01
Temporada 2.
Taehyung movió su pierna derecha sin poder detener el movimiento continuo que tenía a su mesa moviéndose levemente como así también los lápices que se encontraban sobre esta. Su lengua tocó sus labios un par de veces mientras escuchaba a su profesor indicar las pautas para el próximo trabajo de investigación. Lo estaba escuchando pero no del todo, su mente estaba a muchos kilómetros de su salón de clases.
—Oye Kim.
Alguien susurró detrás de él y Taehyung giró su cabeza sin darse vuelta por completo para no llamar la atención del profesor.
—¿Que?
—Hoy iremos a la cancha de baloncesto, habíamos pensado que quizá te gustaría venir con nosotros.
Taehyung negó con su cabeza y arrugó su ceño. Miró hacia el profesor nuevamente para no ser reprendido y estaba realmente sorprendido por aquella invitación ya que eso jamás ocurría. Sus compañeros de clases en todos esos años lo habían ignorado, no todos, pero si una gran mayoría. Taehyung tenía algunos amigos en otros cursos pero en el suyo no.
La invitación era extraña y más aún lo era viniendo de Wonjae, uno de los mejores amigos de Jung Hoseok.
Taehyung podía ser tratado de raro mil veces en el día, su familia podía decir que era un chico inocente para la edad que tenía, pero no era idiota. Él no se fiaba de esa clase de chicos que habían hecho su vida imposible desde el primer día de clases.
¿Ahora querían pasar tiempo con él?
No podía confiar por muy solo que se sintiera sin Seokjin.
Taehyung suspiró y se apoyó en su mano haciendo instantáneamente un puchero al recordar a su castaño amigo que no veía muy a menudo. Luego del altercado con el señor Kim ellos se habían distanciado y Taehyung tenía tanto miedo de no verlo nunca más que sus días se habían vuelto grises y opacos, sin gracia, sin colores.
El invierno se estaba yendo de a poco, ya no hacía tanto frío por las tardes y los días duraban un poco más mientras todos se preparaban ansiosos para recibir la primavera.
El timbre de final de clases sonó en el pasillo y todos sus compañeros comenzaron a moverse enseguida mientras su viejo profesor murmuraba algo entre dientes guardando también sus pertenencias que estaban sobre su mesa.
Taehyung se quedó unos segundos más mientras el salón quedaba desocupado. Cuando casi todos habían salido incluido el profesor, Taehyung se puso de pie y comenzó a guardar sus cuadernos junto a los lápices que tiró sin mirar donde caían dentro de su mochila. Se la puso en sus hombros y comenzó a caminar.
En todos esos años había hecho unos cuantos amigos por aquí y por allá, pero nunca se sintió como si fuera parte. Quizá su vida en el campo le hizo ser demasiado diferente a sus compañeros citadinos. Pero un solo chico había sido diferente con él, solo uno había sido lo suficiente para que no se sintiera solo en un nuevo colegio, un nuevo lugar en donde no conocía a nadie y en donde no había tenido el mejor recibimiento.
Seokjin había sido y era lo mejor que le podía haber pasado en su vida. Quizás era muy intenso pero Taehyung no podía imaginar una vida sin su castaño amigo. Lo amaba de una manera que todavía no entendía, una manera que le hacía doler su pecho cuando estaban juntos, cuando Seokjin hablaba con él, cuando se reían juntos…
Taehyung suspiró mientras salía del instituto. Era viernes y si antes ese día se convertía en su favorito porque podía pasar tiempo con Seokjin, ahora solo era un día más. Realmente nada tenía mucho sentido si no podía estar cerca de él.
Alcanzó a avanzar tres calles lejos de su colegio cuando lo vio. Su corazón enamorado latió con fuerza al ver a Seokjin vistiendo una chaqueta enorme color negra. Sus zapatillas estaban gastadas y rotas haciendo que Taehyung apretara su mandíbula recordando que no pudo entregarle las cosas que habían comprado semanas atrás cuando el padre de Seokjin los había visto besarse.
