Capítulo Treinta y Seis: Perdiendo la esperanza



Capítulo treinta y seis: Perdiendo la esperanza.

Elise.



4 de octubre, 2015.

Kennedy se niega a hablar conmigo. Karla lo intenta una y otra vez, pero él no cede. El programa sigue en repeticiones y estoy temiendo que estamos a tan solo unos pasos de ser cancelados.

Recibí un correo de la madre de Matthew, he pasado a la lista de persona no grata para ella y no puedo culparla cuando ella cree que soy la culpable del dolor de su único hijo.

Y cada maldito minuto recuerdo mi encuentro con Matthew. La distancia, las palabras impersonales y ese tiempo que me pidió. Más tiempo del que puedo querer para solucionar esto. Temo tanto que simplemente se nos haga tarde, que simplemente se rinda y decida dejar de creer en mí.

Aumento la velocidad de mi caminadora hasta trotar. Mi mente es un caos, hacer ejercicio me ayuda un poco, pero mi vida ha perdido su constante equilibrio y por primera vez, en muchos años, me siento perdida.

Uso la máquina hasta que mis músculos protestan, hasta que siento mis piernas como gelatinas y estoy jadeando por aire. Tomo agua y luego presiono la botella contra mi frente mientras cierro mis ojos.

Por favor, no quiero sentirme más así.

Limpio mi rostro con mi toalla y le hago señas a Breana, que se encuentra haciendo sentadillas, para que sepa que estoy fuera. Quiero irme a mi casa y acurrucarme, pero sé que no puedo dormirme, necesito encontrar solución a mis problemas, no huir de ellos.

Camino hasta los vestidores y desbloqueo mi casillero, saco mi celular y noto con sorpresa las múltiples llamadas perdidas de Edgar. De inmediato le devuelvo la llamada, porque no es que ahora que lo estamos intentando nos llamemos de manera tan insistente. Algo tiene que estar sucediendo.

—Elise—jadea— ¿Dónde mierda estás metida?

Casi esperé y rogué nunca más tener que escucharlo hablarme así, es un poco decepcionante e hiriente.

—Tengo una vida que...

—Hope ha escapado.

— ¡¿Qué?!

—Escapo en la medianoche y no está en ningún lugar cercano de la institución. Las autoridades están buscándola y... ¡Mierda! ella está desaparecida, Elise. No la encuentran.

—Oh, Dios mío—mis manos tiemblan—. Voy ya mismo para la institución, no pueden solo perderla de vista y...

—Te espero aquí.

Saco mi bolso y tomo una camisa para cubrir mi top corto, ni siquiera pienso en mi piel incomoda por el sudor. Mis manos tiemblan y mi mente trabaja rápidamente por imploraciones de que mi hermana menor esté bien y la encontremos a salvo. Escribo rápidamente un mensaje a Breana para que lo lea en cuanto venga a ducharse y cambiarse. Salgo de prisa y ni siquiera pienso en los límites de velocidad cuando conduzco a toda prisa para llegar a encontrarme con Edgar.

***

5 de octubre, 2015.

Edgar a está a instantes de quebrarse a llorar. Han pasado poco más de veinticuatro horas y no sabemos nada de Hope. Solo un vídeo de la institución que muestra cómo escapó. Estoy terriblemente asustada y preocupada, solo que finjo muy bien mientras Edgar va perdiéndose cada hora que pasa en la que no sabemos nada.

Lo observo mientras llamo a la casa de papá y afortunadamente, o quizá no, él responde.

—Hola, papá.

—Mi Eli.

— ¿Cómo estás?

—Yo bien ¿Qué tal tú? ¿Sigues llorando por las calles estorbando y fastidiando a los demás?

—No, solo lloro cuando me baño.

—Eso no es gracioso, no quiero que sufras.

—Estoy bien, papá.

Supongo que él detecta algo extraño en mi voz porque no tarda mucho en preguntar qué sucede y odio tener que preguntarme qué debo hacer: decirle o no.

—Tenemos un inconveniente con Hope.

— ¿Qué sucede con tu hermana? ¿Está bien?

Oh, Dios ¿Qué digo? Temo que algo le suceda ante la noticia. Le daré unas horas más y si no tenemos noticias, entonces deberé correr el riesgo de decirle.

