de lo sucedido con Connor.

Ella dijo que había alguien que intentaba llamar mi atención, y el único que lo ha hecho desde que estoy aquí ha sido Jackson. Sigo sin creerme que este chico intente llamar mi atención para algo más que molestar, pero bueno, las cosas en mi vida no pueden dar más vueltas.

—¿Estás aquí o te has ido a otro planeta? —movió su mano delante de mí, llamando mi atención.

Pestañeé varias veces al notar como la luz del lugar había cambiado de repente.

—¿Dónde estamos? —Le pregunte mientras me frotaba los ojos cegada por la intensidad de la luz.

—Abre los ojos y lo descubrirás.

Eso hice, los abrí y me deje embellecer por las hermosas vista que se me posaban delante de los ojos.

—¡Es hermosos! —Exclame, acercándome al borde del edificio.

Estábamos en la parte más alta del edificio, y desde aquí se podía ver mucho más allá del bosque. Este ya era alto si lo veías desde abajo, pero desde aquí arriba parecía la cosa más insignificante de todas.

Intente asomarme más para ver si veía el patio, pero las manos de Jackson rodearon mi cintura echándome hacía atrás.

—Ten cuidado, no te he traído aquí para perderte.

Los colores subieron hasta mis mejillas de nuevo.

—L-Lo s-siento.

Me separé de él como pude, deshaciendo el pequeño contacto que habíamos mantenido. Cualquier otra persona se habría lanzado, pero como soy yo no lo he hecho y he pensado antes de hacer cualquier estupidez. Pero como todo en mi vida es meter la pata aquí va algo que sin duda es muy mío: no darme cuenta que tenía algo detrás, lo cual hace que casi me caiga de nuevo. Y, de nuevo, acabo con él a menos distancia que la anterior.

—Eres la señora patosa —río, dejando mis ojos por un segundo para bajar y luego subir la mirada por mí.

Deje caer los ojos por todos lados menos por él. Ya la vergüenza recorría mi cuerpo con solo mirarle, no me hacía falta saber que me estaba mirando, ya notaba la intensidad de ella sobre mí.

Me sentía tan rara en estos momentos con su mirada tan... profunda y penetrante sobre mí.

«Wendy, relájate, debes mantener la mente en blanco. La mente en blanco. La mente en blan...»

Calle mis pensamientos cuando sus labios se posaron sobre los míos. Abrí los ojos hasta que se salieron de mis orbitas. ¡¡Me estaba besando!! ¡¡Jackson me estaba besando!! ¡¡Y yo se lo estaba permitiendo!! Esto debía de ser un sueño, una pesadilla, de todo menos la realidad. No dejaría que alguien como él me besara, y menos que me lo robara de una manera tan descarada y furtiva como esa.

Me eche hacía atrás separándome de sus labios con lentitud. Sentía que mis labios estaban vacíos, y por alguna razón deseaba besarlo de nuevo. Pero tenía que ser fuerte, mi orgullo estaba por encima de cualquier sentimiento de este tipo.

«Wendy, se fuerte y aguanta por todo lo que has hecho estos años para construir esa barrera que te protege» Me dije, dándome algo en lo que apoyarme en estos momentos de duda.

—Jackson yo no... —Seguía con los ojos cerrados. No me atrevía a abrirlos y encontrarme con los suyos, penetrantes y ardientes sobre mí—. Yo no... no sé qué decir...

Su mano acaricio mi mejilla con ternura. Su acto hizo que abriera los ojos para encontrarme con los suyos, suaves y tiernos, como si tampoco supiera que decir a lo sucedido.

—He sido yo el que te ha besado, y soy yo el que debe explicarte el por qué lo he hecho —dice, con un tono que no he escuchado nunca salir de su boca. Tierno, sincero y, de alguna manera, me resultaba de lo más familiar ahora que me paraba a pensar.

Juego con la manga de mi camisa mientras los segundos pasan y los dos esperamos a que el otro hable.

La situación ya era lo suficientemente incómoda como para que el silencio lo ampliara aún más. Tenía que tranquilizarme, no es como si se me fuera a declarar o algo por el estilo.

Puse mis sentidos alerta por si eso pasaba. No lo creía, pero mejor prevenir que llevarme un ataque al corazón si sucedía.

Jackson se aclaró la garganta llamando mi atención, de nuevo.

