Capítulo Veintiséis: Visitante no deseado
Capítulo veintiséis: Visitante no deseado.
Elise.
Creo que es la primera vez en mucho tiempo que me siento así: afligida, traicionada y herida. Tacha eso, es la primera vez en toda mi vida que me siento así. Así que ahora estoy en una silla frente a mi pecera en donde nadan tres peces, porque otro se dio de baja. ¡Maldición! ¿Es que tienen que morir en los peores momentos de mi vida? ¿Tienen que dejarme sola cuando siento que no tengo control sobre mis emociones?
Mordisqueo mi labio inferior y suspiro recargando mi barbilla de mis mano, siento la necesidad de querer dejar mi cabeza sobre el respaldo de la silla, pero de algún modo pienso que eso sería como finalmente dejarme caer sobre el torbellino de emociones que estoy sintiendo.
Suspiro. Suspiro otro poco más y no importa cuántas veces lo haga, no voy a sentirme mejor. Sigue doliendo.
Y no hablo solo del dolor físico de las zonas golpeadas ni el persistente dolor de cabeza. Hablo de un dolor más difícil de borrar, el que ningún calmante va a mejorar. Solo sé que es un dolor que se expande por todo mi sistema.
¿Qué sucedió, Hope? ¿En qué momento me convertí en la receptora de tanto odio?
Cuando crecimos ella siempre fue una niña un tanto caprichosa porque la consentían demasiado, pero aun así había dulzura en ella, era mi muñeca personal para jugar. En el principio de su adolescencia la enseñé cosas básicas incluso cuando comenzó a alejarse y aunque nunca fui su hermana favorita. Las cosas no se torcieron con la muerte de mamá, las cosas estaban torcidas desde un tiempo antes. Mamá tiene casi 6 años de haber muerto, pero las cosas con Hope se pusieron difíciles incluso antes, tiempo en el que mamá sufría por cada grosería y reproche que ella le lanzaba.
No es que culpe a mamá de la actitud de Hope, no sé lo que se siente ser madre y querer darle todo a tu hijo, pero ella siempre quiso darle todo cuando Hope se quejaba, cuando Hope sufría, cuando Hope era grosera. Ella solo intentaba calmar la actitud temperamental de una hija que parecía comenzar a no sentirse feliz.
Las cosas con Hope se fueron al carajo mucho antes de que mi relación con Edgar se arruinara. Mientras el cambio de Edgar vino después del accidente de nuestros padres, Hope ya se había contaminado mucho antes.
Muchas veces se lo señalé a papá, él lo converso con mamá. Papá puso mano dura porque no quería criar a una niña por mal camino, pero mientras él reprendía, mamá le daba un dulce. Ya lo dije, no culpo a mamá, pero quizá a Hope solo le faltó toparse con una pared sólida y no una débil solo sostenida por papá.
Me duele mi hermana porque en ella veo la niña que creció a mi lado. Y ahora esa niña se drogó hasta perderse en la ira e intentar hacerme daño físico. Me pregunto ¿De no haber perdido la conciencia ella me hubiera lastimado aún más?
El teléfono de la casa suena y camino hasta el, respondo y sonrío cuando sin saludar Derek comienza a hablar diciéndome sobre cómo se siente mi ausencia en el programa, cómo me encuentro, que si lo dejo contratarme a una enfermera y de nuevo cómo estoy.
—Estoy bien, Derek. No necesito una enfermera, solo...
— ¿Qué? Cualquiera de nosotros hará lo que sea para que estés mejor.
—Solo me siento triste.
—Tú nunca estás triste o no tan triste.
—Supongo que todos tenemos días malos. ¿Recuerdas cuando mi madre murió?
—Sí—susurra como si tanteara el terreno en el que nos estamos metiendo.
—Me siento casi igual que los días posteriores cuando entendí que no la vería nunca más—un nudo se instala en mi garganta—, como si de nuevo los bloques que construyen mi vida se cayeran. Estoy sobre arena movediza.
—No estás hundiéndote, cariño.
—Pero es así como se siente.
Escucho la voz de Kennedy llamándolo anunciando que van a volver del corte comercial, él maldice.
»Está bien, vuelve al programa. Hazlo lo suficientemente genial como para que los televidentes olviden que yo no estoy.
—Presumida ¿Quieres que vaya después del programa? ¿O quizá necesitas a tu mitad rubia?
