Capítulo 5
Nos sonreímos más que plenos; no podíamos dejar de hacerlo y tomados de la mano, su sonrisa fue perdura junto a la mía.
_ ¿Qué te parece, si ahora, si arreglo tu auto?
_ Jejeje, creo que es una buena idea
Ambos nos reímos, y yo más que feliz, me acerqué a su auto y comencé a ver la falla que tenía. Mareep se apegó a mi lado y Joey la miró con ternura.
_ ¿Desde cuándo tienes a todas tus ovejas? – le sonreí.
_ Desde bebes
_ Por cierto, Mareep tiene un color de piel muy peculiar
_ Así es. Nunca me dijeron el porqué había nacido con esas características. Creo que hasta el día de hoy nadie lo sabe y bueno, la vi y me robó el corazón. Es mi mascota, la adoro
_ Jejeje, se nota y ella también te adora. No se despega de ti
_ Si, es cierto, jejeje, soy como su madre – me miró perdidamente
_ Eres tan tierna
Lo miré de igual manera y los dos nos sonreímos enternecidos y con complicidad.
Con la frente manchada con grasa, Joey me miró y sonrió. Me había traído jugo de mi casa.
_ Toma cariño, para que te refresques un poco
_ Gracias
_ Jejeje, tienes grasa en la frente – me pasé la mano.
_ Oh, es cierto
_ A ver, déjame limpiarte
Con ternura me limpió la frente con su mano y yo frente a su gesto, le sonreí embelesada.
Con Mareep al medio de ambos, miramos su auto.
_ Creo que he terminado. Ve a probarlo si funciona – me sonrió.
_ Será un honor
_ Jejeje
Se subió al auto y yo parada junto a él, Joey encendió el motor y este al fin funcionó.
_ ¡Funciona! ¡Funciona!
_ ¡Sí!
Ambos gritamos y aplaudimos y luego nos reímos. Joey me miró y yo lo miré amándolo con todo mi corazón.
Él se bajó del auto.
_ Tengo tanto que agradecerte niña mía. Sin ti no sé que hubiera hecho con este auto – le sonreí.
_ No hay nada que agradecer
_ Claro que sí. Me haces inmensamente feliz y te lo quiero recompensar – lo miré perdidamente y acaricié su suave mejilla.
_ ¿Cómo piensas hacerlo? – me miró intenso y volvió a cargarme en sus brazos.
Yo lo miré con anhelos, en sus brazos, y Joey me sedujo con sus profundos ojos celestes.
_ Te amo
_ Y yo te amo a ti
_ Solo quiero hacerte feliz. Que seas feliz y si eso implica hacer lo necesario, lo haré
_...
_ Tengo algunos contactos que nos pueden ayudar con respecto a lo de tu granero. Les demostraremos a la contraloría que tú eres la única apta y dueña de este lugar y que todo lo que ese sujeto les dijo sobre ti es mentira – le sonreí.
_ ¿Crees que dé resultado?
_ Así será. Ese sujeto se arrepentirá de haber dado información falsa a la ley. Pueden condenarlo a un par de años en la cárcel por haber mentido
_ Solo quiero que me deje tranquila y que no vuelva a molestarme – acarició mi mejilla.
_ Tranquila. Yo me encargaré de que así sea – lo miré agradecida y me le arrojé a sus brazos.
_ Oh mi Joey – me abrazó fuerte y acarició con anhelos mi cabello.
_ No volverás a estar sola amor mío. Te amo mucho mi Marie, mucho
_ Y yo te amo a ti. Eres lo más lindo que me ha pasado – me miró perdidamente enamorado y nos sonreímos.
_ ¿Quieres quedarte a cenar?
_ Me encantaría
Sin dejar de sonreírnos, caminamos juntos, tomados de la mano, a mi casa...
Se había anochecido y los dos, tomados de la mano, caminábamos por el granero.
Aquellas nubes de algodón, aún no se dispersaban y ambos las miramos con detenimiento.
