Capítulo Veintiocho: ¿Limpio o sucio?
Capítulo veintiocho: ¿Limpio o sucio?
30 de agosto, 2015.
—Mucho silencio.
Alzo la vista de mi libreta de posibles preguntas y sonrío a papá. Se acerca hasta estar frente a mí.
—Dime la verdad, Elise ¿Qué te sucedió y por qué has estado tan de pocos ánimos? No eres la niña loca que suelo tener como hija.
— ¿Y si maduré?
—Madurar no implica dejar de ser tú y dejar de sonreír.
Hago a un lado mi libreta y suspiro. La verdad es que he estado dándole muchas vueltas al asunto de Hope, no sé nada de ella, he intentado contactarla, porque más que denunciarla, creo que necesita recibir alguna ayuda profesional y si eso no funciona, entonces habrá más medidas drásticas que tomar.
Veo a papá fijamente, tampoco parece justo esconderle la verdad, no lo estoy pidiendo que tome un bando y nunca lo haría, ambas somos sus hijas.
—Solo dímelo, Eli.
—Hope me hizo daño—confieso—. Ella está mal papá, no voy a mentirte. Me atacó en mi casa y no he sabido de ella desde...
— ¿Cuándo?
—El sábado pasado.
— ¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Piensas que no me importa lo que te suceda? ¿Qué no tengo derecho a saber de mis hijos?
—No, no, papá. No es así. No quería alterarte y estaba asustada de decirte. Quiero ayudarla y...Solo no quise angustiarte.
—Te diré que es peor que angustiarte: que te mantengan en la oscuridad. Soy un paralitico Elise, pero eso no me hace un viejo inútil.
—No creo eso...
—Es lo que me parece.
Gira la silla de ruedas y se aleja, Estorbo lo sigue. Presiono mi índice y pulgar contra el tabique de mi nariz. Perfecto, ahora papá está enojado conmigo por haberle ocultado la verdad. Me pongo en su lugar y lo entiendo, odio que me mantengan en la oscuridad y es lo que yo he hecho.
Ordena tus ideas, Elise. Puedes hacerlo mejor.
Como si fuera alguna señal divina, mi celular suena anunciando una llamada entrante y me sorprende al ver el nombre de Edgar.
—Hoy no puedo luchar contigo, Edgar.
—Necesitamos hablar, Elise. Y está vez es muy en serio, de verdad, lo necesitamos—suena bastante serio, por primera vez en muchísimo tiempo no parece irritado de escucharme o solo aferrado a la idea de molestarme.
— ¿Qué sucede?
—Creo que debes hacerte una idea, estoy muy preocupado ¿Puedes reunirte conmigo mañana?
—Está bien.
Me dice la dirección y escribo rápidamente en mi libreta, estoy anonadada de esta llamada, mi mente está a instantes de hacer cortocircuito.
—Nos vemos, Elise.
— ¿Quieres hablar con papá? —lo intento y suspira.
—No está vez.
Y cuelga la llamada ¿Qué demonios acaba de suceder?
***
31 de agosto, 2015.
Cuando llego a la heladería no tardo mucho en encontrar a Edgar, camino hasta él y cuando llego se pone de pie. Nos observamos porque es un momento incómodo en el que no sabemos cómo saludarnos. Edgar está actuando muy extraño. Finalmente saca la silla para mí y toma asiento de nuevo justo después de que yo lo haga.
Él tiene un helado de fresa y casi sonrío, porque cuando éramos pequeños, Edgar siempre tuvo una loca pasión por el helado de fresa, podía atragantarse de eso y no le gustaba compartirlo.
— ¿Quieres algún helado?
—Estuve hace una hora en el gimnasio, mejor no arruinarlo y no se me antoja ahora, sin embargo, gracias.
Permanecemos en un tenso silencio, esto es demasiado incómodo y los dos lo sabemos. No sabemos cómo actuar alrededor del otro; hace mucho que yo dejé de intentarlo y hace mucho que a él dejó de interesarle hacerlo.
—Sé lo que te ha hecho Hope—rompe el silencio.
—De acuerdo.
—Y pese a lo que puedes pensar, no me alegra ni estoy bien con ello.
— ¿Por qué esperaría que te alegraras por ello?
—Por...Lo sabes.
— ¿Por qué te has empeñado en desplazarme de tu vida y tratarme mal? No te preocupes hermano, aun esperaba un poco de bondad en ti.
—Elise...
—Está bien, prosigue—me ordeno calmarme para poder escuchar a dónde nos lleva esto.
