Capítulo Cuarenta y Tres: Distintos finales felices (Penúltimo)




           

Capítulo cuarenta y tres: Distintos finales felices.

19 de diciembre, 2015.





"Él notaba el cambio, podía sentirlo y aun así le aterraba tanto. Eloise no era una mujer cualquiera, verla en aquel encuentro le hizo ver que lo que comenzó a desarrollarse mediante intercambio de palabras, solo, se fortaleció con un vistazo al brillo de una mirada que prometía fuego e incógnitas, cuyas respuestas él quería encontrar.

Mattheo se dio cuenta que podría correr, podría darse la vuelta e incluso ocultarse. Pero lo había encontrado, no importa a donde fuera, a partir de ahora: Eloise nunca saldría de su mente, y se temía que el pronóstico era que tampoco saldría en su corazón, porque lo sabía. Él lo sabía.

Se estaba enamorando, duro y fuerte, de quién pensó solo sería una historia cualquiera, pero la realidad era evidente: ella era su historia."





Hago una pausa y dejo el manuscrito sobre la mesa. No he llegado ni a la mitad, pero estas palabras ¿Era cómo Matthew se sentía desde un principio? Desde antes de incluso estar juntos. Ha sido revelador leer a su personaje con su lucha interna entre querer hacer lo correcto (aun cuando no hay ningún personaje referente a Nicole, pues Mattheo es un hombre soltero), supo cómo encontrar un elemento que representara esa lucha interna que tuvo cuando estaba con ella.

Con la cantidad de tiempo libre que he tenido, he podido dedicarme a leer el borrador, y él me ha escrito. Matthew cada día envía al menos un correo, no he respondido ninguno. Me he dedicado a leer nuestra historia ligada con la ficción.

Y sí que me está cerrando la boca, porque Matthew en sus líneas demuestra el toque distintivo en su escritura, pero revela una pasión y entrega que no vi en ninguno de los dos libros que leí, en el pasado, de él. Te hace sentir cada línea, te engancha y simplemente no puedes parar.

A Matthew Williams el romance no le queda grande, él supo adueñarse y darme una historia de amor.

***

22 de diciembre, 2015.

Así que decorar mi casa para navidad se vuelve mi misión de vida esta noche. En casa de papá, aun cuando en un principio estuvo reacio, Amber y yo logramos animarlo a poner un poco de decoraciones navideñas. En realidad, Amber hizo casi todo porque yo estaba más enfocada en fastidiar a papá para hacerlo reír. Fue agradable y me sirvió para darme cuenta de que Amber se ha vuelto más que la enfermera y cuidadora de papá, ella es parte de nuestra pequeña familia. Incluso Edgar apareció en casa y cocinó, lo hace mucho mejor que yo.

Recojo mi cabello en una cola alta y veo la exagerada cantidad de adornos de navidad que he conseguido. Suelo hacer decoraciones sosas, pero este año quiero algo diferente, algo grande que me dé espíritu de navidad y llene mi casa de colores, además, este año papá vendrá a mi casa y Rayan aceptó venir con Summer a celebrar las fiestas conmigo. Tener una niña tan llena de vida como Summer llenará mi casa de alegría.

Mi Tablet suena con una nueva notificación y estoy ansiosa como asustada porque sé que se trata de un nuevo correo. Y sé que se trata de Matthew.





Asunto: Adelanto de navidad.

"Sé que usted se dirá ¿Y hasta cuándo es que este escritor será un grano en el culo?

Fácil mi querida Elise: hasta que usted se dé por vencida en la lucha de voluntades o simplemente se atreva a decirme «basta», porque hasta que no tengamos un verdadero cierre la historia no termina.

Pero esa no es la razón de mi correo, está vez mis razones se remiten a un deseo de hacerle llegar por adelanto su regalo de navidad. No pretendo que sea especial o marque su vida, pero espero que al menos sea capaz de generar una de esas preciosas sonrisas que solo usted sabe dibujar en su rostro, de esas que con esmero me empeñé en plasmar en Eloise (no puede seguir mintiéndose y negándose a admitir lo que siempre se supo: usted es mi Eloise).

Así que espero y mi regalo al menos le otorgue una pizca de felicidad, eso es todo lo que pido. Es todo lo que quiero.

Con amor, Matthew Williams"





¿Y el regalo? ¿Dónde está el regalo adelantado?

¡Pero menuda estafa me hace el escritor!  Estoy muy tentada a responderle, pero la verdad es que desde mi cumpleaños no he respondido ninguno, incluso cuando han existido más de uno a los que he querido responder.

Aún no termino de leer el borrador, me queda poco menos de ochenta páginas, soy lenta leyendo libros y sin embargo este ha sido el que más rápido me he dedicado a leer. Creo que no le respondo por miedo a dejarme llevar. Quiero cerrar esto habiendo terminado de leer la historia de Mattheo y Eloise.

— ¿En dónde está mi regalo?

Creo que tampoco tengo permitido quejarme si tomamos en cuenta que yo no tengo ningún regalo para él, que ni siquiera me esforcé en pensarlo. Hay una vocecilla en mi cabeza haciéndome sentir culpable ante el hecho de que Matthew se está esforzando mucho por un nosotros que yo me empeño en bloquear.

