Capítulo 7
Tomados de la mano, estábamos acostados sobre el verde pasto. Teníamos los ojos perdidos en aquellas enormes nubes de algodón y sin soltarnos, Joey volteó a mirarme; yo lo miré y los dos nos sonreímos.
_ Esto es sensacional, Marie
_ Sabía que te gustaría
_ Hacía mucho, demasiado, que no me recostaba sobre el pasto solo para mirar y observar las nubes. Es algo que sin duda muchos han dejado de hacer – le sonreí.
_ Pues nosotros lo retomaremos y cada vez que podamos nos sentaremos aquí y las miraremos ¿Si? – me miró con destellos y volvió a sonreírme.
_ Si, es una promesa
_ Genial
Ambos seguimos mirando aquellas nubes y nuestros corazones vibraron y palpitaron de felicidad, Joey suspiró de alegría. Se sintió increíble y realizado.
Yo con la mirada fija en una nube, él volteó y me miró con disimulo.
<< Que feliz me hace saber que me quieras dulce Marie >>
<< Te haré muy, muy feliz >>
De pronto, el cielo se tornó gris y nos cayeron unas pequeñas gotas...
_ Oh, creo que va a llover – dije y miré las ahora negras nubes.
_ Es cierto
Vi a Mareep junto a mí y la cargué en mis brazos.
_ Es mejor que entré a las demás al establo
_ ¿Quieres que te ayude? – le sonreí con ternura.
_ Si, sería genial
_ Vamos
Ambos reunimos a todas las ovejas y yo aún sin soltar a Mareep, Joey me miró y me sonrió con amor y ternura.
_ En verdad tú eres todo para ella. Cree que eres su madre
_ Jejeje, al parecer si y me encanta
_ Jejeje, te ves muy adorable con ella cargándola
_ Eres muy tierno – me miró con detenimiento y sus ojos me asecharon.
_ Te amo
_ Y yo
Las entramos al establo y comenzó a llover.
Miramos caer la lluvia y los dos por impulso corrimos a ella.
Joey me sonrió y yo me perdí en su atractiva y sexy mirada. Me sentí tocar el cielo y todas sus nubes de algodón.
Joey feliz, tuvo un impulso y me cargó en sus brazos. Nos besamos sin parar, mientras que la lluvia, más extensa, nos empapó por completo.
Sin él bajarme de sus brazos, nos sonreímos perdidamente; miré su rostro, sus mejillas mojadas por la lluvia y Joey seduciéndome con su profunda y atractiva mirada, mi corazón más se elevó y él comenzó a darme y a darme vueltas en sus brazos.
Nos sentíamos tan felices que nada más nos importó.
Todos empapados, entramos a mi casa y Joey perdido en mí, me miró intensamente, amándome con locura.
Yo nerviosa y con mariposas en el estomago frente a su intensa mirada, le pasé una toalla para que se secará.
Yo me sequé el cabello y Joey un poco incomodo por su ropa empapada, se desprendió su camisa abotonada, de color azul marino, y se quedó con una playera, de color blanco, que llevaba puesta debajo.
Yo me volteé y lo miré anonadada y embobada frente a él, ya que lucía demasiado guapo y sexy así con su cabello mojado, y esa playera. Me derretí por completo.
Joey me miró y yo con las mejillas enrojecidas, sentí que el corazón se me iba a salir del pecho.
<< Se ve muy guapo y sexy así con el cabello mojada y esa playera blanca >>
Miré los músculos en sus brazos y más me agité y Joey me sonrió enternecido frente a mi silencio; esa sonrisa también me pareció sexy.
_ ¿Qué pasa, amor?
_ Nada...
_ Tienes las mejillas rojas ¿Todo bien? – me sonrió aún más enternecido, e intenso, yo lo miré con el aliento entre cortado y más nerviosa.
_ Si... Es tan solo que...
_ ¿Qué cosa?
_ Te ves muy guapo así – sus ojos brillaron de deseos y de protección y se me acercó.
_ Oh niña mía
Acarició mi mejilla y yo perdida en él, Joey me miró perdidamente enamorado.
_ Eres tan tierna y linda. Me tienes loco
_ Mi Joey
Ambos pudimos sentir nuestra muy cerca acelerada respiración, cerramos los ojos y comenzamos a besarnos, lenta y muy apasionadamente.
Nos abrazamos y sin querer detenernos, nos besamos con más intensidad y nos recostamos lentamente sobre el sofá.
Suspiré en sus labios, lo que a Joey le fascinó y me sonrió.
_ Eres muy hermosa y dulce. Te amo – acaricié su suave mejilla.
_ Yo también te amo. Te adoro
Le dije en susurro y volvimos a besarnos.
Con anhelos y deseos, Joey me cargó en sus brazos y los dos aún empapados, no nos importó, más sonreímos y él me llevó hasta mi habitación.
Con el corazón pegado en la garganta, de emoción y nervios, Joey me recostó con suavidad en la cama; lo miré perdidamente, él me asechó con su atractiva e intensa mirada y nos besamos sin parar.
Joey acarició todo mi cuerpo, lo que me hacía vibrar por completo y con mi respiración acelerada, el corazón me latió fuerte todo el tiempo.
Acaricié su suave y enorme espalda y Joey besándome, me hacía suya de una manera tan tierna y apasionada, que solo quería demostrarme cuanto me quería y amaba y yo gimiendo en sus oídos, él me miraba fijo, muy intenso, todo seductor; se estremecía de deseos al escuchar mis dulces gemidos para él.
Besándonos, aumentó un poco las embestidas y yo más me aferré a su pecho; los dos escuchamos la fuerte tormenta tras la ventana y nos seguimos amando y haciendo el amor.
Abrazada, a su pecho varonil, lo acaricié con todo mi cariño. Amé acariciarlo y Joey, me tenía aferrada sobre él; me miró con destellos y pleno. Me sonrió enternecido al yo acariciarle su pecho. Se sentía el hombre más feliz y maravilloso de todos. Nos sonreímos perdidamente, de oreja a oreja.
Vistiéndonos, yo me coloqué los zapatos, Joey se abrochó su camisa azul y yo lo miré con todo mi corazón. Él me sonrió con ternura; ambos recordamos con ilusión que habíamos hecho el amor y él se me acercó.
Acarició mi mejilla.
_ Te amo tanto Marie y ahora te amo aun más – con su mano junto a mi mejilla, yo lo miré perdidamente enamorada.
_ Mi Joey. Yo también te amo más ahora
_ Lo sé. Tus ojos me lo están diciendo
_... – le sonreí con pudor, lo que le resultó enternecedor y me miró intenso.
_ No te dejaré por nada. En esos momentos donde nos amamos, y te me entregaste a mí, me hiciste el hombre más feliz, y te quiero y te amo más por eso
_ Oh, mi Joey
_ Te amo
_ Y yo – no me pude contener más y lo abrasé con todo mi corazón y él me sonrió perdidamente.
Aquella noche, Joey se quedó a mi lado, tal como me lo había prometido, y al día siguiente llamó a sus contactos para demostrar, a la contraloría, que todas las pruebas que Harold había presentado, eran una falsa y así la ley se encargará de él y de que yo era y seguiría siendo la única dueña del granero de mi padre.
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