—No, creo que prefiero solo cenar e irme a dormir. Quizá solo vea alguna película y descanse.
—De acuerdo, todos estaremos atento, no dudes en llamarnos. No te extrañes si vuelves a recibir otra llamada, todos estamos tratándote como la favorita de la semana.
—Me siento halagada de ello.
—Descansa, Elise.
—Lo haré, gracias por llamar, Derek. Te amo y a toda nuestra genial familia.
—Nosotros te amamos a ti.
Finalizo la llamada y voy hacia la cocina. En el refrigerador saco un yogurt y busco un poco de cereal, esa es toda la comida que puedo soportar ahora. Como en silencio y sin muchos ánimos.
Es muy molesto sentir que hay un nudo en mi garganta. Nunca me ha gustado llorar, no por considerarlo débil, sino por el simple hecho de que siento que una vez empiezo no puedo detenerme. Es como abrir unas heridas que tardarán demasiado en sanar.
Paso una mano por mi rostro ¡Mierda! es terrible estar en este estado tan deprimente, pero ¿Cómo te sientes cuando tu hermana pudo haber acabado con tu vida mientras gritaba una y otra vez que te odia? Difícilmente eso se puede superar.
No le he dicho a papá, honestamente me basta con mi corazón lastimado, no quiero romper el suyo. Pero tampoco luce como algo que debo guardarme, me siento en una encrucijada. También quiero saber en dónde puede estar Hope ¿Sigue drogada? ¿O está demasiado asustada de lo que hizo? ¿Se preocupa del daño que me causó? ¿O desea haber hecho mucho más?
No termino el yogurt y vuelvo de nuevo a la silla frente a mi pecera. Siempre he considerado que mis peces son bonitos. Son coloridos y observarlos me da tranquilidad. No estoy acostumbrada a estar sin hacer absolutamente nada, a pasar todo un día y noche afligida. Quizá solo deba tomarme un calmante y dormir un poco.
No preocuparme por Hope.
No sé cuánto tiempo pasa pero permanezco en la misma posición y el mismo lugar. Cuando el timbre suena, rompiendo el silencio, me sobresalto lo cual trae un latido doloroso a mi cabeza y los moretones de mis brazos.
Me pongo de pie y prácticamente arrastro mis pies hasta abrir la puerta. Me sorprendo de ver a Matthew, más temprano me dijo que vendría, pero luego no supe más de él y di por hecho de que había cambiado de decisión o planes. Pero aquí se encuentra, viéndome fijamente y eso parece ser un detonador para mí.
En un momento estoy observándolo, mientras el frío de la noche de Londres entra a mi casa, y en el otro estoy envolviendo mis brazos alrededor de sus costados y presionando mi frente en su hombro. Mis hombros se sacuden y luego estoy humedeciendo su suéter con mis lágrimas.
Siento una de sus manos en el centro de mi espalda presionando para acercarme más a su cuerpo y la otra sostiene mi cabeza. No dice nada, solo me permite abrazarlo. Me abraza.
—Mi pez murió.
Es la justificación más tonta, pero no es necesario decir que lloro porque mi propia hermana me atacó, porque mi control se derrumba y no sé qué hacer. He sido la hermana fuerte durante mucho tiempo y por una vez no quiero ser quien deba devolver los golpes, quien tenga que sonreír ante cada ataque, la excluida y la que solo tiene a su papá para quererla.
— ¿Cuántos peces quedan?
—Tres.
—Entonces, cuidaremos de ellos.
Sus manos toman mi rostro y sus pulgares acarician mis mejillas mientras su mirada se encuentra con la mía. Me sonríe.
—A veces para derrumbarnos solo esperamos tener a alguien que nos sostenga para hacernos sentir seguros.
— ¿Me sostienes?
—Siempre.
— ¿Me besas?
—Por supuesto.
Baja su rostro y me da un suave beso de unos pocos segundos que me ayuda a sentirme mejor, luego su nariz acaricia mi mejilla y la caricia me relaja.
»Ahora entremos y cerremos la puerta antes de que todo el frío se cuele.
Dejo de abrazarlo y él cierra la puerta. Pasa ambas manos por su cabello cada vez más ondulado debido al constante crecimiento y luego me observa.
— ¿Vas a quedarte?
—Sí, si quieres que me quede.