—Edgar y yo estamos solucionándolo. Solo quería que lo supieras, en cuanto lo solucionemos, o de no ser así, te aviso ¿De acuerdo? Mantente concentrado, yo te diré.

— ¿Vas a decirme?

—Voy a hacerlo, papá.

—Bien.

Hablo otro poco con él y luego con Amber muy brevemente, hay una pequeña distancia entre nosotras, antes de finalizar la llamada y encontrarme con la mirada alocada de Edgar.

—Dijiste que ella iba a estar bien, me lo aseguraste ¡Y ahora no sabemos dónde está! Ella es solo una niña enferma de las drogas ¡No está bien!

Alzo mis manos y tomo profundas respiraciones mientras levanto mi barbilla.

—Bien, así que jugaremos a quién es el culpable. Cúlpame por querer ayudarla y no solo sobarle la espalda o rascarle el vicio. Cúlpame por hacer lo correcto para ayudarla—mi voz se va alzando y varias de las autoridades de la instutución nos dan breves miradas—. Amo a Hope del mismo modo en el que lo haces tú, del mismo modo en el que te amo a ti.

» ¿Si no la amara cómo crees que hubiese aguantado tanta mierda de su parte? Pagué sus estudios, la vi crecer y le enseñé muchas cosas. Estoy siendo fuerte por ti, porque te estás derrumbando y te apoyas en mí, pero me duele Edgar. Estoy terriblemente asustada y cuestionándome mi decisión, solo quería ayudarla y sé que hice lo correcto, pero me lastima que pienses que todo esto es mi culpa cuando solo quise ayudar, ayudarla. Ayudarnos.

Limpia sus lágrimas y tira de su cabello, luego repentinamente acorta la distancia y por primera vez en años, me da un abrazo tan fuerte que siento que nos mantiene unidos. Mi mejilla descansa contra su pecho mientras me envuelve dentro de sus brazos. No lloro, pero estoy a muy poco de hacerlo, mientras siento a mi hermano apoyarme, transmitirme un amor que antes no me dejó ver.

—Lo siento, lo siento por todo. Solo estoy enloqueciendo. Eres tan fuerte, pero yo no puedo. Hope necesita ser encontrada.

—La encontraremos, Edgar. Lo haremos.

***

7 de octubre, 2015.

No somos nosotros quienes encontramos a Hope.

Ella ni siquiera es encontrada.

Ella busca a papá. Así que en el amanecer del cuarto día de su búsqueda, con apenas un día de haberle dado la noticia a papá, él llama y nos dice que Hope ha tocado su puerta y está dejando que Amber, a quien admitió llamar súper enfermera, la ayude a bañarla y dice que Amber está muy afectada con la situación de cómo está actuando de manera ausente mi hermana.

Edgar y yo nos abrazamos, luego conducimos con rapidez hacia la casa en la que crecimos. Él es el primero en abrazar a Hope, yo en cambio la observo. Notando la palidez en su piel y los moretones que la acompañan, incluso su cabello parece opaco. Quiero tanto llorar por esta muñeca de porcelana que se agrieta.

Le doy un asentimiento a Amber junto a un apretón a su mano en agradecimiento por haberla aseado y más cuando noto que Amber tiene los ojos irritados como si hubiese estado llorando; beso la frente de papá y luego finalmente camino hacia Hope. Parece un animal asustado, pero igualmente aliviado de verme. Ella con pasos inciertos es quien acorta la distancia entre nosotras y me abraza. Su cuerpo se siente tan frágil en mis brazos. Recargo mi mejilla de su cabeza mientras ella solloza.

—Ya, ya, tranquila. Estás en casa, todo estará bien—digo una y otra vez mientras acaricio su espalda.

Cierro mis ojos y agradezco tanto que mi hermana esté bien. Mi alma se siente un poco más ligera.

Amber es enviada a casa por lo que resta de la semana. Decidir qué hacer a continuación no es fácil. Papá quiere mantenerla unos días en casa antes de ingresarla de nuevo en la institución, yo estoy preocupada sobre qué impacto pueda tener eso, Edgar apoya a papá. Entonces Hope habla.

