La verdadera realidad.
Hace días dudaba de escribir esto ya que solo soy de compartir estupideces. Pero lejos de ser esto una de ellas. Hace días soñé con mi abuela. Estábamos en un centro comercial, pensé que era un recuerdo de cuando era niño de cuando fuimos hace tanto. Lo sé porque pedí el mismo helado de colores raros de ese restaurante, recuerdo que nos sentamos ella y yo solos allí a comer. Cuando noté la realidad, que ella ya no estaba solo pude llorar, me sentía mal al recordar esa gran linea que nos divide, ella acarició mi cabeza y dijo que disfrutara el helado.
La razón por la que escribo esto es la misma por la cual me siento tan mal, he estado cargando demasiado peso, peso de pequeñas cosas que se han hecho cada vez más y más grandes, tanto que ya no puedo soportarlo. Los primeros días lo dejaba a él dormir solo, debía acostumbrarse a la realidad de que ella ya no estaba, de que su madre se había ido del país. Pero entre más los días pasaban más me daba cuenta de lo vacía que sentía la casa, de como el solo se sienta a ver la televisión, ve las mismas cosas que ella. Hace las mismas cosas que ella sin darse cuenta. Y yo sigo pensando en avanzar cuando ya no puedo. No puedo gritar, no puedo llorar, solo debo seguir. Aunque ya no quiera. Debo hacerlo. No sé cuantas veces lloré caminando a la universidad repitiendo que no debía detenerme. No sé cuantas veces vi a mi papá con la mirada perdida. No sé cuantas veces tuve que escuchar al pequeño preguntar por abuela mientras dormía. No sé cuantas veces me levanté haciéndome creer que la vida es así. Pero la realidad, la verdadera realidad es que solo esperamos a que pase.
Una vez escuché a mi papá decir que la muerte nos da toda una vida para prepararnos para ella, y todavía así cuando llega, no estamos listos. No importa que tan exitoso, No importa que tan deprimente seas, siempre será igual. Hace meses dejé de escuchar lo que me rodeaba y me hundí en la música, una y otra vez repetía las muchas que tengo, escapando entre recuerdos, escapando en miles de cosas. Me siento cansado desde hace dos semanas, me despierto mal, sin animo, sin energía, pero sin embargo sigo adelante, intento mantenerme bien hasta que por fin puedo estar en marcha. Pero la verdad aún no lo supero. Aún no supero esa última comida de mi abuela, aquel sándwich y esa galleta, aún no supero tener que fingir que no veo a la entrada de la casa para ver si estas allí, aún no supero verlo a él sentado frente al televisor sólo, aún no supero el no escuchar cuando entraba a la casa y te llamaba, aún no supero que hubiera seguido todo este camino pretendiendo nada de esto, extraño tu café, extraño tu risa, extraño tu comida, extraño despedirme de ti, extraño sólo estar allí. Yo estoy mal, más que nunca he estado mal. Pero no debo detenerme, ya que sólo hay cenizas de lo que alguna vez fue. Y yo soy el plan y la obra de lo que será.
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