Estiro mi mano y la toma, entrelazo nuestros dedos y lo guío hacia mi habitación. Parece observarla detenidamente y luego sonríe.
—Es una habitación elegante y ordenada, muy diferente a la mía.
—Pero a mí me gusta la tuya.
—Bueno, quizá a mí vaya a gustarme la tuya.
Sonrío y me acerco bajando la cremallera de su suéter el cual le saco, saco el dobladillo de su camisa de su pantalón antes de desabrochar el botón y bajar el cierre. Ríe y me recuerda que debe quitarse los zapatos, así que pacientemente espero a que saque sus zapatos junto a sus calcetines. Cuando está en su camisa de algodón azul y bóxer color gris lo invito a acostarse en mi cama lo cual no duda en hacer. Nos acostamos boca arriba con la vista enfocada en el techo.
—Cuando tenía trece años recuerdo que fuimos a una tienda—digo después de un silencio—, Hope se antojó de algunas pegatinas de estrellas y lunas, ya sabes, esas que brillan en la oscuridad. Le compraron un montón de ellas, tantas que ella no quiso pegarlas todas en su habitación. Así que ella decidió que debían ser puestas en mi habitación. Me negué mucho, pero finalmente su llanto y fastidio acabó por convencerme.
» ¿Sabes que me di cuenta esa noche cuando apagué las luces y me acosté a dormir?
— ¿Qué?
—Que era una vista preciosa para tener antes de dormir. Como creer que tenía el cielo en mi propia habitación, además ya todo no era oscuro y me distraía contando cuántas pegatinas habían además del patrón en el que fueran puestas. Eso le dio un toque a mi habitación.
»Hace 3 años cuando decidí mudarme, las primeras semanas me las pasé viendo el techo y pensando cuánto extrañaba esas estrellas y lunas antes de dormir, y planteándome si podría proponerle a Hope recrear el momento, que quizá eso nos uniría de nuevo.
— ¿Lo hiciste?
—Sí—suspiro—, se quejó de que ella no era una niña y no hacía esas tonterías, que hiciera con mi casa lo que quisiera. No fue la única vez que intenté reconstruir entre nosotras de nuevo un vínculo, pero ella me rechazaba, entonces aprendí a devolverle los golpes y demostrarle que me valía mierda su actitud.
—Pero dolía.
—Mucho. Me sentía excluida y atacada. Cualquier cosa que yo hiciera era suficiente para ser criticada y rebajada. Aprendí a fingir ser fuerte.
—No lo finges, lo eres.
Me giro y me acerco hasta descansar mi cabeza sobre su pecho, él pasa un brazo sobre mi espalda y otro juega con mi cabello. Es tan cómodo, tan natural y encantador.
—Hope me atacó, Matthew. No dejaba de repetir una y otra vez cuánto me odia. Podría denunciarla, pero ¿Por qué incluso siento la necesidad de ayudarla con lo que luce como problemas? Pueden decir que no me ha dado razones para amarla, pero pensar en esa niña que vi crecer desperdiciando sus vidas en las drogas, violencia o cualquier otro aspecto negativo, me aprieta el corazón.
»Pueden decir que mi corazón es piedra, pero no es una piedra fría. Esa piedra también siente.
—No creo que tengas una piedra por corazón. Eres la mujer más apasionada que he conocido. Apasionada con su trabajo, con lo que se propone, con sus ideales, con sus intentos y con su relación. Alguien que es así de apasionado no puede tener una piedra por corazón.
»Nadie tiene que decirte cómo sentirte, Elise. Puede que algunos no estén de acuerdo con tu percepción, pero son tus sentimientos, tus emociones y nadie más que tú tiene derecho sobre ello. El amor no es una cosa que desaparece en un parpadeo, si la amabas ayer, la seguirás amando hoy hasta que un día, quizá, el sentimiento no esté tan latente o simplemente seguirás amándola pero entonces hacerlo no te dolerá tanto o destruirá.
—No quiero que me destruya. No puedo dejarla hacerme esto, pero no quiero que tampoco se destruya a sí misma. Quiero ayudarla, siento que ella está cayendo en un hoyo.
—No puedes obligarla a aceptar tu ayuda, puedes ayudarla hasta donde ella te lo permita. No puedes salvar a alguien que no pide ni desea ser salvado.
—Eso es bastante profundo de decir.
—Me lo dijo alguien una vez.