—Yo...Volveré a internarme, pero quiero estar con ustedes primero...Por favor, no sé lo que es tener una familia junta en tanto tiempo—lágrimas caen—. Iré el lunes a ser internada, lo intentaré, pero déjenme estar en casa estos días restantes, es toda la fuerza que necesito.

Llamo al encargado de la institución y aunque parece un poco dudoso, dice que quizá un par de días ayudarán, pero que sin falta el sábado 10 es muy necesario ingresarla. Me comprometo hacerlo y no soy la única, por primera vez desde que mamá murió, toda la familia está de acuerdo.

***

8 de octubre, 2015.

—Kennedy ha accedido a hablar contigo—casi dejo caer mi celular en cuanto Karla me dice esa grandiosa noticia.

— ¿Cómo...?

—El agente de Matthew va a demandarlo, y le hice creer que vas a interceder por él siempre y cuando se reúnan.

—Chantaje.

—Era necesario.

—No estoy quejándome. Finalmente puedo ir en busca de otra pieza del rompecabezas.

Puedo tener todo este problema sucediendo en casa, pero nunca podría olvidar la manera en la que extraño a Matthew, las constantes preguntas de querer saber cómo va la sanación en su mano, en su alma y corazón. No puedo evitar que mi corazón ansíe estar con el suyo.

» ¿Cuándo?

—Sábado.

— ¡Mierda! No estoy disponible hasta después del mediodía, debo ir a llevar a Hope.

— ¿Te parece en la tarde?

—Eso estaría bien y por favor, necesito que vayas conmigo.

—Está bien, Elise. Yo me siento muy culpable sobre ello.

—Solo fuiste un peón más en este juego, no fue tu culpa, Karla.

Hablo otro poco más con ella y finalizo la llamada justo a tiempo para ver a Edgar comer de mi último intento de almuerzo. Su mueca de asco es tan obvia que casi río. Me ve de manera acusatoria.

— ¿Nunca aprendiste a cocinar realmente?

—Aún lo sigo intentando, nunca me rindo.

— ¡Jesús! No creí que pudieras hacerlo peor que antes, pero te has superado.

Sonrío mientras lo veo tomar un jugo e irse. Seguro es un poco como jugar a familia feliz, pero creo que en el fondo los cuatros nos aferramos a estos días juntos porque lo extrañábamos y de alguna forma nos estamos conociendo de nuevo. Es un tanto incómodo convivir juntos de nuevo, pero hay algo esperanzador sobre hacerlo.

Es como ver frente a mis ojos lo que siempre quise luego de que mamá muriera: una familia unida.

***

9 de octubre, 2015.

— ¿Cómo lo haces?

Dejo de revisar mis menciones desde mi Tablet para alzar la vista y encontrar en la puerta de mi antigua habitación a Hope. Lleva un pijama demasiado antiguo, de cuando era una adolescente y vivía en casa, aun así, ella está tan delgada que creo que quizá le queda más holgado.

—Entra.

Como lleva haciéndolo desde que llegó, camina con paso inseguro, como si se tratara de una intrusa que teme dañar todo a su paso. Tengo sentimientos encontrados, porque amo a mi hermana y me duele verla en este estado, pero hay una parte contaminada en mí que se aferra demasiado al hecho de que me lastimó, sé que estaba bajo los efectos de la drogas, pero aun así, me es muy difícil olvidar el miedo que sentí cuando me golpeaba una y otra vez hasta hacerme perder la razón.

Se deja caer en la esquina de mi cama tamaño regular, nada como mi cómoda y enorme cama en mi propia casa, pero hay algo lindo sobre pasar estas últimas noches en la casa en la que crecí y me hice la persona que hoy en día soy.

— ¿Cómo hago qué?

—Lucir tan serena, nada te afecta, ni siquiera cuando trataba tan fuerte de llegar a ti—susurra—. Siempre fuerte, nunca afectada. Es como si un caparazón de acero te envolviera.

Si tan solo supiera...

