Capítulo 22

—No sabíais las ganas que tenía de teneros a ambas frente a mí, a solas y sin nadie que pudiera interrumpirnos —continuó explicando aquella mujer, mientras se acercaba al tocador. Tenía alguna especie de distorsionado de voz, ya que sonaba algo rara.

—Creo que sabemos a qué viene todo esto... Y nosotras no tenemos nada que ver con lo que te pasó —aclaró (TN), con voz algo temblorosa.

Sus palabras arrancaron un par de sonoras carcajadas de la mujer, que se sentó en la silla y apartó el pelo de su rostro, mostrando la desfiguración.

—Así es como estaría por culpa de vuestras queridas familiares sino fuera porqué logré someterme a algunas cirugías a tiempo —explicó, sin importarle mucho el comentario de aquella pequeña alimaña—. Eso sí, el bebé... Murió aquel día. ¿Porque ellas tienen que veros corretear felices por ahí y yo no puedo ver a mi pequeño?

—Entiendo como te sentiste y como te sientes, pero... —La peli(t/c) trataba de hacerle entrar en razón, pero fue interrumpida.

—¿¡Tú qué vas a saber!? —exclamó, llena de ira—. No vas arreglar nada. Ninguna saldrá viva de aquí está noche.

La joven ladeó la cabeza para mirar a su compañera. Miya estaba tirada en el suelo, apenas le quedaban fuerzas y parecía que iba a desfallecer en cualquier momento. La piel de su cara estaba quemada y deformada.

—En breves estarás como ella —aseguró la mujer, sonriendo de forma malévola.

Poco a poco se fue retirando el latex de la cara, aunque (TN) no pudo reconocer su cara del todo hasta que se retiró la peluca. No podía creérselo.

—Miyake...

—Sí, Miyake, el apellido de mi madre —explicó el ama de llaves, dejando caer la peluca al suelo—. Quería alejarme de todo lo que tuviera que ver con este internado... Pero sabía que tarde o temprano esas zorras acabarían mandándoos aquí. La maldad se lleva en la sangre y vosotras la habéis heredado.

—Pero, Miyake... Tú, bueno tú nos conoces bien. Sabes que no...

—Exacto. Os conozco bien. Se las cosas que habéis hecho a algunas profesoras, a algunas compañeras, a mí... Sobrino. ¡Y cállate ya! No hay nada más que hablar. Haru, haz que se calle.

A la joven apenas le dio tiempo de reaccionar al escuchar el nombre del conserje. Tardó apenas unos segundos en notar un golpe fuerte y seco muy cerca de su nuca.

Cayó de rodillas contra el suelo. Estaba mareada y su visión era borrosa. Sentía un gran dolor en la cabeza y los párpados le pesaban.

—¿Qué haces con ese trozo de madera? ¿Dónde está el cuchillo que te había preparado? —regañó el ama de llaves a su sobrino.

—Ya me había cansado y lo he dejado por ahí. Me gustaba más esto.

—¿Pero has acabado con todos ahí fuera?

—Creo que sí... No sé, he acuchillado a demasiada gente y ya no me acuerdo bien —respondió él, algo confundido.

La peli(t/c) estaba tirada en el suelo, junto a su compañera que ya tenía los ojos cerrados por completo. Ni si quiera parecía estar respirando.

—Haz el favor de buscar el maldito cuchillo —ordenó Miyake. Sus palabras hicieron que Haru soltara un estremecedor gruñido mostrando su descontento—. A mí no me rechistes. Sal ahora mismo.

El hombre gruñó de nuevo, pero obedeció y abandonó la habitación para cumplir su cometido.

El ama de llaves suspiró y rodó los ojos. Se acercó de nuevo al armario donde había encerrado a Miya. Todavía quedaba algo de ácido en el cubo y no tardaría en ser rociado sobre la cara de la señorita (TA). ¡La viva imagen de su tía! Llevaba aguantando las arcadas desde la primera vez que la vio.

Aunque el dolor persistía, la peli(t/c) ya iba recuperando de nuevo la visión. No estaba tan mareada y logró incorporarse, aunque fuera para sentarse sobre el suelo.

—Miyake, por favor...

—Sí, claro. Aún te pensarás que por pedir las cosas por favor la gente hace caso... Ni sueñes que vas a salvarte de esta —insistió, al mismo tiempo que sacaba el cubo de plástico del armario—. Cuando vuestras familias lleguen... Espero que disfruten del escenario que van a encontrarse. De hecho, ya deben estar de camino. Y la policía, las ambulancias... Puede que incluso helicópteros. Así que no puedo entretenerme mucho.