— ¿Quién?
Juega con mi cabello y pienso que quizá prefiere no responderme, pero entonces me acerca mucho más a su costado.
—Mi psicólogo a los 17 años. Sí, vi un psicólogo...Bueno, varios, luego de toda la mierda mala del colegio y no me opuse o al menos no al final. Sabía que lo necesitaba.
—Ver un psicólogo no significa estar loco.
—Lo sé. Aprendí que ver un psicólogo es tener una mente lo suficiente fuerte para reconocer cuando necesitas ayuda y ser escuchado.
—Es un buen razonamiento. Tuviste una adolescencia dura, Matthew.
—Pero eso me hizo el adulto que soy ahora.
—Y supiste manejarlo.
—No siempre. No siempre se puede ser bueno, en algún momento de nuestras vidas pensamos o actuamos de la forma equivocada.
—El ser humano esta corrompido ¿No?
—Sí, supongo que eso no está mal, no mientras aprendas de ello y avances.
—Esta se ha vuelto una conversación muy seria—alzo mi mano y acaricio su barbilla sintiendo su barba picar en mis dedos.
—Pero ¿Te ha hecho sentir mejor?
—Definitivamente sí, y me gusta esto.
— ¿El qué?
—Acurrucarme con un sexy escritor que huele de maravilla y es tan cómodo para ello.
—A mí también me gusta.
De nuevo permanecemos en silencio, sus dedos juegan con mi cabello y los míos acarician su barba incipiente. Como si hubiésemos hecho esto toda la vida.
— ¿Harías película de tus libros si lo propusieran?
—De hecho...
— ¿Qué?
—Hace un par de meses firmé para ceder los derechos de autor de «Mentiras disfrazadas» para una serie.
—Oh, Dios mío—levanto mi rostro y beso su barbilla— ¡Felicidades! Es uno de los libros de ti que leí y es increíble.
—Pensé que era solo un escritor simplón que vendía por lucir como modelo de ropa interior.
—Una chica puede cambiar de opinión. ¿A quién escogerías para los personajes?
—No te lo diré.
—Eso es injusto. Puedo sacarte la información...Cuando mi cuerpo no duela.
—Entonces esperaré muy gustoso para esa persuasión.
— ¿Cuál es tu cosa favorita de escribir?
—Es una pregunta complicada. Me gusta todo de ello ¿Cuál es tu parte favorita de animar?
—Sentir como que hago magia. La belleza de estar ante miles de personas a través de una cámara. Saber que tengo dominio sobre lo que hago y que esas entrevistas aunque algunos lo vean innecesario o no importante, dan respuesta a personas que admiran a quienes la responde.
»No lo sabes, pero a veces las respuestas que a muchos les parecen estúpidas, en algún lugar del mundo, hacen sonreír y modificar el mundo de otra persona. Es cuestión de perspectiva.
—No lo había pensado de esa forma.
— ¿Si es cierto que hace unos años saliste con Siena Milan?
—Sí, por unos meses.
—Ella es una fotógrafa fantástica y una mujer agradable.
—Lo es, también es una buena exnovia que no quiere cortar mi cuello y con quien puedo tener encuentros civilizados y amigables en eventos públicos.
—El tipo de exnovia que todo chico debería tener.
— ¿Qué hay de ti?
—Hay muchos rumores de mí—río—. Fui novia por unos pocos meses de Kurt, tuve un par de citas con Ben Groovy, coqueteé mucho con Logan Till y salimos un par de veces a citas que fueron una confirmación de no ser compatibles, fui novia por apenas dos meses de Cameron Tayler y tuve el peor encuentro de mi vida con el periodista Jim. Supongo que me han vinculado con muchísimos más por solo salir a tomar un café o coincidir en fiestas, pero solo fueron eso: chismes.
»Suena como si fueran muchos chicos, pero llevo seis años en este mundo, he conocido a muchas personas con las que quise saber si tendría compatibilidad, quería enamorarme y siempre me he sentido dueña de mi cuerpo y mis acciones. No dejo que el qué dirán detenga mi qué hacer. ¡Ah! Y tuve un beso no inocente con Andrew Wood.
—También salí con Sophia Farro—admite en voz baja.
— ¿Qué? ¡Pero eso nunca salió a la luz!
—Fuimos discretos y solo fueron unos tres meses.