—No estoy en un caparazón de acero, Hope. También siento y sufro, solo que aprendí a que solo yo puedo resolver mis problemas, no hay un superhéroe o alguien más saliendo a mi rescate porque en cierto modo siempre he tenido que ser yo quien recoja mis pedazos cuando caen—tomo mi Tablet y sacudo mi cabeza—. Ahora miles de personas me odian, no sé si mi novio, o quizá deba decir exnovio, dejó de creer en mí. Soy la traicionera del siglo, no tengo trabajo y no consigo respuestas, pero si yo me derrumbo mis problemas nunca tendrán solución y me dejaré absorber.

»Me prohíbo dejarme caer porque nadie va a atraparme, dependo de mí.

—Nunca fui buena hermana, no sé cómo hacerlo. Te amo, Elise, pero no sé cómo no tener en parte sentimientos negativos hacia ti. No sé cómo no sentir celos y envidia hacia ti cuando tu vida es tan distinta a la mía.

Es doloroso escucharla decir eso, no puedo entenderla, pero suena tan sincera sobre tal declaración que me causa malestar confirmar que realmente ella se siente así sobre mí.

»Cuando pensé que solo podría superarlo el chico que me gustaba se obsesionó contigo, quería que le consiguiera algo contigo, fue tan humillante—mordisquea su labio inferior—. Y luego él se embriagó y mientras estaba conmigo, él me llamó por tu nombre, ni siquiera tú y yo nos parecemos físicamente, y aun así él quiso llamarme por tu nombre.

—Oh, Hope...

—No sabes lo que se siente ser una sombra, sí, trabajaste por todo esto, pero nunca me he sentido suficiente. Nunca he sido suficiente. Pensé que era buena en ballet y mi instructora se ha encargado de hacerme ver todos mis defectos, de decirme que hay muchas mejores que yo, que no soy nada especial. Y tantas personas que se suponen eran mis amigas esperando y deseándome el mal para sacarme del camino. Es horrible; es horrible y doloroso ser yo.

»Es horrible despertar y ver mis fracasos en un espejo. Es horrible mirarme, no soy nada. No soy nadie.

Sus palabras me llevan a esa conversación con Matthew hace no mucho tiempo, cuando me dio toda su confianza y me contó su historia, aquella fase de su vida en la que no poseía ninguna clase de amor propio. Pensar en ello solo hace que la tristeza en mí crezca, porque es esa historia, su malestar, de lo que aún se habla en las redes sociales. Las personas solo siguen hablando de ello e incluso indagan por mucho más.

La revista ha intentado contactarme de nuevo con la esperanza de que yo quiera y tenga mucho más que contar. Aun cuando no lo hice, me siento como una traicionera.

Sacudo mi cabeza porque en este momento mi hermana necesita que alguien le recuerde que todos somos importantes en este mundo. Tomo su mano y entrelazo nuestros dedos.

—Seguramente mis palabras para ti se sentirán vacías, decidirás no creerlas, pero tú vales Hope. Eres una bailarina excelente, siempre habrá alguna persona que se destaque un poco más que nosotros en nuestras áreas de desempeño, pero eso no quiere decir que nosotros no seamos buenos. Eres alguien, eres Hope Elena Smith y eres valiosa.

»Conozco a alguien que hace mucho tiempo se sintió como tú y aun cuando sus decisiones no fueron las mejores, él aprendió a salir adelante y descubrió la grandiosa persona que es.

— ¿Y él es feliz ahora? —me mira expectante de una respuesta. Trago.

Lo era hasta que en televisión en vivo y una revista su novia lo traicionó y expuso al mundo.

—Él sabe lo mucho que vale.

—Él es valiente entonces.

—Tú también puedes serlo.

—No lo entiendes. Mi cabeza es miseria. En mi mente no hay nada bueno—aprieta mis dedos—. Tengo miedo de mí, no de lo que puedo hacerme, temo de lo que le hago a los demás. Yo no pienso, cuando yo deseo tanto, pero tanto un poco más no puedo pensar. No distingo de lo que es bueno o malo, mira lo que te hice y temo todos los días de lo próximo que puedo hacer.

»No tienes idea de lo difícil que es desear algo que no van a darte, es un dolor que siente que te desgarra a pedazos. Es tu cuerpo pidiéndolo, ansiándolo, tu mente traicionándote y volviéndote loca para que consigas más. Todas las opciones parecen correctas, incluso las inmorales. No importa si debes vender tu cuerpo, humillarte o lastimar, solo importa tener la próxima probada. Yo soy un monstruo, Elise, uno horrible que lastimará a todos a su paso.