—Pensé que Hope solo estaba atravesando una etapa común universitaria. Pero está faltando a sus clases de ballet—aprieta los labios—. La encontré hace semanas vomitando después de comer, me dijo que el ballet no admite a chicas gordas.
—Hope nunca ha tenido sobrepeso, su peso es ideal para el ballet.
—No es lo que cree. Me prometió no volver a hacerlo.
— ¿Sabes que esa es una premisa para repetirlo?
—Quise creer que no lo volvería a hacer.
—De esa manera es más fácil ¿Por qué no me lo dijiste? Podía ayudar.
—Porque ella no lo quería y porque Hope no se siente bien con respecto a ti.
—Me odia.
—No creo que...
—Me lo repitió una y otra vez mientras me golpeaba con un adorno de porcelana. Me odia—finalmente dejó de engañarme intentado buscar excusas para justificar su odio—. No es solo un juego, ella quiso hacerme daño y yo ni siquiera sé qué le hice.
—Dejarla atrás.
— ¿Qué?
—Piensa que la dejaste atrás. Que todos sus problemas empezaron contigo cuando comenzaste a iniciar en tu mundo—observa su helado, no luce cómodo—. Cree que te convertiste en otra Elise.
—Eso es tan absurdo.
—Y saliste con su ídolo o algo así, cree que solo ha sido tu sombra. Que eres el centro de la familia y nadie puede ver a alguien más que no seas tú.
— ¿También lo crees?
—No me gustan cosas de tu vida y muchas de tus actitudes, pero no te odio Elise. Solo considero que algunas cosas han resultado demasiado fáciles para ti, pero eso no tiene que hacerme la peor persona del mundo. Hope solo tiene celos, eso creí.
»Te seré sincero Elise, mi problema es que por mucho tiempo pareciste estar solo en tu burbuja y saliendo de ella para darnos órdenes a los demás. Mamá murió, pero nunca te pedimos que te convirtieras en ella y aun así comenzaste a tomar riendas sin siquiera consultarlo.
—No...
—Tal vez no lo hiciste de mala fe, pero lo hiciste y aun lo haces.
—No es...
—Cuando papá estaba hospitalizado ¿Quién decidió todo lo referente a él? ¿Quién decidió quién iba a cuidarlo? ¿Lo que sucedería con la casa? ¿Cómo dividir los gastos?
—Tú no querías saber nada de papá ¿Debía esperar a que el mundo nos cayera encima?
— ¡Estaba molesto! Lo culpaba, maldita sea, no podía verlo.
—Él no hizo nada.
—Él lo hizo todo. Todo lo que tenía que hacer era llevar el puto auto a revisión, se lo dije, más de una vez. Se lo dije ¿Y qué hizo? Necesitaba ir corriendo a verte, estaban desesperados por celebrar contigo. Ignoró cada advertencia que le di de los fallos, le advertí que si querían verte tomaran un taxi o cualquier cosa. Él lo sabía, sabía que ese maldito auto estaba fallando y mamá no. Ella no lo sabía.
—No.
—Sí, no tendría por qué mentir sobre ello. Estaba, estoy, furioso porque se lo dije miles de veces y el "me encargo mañana" se convirtió en semanas que lo dejaron luego postrado en esa maldita silla y a mamá enterrada por su maldita imprudencia.
»Estoy furioso por eso, lo estaba y lo estoy porque no era necesario, Elise. No era necesario—sus ojos se humedecen y los cierra con fuerza—. No puedo verlo igual cuando siento que me fallo. Él me falló, nos falló.
No sé qué decir, estoy sin palabras y luego siento que tengo que luchar con las lágrimas. Muerdo mi labio inferior con fuerzas mientras observo a Edgar. No ha sido el mejor hijo ni el mejor hermano, pero puedo ver que no miente.
—Yo no puedo condenar a papá—susurro—. Fue un error, Edgar, él también sufre por ese accidente. Perdió la movilidad de sus piernas y al amor de su vida ¿No es eso suficiente con lo que lidiar?
—Yo perdí a mi madre.
—Y estás condenándote a también perderlo a él.
—Nos falló, Elise.
—No puedo, no puedo verlo distinto—mi voz se quiebra—. Se equivocó y...Es horrible que no tomara precaución de tu advertencia, pero no puedo verlo distinto. No puedo no verlo como el padre amoroso que nos crió. No puedo.
—No te pido que lo veas distinto...
