Un sueño

La ropa de Gabriel olía tanto a él. Lo que más me gustaba era el suéter: suave, fino, abrigador, ancho.

Acostado en mi cama comencé a observar el precioso anillo que me había dado, "el comienzo de todo", G-Él.

DESCONOCIDO_20:10

Hola, niño.

Recibí un mensaje misterioso, hace mucho que no usaba mi celular.

ARIEL_20:13

Hola y tú... ¿Quién eres?

DESCONOCIDO_20:13

Soy el chico que tiene tus bóxers.

Gabriel. Suspiré.

ARIEL_20:14

¿Cómo tienes mi número?

GABRIEL_20:14

Olivia (a.k.a tu mamá) me lo dio hace mucho.

ARIEL_20:14

¿Qué tal? ¿Lavaste mi ropa?

GABRIEL_20:15

Está impecable, como tu alma.

ARIEL_20:15

Pensé que debías estar sin distracciones, ¿de dónde sacaste un celular?

GABRIEL_20:15

Es una larga historia, tal vez algún día te la cuente. Te apuesto algo.

ARIEL_20:15

¿Qué?

GABRIEL_20:16

Si gano me darás lo que yo quiera.

ARIEL_20:16

Acepto.

GABRIEL_20:17

Apuesto a que estás en tu cama, acostado, con mi suéter y mis bóxers negros, pensando en mi ;).

Maldita sea.

ARIEL_20:20

...

GABRIEL_20:22

Gané, aunque no lo creas en estos momentos tengo una sonrisa más grande que Cheshire, el gato.

ARIEL_20:22

¿Qué deseas? GANADOR, (psdt. Creo que me observas).

GABRIEL_20:24

Quiero que te pares y abras tu ventana, cariño.

Y eso hice, me paré y abrí mi ventana.

Para sorpresa mía...ahí estaba Gabriel, eran las once de la noche pero ahí estaba él: en una rama, jogger plomo, sudadera negra, zapatillas negras.

—¿Dónde es el funeral? —le extendí mi mano para que tuviera mayor estabilidad.

Con mucha agilidad llegó hasta mi ventana, mirándonos frente a frente en mi cuarto.

—Te extrañé —me abrazó.

—Me acabas de ver hace unas horas —no le devolví el abrazo.

—Igual te extrañé —se separó un poco de mí y me dio un beso en la cabeza.

Gabriel estaba más guapo que nunca, cabello desordenado, ropa sport algo ajustada, estaba bellísimo.

Usualmente lo veía con pantalones negros de tela, camisa negra perfectamente abotonada, zapatos de vestir negros y el cabello ordenado y peinado; lo hacía ver más viejo.

Le dije a Gabriel que guardara silencio y sigilosamente bajé las escaleras hacia mi cocina para llevar algo de comer. Galletas con chispas de chocolate y dos vasos de leche, podía ser todo un mesero, era muy hábil con eso. Comimos en mi cama mientras Gabriel me contaba su hazaña de haberse escapado solo para verme. Él sabía parkour.

Comenzamos con los bostezos y me di cuenta de que era lo bastante tarde como para despertarme mañana, teníamos que dormir.

Me acurruqué en mi cama bajo las sábanas y antes de que Gabriel se uniera a la fiesta se quitó toda la ropa a excepción de la interior. Se puso detrás mío y me abrazó, su piel desnuda hacía que todo mi cuerpo se erice. Su tacto tan suave estaba lleno de dulzura y amor.

—Cuando estoy contigo siento muchas mariposas —me abrazó más —así que si sientes algo extraño detrás de ti son mis mariposas.

—Gabriel —dije con sueño —te quiero mucho.

—También te quiero, cariño —besó toda mi cara.

No podía soportar tanto, besé sus labios y nuestras lenguas estaban sincronizadas, mientras sus manos estaban en mi cuello las mías no sabían dónde ir. Toqué sus caderas y se estremeció, ¿le gustaba?, coloqué mis dos manos en su pecho desnudo y fui bajando con mis dedos involuntariamente, no quería incomodarlo, pero tampoco quería parar. Mis dedos sin control terminaron acariciando su entrepierna y al instante rompió el beso y me empujó.

—¿Esas son tus mariposas? —reí.

Hasta en la oscuridad podía ver lo sonrojado que estaba.

—Solo vamos a dormir —dijo Gabriel dándome la espalda.

Los huesos de su espalda se notaban a simple vista y me hipnotizaban, lo acaricié un poco y al poco rato estaba acostado en su pecho mientras él me abrazaba.

Se durmió antes que yo, por lo tanto besé su cuello y dormí. Era un sueño hecho realidad, no sé qué era pero creo que en este poco tiempo lo amaba.

Dormimos.

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