—Wen —mi nombre saliendo por su boca me resultaba demasiado raro—, sé que no hemos empezado con buen pie, pero quiero arreglar las cosas.

Dejo que mi rostro se caía de la vergüenza. ¿Cómo he podido pensar que podía sentir algo por mí? Solo nos conocemos de una semana, es imposible.

—Pero necesito que entiendas que he hecho todo esto por una razón que no debo decirte aún.

Al igual que con Lucy, él no podía decirme algo importante. Lo entendía, era una desconocida y una donnadie en su vida, lo entendía. Pero, ¿por qué el beso?

Esa era la pregunta clave en esta extraña, pero interesante, conversación.

Interesante, porque me estaba dejando ver un lado fuera del chico malo que, aunque tal vez en cuanto bajemos desaparezca, me ha gustado verla unos minutos y saber que Jackson tiene un lado lindo. 

Dejando a un lado mis líos con el cambio de personalidad de Jackson, continuó escuchándolo.

—Lucy me dijo que te había dicho sobre los rumores que circulaban.

—Ah, sí, eso. —Me encogí de hombros restándole importancia—. No tienes de que preocuparte, eso ya está olvidado.

—Para mí no —dice, dejándome descolocada—. El tema del amor entre dos personas es algo que me lo tomo muy enserio, más si tu estas metido en ello. Me molesta que piensen que eres una chica fácil, pero que sé que eso hará que muchos quieran intentar algo contigo. Es por eso que nada más enterarme fui a por el que inicio todo.

—Jackson, enserio, no tiene que ponerle importancia a algo que los dos sabemos que no es verdad —le dije, dejando caer mis manos en las suyas en un acto de calmar su pequeño enfado—. Los dos sabemos que no pasó nada, además, no soy débil y se protegerme yo solita de cualquiera, no necesito que te preocupes por mí.

Él cambio su expresión sería por una más relajada. 

—Me molesta —murmuro por lo bajo, casi inaudible para mí—. Me molesta que te veían con ojos lujuriosos.

Mis mejillas ardieron en fuego ante su preocupación, la cual, me ha tomado totalmente por sorpresa.

—Ha muchas cosas que no sabes de mí, Jackson.

—Sé muchas más de las que tú piensas.

Me quede mirándole, sin comprender del todo sus palabras. Eran casi las mismas que me dijo Lucy cuando me presente a ella. ¿Acaso ellos dos me conocían de antes y yo por alguna extraña razón no me acuerdo? No recordaba la mayor parte de mi infancia, pero eso no significa que ellos estuvieran en ella, ¿o sí? 

—Nos hemos conocido hace una semana, no puedes saber nada de mí —le dije, para ver si conseguía sacarle algo de información que me pudiese valer para atar cabos.

—Wen —dice mi nombre por segunda vez en lo que llevamos de conversación—, tú no recuerdas mucho de tu infancia, ¿verdad?

Encaré una ceja, esas era la misma pregunta que me acababa de hacer a mí misma.

No negaré algo que es verdad, así que asentí despacio.

—Ya veo...

Deja la frase al aire mientras sigue mirándome como si fuera un cuadro, o alguna revista de moda nueva. Me seguía sintiendo extraña, demasiado extraña en estos momentos, mucho más que al principio. Ahora, en vez un simple cosquilleo, siento una jauría entera dentro de mí moviéndose por todo mi cuerpo. 

—Deberíamos irnos, nos estarán buscando —digo en un intento de salir de esta incómoda situación por mi parte.

Jackson no discute y me deja ir. No me lo pienso y bajo corriendo las escaleras hasta llegar al pasillo por el cual habíamos entrado hace unos minutos que, ahora que lo pensaba, me habían parecido horas.

La gente había salido de las clases, al parecer no nos encontrábamos muy lejos de ellas. 

Di un paso alejándome de la puerta de metal. Mientras caminaba hacía las clases, por alguna razón me volvía para la puerta esperando ver a Jackson salir por ella. No paso. Llegue a clase y me junte con las chicas, las cuales estaban hablando del examen de Literatura que teníamos en pocos días.

Yo no prestaba atención, tan solo me limitaba a asentir y a dar laguna que otra opinión sobre el tema, en lo demás, estaba hundida en Jackson y en el extraño cosquilleo que se formada dentro de mí en estos momentos. 

Andrade004

EL CAPÍTULO MÁS LARGO DE TODA LA NOVELA XD

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