—Solo quieres que te entienda—puntualizo y él ve hacia la mesa— ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de años de alejarme cuando mamá murió, ahora estás hablando conmigo?
—Porque cometí un error callando e ignorando los problemas de Hope, y sé que no puedo solo. Te necesito—sé cuánto le cuesta decir las dos últimas palabras.
Veo hacia mis manos, no es la mejor respuesta, pero supongo que es algo. Algo entre tanto rechazo. No seremos los mejores hermanos, aun me tendrá rencor y aún juzgaré todos los años sobre nosotros. Nada puede cambiar de la noche a la mañana, pero a veces un paso puede significar muchísimo para un futuro.
Por ahora no confiamos, no perdonamos, solo lo intentamos.
—Háblame de Hope.
—Hope vomita antes de cada práctica, incluso después. También creo que está involucrándose con drogas...
—Te vi fumarte un porro cuando la dejé contigo.
— Un porro Elise, no es lo mismo que irte hasta arriba de coca.
— ¿Puedes pedirle a alguien que no se drogue mientras te fumas un porro? Porque eso luce como hipocresía para mí.
—No lo hago siempre.
—Creo que simplemente deberías trabajar en dejarlo, pero no estamos hablando de ti. Yo vi a Hope bajo las influencias de la droga, y no parece como algo de primeras veces. Ella lucía como una adicta, estaba fuera de sí.
—Debemos ayudarla.
—Voy a ser sincera contigo debido a que es la primera vez en años en la que hemos podido mantener una conversación. Voy a ayudarla por papá y por la niña que vi crecer, y porque es terrible ver a alguien tan joven perderse en el mundo de los vicios y perderse de esa manera. Pero no voy a taparme los ojos y fingir que no quiso hacerme daño.
»Voy a darle mi mano para que salga del pozo, pero ella debe aprender de igual manera a ser independiente, tomar sus decisiones y no herir a las personas. Necesita dar la cara ante sus equivocaciones y aprender a valorar la vida que tiene. No la disculpo Edgar, y estaré enojada con ella seguramente, pero voy a ayudarla porque no está en mí dar la espalda cuando alguien que me importa me necesita. Pero nunca más la dejaré hacerme daño. Si ella vuelve a lastimarme de algún modo, no me vendaré los ojos, porque a quien merece ser castigado no se le tapan las travesuras.
— ¿La denunciarías?
—Valoro mi vida y nunca más le daré el poder de dejarme en un hospital o abandonarme mientras me desangro con las heridas que ella me hace.
—Lamento lo que te hizo, lo supe hace tres días que fue y lloró en mi apartamento, luego ella desapareció y no sé en dónde está.
»No quiero que se haga daño o salga lastimada, no la ayudé cuando pude hacerlo.
—Arrepentirse y castigarse sobre ello no va a arreglar nada. Necesitamos armar un frente y la vamos ayudar. Pero ella debe ayudarnos a ayudarla.
***
2 de septiembre, 2015.
Cuando Matthew abre la puerta, todo lo que veo es su abdomen desnudo lleno de sudor mientras un short deportivo cuelga de sus caderas. Delicioso, provocativo y de infarto. Subo la mirada hasta su rostro sudado, con barba y pómulos sonrojados. Cabello húmedo y listo, quiero quitarme las bragas.
He demostrado que puedo vivir al menos ocho meses sin tener sexo, pero, he descubierto el sexo con Matthew y ni siquiera he podido disfrutarlo más que un par de ocasiones, bueno, en uno de esos días lo hicimos muchas veces, pero se entiende mi punto.
—Hola, musa.
—Hola, escritor—estiro mi mano y paso mis dedos por el centro de su abdomen. Debería asquearme tanto sudor, pero estoy tan fascinada por su torso no muy musculoso pero bastante apetecible, que no me importa.
—Parece que algo te gusta.
—No algo, si no alguien. Y ese alguien eres tú.
Doy pasos hacia adelante, me levanto sobre las puntas de mis pies lamo su labio inferior mientras paso uno de mis brazos alrededor de su cuello para luego besarlo brevemente pero de una manera muy húmeda.
Siento sus manos deslizarse por mi espalda hasta mi culo y pegarme a su cuerpo ¡Y sorpresa! Matthew está semiduro, puedo lograr que pase a completamente duro porque soy así de eficiente.
—Uhm...—dice contra mis labios antes de sonreír—Eres buena con los saludos.
—Deberían hasta darme un premio ¿Verdad?
—Me parece que lo mereces—mira detrás de mi hombro—. Hola, Michael.