—Ella es una modelo híper famosa ¿Cómo pudo ocultarlo? ¿Dónde se conocieron? La entrevisté una vez y ella es increíble. Fue muy amable y dulce.
—La conocí en un evento de caridad. Estábamos en la misma mesa y congeniamos.
—Entonces esas han sido tus dos conquistas famosas antes de mí.
—Uhmmm...
— ¡Oh, maldita sea! ¿Quién? — esto no me molesta, fue antes de mí y mi lista no es precisamente corta, de hecho me divierte todo este descubrimiento sobre Matthew. Saber que no siempre fue Nicole.
—Tuve un par de encuentros con Nina.
— ¿Cuál Nina?
—Nina Prescott.
— ¡La escritora de destinado a perdernos! Oh, Dios mío. Te metiste con una colega.
—No era una colega.
—Eran de la misma editorial. Es autora de libros eróticos de la editorial a la que pertenecías.
—Y tuve dos citas que fueron un absoluto desastre con Margaret Ferrero.
—Me suena.
—Está en la lista de mujeres más influyentes de 2013...
— ¡Oh! La intimidante CEO— río—.Ella tiene ¿Cuánto? ¿Treinta y seis?
—Sí y te digo, fueron dos citas desastrosas. Yo también iba en búsqueda de querer enamorarme, sentía un vacío que quería llenar. Quería encontrar a la mujer que sería mi todo.
— ¿Y luego?
—Y luego decidí renunciar a mi búsqueda y hacer lo que se esperaba. Decidí hacer feliz a quien me dijo y me dijeron tantas veces que era perfecta para mí. Decidí intentar ser feliz en una relación donde no ponía mi corazón.
Nicole. Sé que habla de ella. Me hace sentir mejor saber que tuvo la oportunidad de experimentar en su vida, que su pasado de acoso escolar no lo acomplejo para luego tener relaciones.
— ¿Sophia era buena en el sexo?
— ¿Qué clase de pregunta es esa? — se ríe.
—Es que ella es muy genial. No creo que sea mala en el sexo.
—Estás loca Elise.
— ¡Vamos! Dime.
Me hace girar con cuidado y se ubica por encima de mí, subo y bajo mis cejas haciéndolo reír. Deja un beso en la comisura derecha de mi labio.
— ¿En el sexo? Solo tú me has hecho perder a cabeza. Solo tú.
Dicho eso me besa. Y no es solo un beso, me besa por tanto tiempo que mis labios se adormecen y mi respiración se va haciendo más lenta. Me besa hasta dejarme tan relajada que caigo en un sueño donde no hay pesadillas y donde me siento en el mejor lugar para dormir. Junto a él.
***
22 de agosto, 2015.
— ¿Dónde has estado? ¿Por qué no viniste antes y solo hablabas conmigo por teléfono?
Eso es lo primero que me dice papá cuando entro el sábado por la mañana a la casa. Estorbo olisquea mis pies antes de decidir que no le intereso y echarse sobre mis pies. Me quejo y como puedo salgo de su peso de perro obeso.
—Lo siento papá, pero te dije que estaba sintiéndome mal del estómago, pesqué algún virus.
Frunce el ceño y evalúa mi vestimenta. Llevo un jean roto en las rodillas, camisa mangas largas y de cuello ajustada. El tipo de ropa que casi nunca uso junta y mucho menos para venir a casa, pero necesitaba tapar las marcas de golpes que ahora se vuelven amarillas. Por suerte la de mi frente pude maquillarla y los laterales de mi cabeza así como el nacimiento de mi cabello no se notan. La venda de mi mano la justifiqué por teléfono alegando que me la doblé.
— ¿Por qué no has estado en el programa?
—Ya te dije, me sentía mal del estómago.
— ¿Y por qué no viniste? Como si nunca hubieses tenido diarrea y vómito en la casa en la que creciste.
—No podía salir—comienzo a impacientarme de que me haga estas preguntas a mí y nunca a mis hermanos cuando deciden aparecer—. Y ya, papá. No soy ellos. Si hubiese podido venir lo hacía, porque amo pasar el tiempo contigo, pero no pude. Lo siento, no me sentía bien.
Su ceño se relaja y mira hacia el suelo, me acerco a él, me agacho y beso su frente antes de abrazarlo.
—Te eché de menos, mi viejito gruñón.