Apretando los tirantes de su mochila el azabache avanzó hasta Seokjin y lo observó unos segundos. Algo había cambiado en Seokjin, quizás era que se veía más alto… No, no era eso.
—Hola Tae.
Taehyung sonrió como un bobo suspirando porque lo había extrañado tanto.
—Hola Jinnie… ¿Donde te has metido?
—Solo estuve en casa —Seokjin se encogió de hombros y le dio una tensa sonrisa a su amigo —mamá… —Jin arrugó su ceño —ella no se ha sentido muy bien.
—Oh.
—Si… Pero el lunes vuelvo a clases.
Taehyung asintió y no se perdió lo apagado que se veían los ojos del castaño y aunque Seokjin siempre tenía esa aura de tristeza, ahora se veía un poco más desdichado, un poco más distraído y eso hizo que todas las alarmas se encendieran.
—¿Ese día… Tu papá?
—Todo está bien —Seokjin sonrió levemente —ya sabes como es… Él no estaba muy contento pero ahora está todo bien.
—¿En serio? —Tae comenzó a caminar y Seokjin avanzó a su lado. Sus hombros se rozaron pero el castaño se movió para que ambos no se tocaran observando luego para todos lados como si estuviera buscando a alguien entre todas las personas que pasaban por el lugar. Taehyung se detuvo fuera de una tienda de mascotas y miró a Seokjin que mantenía sus ojos en cualquier lugar. Algo no estaba bien —¿Estás mintiendo?
—¿Que? No, no lo estoy haciendo.
—¿Que dijo tu papá?
Seokjin suspiró y se pasó una mano por su rostro haciendo que Taehyung tuviera envidia de esos dedos que ahora acariciaban sus hermosos labios.
—Él no quiere que te vuelva a ver.
Taehyung abrió su boca y luego la cerró. Ni siquiera debería estar sorprendido por aquello pero lo hizo.
—¿Es por lo que vio?
Jin asintió rápidamente y luego desvió la mirada hacia los automóviles que pasaban por la calle.
—No quiere que sea gay… Me desprecia así que creo que deberíamos vernos menos.
—Esa no es una solución. Puedo ir a hablar con él si me lo permites —Taehyung dijo de inmediato tratando de encontrar una rápida solución. No podía imaginar no estar nunca más con Seokjin.
—No Tae, no quiero que te diga algo que te pueda hacer sentir mal… Creo que por mientras es mejor no estar tan, tan juntos —Jin mordió su labio un tanto nervioso.
—¿Que significa eso?
Seokjin bufó y sintió cuando comenzó a ruborizarse. Odiaba tener que decir con todas sus letras lo que ya no podían hacer. Pero si quería conservar a Tae en su vida tenía que hacerlo.
—No más besos —susurró incómodo viendo un atisbo de decepción en los ojos de su amigo, pero no estaba muy seguro.
—Entiendo… ¿Él te dijo algo que te hizo sentir mal?
—Solo está decepcionado… Algo así.
—No es malo.
—¿Que?
El azabache quería abrazarlo por la cintura y esconder su nariz en la curvatura de su cuello. Amaba con locura el olor de Seokjin y saber que ya no podría hacer eso lo tenía realmente triste.
—No es malo que te gusten los chicos… Tus padres son retrógradas, no deberían hacerte elegir o hacer que cambies.
—Tae —Jin dijo en un lamento —no lo hagas más difícil.
—Está bien.
Mintió porque nada estaba bien. Taehyung era cobarde por no decir sus reales sentimientos, decirlo con palabras porque con hechos él había sido bastante claro. Amaba a Seokjin y no tenía idea si iba a seguir haciéndolo en el futuro, ambos eran jóvenes y Namjoon le había dicho que el amor no era eterno, que las cosas cambiaban todo el tiempo y eso también aplicaba a los sentimientos.
Taehyung y Seokjin caminaron hasta la parada de buses. Decidieron que ese fin de semana no se verían para no hacer enojar al señor Kim.
—Dale mis saludos a tus papás y a los abuelos Kim. —Seokjin sonrió hacia Tae sin mostrar sus dientes.
