¿Las fans?
—¿Echaste a Gabriel de tu cuarto? —preguntó mi mamá desde la puerta.
Respiré hondo.
—Algo así.
—No debiste hacerlo, es el único de tus amigos que me agrada de verdad.
Odiaba que Gabriel fuera tan simpático con las personas.
Volví a ir a ayudar en la iglesia y me di con la sorpresa de que un grupo de chicas perseguía a Gabriel, le preguntaban cosas bastantes idiotas como para darse cuenta a simple vista de que tenían interés por él. Y por supuesto como es ese "Gabriel", era evidente que hablaba con ellas hasta el punto de darles falsas esperanzas, las cautivaba con su sonrisa y prometía hablar con ellas de Dios si iban a misa...odiaba eso, lo detestaba.
—¿Conoces a alguna de ellas? —preguntó Gabriel por mi forma de mirarlas.
—Todas asisten a mi escuela — le respondí con frialdad.
—Interesante —respondió algo disgustado por mi forma de hablarle.
Casualmente los dos comenzamos a observar a las cinco chicas (que en realidad eran cuatro) interesadas en Gabriel. No podía negar que su risa al verlas era tan melodiosa a pesar de ser una burla hacia todas ellas. Con ese perfil tan perfecto y esa sonrisa tan brillante se me quitaron los celos de su coqueteo, podía admirarlo todo el día.
A pesar de que eran cinco conocidas mías, la explicación va en que sólo cuatro estaban interesadas en él, la sobrante era una chica que me gustó alguna vez: tan sofisticada, tan diferente a las demás, tan ella; su nombre era Mercedes, era muy distinta a todas las chicas que la rodeaban y eso en un tiempo no tan lejano me enamoró. A penas me vio se acercó.
—Hey, hola, hace mucho que no hablamos —saludó ella.
—Sí, lo sé —hablé para mí mismo —. ¡Qué mal educado soy! —traté de ocultar mi vergüenza —Mercedes...él es Gabriel, Gabriel ella es Mercedes.
—Mucho gusto, señorita singular —odiaba que Gabriel de alguna manera leyera mi mente de esa manera —es un placer c... —dijo con la sonrisa más seductora del mundo.
—Conmigo no funcionan tus coqueteos de hombre guapo pedófilo —respondió descaradamente.
Hablé con Mercedes de mi vida, de cómo mis padres decidieron que haga algo con mi futuro, por mi bien espiritual y con la sociedad. Lo que me encantaba de ella es que podía hablarle sin ningún filtro porque era diferente a otras, sabía escuchar, sabía valorar; sin embargo, fue la peor pareja que pude tener.
Sentía la mirada de Gabriel desde algún sitio, estaba espiándonos, no me importaba porque no estaba diciendo nada que él no supiera, su preocupación por mí me encantaba...solo odiaba que la camufle debajo de las personas más inoportunas.
Oh, Gabriel, ¿cuándo dejarás de actuar así para demostrar lo que en realidad sientes?
Con solo tener el peso de su mirada en mí sabía que algo no andaba bien. Y es que Gabriel podía parecer una persona dulce y carismática, pero a la vez era alguien manipulador y misterioso.
¿Qué hiciste conmigo Gabriel Mercer? No merezco eso.
Debía jugar su mismo juego, así que decidí llevar a Mercedes a otro sitio, debía confirmar que de verdad me seguía, que de verdad se preocupaba por mí, que solo quería que fuera suyo. Efectivamente, seguía sintiendo su presencia y eso me alegraba.
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