—No entiendo...

—Es que nunca has sido muy espabilada, (TN)... Estás más pendiente de ligarte a profesores que de estudiar y así te ha ido en la vida —se burló la mujer—. Nada les he mandado un mensaje que solo ellas entenderían.

[•••]

El sonido del móvil despertó a (TA) Midori, que dormía a solas plácidamente en su cama de matrimonio.

Tan solo esperaba que el sonido no hubiera despertado a la pequeña que dormía en la habitación de al lado.

Aquello de ser madre primeriza en su cuarentena —ya más cerca de la cincuentena— estaba siendo una experiencia preciosa, aunque no iba a negar que temía hacer alguna cosa mal.

No entendía como su hermano, que había sido bendecido con la posibilidad de ser padre, trataba a (TN) de aquella manera. Dejándola en aquel internado y sin haber creído en ella en el momento más duro de su vida...

Aunque bueno, tal vez ella no había tenido suerte de ser madre por todo lo que había hecho en el pasado. El destino le había dado lo que merecía.

Con los ojos todavía medió cerrados observó la pantalla del móvil. Alguien la había metido en un grupo de WhatsApp. ¿Acaso eran horas de hacer eso?

Tan solo había un mensaje y era de un número desconocido:

«Hola, zorras. Es hora de que paguéis por todo lo que hicisteis en el pasado. Espero que cuando lleguéis al internado disfrutéis de los cadáveres de vuestras pequeñas».

La mujer tuvo que leer un par de veces más el mensaje. El resto de los miembros del grupo empezaron a mandar mensajes indiscriminadamente. No tardaron en darse cuenta de quienes estaban implicadas.

Estuvieron unos minutos debatiendo si tal vez debía ser algún tipo de broma macabra; pero, cuando la madre de Sai anunció que salía hacia el internado, todas decidieron hacer lo mismo. No sin antes informar a la policía de lo sucedido. Y Midori, en particular, avisó a los padres de (TN) y salió con el coche cuando logró dejar a la pequeña con alguien que la cuidara.

[•••]

—¿Cómo has podido avisarles? Si no hay cobertura —cuestionó la joven. Law no había logrado ponerse en contacto con nadie.

—Porque tengo ayuda fuera, no soy idiota. Esto estaba programado desde hace mucho tiempo —ilustró Taeko, con expresión de orgullo—. Ahora vas a quedarte quieta y vamos lavarte la cara con un poco de ácido.

—Por favor. Yo no tengo nada que ver con lo que te pasó. Ninguna teníamos nada que ver —insistió la peli(t/c), que notó cómo sus ojos se llenaban de lágrimas al ver el cuerpo inerte y deformado de su compañera Miya.

—Que no es por vosotras (TN). No os creáis las protagonistas. Me da igual lo que hayáis hecho en vuestra vida... Llevo años pensando en este momento. Voy a joderles la vida igual que ellas a mí.

—No... No encuentro el cuchillo. No me acuerdo dónde lo he dejado —anunció Haru, entrando por la puerta.

—Da igual, toma otro y date otra vuelta para asegurarte de que no queda nadie —gruñó el ama de llaves, acercándose de nuevo a su tocador y hurgando en uno de los cajones—. ¿Has colgado los cuerpos en la entrada?

—Sí... Solo faltan los de estas dos.

—Bueno, Miya ya puedes ir llevándotela porque...

El ama de llaves se giró de manera brusca al escuchar el alarido de su sobrino. Law había aparecido de forma inesperada en la habitación y había hundido el cuchillo en su estómago. Haru cayó hacia delante, tirando al profesor contra el suelo.

En ese momento Miyake aprovechó para ir corriendo hacia ellos y enterró su cuchillo en uno de los costados del pelinegro.

La peli(t/c), haciendo acopio de fuerzas, cogió el tablón de madera que había tirado y se acercó hasta el ama de llaves. Logró propinarle un buen golpe antes de que volviera a clavarle el cuchillo a Law.

Mientras la mujer caía al suelo se le resbaló el cuchillo de entre la amamos y la joven alumna no dudó ni un segundo en cogerlo. Antes de que aquella asesina se levantara le clavó el cuchillo en el pecho, repetidas veces.

Las lágrimas recorrían sus mejillas al mismo tiempo que la sangre de Miyake salpicaba su ropa y su rostro.

