Capítulo 2

—Venga, llegaremos tarde ya a la primera clase —se quejó (TN), desde la puerta del baño.

—Voy, voy, voy... —murmuró Tami, mientras acababa de darse un poco de color en los labios.

—¿Qué haces? ¿No te estabas lavando los dientes? —le recriminó su amiga—. Si te pillan maquillada estás muerta.

—¡Oh, vamos! ¡Ni se nota! —exclamó la rubia, revisándose en el espejo—. He de causar buena impresión al nuevo profesor.

—Claro, seguro que arriesga su puesto ya desde el primer día por liarse con una alumna menor de edad —dijo la peli(t/c), en tono sarcástico.

—¿Se puede saber qué hacéis? Moved el culo ya —les ordenó Saori, desde la puerta. El resto de compañeras ya estaba bajando.

(TN) soltó un pequeño gruñido y aceleró el paso. Tami se guardó el pintalabios en el sujetador e imitó a su amiga. No tardaron en llegar donde estaba el resto, que apenas habían llegado a la escaleras.

Prácticamente todas sus clases tendrían lugar en el aula que se había asignado a su curso. Tal vez para alguna lección de música o arte irían a algún lugar específico, y por supuesto, la mayor parte de clases de educación física serían en el patio o en el gimnasio.

Cuando llegaron, Fukuda Sayaka ya estaba en la puerta de clase. Se colocó a un lado y sus alumnas entraron de una en una. Antes de entrar inclinaban ligeramente la cabeza ante su profesora de música y arte, como saludo. A medida que entraban se iban sentando por orden en los pupitres.

La distribución y decoración de las aulas era similar. Los pupitres estaban dispuestos de forma individual, en frente de la pizarra y la mesa del profesor. Es decir, una distribución tradicional. El suelo era de baldosas marrones y las paredes blancas tan solo estaban decoradas por algunos cuadros antiguos y un mapamundi algo viejo. Las grandes ventanas permitían una buena iluminación durante las horas de clase.

No es que la tecnología abundara como método de enseñanza. Los dueños del internado pensaban que aprender a través de ellas causaba distracciones. En algunas lecciones iban a la sala de ordenadores para aprender cosas básicas: redactar un trabajo en ordenador, hacer una presentación, organizar el escritorio, mandar correos electrónicos... Pero nada de juegos que podrían hacer las clases más amenas y motivar más a las alumnas.

—Hoy comenzaremos la primera lección del trimestre —anunció la profesora, mientras dejaba sus cosas sobre la mesa—. Sabéis de sobra el funcionamiento que llevan las clases, pero haré un pequeño repaso por si alguna no lo recuerda bien. ¿Todas de acuerdo hasta aquí?

—Sí, señorita Fukuda —respondieron a la vez. Estaban más que entrenadas.

La organización de la asignatura no era ningún misterio: exámenes, deberes y trabajos, la mayoría grupales. Por supuesto, el examen final era la parte que más peso tenía. Todo ello se repetía en el resto de asignaturas.

Todas observaron a Sayaka mientras escribía el esquema en la pizarra. Era la profesora más joven de toda la institución, sin contar al nuevo, que no sabían exactamente la edad que tenía. Las alumnas aprovechaban las vacaciones para cotillear a sus profesores en Facebook.

Esa mujer alta que llevaba siempre su cabello castaño claro recogido en un moño alto, tan solo tenía veintiséis años. Sin embargo su forma de vestir y aquellas anticuadas gafas que cubrían sus ojos azul oscuro, le hacían parecer algo más mayor.

No es que fuera extremadamente simpática —al parecer todas tenían orden de no serlo, era imposible que todas fueran tan rancias—, pero sus clases eran las menos aburridas. Tal vez porque música y arte eran consideradas como un respiro para aquellas jóvenes.

El año anterior estuvieron viendo por encima el eje cronológico de los estilos musicales desde el inicio de la música. Aunque dieron una pincelada general, se centraron sobre todo en la prehistoria, Grecia y Roma y dedicaron el último trimestre a la edad media.  La teoría era bastante aburrida, pero era interesante escuchar y analizar los cantos y melodías.

Ese año, en el primer trimestre se centrarían en la edad moderna de la música y sus diversos estilos: renacimiento, barroco y clasicismo.

No es que las chicas fueran unas apasionadas en aquel tema, de hecho, la única interesada era Sawada Aki. Era la alumna más perezosa de clase. Siempre se juntaba con Sai, ya que a la chica de cabellos oscuros no le importaba hacer la mayor parte del trabajo. Sin embargo, Aki se implicaba bastante en todo lo relacionado con la música.

