Tiempo
—Yo ya tengo todo, solo me tienes que conseguir una orquídea muy hermosa, tú ya debes saberlo...
—Sí.
—Y estar puntual en mi casa, seguro mis padres nos tomarán muchas fotos.
—Ya.
—Y...
—Milena —la tomé del hombro —, ya entendí, todo tiene que salir perfecto, no te fallaré. Usaré la corbata correctamente, me vestiré de negro, compraré la orquídea más hermosa de la tienda que tenga un color que resalte con tu vestido y con tu rostro, y estaré puntual en tu casa para las fotos que quieres —suspiré —confía en mí. Sé que casi todas tus amigas llevarán a sus novios perfectos, pero esto es lo que hay —me señalé entero.
—Y es perfecto —ella soltó una risita.
Se despidió con una sonrisa risueña y entró a su clase de todos los lunes. Caminé directamente a la mía sin más distracciones y Giovanni se apareció detrás de mí haciendo pasos ruidosos y sonidos desagradables.
—¿Puedes callarte? —volteé a reclamarle.
—¿Qué haces con ella? —preguntó refiriéndose a Milena —Tantas chicas en la escuela y...¿la llevarás al baile?
—Fue una decisión desesperada —expliqué —. Yo no tenía pareja, tú tampoco...la diferencia es que yo se lo propuse a la chica linda y tú le negaste la propuesta. No comes, ni dejas comer, no te entiendo.
Volteó los ojos y aceleró el paso para estar a mi altura.
—Le preguntaré a Celeste, es decir, somos amigos, ¿qué mejor que ir con tu mejor amigo a una última fiesta porque nunca más nos volveremos a ver?
—Excusas.
Al llegar a la clase, Celeste estaba sentada donde siempre, conversando con Mercedes. Era la única clase en la que los cuatro estábamos juntos.
Giovanni comenzó a escribir con plumón de agua en uno de sus cuadernos, silbó para llamar la atención de Celeste y ella cubrió su rostro y rió para sí misma al leer lo que Giovanni había escrito: "¿Quieres ir al baile de promoción conmigo?"; a lo cual ella respondió con una negación.
—Lo lamento, Giovanni —sonrió con incomodidad —, pero ya tengo pareja.
Él miró al techo y Mercedes comenzó a escribir en un retazo de hoja casi lo mismo.
—Peor es nada —gritó hacia ella para que lo escuchara.
—Mi vestido es azul —le respondió.
Toda la clase Giovanni se la pasó preguntando sobre la pareja de Celeste, interrogándome acerca de eso como si yo supiera todo, dándole patadas a mi silla para que le hiciera caso y le diga quién era aquel chico misterioso, haciendo sus propias teorías, observando a todos los chicos de la clase con una mirada que espantaría a cualquiera y murmurando aspectos de varios chicos con personalidad que encajara con la de Celeste.
—¿Y si en realidad no tiene pareja, pero dice que sí porque no quiere ir conmigo?
—Giovanni... —tomé valor —ya cállate, lo único que quiero ahora es saber qué demonios es eso de resistencia e intensidad, es la primera vez que deseo prestar atención.
—Eso es fórmula, cerebrito. Dale, conversa conmigo y yo te paso todas las respuestas en el examen —guiñó un ojo.
—Todos están locos con esto de que faltan menos de quince días para que acabe este infierno.
En el almuerzo, Giovanni estuvo observando a todos los chicos del comedor. Fijándose si es que alguno se acercaba por pura casualidad a Celeste, cualquiera pensaría que era un maniaco por reaccionar a cosas como esas, pero yo ya lo conocía y era algo normal en su carácter.
Y en la salida su actitud no cambiaba, la curiosidad lo mataría hasta el día de la fiesta de promoción o hasta que alguien supiera a quién invitó y le cuente porque así corren los chismes.
—Ahora que recuerdo —me callé para que prestara atención a mis palabras —, quizá Gabriel Mercer sabe, él estuvo conversando no sé hasta qué hora con Celeste.
—Busquemos a Gabriel Mercer —dijo sin pensarlo dos veces.
Y así fue, buscamos a Gabriel Mercer hasta por debajo de las rocas y no lo encontramos en ningún sitio, mis mensajes no le llegaban y cada que intentaba llamarlo se desviaba la señal.
—Después de toda esta búsqueda —comenzó Giovanni —, ¿has pensado en que quizá él tampoco lo sabe?
—Gabriel Mercer lo sabe todo —respondí frío.
—Pero tomando en cuenta el hecho de que Celeste lo odia...
—Quedaron en buenos términos —comenté sin mirarlo.
—No entiendo.
—Nunca entiendes nada —respondí —. Celeste fue quien envió y tomó esa foto que rompiste, la causa de tu suspensión; por lo que le dije amablemente que se disculpara con Gabriel por toda la incomodidad y las consecuencias que su acto desató.
—Es una zorra —dijo sorprendido —, no puedo creer lo que me dices... ¿La disculpaste?
—Sabes que sí, es mi amiga.
—¿Eso quiere decir que me besó por despecho? —preguntó sin expresar algún sentimiento.
—No hablemos de eso ahora. Debemos encontrar a Gabriel Mercer, no por saber quién es el afortunado —dije en tono de burla —, sino porque me preocupa.
—Ya es bastante grandecito —cruzó los brazos y luego sacó rápidamente el teléfono móvil de su bolsillo, tecleó algunos números y lo colocó en altavoz.
Siete oportunidades para que Gabriel Mercer conteste. El teléfono sonaba y sonaba, y Mercer no contestaba, Giovanni agarraba el teléfono como si fuera una pluma y le subía cada vez más el volumen para que se escuchara mejor el momento en el que la llamada se volvería insulsa y perdida.
—Dime —contestó por fin, su voz ronca revelaba su estado de aburrimiento.
—Ariel se pregunta dónde demonios estás —respondió Giovanni entre risas.
—Estoy ocupado —dudó —dile que no se preocupe, que ya más tarde se lo compensaré.
—Y otra cosita más... —pensó —¿Sabes con quién irá Celeste al baile de promoción?
—No tengo ni la menor idea de quién será el afortunado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top