Alguien se acerca arrastrando los pies, alzo la vista y encuentro a Amber una vez más siendo dramática.
— ¿Aun sin saber del amor de tu vida?
—Aun sin rastros de él, duele tanto.
—No, por favor. No vuelvas a sufrir en mi casa, sufre en la tuya—se queja papá haciéndonos reír.
Amber me da un breve resumen de los días que no vine, aun cuando me lo dijo por teléfono, y se va en medio de sus lamentos del amor de su vida perdido. Vuelvo mi atención a papá.
— ¿Vemos películas?
—Suena como un plan aburrido y patético, pero supongo que peor es no hacer nada.
— ¡Papá!
—Solo soy sincero, Eli.
La tarde de películas resulta agradable, disfruto del raro y acido humor de papá, y a cambio él se aguanta mis comentarios que buscan hacerlo reír. Todo marcha bien hasta que pongo nuestra tercera película.
—Hope vino ayer.
— ¿Qué? —volteo a verlo de inmediato.
—Sí, limpias tus oídos siempre, así que escuchaste bien.
—Ella... ¿Te dijo algo?
No sé qué espero. Si una respuesta afirmativa que sé que lo hubiese lastimado muchísimo o una mentira que me lastima a mí.
—No, solo se sentó a mi lado en el sofá, se acurrucó y no habló ¿Crees que le sucede algo? Me preocupa, Hope cada vez es más diferente y luce como si necesitara ayuda. Quiero ayudarla, quiero que esté bien.
—Yo...
Por un momento siento que lo voy a decir todo, pero cuando me mira expectante con ojos ilusionados. Callo.
»Averiguaré que todo esté en orden, verificaré que Hope esté bien.
***
24 de agosto, 2015.
Estoy agotada y hambrienta. Pude ir a trabajar porque honestamente el dolor ha amortiguado y estoy completamente bien. Me quito mis zapatos y suelto la cola apretada que ha estado sosteniendo mí cabello toda la noche. Suspiro aliviada, amo los zapatos de tacón, el glamur y lucir totalmente increíble para la televisión, pero también amo la comodidad de estar en mi casa.
Les doy comida a mis peces y sonrío viéndolos nadar. Ninguno se ha dado de baja. Me saco el abrigo quedando en el ajustado top que usé en el programa junto al short de encaje y camino a mi cocina. Agradezco a Derek por darme una vez más la mitad de la comida que deja su ama de llaves y procedo a calentarla. Mientras el microondas hace lo suyo, decido responder el correo que Matthew me envió segundos antes de empezar el programa.
Asunto:Re: enfermero.
"Me encuentro bastante bien, sin embargo por ti fingiría estar muriendo si eso garantiza tenerte de enfermero.
¿Qué pasa Matthew? ¿Ya extrañándome?
Muy sana pero dispuesta a enfermarse por ti, Elise Smith"
El microondas suena anunciando que mi comida está lista. Como de pie frente al mesón mientras intercambio mensajes en el grupo de WhatsApp que comparto con Breana, Adelaide y la recién nueva miembro Alexa.
Alexa acaba de componer un peculiar y sexy poema sobre Alex, y me pregunta si puedo hacerle llegar tan poéticas palabras debido a que le dio vergüenza pedirle el número. Me causa gracia que ella fuera toda piropos y miradas, pero tímida para pedir un número de telefónico a quien directamente llamó algo como el hombre de su vida.
Elise: No tengo el número del amor de tu vida, pero puedo encargarme de que él sepa de estás hermosas líneas candentes que te inspira
Alexa: Oh, gracias, gracias.
Elise: ¿Pido el número para ti?
Alexa: ¡No! ¿Estás loca? ¡Qué vergüenza!
Alexa: DEFINITIVAMENTE NO.
Adelaide: Eres descarada e ilógica.
Alexa: Cállate, ve a matar las ilusiones de otros.
Elise: De acuerdo, le pediré el número.
Alexa: ¡NOOOOO! Qué vergüenza. No.
Breana: ¡Sííííí! Hazlo caramelito atrevido.
Río ante toda la conversación que sigue en donde Alexa no deja de escribir que no le haga eso a su dignidad. La respuesta de Matthew llega a mi correo.
Asunto: Re:Re enfermero.
"No tienes que estar enferma para que yo desee cuidarte.
Sí, supongo que te extraño.
Honesto, Matthew Williams."
