04 (reescrito)

La directora siguió hablando, pero no le prestaba demasiada atención, seguía haciéndome a la idea de que ese chico extraño iba a enseñarme todo esto. Lo peor de todo es que tendría que pasar tiempo con él, y no me gustaba la idea para nada. ¡¿Por qué me estaba pasando esto a mí?! Tan solo llevaba en este lugar media hora y ya tenía a alguien detrás de mí como un perro. No necesitaba nada más que alguien, como Maddi, que me enseñara el lugar. No a ese Jackson que no lo conocía de nada.

Finalmente, la directora dio por finalizada la pequeña presentación la cual duro mucho más de lo que yo me esperaba.

Maddi me llevo de vuelta por el mismo camino que habíamos tomado para venir hacía el patio. Recordare el camino por si acaso me pierdo de camino al cuarto alguna vez.

Maddi río sacándome de mi pequeña concentración para recordar el camino.

—No me puedo creer lo que ha pasado fuera. —Su sonrisa se extendió hasta casi sus orejas dejando clara la alegría del asunto para ella. —Jackson nunca se lanzaría a por una chica de un modo tan descarado. Amiga, tienes suerte —me rodeo los hombros con su brazo acercándome a ella, —pero no te preocupes, si ese hombre de las cavernas se atreve a hacerte algo se las veré conmigo.

No pude evitar que una pequeña sonrisa se asomara en mis labios. Como ya he dicho, solo llevaba unas pocas horas en este internado y ya me pasaban cosas como estas. Estaba viviendo una autentica historia, no de las que me gusta a mí, claro. Esto no se parece en nada a una de esas historias de amor tan bonitas y llenas de colores; esto es ocurro y poco romántico.

Mi cabeza estaba imaginándose millones de cosas de las cuales ninguna de ellas va a pasar. Negué las palabras de mí amiga con rapidez.

—Deja de dar por hecho de que ese chico va a ser mi guía estos días. —La miré como si me ofendiera sus palabras. —No permitiré que se acerque a mí ni un solo metro.

Las dos reímos.

—Eso dicen todas las que acaban babeando por él, Wen —dice, con aún una la sonrisa en los labios.

—No soy como las demás, eso tenlo por segur.

—No me cabe la menor duda de eso.

Seguimos hablando de otras cosas mientras íbamos hacía nuestro cuarto para coger las cosas para ir a clase, bueno, una clase no era, pero algo parecido sí que era. Por suerte me había traído la mochila de la escuela, así no tendría que llevar los libros que me dieran en las manos. Sería muy incómodo llevar todos eso libros cada día en las manos.

Maddi ya estaba lista con sus cosas esperándome en la puerta.

—¿Lista?

Me coloque la mochila al hombro volviéndome hacia ella con una pequeña sonrisa.

—Vamos.

De nuevo caminamos hasta el patio, pero esta vez en vez de ir todo recto guiamos a la derecha hasta que nos encontramos con el bullicio de la gente. No me esperaba que este lugar tuviera una zona especial para las clases. Maddi enredo su brazo con el mío y seguimos por en medio del mar de gente. Algunas me miraban, con poco descaro, mientras paso por su lado. Solo una de ellas se atrevió a pronunciar palabras.

—Tu, la nueva. —Me detuve en seco al tener a una rubia delante de mí. —Solo voy a decírtelo una vez y espero que te quede bien claro en esa cabecita. Jackson, no se toca —acorta la distancia entre nosotras hasta que cara. —¿Entendido?

No pude evitar soltar una risa ahogada. ¿Quién se creía esta chica para mandarme a mí alejarme de alguien que ni siquiera conocía? Defendí mi honor como llevo haciendo toda mi vida.

—Mira, oxigenada, —sus ojos salieron de sus órbitas —Jackson no me interesa nada. —hago una pequeña pausa. —Y que te quede a ti una cosa clara. No amenaces a alguien que es capaz de hacer que pierdas esas extensiones baratas de un solo tirón.

Dicho salí con la cabeza bien alta con Maddi detrás. La gente empezó a murmurar cuando pasaba por su lado. Eran de esperar que en cuanto le plantara cara a esa rubia la gente, sin saber siquiera el motivo de la bulla, iban a meter cizaña sobre el tema. Las cosas aquí no eran muy diferentes de las de fuera. Y claro, no faltaba el grupo de chicos que también viene a joder como la rubia.

Maddi apreté su agarre cuando una voz masculina, proveniente de enfrente, nos habló. Levante la vista para encontrarme con unos ojos azules como el mar.

—Pequeña —dijo el chico con una sonrisa de lado y con las manos en los bolsillos. —Tú debes de ser la nueva, encantado, soy Connor —extendió su mano hacía mí.

Me quede mirando su mano como si fuera la cosa más rara y fea del mundo. Encare una ceja y ahora sí que le mire a los ojos.

La di una sonrisa falsa mientras le daba la mano no muy segura. —Encantada, Connor.

Mi tono no era el más agradable, pero pareció no darse cuenta, o eso creía.

—No debes tomarte esto como una guerra —dijo con apartar la sonrisa en ningún momento —. Jackson cuida muy bien de lo que le interesa y eso pequeña es mucho decir. Además, —acorto la distancia entre los dos—, Jackson se cansa muy rápido de las cosas. Me tienes a mí para cuando quieras llorar o alguien con quien desahogarte.

Rodeé los ojos sin creerme lo que estaba escuchando. ¿Qué se creía este chaval? No iba a estar detrás de ninguno de estos animales, ni ahora ni nunca.

Reí sin gracia haciéndole perder un poco de su sonrisa de muñeca.

—¿Qué te piensas, que soy como las demás en este lugar? Nene, piensa las cosas mejor a partir de ahora.

—Si juegas con fuego te quemas, pequeña —dicho eso me dio la espalda y se fue dejándome con la palabra en la boca.

Apreté los puños a los costados. Fulmine al pasillo con la mirada mientras veía como su espalda se perdía entre la gente y el pasillo. Finalmente, giro entrando en lo que parecía ser una de las clases.

—Wen, estás loca —Maddi apareció delante de mí. —Acabas de enfrentar a dos de los populares.

¿Aquí también había de esas mamarrachadas? Genial, y yo que quería deshacerme del insti por una vez en la vida y da la casualidad de que me meten en algo que se asimila.

—Tranquila, sí. Esto se olvidará mañana, no te preocupes.

Rodeé su hombro y entramos a nuestra respectiva clase. Hoy será un día largo.

Andrade004
cristsolcito

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