Estuve acompañándola en todo momento. La doctora vino temprano a darle ciertas indicaciones y recomendaciones. Ha sido muy atenta y amable con ella. El personal ha sabido atender todas sus necesidades y el trato ha sido muy grato también. 

Perla despertó muchas veces, cada vez la oía balbuceando cosas sin sentido y moviéndose de un lado a otro. No la he dejado sola ni un solo segundo y tampoco pienso hacerlo. 

No comió bien, de hecho, lo dejó casi todo en la bandeja. No la presioné a hacerlo si no sentía ganas. Solo me limité a acompañarla y estar al pendiente de todo. Quisiera poder evitarle todo este sufrimiento. Es tan frustrante y me siento tan impotente viéndola en este estado. Quisiera hacer más por ella. 

Una mujer policía entró a la habitación, portando una libreta muy parecida a la que tenían los que me entrevistaron ayer. No la había visto por aquí, asumí que venía a entrevistar esta vez a Perla. 

—Buenos días, Perla. ¿Cómo te sientes? 

—Bien. ¿Y usted? 

—Bien. Me alegra mucho saber que te encuentras mejor. ¿Cómo te sientes del dolor? 

—Un poco mejor. 

—Me comentó la doctora que estás próxima a irte. El propósito de mi visita es porque necesito hablar sobre un tema serio contigo. 

—Las dejaré a solas — dije. 

—No, quédate conmigo, por favor — me pidió Perla, y no me atreví a dejarla sola luego de esa petición.

Me quedé al lado suyo en completo silencio, fijando la mirada en la mujer policía.   

—Hubo un altercado entre tu mamá y tu padrastro en la noche de ayer. De tu mamá y tu padrastro no había registro de ninguna situación o problema previo, pero hubo un incidente de violencia doméstica. Tu mamá esperó a que tu padrastro estuviera dormido y entró al cuarto y le cortó el miembro. Él sobrevivió y se está haciendo lo posible por reconectar el órgano que fue cortado, pero tu mamá está bajo la custodia de la policía y se desprenderá una investigación nueva en cuanto a el por qué sucedió. 

—¿Qué? ¿Mi mamá? ¿Cómo es posible? Ella sería incapaz… 

Fue como un bajón de azúcar lo que experimenté en ese momento. Verla llorar desconsoladamente de nuevo fue duro para mí. Si quería servirle de apoyo y ayudarla en el proceso, necesitaba reprimir todas esas emociones negativas que no aportan nada bueno para ella ni mucho menos para mí. 

—Entiendo que estás pasando por un proceso difícil y traumante, pero me gustaría saber si sabes algo sobre esto. Si conoces algún motivo o ha sido testigo de algún problema marital, discusiones, peleas, abusos de parte de él hacia ella o de ella hacia él. Si me puedes responder ahora, te lo voy a agradecer, si no lo puedes hacer ahora te voy a entender. No quiero que te sientas presionada. 

—No, ellos siempre han sido muy unidos. Nunca los he visto discutir — sollozó. 

Yo escuché la conversación que tuvo con Iván antes de irse a la casa y ella se veía desequilibrada, y no es para menos en esta situación, pero hacerle tal cosa al marido solo demuestra que algo llevaba atravesado. 

Dejándome llevar por esa conversación y con la actitud que asumió ese señor durante el interrogatorio de los Oficiales, solo hace que vaya atando los cabos sueltos. 

Para rematar, todo cobraba sentido entre más lo analizaba. Si lo que le pasó a Perla fue en la misma casa e Iván ha estado en la sala de espera en todo momento y no se ha ido, puede significar que él no tuvo nada que ver con lo que pasó con Perla, porque el que nada debe nada teme, pues hasta incluso estaba dispuesto a someterse a las pruebas sin titubear. Eso permite que se descarte la posibilidad de que fue Iván, por lo que solo queda ese infeliz. 

Entonces… ese viejo maldito fue quien se atrevió a abusar de Perla…