—Hola, Matthew y...Elise.
Volteo y el chico está algo sonrojado mientras nos observa con ojos muy abiertos, supongo que le hemos dado un espectáculo gratis. Le sonrío.
—Hola, Michael ¿Cómo va todo?
—Bien. Que tengan buena tarde.
—Igual tú.
Lo veo irse y río, Matthew me da otro beso corto antes de retroceder y hacerme entrar para luego cerrar la puerta.
—Él tendrá sueños contigo, estoy seguro de que él agradece que vengas a verme porque eres como su crush o algo así.
— ¿Cómo crees eso?
—Porque ahora cuando hablamos, no solo me habla de futbol, quiere saber de ti—sonríe—. Aun no lo actualizo y le digo que está fantaseando con mi novia. Aunque, bueno, seguramente eres la fantasía de muchos. Sobre todo en esas campañas de lencería...
— ¿Qué? —Río— ¡Eso fue hace como un año y medio!
—Internet no lo olvida, de hecho tengo una foto especialmente para cuando me llamas. Esa de las braguitas rosadas.
—No te creo.
—No soy mentiroso. No avisaste que venías, pero me gusta verte.
—Porque me extrañas, estás obsesionado conmigo y mi cuerpo.
—Lo que te haga feliz, musa.
— ¿Y de dónde viene todo ese sudor? —lo sigo a la cocina en donde saca una botella de agua luego de preguntarme si quiero algo, lo cual descarto, todo lo que quiero es comerlo a él.
—Hacía mi rutina de ejercicio.
—Privas a las mujeres del gimnasio de verte sudar. Pero me gusta que tengas tu propia habitación para entrenarte. Aunque si gustas, puedes deleitarme a mí con la vista. Puedes incluso hacer ejercicio solo usando un bóxer...O nada.
—No creo que eso resulte cómodo para mí.
Creo que en Matthew aún quedan unos pocos residuos de inseguridad, no es algo que desaparece de la noche a la mañana, más si su exnovia siempre decía que solo ella lo aceptaría así.
Le sonrío y tiro de la cinturilla de su short deportivo.
—Pero solo piensa en cómo encenderías a tu novia con la vista y lo que podrías hacer con ese poder—susurro—. Y lo que más me encendería es saber que eres tú y no otro.
—Lo pensaré—me da un beso rápido de pico—. Ahora, necesito una ducha. Siéntete en casa, ya vuelvo.
—Bien. Por cierto...
— ¿Qué? —se gira.
—Necesito el número de Alex o... ¡Tengo una idea mejor! Dale el número de Alexa, yo necesito que ella enloquezca cuando él le escriba ¿Por qué le escribiría verdad? Alexa es una chica genial y sería un idiota si la deja escapar.
—Vamos a darle el número y veamos qué sucede.
Le dicto el número de Alexa y él lo envía, luego desaparece en su habitación para tomar su delicioso baño en su ducha. Pasan tres minutos y el grupo de WhatsApp enloquece. Sonrío.
Alexa: Oh, mi puto Dios. Maldita sea todos los hombres bellos del mundo.
Adelaide: Okay... ¿Enloqueciste un poquito más?
Alexa: ¡Ay, Dios mío! Se siente como si Daemon me besara o Christian me diera sexo oral.
Breana: ¿Qué Daemon?
La respuesta de Alexa es enviar un link y por curiosidad lo abro y río porque ya recibí mucha información del libro una vez cuando ella me atacó sobre por qué debía leerlo.
Breana: Uhm...Lo leeré ¿Hay romance?
Alexa: hay un jodido romance hermoso y sexo, no explicito, pero SEXO.
Adelaiede: es un excelente libro, compra y léelo, que tienes dinero ;).
Alexa: pero el punto es que: EL AMOR DE MI VIDA ME HA ESCRITO. MI FUTURO ESPOSO. EL PADRE DE ALEXANDRIA Y BENTLY.
Elise: ¿Cómo se pronuncia Bently?
Alexa: no puedo enviar nota de voz, luego te digo. Pero... Oh, Alex me ha escrito. Me ha preguntado si no me molesta que tenga mi número. No me molesta si me quita la ropa y me hace suya ¡Nada me molesta!
Elise: Sabía que te escribiría, no pensé que sería tan pronto.
Alexa: me traicionaste, pero serás la madrina de Alexandria.
Adelaide: ¿Y yo? No es que me emocione la idea, pero ¿la lealtad, zorra literaria?
Alexa: Serás la madrina de Bently.