—No, vas a estar bien, Hope. Ven, acuéstate un rato.

Sube y se acuesta, la sigo sentándome a su lado. Su mano está temblando, sé que su cuerpo comienza a ansiar droga, debe estar a poco de quedar dormida, le han estado suministrando relajantes. Acaricio su cabello y se sobresalta, pero luego se relaja y suspira.

—Las estrellas siguen en el techo.

—Lo sé, me encantan cuando paso los fines de semana aquí, me recuerdan a nuestra niñez.

—Supongo que podría haber aceptado ponerlas en tu casa, no me parecía infantil, solo tenía tanto rechazo hacia ti.

—Lo supuse, igual no lo hice.

—Deberías hacerlo si te gusta.

—Lo pensaré. Quizá cuando estés bien, puedas ayudarme.

—Quizá, pero igual no esperes por mí.

Mi celular vibra a un lado de la cama y leo el corto mensaje de Derek diciéndole que él y Breana pasaron por mi casa a alimentar a mis peces, le agradezco y continúo en silencio acariciando el cabello de Hope. Finalmente ella se queda dormida.

Tengo sed, así que con cuidado salgo de la cama y de mi habitación, pero me detengo cuando paso frente a la habitación de papá. Él está sentado en su cama y llora de manera desconsolada. No lo pienso mucho cuando entro.

—Papá...

—He fallado tanto, Elise. Mi hija está rota.

Me dejo caer frente a él y noto el sudor en su frente, sus mejillas están demasiado sonrojadas y mientras llora su respiración es una mierda. Llevo mis dedos a su muñeca en busca de su pulso y está alocado. Mierda.

—Papá, iré por agua. Por favor trata de calmarte—hablo lo más calmada que puedo porque hace mucho tiempo no tenía una de esas crisis y la última vez fue hace un par de años cuando terminó una noche en el hospital a pocos instantes de un infarto con una presión arterial demasiado alta.

Salgo corriendo de la habitación y camino hasta la cocina, me encuentro con Edgar leyendo algún comics.

— ¿Qué sucede?

—Ve al baño y toma el tensiómetro. Creo que papá está teniendo un problema de tensión.

Me sorprende la rapidez con la que se mueve. Saco un vaso de agua y busco la vainilla rápidamente, dejo caer unas cuantas gotas, no sé si son suficientes. Busco un diente de ajo y corro de nuevo hacia su habitación. Él se tomó sus medicamentos, eso lo recuerdo.

Cuando llego reúno todas las almohadas debajo de su cabeza y lo obligo a acostarse porque necesita mantener la cabeza alta y los pies bajos, puedo recordar eso.

—Toma esta agua, por favor.

Él continúa llorando fuertemente y mi mano tiembla. Por favor, que no sea una de esas crisis, por favor.

Lo obligo y ayudo a beber del agua, no consigo que deje el diente de ajo debajo de su lengua. Edgar aparece con el tensiómetro. En un principio no consigo que mida su tensión, él se mueve demasiado y yo comienzo a ver borroso porque estoy terriblemente asustada.

— ¿Qué sucede, Elise? ¿Por qué no logra medir su tensión?

No respondo y continúo intentándolo, comienzo a sudar mientras el llanto de papá se vuelve más bajo. Por favor, por favor.

» ¡Papá! —grita Edgar y alzo la vista para ver los ojos de papá irse hacia atrás mientras pierde el conocimiento.

— ¡Llama al médico, ahora! —grito.

Oh, Dios, papá, por favor no hagas esto. No nos hagas esto.

***

10 de octubre, 2015.



«Estamos dejando a Hope, apenas termine estaré ahí»




Envío el mensaje a Karla, finalmente hoy estaré hablando con Kennedy, quizá él sea quién pueda con la información que posee terminar de aclarar todo el problema que me separó de Matthew.

Matthew.

Le echo tanto de menos. Sé que nuestra relación no ha sido larga y que de hecho hasta julio fue que nos conocimos personalmente, pero aquí el tiempo no me importa, para mí vale más los sentimientos que tengo por él que lo que el tiempo pueda decirme.