Voy a responderle, pero tocan el timbre ¿Será que se está haciendo una costumbre venirme a visitar a media noche? Camino hasta la puerta y por un momento temo que sea otro ataque de Hope, pero honestamente no he sabido nada de ella.
Sin embargo cuando veo por el pequeño visor de la puerta me sorprendo encontrando a alguien totalmente distinto. Frunzo el ceño y abro la puerta.
— ¿Qué haces aquí?
—Bueno, quien debería estar molesta soy yo. Estás quitándome a mi novio.
—Oh, por favor, no tendré está discusión contigo, Nicole—intento cerrar la puerta y su zapato se interpone, como me gustaría aplastarle el jodido pie.
—Pues tendrás que escucharme.
—Cariño, no puedes obligarme. No solo tengo mis uñas para tener perfecta manicura, también las tengo para sacarle los ojos a quien se intente meter conmigo—digo con la mayor tranquilidad posible y por un momento eso parece desconcertarla—. Las estrellas no solo sabemos lucir bonitas, sabemos cómo defendernos.
»Vete, no tengo nada que hablar contigo.
—Tienes a mi novio.
—No es tu novio y no voy a tener una discusión en donde al final no terminarás entendiendo. Sería como hablarle a una pared.
—Crees que sabes todo de Matthew, pero solo eres una estrella estúpida acostumbrada a tener todo lo que desea.
—Ya he escuchado este discurso muchas veces, no necesito escucharlo una vez más.
—No sabes nada de Matthew. No sabes ni una puta cosa de su vida. Solo ves al hombre que es hoy y ¡Claro! Piensas ¿Por qué no tener al hombre hermoso, con dinero y libros más vendidos?
—No necesito de la fama, belleza o libros de Matthew. Él no es una cosa a la que solo le agregas un precio—siseo.
—Claro, muy convincente. No sabes nada de él y estoy segura de que si lo supieras saldrías corriendo y dejarías a mi novio en paz.
—Vete.
— ¿Te contó qué sucedió cuando tenía 17 años y después de eso? Ah, esa mirada. Por supuesto que no, porque solo conoces al Matthew perfecto. Dile, pídele que te cuente qué sucedió y entonces yo estaré esperando que en mi casa a que él vuelva con quien siempre estará para él.
»Solo eres un desliz. No tengo ningún problema en decirte quién es Matthew.
Aprieto mis labios y repentinamente quiero arrancarle el cabello a esta perra manipuladora obstruyendo mi puerta. Alzo mi barbilla. Sus palabras me llegan, pero si debo saber algo ella no es quien va a decírmelo.
—Vete de mí puta casa ahora si no quieres perder tu pie de mierda en el momento en el que te lo corte con la bendita puerta al cerrarla. Eres un mosquito inservible que no hace nada más que joder a quién si busca hacer algo con su vida. Si por mi fuera te eliminaría como se eliminan a los mosquitos como tú. Ahora vete de mí puta casa.
Doy un paso hacia ella y está tan sorprendida que retrocede, le cierro la puerta en la cara y pisoteo hacia la cocina. Tomo mi celular del mesón y de inmediato le marco a Matthew.
—Musa...
—Tú y yo necesitamos hablar.
Hay un largo momento de silencio; quiero tirarme de los cabellos porque tengo una molestia inaguantable ante la visita no deseada que acabo de tener.
—Suena como algo muy serio.
—Lo es. Necesitamos hablar. Ahora.
—Elise...
—Ahora, Matthew.
Holaaa mis queridos Newers, he aquí otro capítulo de esta historia. Me doy cuenta con mucha sorpresa de los muchos capítulos que ya se han subido ¡Veintiséis!
1. RIP al pez de Elise. Su momento melancolico.
2. Matthew bello llegando y siendo reconfortante.
3.Conversación de los ex haha.
4.Dante y Elise :'(
5. Grupo de WhatsApp, Elise no lo menciona pero yo estoy en su grupo, de hecho soy administradora haha.
6.Nicole apareciendo para que yo le pague más para actuar, okno haha pero si apareciendo una vez más.
7. ¿Y ahora?
Capítulo dedicado a @Aleuiba_fiver gracias por el apoyo bonito, me hace feliz saber que mis historias te tienen tan cautivada, el hada de ha señalado y espero que eso te haga feliz.
Espero les guste.
Un beso.
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