Durante la hora de clase no adelantaron mucho, tan solo dio tiempo para una pequeña introducción de la edad moderna y los estilos que contenía. Nombrando las fechas en las que tuvo lugar cada uno y los músicos más importantes.

La segunda hora era la que tenía captada la atención de las jóvenes. Acababa de sonar el timbre y Sayaka estaba en el pasillo hablando con Trafalgar Law, su nuevo profesor de biología. El profesor que en cuestión de segundos entraría por la puerta.

(TN), que estaba en primera fila, no tardó en notar el aliento de Tami en su nuca. La rubia se había sentado detrás de ella. Era una pena que a Saori le hubiera tocado en última fila. Por suerte, eso no influía para os trabajos en grupo.

—El amor de mi vida está a punto de entrar por esa puerta —murmuró Tami, emocionada, cerca del oído de la peli(t/c).

—¿Y Yamato? —le recordó, sonriendo.

—Bueno, pues uno de los amores de mi vida —corrigió la pequeña, con fastidio.

Se sobresaltaron cuando un papel hecho una bolita cayó cerca de ellas. (TN) se agachó para recogerlo y lo desdobló para leer el mensaje, mientras observa a Saori, que las miraba divertidas.

«¿Ya estás babeando por el profesor y ni si quiera ha entrado todavía? Menudo añito nos vas a dar».

—Creo que esta nota era para ti —le dijo (TN) a su amiga, después de leerla. De repente, notó como alguien se la quitaba de las manos. Se giró rápidamente hacia delante.

—¿Primer día y ya pasando notitas? —La peli(t/c) no supo que contestar. Se puso nerviosa al escuchar de nuevo aquella profunda voz del nuevo profesor, y todavía más al recordar lo que había ahí escrito. Por suerte, la arrugó, sin leerla y la dejó sobre la mesa—. No quiero este tipo de tonterías en mis clases.

—Los siento, profesor Trafalgar. No volverá a ocurrir —se disculpó ella.

—Seguro que hay escrito algo sobre usted, profesor —intervino Miya, sin venir a cuento. Aquella sonrisa con la que había soltado sus palabras transmitía maldad, tal y como ocurría siempre cuando iba a hacer algún comentario destructivo—. Yo de usted tendría cuidado. No sé si está al corriente del gusto de (TN) por los profesores...

La peli(t/c) notó como la sangre le comenzaba a hervir ante aquel maldito comentario. Apretó los puños con fuerza, aunque las manos le temblaban. Se levantó de su pupitre y se dirigió al de su compañera. Ni si quiera escuchó las advertencias del profesor ni las de sus amigas. Su mente estaba nublada y solo pensaba en una cosa.

Aunque Miya trató de cubrirse, la chica de ojos (t/c) apartó sus manos de un manotazo y le propinó un rápido y fuerte puñetazo en la cara. Iba a pegarle de nuevo, pero alguien le sujetó los brazos.

—He dicho que ya está bien —repitió Law. No gritó, pero su tono fue autoritario.

—Vamos, (TN), no vale la pena —intervino Saori, para tranquilizarla. El profesor soltó a la joven y dejó que su amiga le apartara.

—Será mejor que vayas a la enfermería —dijo el pelinegro, mientras examinaba a la chica de ojos azules. Tenía una herida en el labio. No sangraba mucho, pero debían desinfectarla.

—¿Puede acompañarme alguien? —preguntó Miya, mirando a sus amigas.

—Saori-ya. —El profesor llamó a la chica de cabellos negros. Esta se giró, algo extrañada, después de haber acompañado a su amiga hasta el pupitre.

—¿Sí, profesor Trafalgar?

—Acompaña a tu compañera a la enfermería.

—Eh... Está bien. —Dijo la chica, mientras se acercaba. Miya la miró con cara de pocos amigos, pero se levantó.

Law no era idiota. No pensaba dejar que dos amiguitas caminaran solas por los pasillos del internado a la hora de clase. Estaba claro que la pareja que había mandado iría y volvería sin distracciones.

No quería más inconvenientes. Ya había empezado bien su primera clase, y eso que le habían puesto en sobre aviso. Esas chicas eran más problemáticas de lo que había pensado...

[•••]

(Un día antes de comenzar las clases)

—Bienvenido, profesor Trafalgar. —Esas fueron las palabras de recibimiento de la que debía ser la directora del internado—. Soy Kataoka Megumi, directora del internado McCarthy.

—Un placer, Megumi-ya.

—Le haré una guía rápida y después le presentaré al resto de profesoras y personal del centro.