Nadie puede decirle a otro en qué tiempo enamorarse, amar y entregarse a alguien. Los seres humanos no funcionamos iguales.

Mi celular vibra en mi mano y una parte de mí, absurda y esperanzada, honestamente espera que se trate de Matthew, porque estoy tan asustada de la idea de perderlo que aún me aferro a que el tiempo que me pidió no será un para siempre o un final para nosotros.

Sin embargo, el que no sea Matthew no hace que me interese menos por el mensaje de Edgar diciéndome que papá en pocas horas estará listo para ser dado de alta. Luego de que esta madrugada fuera ingresado de emergencia ante lo que pudo haber sido más que un susto si no hubiésemos actuado rápido.

Edgar está con papá, secretamente creo que no se siente con fuerzas para una vez más dejar a Hope aquí, por eso soy yo la que camina ahora hacia su habitación para despedirse. No la encuentro.

— ¿Hope?

La habitación no es amplia por lo que no hay lugar en esta habitación en donde pueda esconderse, me giro y una de los especialistas viene llegando y frunce el ceño.

— ¿Dónde está la interna?

—Ella estaba aquí...Yo salí apenas por unos minutos...

Paso por su lado y miro hacia los pasillos ¿Cómo pasó de mí? ¿Cómo nos hace esto? ¿Piensa escapar de nuevo cuando nos prometió intentarlo? Me acerco a las personas que veo, ya sean trabajadores o personas internadas, pregunto por mi hermana y solo uno asegura haberla visto.

Comienzo a sentir pánico, angustia y culpa por haberme descuidado solo unos segundos. Escucho una conmoción y personas corriendo hacia algún lugar, por instinto los sigo. Estoy detrás de todas esas personas hasta que estamos en la entrada de las instalaciones.

—Oh, Dios mío—la persona frente a mí se persigna con la vista arriba.

Alzo mi vista siguiendo la suya. Parpadeo varias veces antes de entender lo que sucede. Trago.

—Hope—susurro. Hay una pequeña multitud afuera viendo a mi hermana en la planta más alta, piso seis, de pie sobre el muro de una de las ventanas— ¡Hope!

Trato de empujar a todos los espectadores mientras un miedo que nunca había sentido se instala en mi estómago. Un par de personas parecen reconocerme y susurran mi nombre junto a «InfoNews». Los latidos de mi corazón son ensordecedores, todo lo que puedo ver es a mi hermana a un paso del abismo. A mi hermana con unas claras intenciones: quitarse la vida.

— ¡Hope! —Grito con todas mis fuerzas empujando a las personas, no sé si me escucha—. Oh, Dios mío, no lo hagas. Por favor que no lo haga. ¡Hope!

Estoy a poco de llegar al frente donde ella podrá verme y entrar en razón, podemos lograrlo. Grito lo más fuerte que puedo su nombre y creo que me escucha, pero luego ve detrás de ella. Me paralizo porque vuelve su vista al frente, cierra sus ojos y luego da un paso hacia adelante.

Creo que me congelo. No escucho nada a mí alrededor y todo lo que puedo hacer es verla a ella. A mi hermana.

Creo que estoy aturdida.

Entumecida.

Paralizada.

Sacudo mi cabeza viendo alrededor la mortificación de las personas. Algunos volteando, gritando, murmurando. Alzo la vista donde Hope ya no está y cuando la bajo al frente, caigo en cuenta de lo que acaba de suceder.

Quito a las personas frente a mí con la vista en un solo punto. Mis piernas tiemblan y mi vista comienza a hacerse borrosa, pero aun así puedo ver carmesí alrededor de su cuerpo. Miembros en ángulos extraños, ojos entrecerrados, rostro agrietado y sangre saliendo de su cuerpo.

Jadeo y cuando abro mi boca suelto el grito más desgarrador que he dado alguna vez. Mi garganta duele por la manera en la que grito una y otra vez mientras la veo yacer ahí sin vida.

Hope se ha suicidado. Mi hermana se quitó la vida.

Mis manos temblorosas van a mi cabeza mientras grito y siento la humedad descender por mi rostro. El dolor es indescriptible, la impresión. No puedo dejar de gritar mientras llevo una mano a mi pecho donde siento que están sacando mi corazón. Tiro de mi cabello y grito más y más.