Al apartarse del cuerpo sin vida del ama de llaves, todavía le temblaban las manos.

Acababa de matar a una persona, pero... Si no lo hubiera hecho ella misma sería la que estuviera muerta, o Law, o alguien más que quedara por el internado —si es que quedaba alguien todavía—.

Se giró de forma inmediata hacia su profesor, dándose cuenta de que Haru estaba tratando de incorporarse. Antes de que llevara las manos al cuello del pelinegro, la joven se abalanzó sobre él.

Aunque apenas logró quitarlo de encima del pelinegro, le clavó rápidamente el cuchillo en el torso. Entre aquella estocada y la que le habían causado antes, al conserje ya no le quedaban muchas fuerzas. Aún así, se aseguró de que no volviera a levantarse.

—¡Law! —exclamó, girándose hacia él. Tenía la mano sobre la herida, ensangrentada casi por completo. Se desabrochó y quitó su camisa blanca del uniforme y le ayudó a taponar la herida con ella—. Espera aquí y aguanta, por favor. Voy a intentar llamar por teléfono.

Se acercó al cuerpo sin vida de Miyake y rebuscó para ver si llevaba el llavero encima, pero no hubo suerte.

Se levantó y comenzó a rebuscar en los cajones del tocador, pero las llaves no aparecían por ninguna parte.

La presión que sentía en el pecho comenzaba a hacerse cada vez más intensa. Sentía que le costaba respirar.

Alzó la mirada y se vio reflejada en el espejo. No tardó en cerrar los ojos y darse media vuelta para evitar ver aquella horrible imagen de sí misma.

—(TN)-ya... —murmuró el joven profesor, todavía tirado en el suelo.

—No sé dónde pueden estar las llaves... —dijo ella, acercándose y sentándose a su lado—. Por favor, aguanta.

—Has hecho bien, no tenías otra opción...

La peli(t/c) asintió mientras observaba los cuerpos de las dos personas a las que había quitado la vida, pero ninguna palabra conseguiría que aquella gran angustia desapareciera.

Ambos se estremecieron al escuchar un gran estruendo fuera. ¿Puede que fuera un helicóptero?

—Voy a ver —farfulló la joven, incorporándose en cuestión de segundos y corriendo hacia las ventanas de la habitación más cercana.

Tal y como habían deducido, un helicóptero de emergencias estaba aterrizando en el parking del internado.

(TN) corrió de nuevo rápidamente hacia dónde estaba su profesor.

—¡Law! Son los servicios de emergencias. Enseguida les diré que suban. Tú solo aguanta un poco más, por favor —suplico la peli(t/c). El tan solo asintió con dificultad.

Comenzó a correr de forma apresurada, bajando con torpeza las escaleras hasta la plantaba baja.

Los médicos y la policía ya habían bajado del medio de transporte. La joven no se fijó en sus rostros desencajados mirando hacia la fachada del edificio, justo sobre la puerta principal. Tan solo les hizo señas moviendo sus brazos en el aire para llamar su atención.

Por supuesto, enseguida se acercaron hasta ella, preocupados por si estaba herida dada la situación y que estaba cubierta de sangre.

—¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Queda más gente dentro?

—Hay una persona herida arriba y no sé si queda alguien más. Las personas que nos han hecho daño... Ya no lo harán más.

Los recién llegados se miraron entre ellos. Lo que hubiera pasado ya se solucionaría de alguna forma, pero lo importante es que podían entrar con tranquilidad.

—¿Tú estás bien? ¿A ti te han herido? —preguntó una de las mujeres, acercándose para revisarla, mientras los otros dos sanitarios entraban en el interior del edificio.

—Yo estoy bien... Estoy bien —murmuró la alumna varías veces, casi para sí misma. Más que responder, parecía que trataba de convencerse a sí misma.

—Espérate aquí, siéntate... —le indicó la sanitaria, ayudándola a sentarse en uno de los escalones—. Y no te preocupes. Enseguida ayudaremos a la persona herida y a toda la gente que quede ahí dentro.

(TN) se abrazo a si misma, rodeándose las piernas con los brazos. Su mirada estaba perdida en el suelo y, por suerte, todavía no había visto la macabra escena que había prácticamente sobre ella.

—Yaeko, vamos a por la camilla de emergencias —indicó uno de los hombres, saliendo de forma precipitada. Posó la mano en el hombro de la joven—. Tranquila, se salvará.