Adelaide: ni siquiera sé pronunciar el nombre.
Breana: ¿Y yo?
Alexa: está bien, por ti Breana, tendré a Alany.
Breana: Wow cuán afortunada soy.
La conversación continúa y yo río, crear este grupo ha sido de las mejores ideas, esa junto al grupo al que Breana amablemente hace un tiempo título "Caramelitos y Rayan", sí, como que entiendo el cuestionamiento de Rayan por su falta de apodo.
Dejo mi celular sobre el mesón y tamborileo mis dedos sobre la superficie ¿Para qué se baña Matthew si quiero que nos ensuciemos? Sonrío y enderezo mi espalda. Bien puede necesitar quien le enjabone la espalda y yo soy así de amable.
Camino hasta la sala y a partir de ahí hasta su habitación. Escucho la ducha y me saco las zapatillas junto al suéter. Le sigue la camisa y luego el pantalón. Camino hasta el baño mientras me saco el sujetador y cuando entro, mis bragas se van. Veo la silueta del cuerpo de Matthew y abro la puerta corrediza lentamente. Y me gusta la imagen.
Desnudo con agua cayendo sobre él, me observa con sorpresa y luego sus ojos van desde mi cabeza hasta los pies, hace el recorrido de regreso.
— ¿Qué te trae por aquí, Musa?
—Creo que necesitas quien te enjabone la espalda.
— ¿Solo la espalda?
—Bueno, los lugares que necesites ¿Se me permite entrar?
—Pasa adelante, hay lugar para uno más.
No me lo tiene que decir dos veces, entro y deslizo la puerta detrás de mí. De inmediato el vapor me envuelve y la excitación de todo esto yergue mis pezones. Le doy una gran sonrisa a Matthew.
— ¿Eres incorregible, verdad Elise?
—Soy lujuriosa, mi pecado.
—Tienes cada cosa—ríe antes de llevar su brazo alrededor de mi cintura y acercarme a su cuerpo, de inmediato mi cuerpo y cabello comienzan a mojarse, pero ¿a quién le importa cuando tengo toda mi parte delantera pegada a la suya?
—Pero te gusta.
—Eso es cierto.
Su barba acaricia mi mejilla mientras una de sus manos asciende por mi abdomen hacia uno de mis pechos; suspiro de placer cuando su dedo juega con mi pezón y su boca encuentra la mía. Nos besamos y sus manos recorren mi cuerpo, dándole especial atención a mis pechos, poniéndolos sensibles y deseosos de más. Sus labios descienden para suplantar sus manos y cuando uno de mis pezones es capturado en su boca caliente, me es inevitable no cerrar mis ojos mientras el agua continúa cayendo.
De alguna manera Matthew es quien siempre termina enloqueciéndome. Está vez quiero ser yo quien lo enloquezca. Así que con toda mi fuerza de voluntad tomo su cabello en mis manos e intento alejarlo de mi pecho, pero gimo fuerte cuando chupa con más fuerza ¡Esto es muy bueno! Alza la vista y muerde. Tiro de su cabello de nuevo.
—Muy...Bueno, pero...Te necesito arriba—logro decir con una voz bastante alterada por la lujuria.
Succiona una última vez y se incorpora, alrededor de mi pecho queda rojizo por su barba. Enarca una ceja hacia mí y mantiene una mano sobre uno de mis pechos acariciando con el pulgar la cima muy fruncida debido a toda la atención que su boca le ha dado.
— ¿Y bien? ¿A qué debo la interrupción?
No respondo, en su lugar recargo su espalda de la pared y lo beso. Siento el rocío de agua venir desde diferentes direcciones, me gusta su ducha. Mordisqueo su labio inferior para luego abrirme paso entre mordiscos, besos y succiones por su barbilla, paso por su cuello y gime cuando muerdo con algo de fuerza. Mis uñas rasguñan su abdomen y mis besos bajan más. Capturo su pezón plano y lo lamo antes de bajar.
Y lo confieso: disfruto de lamer su abdomen y besarlo, disfruto de sentir las protuberancias leves, pero perceptibles, de sus tabletas. Cuando llego debajo de su ombligo y comienzo a arrodillarme, comprende mis intenciones y me observa con los ojos a medio cerrar. Matthew en este momento es la viva imagen de alguien a punto de perderse en mucha pasión y sexo.
Llevo mi mano a su miembro y le sonrío mordiendo mi labio inferior. Él lleva la mano a una de las llaves de la ducha y presiona. El agua deja de caer, está vez yo soy quien enarca una de sus cejas.
