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Querido Ariel,

Antes de irme completamente...

Solo quería decirte que fuiste alguien muy importante para mí.

Mi complemente perfecto, esa persona de la que sabes que nunca te separarás en la vida a pesar de todas las adversidades, esa cálida brisa de verano que envuelve mi corazón con todo el amor atrapado en una persona, en un sentimiento. Ese amanecer sencillo bañado por luces resplandecientes que me da un simple motivo por el cual quiero seguir abriendo mis ojos a la luz del día, como la abrazadora noche al cubrir el cielo con estrellas; eso significas para mí, significas todos los días de mi vida, todas las estaciones ya que solo contigo puedo sentir lo que siento ahora: emociones llenas de amor intenso y pasión.

Estoy consciente de que muchas veces, y es que es inevitable, las personas o los simples mortales cometemos un montón de errores, posiblemente mi sola presencia en tu vida haya sido un error, sin embargo...yo te amo, no me importa si tú no sientes lo mismo, lo que en realidad vale la pena es que yo lo hice, lo hago y lo haré siempre, porque he pisado Tierra por un momento y me he dado cuenta de que el amor es la cosa más compleja y bella que puede existir en esa horrible realidad.

¿Qué sería de mí sin ti? ¿Qué haría yo sin ti? ¿Cuánto valdría yo si tú no estás?

Mis razones son muchas, mis explicaciones son cientas, pero mi amor por ti...mi tesoro para ti, es infinito, es como que quieras contar todos los granos de arena que hay en cada playa del mundo o todas las estrellas que se posan sobre nosotros en nuestras caminatas nocturnas.

Mis pensamientos siempre han sido más complejos que mis acciones, y es que mi manera de actuar es muy básica, tal vez me odies...no podría saberlo, pero me encantaría decirte que te amo una última vez en mi vida, ¿decírtelo? Sí, ¿pensarlo? Siempre pensaré en que te amo aunque no te lo diga, es tan inevitable como cometer errores.

Nunca me querrás como yo a ti, pero si algún día lo quieres intentar déjame decirte que el tiempo, que crea y destruye, que es un asesino silencioso, se encargará de juntarnos si es que realmente nos correspondemos, la paciencia lo es todo en el juego del amor.

Sí, Ariel, te dejo, no para siempre, porque si las fuerzas del universo quieren que estemos juntos...nos juntarán en el momento menos esperado, nos unirán sin que nos demos cuenta, y como sé que la marca de nuestro amor es difícil de borrar, cuando ocurra ese "gran día", las palabras sobrarán en ese encuentro, se desvanecerán como polvo en viento, volarán y solo dejarán a nuestros corazones solitarios hablar, fusionarse para completar esas dos partes que han sido esenciales para construir uno de esos típicos corazones que dibujas al final de tus cuadernos.

Probablemente, en estos instantes, muchos pensamientos tengan conflictos en tu mente, se contrasten y no sepas cómo reaccionar ante esto. Pensarás que te he dejado solo, que te he abandonado, que te he embriagado un día antes para irme porque soy un cobarde...sin embargo, no, no estás solo, lo único que podría confirmar es la teoría que me califica como un cobarde. Sí, he sido un cobarde al no querer mirarte a los ojos y decírtelo directamente; he sido un cobarde al dejarte por medio de un trozo de papel, definitivamente he sido un cobarde al no decirte que he pensado esto hace mucho, cobarde por no hablar de esto a menudo, cobarde porque no soy suficiente para ti, cobarde por creer y por tener toda la certeza de que tú estás mejor sin mí. Lo estás, estoy muy seguro de eso; eres fuerte, autosuficiente, asertivo, maduro...eres Ariel, no va a ser tan difícil para ti salir de todo esto.

Y no creas que no me importas, que te he dejado un mes antes de tus clases, claro que me importas. Tal vez no te acuerdes, pero ayer firmaste unos papeles para mí, te he dejado todo para que vivas cómodo; tienes para comer hasta terminar tus estudios (si es que te animas por el arte culinario), todo ese espacio en el que estás leyendo esto...te pertenece ahora, es todo tuyo. El auto que te gustaba hace tiempo lo coloqué a nombre de tu madre. Todo Ariel, todo es tuyo, absolutamente todo. No te embriagué para que no escuches mis pasos en la mañana, lo hice porque si firmabas todos los papeles que estoy adjuntando en esta carta sin una gota de alcohol en la sangre, lo sospecharías, no habrías permitido que me vaya, claro que no, y yo no podía darme ese lujo. Sí o sí tenía que irme, ¿por qué? Cosas de adultos. No creas que no me llenas, realmente me dejas satisfecho porque jamás había compartido mi tiempo al lado de un chico estable, que se quiere a sí mismo y que indirectamente me enseñó a quererme y a analizar todas las fortalezas que tenía para convertirlas en un futuro para otras personas.

Lo lamento, Ariel. En serio, lo lamento, lamento no ser lo que esperabas, lamento no convivir contigo, lamento no acompañarte a la puerta en tu primer día de clases, lamento no poder besarte todas las mañanas con aliento de muerto, lamento dejarte y lamento no poder protegerte más. Quizá algún día lo entiendas, quizá algún día me entiendas a mí. Tenerme ahora pondría en riesgo todo lo que hemos avanzado juntos como personas, por eso te pido que me disculpes y que, al igual que yo, te alejes, por tu bien y por el mío. Aléjate si me amas, y no vuelvas a buscarme, no me llames, no me mandes mensajes, no hagas esto más difícil porque tal vez quieras respuestas, quieras un porqué.

Con todo el dolor de mi alma, me despido, un "hasta pronto" no nos vendría mal, pero un poco de amor en silencio tampoco.

Atentamente,

Gabriel Mercer.

Posdata: Sé que quizá ahora quieras maldecirme, mandarme al demonio o solo agradecerme por el tiempo que nos dedicamos, así que...te dejo la opción libre de mandarme una carta, solo una, Ariel.

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