_ Que grandes nubes
_ Así es. Aquí siempre se han visto así
_ Se ven muy cerca, parecen algodones – le sonreí.
_ A veces olvido que son nubes y las confundo con Mareep – esbozó una carcajada.
_ Es cierto. Ahora todo tiene sentido, jejeje
Tomados de la mano, sentí de pronto un enorme deseo de que no se fuera. No quería quedarme sola esa noche, ni ninguna otra y lo miré.
_ ¿Joey?
_ Dime, amor
_... No quiero que te vayas – me miró atento – Quiero que te quedes esta noche conmigo – sus ojos brillaron ante la oscuridad.
_ ¿Tienes miedo de que ese tipo pueda venir?
_ No lo sé, pero en estos momentos solo sé que quiero que no te vayas. No te vayas – sus ojos brillaron con más intensidad y levantó mi mentón con cariño.
_ Me quedaré siempre, si así tú me lo pides
_ Te amo Joey
_ Y yo te amo a ti
Llegamos a mi habitación y Joey miró un pequeño sofá junto a mi ventana.
_ ¿Qué te parece si duermo aquí esta noche? – lo miré perdidamente. Ahí supe que Joey solo quería cuidarme y protegerme. Que yo estuviera cómoda y tranquila.
_ Eres muy dulce y tierno – me miró con amor y acarició mi mejilla.
_ Como te dije antes, solo quiero que estés bien. No quiero hacer nada que te incomode o que te sientas obligada ¿Comprendes? - Tomé su mano en mi mejilla y lo miré con destellos.
_ Si, lo entiendo
Nos miramos fijamente y él me cautivó con sus penetrantes ojos celestes.
_ Pero ¿Seguro que ahí dormirás cómodo?
_ Si, descuida. Me encantará saber que estoy durmiendo frente a ti
_ Mi Joey
_ Si no puedes dormir me avisas. Estaré a unos centímetros de ti – le sonreí.
_ Ok. Ahora te pasaré unas frazadas para que te tapes y no pases frío
_ Genial – comentó y luego me miró con detenimiento y deslumbro...
Yo me acosté en mi cama y nerviosa, solté un suspiro y miré a Joey al frente.
Él acostado en el sofá, se cubrió con las frazadas que yo le había pasado y volteó a mirarme.
Ambos nos sonreímos.
_ Buenas noches niña mía. Que duermas bien
_ Buenas noches para ti también. Te amo mucho – más me sonrió.
_ Y yo te amo a ti
Nos reímos y yo más nerviosa, apagué la luz y los dos con los nervios a flor de piel, cerramos los ojos y nos dispusimos a dormir.
Me sentí increíble, maravillosa y feliz de que él estuviera ahí, a unos centímetros de mí, durmiendo, y con el corazón alborotado y excitado, me llené de suspiros, los que di casi en silencio por temor a que él los escuchara, y vibrante, me dormí con la dulce idea de que él estaba ahí y que lo vería al despertar, mañana al amanecer.
Con su corazón pegado a la garganta, escuchaba sus acelerados y fuertes latidos, y con aquel dulce y tentador pensamiento, de que estaba ahí, en mi dormitorio, tan cerca de mí, se durmió con la dulce ilusión que ahora estábamos juntos y que estábamos muy felices.
Abrió abruptamente los ojos y con el corazón acelerado y la respiración entre cortada, volteó a mirarme; yo dormía profundamente.
Me miró fijo, amándome con locura y con anhelos y deseos, no pudo más y se levantó del sofá. Fue a verme a mi cama.
Tal como aquella noche, estaba junto a mí, viéndome dormir; miró embobado y con cariño las flores celestes en mi trenza y sonrió enamorado.
Su corazón se estremeció y se sintió maravilloso.
_ Duerme tranquila niña mía, que esta noche y todas las demás, yo estaré para cuidarte. Te amo mi Marie. Te amo con todo mi corazón.
Me miró intenso, acarició mi mejilla y luego depositó un tierno beso en mis labios.
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