—Cuidemos al planeta—sonríe con picardía.
—Eso o quieres verlo todo sin ninguna capa de agua empañándote la vista.
—Ese también podría ser un buen punto para justificarme.
Aprieto mi agarre y gime, sonrío encantada porque me gusta tener dominio justo en este momento. He dado sexo oral diversas veces en mi vida y a varios hombres. Cada experiencia fue diferente a otra, cada persona es distinta. Con unos fue bueno y entretenido, con otros solo me detuve y busqué otras maneras de jugar. Pero estoy muy segura que con Matthew esto será todo un disfrute porque lo deseo de todas las maneras posibles.
Observo mi mano cubrirlo sin querer despegar la vista cuando mi mano sube y baja, y luego lo observo a él cuando bajo mi cabeza y comienzo a darle placer con mi boca. Matthew gime, se queja y masculla palabras bastantes elocuentes mientras sus manos se enredan en mi cabello húmedo en búsqueda de que le dé mucho más. Puedo darle más.
Me propongo volverlo loco y por los sonidos, los empujes de sus caderas, lo tenso que está y sus manos en mi cabello, intuyo que lo estoy logrando. Todo esto me enciende mucho, mientras él me observa y cuando mi mano libre baja por mi vientre llegando mucho más abajo en busca de aplacar mis propias ansias, Matthew maldice y solo un poco después tiembla mientras consigue un orgasmo.
Bueno, Matthew al parecer no fue un amable hombre de darme la señal de alejarme, supongo que estaba lo suficiente perdido, por lo que trago, no es que ame hacerlo, pero es tragarlo o mi rostro. Y no gracias, no quiero una limpieza de cutis a base de semen. También consigo mi orgasmo y él me da una sonrisa lenta antes de ayudarme a poner de pie.
Retira mechones húmedos de mi rostro, no estoy segura si están húmedos por la ducha o sudor, y con su pulgar acaricia mi labio inferior. Muerdo su dedo y sacude la cabeza mientras cierra los ojos, luego recarga su frente de la mía.
— ¿Cómo en la vida conseguí tener una novia cómo tú? —susurra.
Creo que la pregunta está mal formulada, porque siento que así como él se siente afortunado de esto, yo me siento afortunada de conocerlo, de lo que sucede entre nosotros. De nuestra relación.
Beso su barbilla y luego acaricio su barba, creo que me encanta acariciarla.
—Me gusta tu barba.
—Creo que lo noto.
—Y me gusta cómo se siente. Es poca, pero hace lo suyo.
Ríe y abre la ducha de nuevo antes de tirar de mi cuerpo debajo del agua, doy un pequeño grito y él realmente da un azote en mi trasero. Entrecierro mis ojos hacia él.
—No golpees mi culo.
—Vamos a limpiarte.
—Yo quiero seguir ensuciándome.
Me mira fijamente y luego me gira. Deja mis manos sobre la pared y de nuevo cierra la ducha.
— ¿Salvando el planeta?
—No. Solo quiero prepararme para saborearte y luego tomarte así—volteo a verlo y se encoge de hombros— ¿No dijiste que querías ensuciarte?
—No te haces de rogar.
Su mano acaricia mi columna vertebral y mi piel se eriza mientras me estremezco bajo la caricia. Deja un beso sobre mi hombro y luego muerde.
—No necesito mentirme cuando sé lo que quiero.
— ¿Y me quieres a mí?
—Solo a ti, musa.
Holaaaaaa, aquí otro capítulo. Les anuncio que estamos ya en una recta que nos acerca hacia un final...No digo que suceda pronto, pero vamos llegando ahí, las historias de esta saga no serán muy largas realmente.
Hoy el resumen está más corto:
1.Dante y Eli :( puedo comprender cómo se sienten ambos.
2.Edgar y Eli ¿Qué esperan? ¿Qué opinan?
3.Es muy necesario mencionar a Matthew llevando short y sudado.
4. Conversación del grupo de WhatsApp del que soy miembro, de hecho soy una de las administradoras de ese grupo de mujeres xD
5. Melise incendiando wattpad.
Capítulo dedicado a @Lushy2 tienes a una amiga excelente que hace muchoooo me dijo que estuviste de cumpleaños, sé que llego bastante tarde pero nunca se es tarde y de todo corazón el hada espera que hayas tenido un cumpleaños genial. Gracias por todo el apoyo.
Espero les guste.
Un beso.
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