Las piernas me fallan, pero logro llegar hasta ella los pocos pasos que me faltan, me arrodillo y mis rodillas se empapan de su sangre. No puedo tocarla, no puedo tocarla. Grito, grito y la llamo.

No luce como ella. La vi saltar, pero no puede ser ella. No puede ser esta muñeca rota irreconocible. Este cuerpo magullado sin vida.

Hope se suicidó.

— ¿Qué hiciste, Hope? ¿Qué hiciste? —mi voz es ronca y me quiebro a llorar de nuevo.

Me gustaría tocarla, abrazarla, pero mis brazos se sienten paralizados ante la idea. Siento que estoy durmiendo y esta es una extraña pesadilla, pienso en la pequeña niña siempre corriendo detrás de mí, en la adolescente soñando con ser bailarina, en la medianamente adulta que se alejaba de mí y me hacía daño adrede, en la mujer dispuesta a arreglar su vida con la que hablé ayer.

» ¿Por qué nos hiciste esto? —grito cerrando mis manos en puños mientras los sollozos parecen que van a destruirme. Siento que mi corazón está siendo apretado por un puño de fuego. Duele demasiado— ¡Maldita sea, Hope! ¡Hope, por favor! ¿Por qué?

Las personas a mi alrededor hablan, escucho sirenas sonar, alguna persona está hablándome y otro me insta a levantarme. Pero no puedo, siento que me he derrumbado aquí, frente al cuerpo sin vida de mi hermana.

No tengo palabras.

Solo tengo lágrimas, sollozos y gritos. Mi voz se quiebra, mi cuerpo tiembla y todo es tan caótico. Hay cámaras, hay murmullos y todo lo que puedo pensar es en esa imagen.

La imagen que siempre va a acompañarme.

La imagen de Hope cayendo en el vacío antes de que su cuerpo impactara con el concreto del suelo e hiciera el sonido más horribles de ruptura mientras su cuerpo quedaba en ángulos extraños y sangre se propagaba. Es la imagen que viene una y otra vez a mi cabeza.

—Oh, Dios, esto ha sucedido. Ha sucedido—mi voz es quebradiza. Me balanceo de adelante hacia atrás sin dejar de ver su cuerpo. Sus ojos a medio abrir, la mirada vacía, las gritas en sus mejillas y venas marcadas. Mi hermana se quitó la vida cuando pensé que iba a luchar por vivir una vida mejor.

Hope se quitó la vida y no estuve a tiempo para salvarla.

Solo unos minutos, me di la vuelta unos pocos minutos y ella escapó de mis manos. Ahora ella está muerta.

No la ayudé a tiempo.

—Hope, nena, ¿Por qué? Había solución—susurro sin dejar de balancearme.

Llevo de nuevo una mano a mi pecho mientras lloro y dejo que la culpa me embargue junto al dolor, la incredulidad y el terror de lo que ha sucedido. Alguien me ayuda a ponerme de pie y me aferro a la camisa del hombre que habla.

Tengo demasiados sentimientos, estoy sintiendo demasiadas emociones. Ira, dolor, miedo, angustia, tristeza, incredulidad... Estoy sintiendo tanto, que creo que estoy siendo destruida de adentro hacia afuera.

— ¿Señorita?

Asiento con mi cabeza un par de veces sin saber qué me dice y luego me desvanezco en sus brazos. Pierdo el conocimiento.





Un minuto de silencio para hacerle saber a Elise que nuestros corazones están con ella...

La verdad es que eso sí que debió ser impresionante para ella de ver y presenciar D: Uno puede odiar, amar, despreciar o lo que sea a Hope, pero siempre seré partidaria de que uno nunca logrará a comprender cuánto dolor sentía esa persona para sentirse tan arrinconado a una decisión tan drástica. No sé, prefiero no juzgar porque en tema de dolor creo que el ser humano solo puede comprender el que siente en si mismo, pero nunca podrá sentir lo que siente alguien más. No todos sentimos igual.

El hada me dice que sería muy cruel dedicarle este capítulo a alguien, así que bajo un escalón de maldad para mejor dedicarselo a todos los newers :p

A pesar de todo, espero les guste.

Un beso.

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