Junto a la mujer, caminaba hacia la entrada un agente de policía que había permanecido cerca del helicóptero tomando notas.

Los sanitarios desaparecieron de nuevo en el interior del internado, mientras que el otro hombre se sentó junto a la alumna.

—Necesito saber lo que ha pasado, lo más detalladamente posible.

Ella comenzó a explicar la situación con todo lujo de detalles: el supuesto suicido de Rin, el accidente de Suzu, la primera carta que recibieron, todo lo que descubrieron durante el trabajo de investigación y... Todo lo que había ocurrido hacía apenas un rato.

Se levantó rápidamente al ver cómo sacaban a Law en la camilla.

—Mis compañeros le atenderán en el helicóptero, ahí tenemos todo el material —explicó la enfermera, frenando a la joven—. Había un par de personas más arriba. Hemos...

—¿Tami y Saori? —preguntó la peli(t/c), esperanzada.

—Creo que no eran esos nombres. Son dos maestras —el rostro de (TN) se ensombreció de nuevo—. Hemos despejado una de las habitaciones y están allí descansando. Si quieres subir hasta que lleguen vuestras familias...

—No. No quiero volver a entrar. Prefiero esperar aquí —aseguró, sentándose de nuevo en uno de los escalones, pero más cerca de la pared para recostarse.

Y allí estuvo hasta que, por fin, los coches comenzaron a llegar a toda velocidad. Los dejaron mal aparcados y comenzaron a salir de ellos.

(TN) se incorporó con la mirada fija en el coche de su tía y camino hacia ella y sus padres al verlos salir del vehículo.

Antes de llegar se quedó petrificada al escuchar los gritos por parte de la gran mayoría de los presentes y sus miradas de horror dirigidas a la entrada del internado.

Clavada en el suelo giró poco a poco sobre sí misma para acabar igual de horrorizada que el resto.

Tal y como Miyake había comentado —aunque la peli(t/c) había olvidado por completo debido a la tensión del momento— los cuerpos de sus compañeras estaban ahí colgados.

Se llevó una mano a la boca mientras las lágrimas corrían sin parar por sus mejillas. Saori y Tami también estaban allí. Sus cuerpos cubiertos de sangre y desmembrados... Era una visión grotesca.

—¡(TN)! —exclamó su tía, rodeándola con sus brazos desde atrás. Sus padres llegaron hasta ella pocos segundos después—. Lo siento... ¡Lo siento tanto!

Los sanitarios y la policía no encontraban palabras de consuelo para las familias. Probablemente nunca llegarían a recuperarse de aquella terrible tragedia.

—Por favor, vámonos ya de aquí —suplicó la madre—. Ya habrás contado todo lo que sabes, ¿no? Alejémonos de este lugar y llevemos a la niña a un hospital.

El señor (TA) cogió el antebrazo de su hija, que estaba con la mirada perdida en el suelo sin poder reaccionar, y tiró de ella para dirigirse hacia el coche.

—¡Un momento! —exclamó la joven, zafándose del agarre y corriendo con todas sus fuerzas hasta el helicóptero.

Law estaba tumbado sobre la camilla. Sus ojos estaban cerrados y ella no pudo evitar preocuparse todavía más.

—Tranquila, está sedado y durmiendo. Se recuperará —le tranquilizó uno de los médicos, frenándola para que no se acercara del todo.

—(TN), haz el favor de bajar —le ordenó su padre, con tono autoritario y educado a la vez. No iba a hablarle mal delante de otras personas y menos en aquel momento.

La chica dirigió por última vez su mirada hacia el profesor. Parecía tranquilo y su respiración era acompasada. Le alegraba saber que se pondría bien y el entristecía saber que, probablemente, nunca volvería a verle.

Había sido una de las pocas personas que le había creído, que le había ayudado... Sin apenas conocerla. Y, bueno, para que mentir. No iba a negar que tal vez se hubiera enamorado un poco.

Se secó de nuevo las lágrimas con el dorso de la mano y volvió a bajar del medio de transporte.

Caminó tras su padre y se metió en la parte trasera del coche. Mientras el hombre arrancaba, (TN) giró la cabeza y observó tras el cristal como poco a poco comenzaban a alejarse del internado.

Tan solo esperaba recuperarse de aquella horrible experiencia algún día.


📌 NOTA DE LA AUTORA 📌

Ya queda poco para el final de esta historia. ¿Será verdad que no volveremos a ver a Law? ¿Habrá reencuentro? Chan chan jaja 🙈

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