El joven profesor de ojos grises pasó la mañana conociendo cada rincón de aquel enorme y lúgubre internado, a sus compañeras de trabajo y, finalmente, a sus futuras alumnas. Bueno, a estas últimas solo por escrito.

A penas quedaba un cuarto de hora para la hora de comer cuando abrió el informe de las jóvenes de último curso. Las fichas eran muy interesantes. En ellas figuraba el nombre y apellidos —junto a una foto carné—, edad y motivo de su llegada al internado.

—Esas chicas dan bastante guerra. —El chico alzó sus ojos grises al escuchar la voz de una de sus nuevas compañeras Sayaka, la profesora de música. No debía ser mucho mayor que él, aunque su estilo le hiciera parecer tener unos años más—. Aunque han mejorado mucho en estos dos años... Cuando entraron era prácticamente imposible dar clase con ellas.

—Es señal de que hacéis un buen trabajo aquí —comentó él, antes de volver a mirar los informes. Gracias a ello la profesora se salvó de que le viera sonrojarse. No estaba mal eso de tener un compañero del sexo opuesto y, además, tan atractivo.

Law comenzó a leer los informes, prestando especial atención al pasado de las alumnas. No es que fuera un cotilla, pero saber esa información le ayudaría a enfrentarse mejor a la clase. Además, las circunstancias que habían vivido podrían ayudarle a entender su comportamiento.

1. Iwasaki Miya: diecisiete años. Expulsada de varios institutos por hacer la vida imposible a varias compañeras. Sus padres la mandaron aquí para cambiar su actitud arrogante y que se centrara en estudiar.

2. Okamoto Taia: diecisiete años. Sus padres se la llevaron del instituto porque se metían con ella debido a rumores sobre su orientación sexual. La han traído al internado para que dejen de molestarla y para que le eduquen de una manera adecuada, sin tanto liberalismo.

3. Nomura Suzu: dieciocho años. Desde que empezó la secundaria superior, hizo un grupo de amigos con los que tan solo salía de fiesta y se emborrachaba. Sus padres pensaron que internarla sería una buena opción para alejarle de esa vida.

4. Kikuchi Hinako: diecisiete años. Expulsada de su anterior instituto por hackear  los ordenadores de los profesores para obtener los exámenes finales. Internada por elección de sus padres como castigo.

5. Nishida Yuina: diecisiete años. No fue expulsada de su anterior instituto, su actitud es buena en clase. Sus padres encontraron una gran cantidad de historias de contenido adulto en su ordenador. La internaron para llevarla por el buen camino.

6. Matsuo Mayu: dieciocho años. Sus padres la internaron debido a sus malas notas y repetición de curso. La chica dedicaba todo su tiempo a leer y ver dibujos japoneses, dejando de lado los estudios. La mandaron al internado para evitar esa clase de distracciones y que sus notas mejoraran.

7. Kitamura Sai: diecisiete años. Ha ido cambiando de instituto debido a las burlas constantes que sufría siempre por su actitud y buenas notas. Sus padres la internaron porque consideran que aquí mantendríamos a sus compañeras a raya y podría centrarse en sus estudios.

8. Sawada Aki: dieciocho años. Desde que empezó la secundaria superior no ha estudiado un solo tema de ninguna asignatura. Sus padres la mandaron al internado para que le educaran con mano dura.

9. Tanabe Rin: diecisiete años. Después de la separación de sus padres su actitud cambio por completo, convirtiéndose en una persona que pasa de todo e incluso con actos violentos en casos extremos. Su madre la mandó al internado porque no aguantaba más discusiones.

10. Matsui Saori: dieciocho años. Expulsada del instituto al descubrir el consumo de tabaco y marihuana. Fue mandada al internado para tenerla más controlada.

11. Sakurai Tami: diecisiete años. Sus padres la internaron, asustados por el comportamiento lascivo de la pequeña. Estaba más concentrada en ligar con chicos que en los estudios. Tomaron la decisión tras varios suspensos en diversas asignaturas

12. (TA) (TN): dieciocho años. El primer curso de secundaria superior se le acusó de tratar de seducir de forma constante a un prestigioso profesor. El escándalo fue enorme, provocando todo tipo de comentarios y haciendo que la joven se volviera violenta e irascible. Sus padres decidieron mandarla al internado para dejar que el caso se olvidara y mejorar su actitud.

Tras leer los informes supo cuáles de aquellas jóvenes le darían más problemas. Su primer día de clase le demostraría que no se equivocaba en algunas de sus predicciones.

Iba a ser un curso duro.

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