Mientras tanto en la casa, Elva, la mamá de Hanna se ocupaba de hacer las cosas del hogar, preparar la comida hacer los baños, arreglar los cuartos. Creo que ya estaba empezando a replantearse la idea de volver a trabajar.

Era un dia normal, ya habia terminado de limpiar. Comenzó a recoger la ropa sucia de los cuartos. Cuando entro al cuarto de Hanna se encontró todos los libros en el suelo, como siempre. Ya no sabia de que otra forma se lo podia decir. Entre los libros estaba el cuaderno de dibujos de cuando su hija era niña. Cuando lo agarró se sorprendió grandemente.

No quedaba ni uno sólo de los dibujos que habia hecho cuando era pequeña, todos habian sido arrancados. En vez de unicornios y castillos de miles colores, habia dibujada una cabaña, pero no con con colores, estaba dibujada con carbón. Estaba sin palabras, mientras pasaba mas hojas mas se iba asustando. Habia dibujado un rio, un caballo, y un chico, un chico de cabello marrón o castallo, delgado, con rasgos faciales muy delicados.

No podia dejar de mirarlos, entre mas los miraba mas pensaba en cómo su hija podia haber pintado esas cosas, cómo podia ser posible.

De repente la puerta del cuarto se cierra, y entra por la ventana un aire frio de esos que sintió Hanna cuando llegó. En ese momento Elva tuvo un mal presentimiento, puede ser lo que mas temían ella y su marido estaba pasando. Habria llegado el momento de decirle a Hanna la verdad sobre ella.