—Ellos te van a echar de menos —el azabache dio un paso más cerca de su amigo, quería tanto abrazarlo.
Seokjin tragó saliva visiblemente afectado por la cercanía pero puso todo de sí para no caer de nuevo. No podía ser cariñoso con Taehyung en público, le había prometido a su… Le había prometido al señor Kim que no haría más espectáculos en la calle.
Y tenía que acatar si quería volver a estar cerca de Taehyung aunque no fuera como siempre lo hacían.
—Me tengo que ir. Nos vemos el lunes, Taetae.
Taehyung asintió lentamente y cuando Seokjin se giró para comenzar a caminar él simplemente apretó sus puños dolorosamente para no detenerlo. Usó todo el control sobre su cuerpo para no hacer las cosas más difíciles, pero ese esfuerzo hizo que todo su cuerpo protestara por lo tenso que se había puesto.
Lo último que vio fue a Seokjin girarse, le regaló una sonrisa de esas que él amaba y luego ya no pudo verlo más.
***
Seokjin miró su cuaderno negro negándose a la idea de escribir más. La página en la que había dejado salir a flote sus emociones y como se había sentido al hablar con Taehyung estaba toda húmeda por las lágrimas que brotaron sin que él pudiera controlarlas. Tampoco tenía mucha opción.
Solo llorar en silencio.
Era domingo y la casa estaba vacía. Desde que se hubo enterado de que no era hijo legítimo de las personas que creyó que eran sus padres ellos habían desaparecido.
Bueno, no tanto como eso, pero ya no le exigían ir a la iglesia, ya ni siquiera comía en la misma mesa que ellos entonces Seokjin se convirtió en un intruso y a cada día que pasaban él se iba hundiendo en una soledad crónica. En pocas palabras Seokjin sentía su existencia más y más miserable.
Salió de su fría habitación y con hambre llegó hasta la cocina. Nadie había dejado algún plato de comida para él por lo que tomó una sartén y se hizo dos huevos revueltos. Luego de buscar se dio cuenta que no había pan entonces tuvo que comerse a cucharadas su preparación.
Seokjin miró por el lugar deseando poder estar en cualquier otro sitio menos allí. Deseando saber qué estaría haciendo Taehyung y si lo estaría extrañando, pero quizá no era tan así, su amigo había aceptado sin mucho esfuerzo su distanciamiento y aunque en su momento Seokjin lo había agradecido ahora no se sentía muy bien.
Taehyung era lo único que tenía en su vida, era su único amigo, la única persona que se preocupaba lo suficiente como para hacerle olvidar que era un bastardo. Un chico que no tenía idea quienes eran sus padres pero que por sobre todo era una persona que había sido abandonada al nacer…
¿Que diría Taehyung al respecto?
Seokjin se secó sus ojos cuando una pequeña lágrima quiso salir de ellos y se puso de pie para lavar lo que había usado. Dejó todo limpio y guardado a los minutos y de dejó caer en el sofá frente al televisor. No lo encendió porque ya hasta la televisión había perdido sentido para él.
Nada tenía real sentido, se sentía como un pez fuera del agua en ese lugar, ese hogar en el que nunca fue querido.
Suspiró y deseó poder tener 18 años, no faltaba demasiado, pero quería irse de allí, quizá buscar un trabajo hasta que comenzara la universidad…
Dos golpes en la puerta hicieron que tomara atención. Se puso de pie y se acercó hasta la ventana, corrió la cortina y vio a un hombre con una caja en sus brazos.
El tipo volvió a golpear y Seokjin se acercó hasta la puerta para luego abrirla.
—Buenas tardes, busco a Kim Seokjin.
—Soy yo —Jin miró esa caja grande y arrugó su ceño. Él no había mandado a comprar nada. Quizás el trabajador estaba equivocado.
—Esto es para ti, necesito que firmes aquí y aquí.
Jin dudó pero luego firmó y tomó la caja que estaba un poco, bastante, pesada.
—Yo no he pedido nada… ¿Tengo que pagar?
—No te preocupes ya está pagado.
Seokjin asintió y se metió a su casa, no tenía idea por qué su corazón latía tan fuerte, así que tratando de calmarse dejó la caja sobre la mesa del comedor y la observó bien. Tenía una etiqueta a un costado, la miró y de inmediato sonrió.
Taehyung.
Corrió hasta la cocina y tomó un cuchillo. Luego abrió el sello de seguridad en la parte superior y arrugó su ceño al ver el contenido.
Había dos caja medianas a un costado y al otro lado tres paquetes sellados por lo que sacó el primero, este era de color azul y cuando lo abrió se echó a reír.
Era un nuevo par de calcetines tejidos por la abuela Kim, Seokjin los miró y se los llevó hasta su pecho mientras una enorme sonrisa comenzaba a brotar en sus labios.
El siguiente paquete era un poco más grande, Seokjin lo abrió y se llevó la manta de polar a su rostro, era calentita y de color azul. Muy bonita.
Seokjin deslizó sus ojos por las cajas y tomó la primera. Su sonrisa se convirtió en una risa enorme y de inmediato un nudo se formó en su garganta cuando vio el contenido.
Eran todo tipo de dulces deliciosos que él estaba seguro que había sido hechos por la abuela Kim y la madre de Taehyung. También habían cinco panes pequeños y el castaño de llevó uno a la boca de inmediato deleitándose con el sabor.
La otra caja la abrió enseguida y se atoró al encontrar el par de zapatillas que él había elegido cuando había salido con Taehyung aquel día que jamás nunca olvidaría. Tomó las zapatillas y las miró un largo rato.
No tenía idea como iba a explicar en casa esas zapatillas aunque estaba casi seguro que a nadie le importaría, incluso él podría haberlas robado y aún así no seria motivo de preguntas.
Desechando esos pensamientos Seokjin tomó otro paquete, este tenía una envoltura diferente. Lo abrió con cuidado y aunque no quiso una lágrima cayó por su mejilla. Observó la fotografía y deslizó su dedo índice por el rostro de su mejor amigo, su persona favorita en todo el mundo.
Mordió su labio para no echarse a llorar como bebé mientras veía la imagen de ellos dos abrazados sonriendo ante la cámara, pero eso no fue lo que le hizo llorar, sino la etiqueta al pie de la foto escrita con letra cursiva y temblorosa.
El mejor día de mi vida, rezaba la leyenda y Seokjin asintió en la soledad de ese lugar que alguna vez llamó hogar.
Él también podía decir que había sido el mejor día de su vida pero eso sería mentir ya que al lado de Taehyung todos los días eran perfectos, pero no podía decirlo y era mejor de esa manera si no quería que Taehyung saliera lastimado por su homofóbico padre…
—No es mi padre —se obligó a recordar.
Seokjin limpió sus lágrimas y guardo todo dentro de la caja nuevamente, fue hasta su habitación y dejó los regalos sobre su cama. Observó la fotografía nuevamente y la tomó para luego meterla dentro del libro que estaba leyendo. Tomó las zapatillas y las metió bajo la cama, luego se puso los calcetines feliz por el calor inmediato que sintió.
Miró los dulces y panes y prácticamente corrió hasta la cocina para hacerse un café para luego aterrizar en su cama. Dejó la taza en su vieja y destartalada mesa auxiliar y se arropó con la manta. Masticó un poco de pan y cerró sus ojos con una enorme sonrisa.
Tomó su cuaderno negro y deslizó sus ojos por la nueva página que estaba en blanco. Buscó su lápiz y comenzó una nueva línea de palabras.
Así comienza el nuevo mejor día de mi vida que se suma a todos los mejores días de mi vida cerca de Taehyung… Todo gracias a él.
Jin dejó de escribir para saborear un poco del cariño que Taehyung le trasmitía aún si estaban a muchos kilómetros de distancia.
Taehyung, siempre él.
***
Hola! Vengo a retomar la historia, aquí empieza la segunda temporada que durará hasta que el Taejin cumpla sus 18 años 😏.
Tengan un bonito fin de semana 💕💕
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