Sé que quiero mi vida antes de Matthew, la vida que  era tranquila, poderosa y controlada. Yo no era infeliz, disfrutaba. Pero también sé que mi vida después de Matthew ha sido un torbellino donde compartimos muchas cosas en un tiempo corto en el cual todo fue apasionado, rápido, intenso y no planeado.

Sí, han sucedido cosas feas, pero todos tienen razón cuando dice que no todo puede ser miel sobre rosas ¿Qué derecho tengo a tener un verdadero amor si solo acepto las partes buenas? Antes no solía ser de asustarme, pero ahora estoy tan aterrada de sentir más dolor, es como estar paralizada. Sé que debería arriesgarme, pero también sé lo bueno y tranquilo que es la comodidad.

Dejo la Tablet sobre la mesita frente a mi sofá y suspiro. Tomo una de las cajas con adornos y comienzo la tarea de decorar mi hogar. Pongo un poco de música, porque soy bien afortunada y Brody me ha regalado el EP de seis canciones que está promocionando la discografía con el fin de probar el mercado. Él es bueno, yo sé que le irá muy bien y que cuando InfoNews regrese en enero, lo anotaré en mi lista de invitados. Fui su primera entrevista y me gustaría hacerle otra.

Como el EP consiste solo en seis canciones, programo que se repitan mientras tarareo, seguramente en cualquier momento me aprenderé las canciones. Es un poco aburrido hacer esto sola, pero me he dado cuenta que necesito de mi espacio, las personas no pueden solo estar a mi alrededor como si yo fuese frágil. Personas en el mundo pasan por situaciones mucho peor y aun así se levantan. Soy fuerte y estoy de pie.

Abro un paquete de Doritos sabiendo que mañana me arrepentiré, pero lo disfruto junto a una gaseosa y me pienso que quizá después pueda ir por el helado. No va tan mal esto de la decoración, pero entonces el timbre de mi casa suena sobresaltándome.

Bueno, sé que dije que podía decorar sola, pero llevo un poco menos de la mitad y se acepta ayuda de los corazones bondadosos. Veo rápidamente la hora en mi Tablet: seis de la tarde. Supongo que el tiempo a veces, siempre, pasa un poco rápido.

El timbre suena de nuevo y abro la puerta con rapidez sobresaltando a la persona del otro lado. Tomo una respiración profunda mientras él me da una pequeña sonrisa.

—Hola, señorita Smith.

Mi mano se aprieta en la manilla de la puerta porque su voz tiene el mismo impacto que tuvo en mí la primera vez que fue al estudio a confrontarme y prometer darme la mejor historia de romance. Su cabello de nuevo va del mismo largo que cuando lo conocí, con muchas ondas y enroscado en las puntas. Sus ojos no se ven triste y está tan en forma como lo estuvo antes, ni siquiera lleva su mano vendada. Trae un abrigo que se ve de marca y que lo protege del frío; y él también se dedica a observarme. Trato de recordar qué se supone que estoy llevando: un short de jean, una camisa holgada y medias, pero de igual forma tener la puerta abierta hace que el frío cale hondo en mi piel.

—Hola, Matthew—termino por decir y su sonrisa se hace más amplia.

— ¿Puedo pasar? Hace mucho frío.

No creo que sea conveniente para mí, pero tiene razón, hace frío y él ya está aquí. Algo me dice que él sabía muy bien lo que hacía y sabía que yo no iba a dejarlo pasando frío en la calle. Astuto ¿Pero cuando no lo ha sido?

—No te dejaré congelarte las pelotas.

—Porque te importan demasiado mis pelotas—responde y tengo que luchar con fuerza contra la sonrisa mientras todo lo que hago es rodar mis ojos—. Solo espera un momento, iré por algo.

—Te esperaré adentro, cierra bien la puerta al entrar.

Giro y me ordeno estar serena, mis hormonas son un caos y mi corazón ni se diga. La puerta se cierra y respiro hondo. Estoy en un lugar cerrado con Matthew, a solas, luego de tanto tiempo. De alguna manera en el pasado he sobrevivido a ocho meses sin sexo, pero en este momento es como si ansiara cualquier cercanía de nuestras pieles.

No escucho sus pasos porque no tengo súper oídos y es por ello por lo que me sobresalto cuando siento su aliento en contra de mi oreja.

—Tengo un regalo para ti.

Automáticamente sonrío aun cuando él no puede verme.

—Algo de eso leí.

—Así que yo estaba en lo cierto; lees mis correos, pero no los respondes ¿Qué sucede? Ni siquiera en nuestro momento tenso de guerra me dejabas sin respuestas.

—Las cosas son diferentes ahora.

—Porque nos amamos—sentencia. Luego su mano aparece frente a mí con una caja transparente con un montón de hoyos en la tapa y que contiene un poco de agua. La tomo impresionada cuando quito la tapa y veo la pequeña isla en donde una tortuga reposa—. No son peces, pero yo sé que lo harás de maravilla con esta pequeña tortuga.

Estoy sin palabras. La verdad es que desde que mis peces se dieron de baja no me interesé en conseguir reemplazo o algún otro tipo de mascota, ni siquiera sabía que me gustaba la idea hasta ahora que tengo una tortuga en una isla transparente. Matthew me rodea hasta estar frente a mí, se saca el abrigo y lo deja sobre el sofá. Pasa una mano por su cabello, la derecha, la izquierda aún tiene un poco de dificultades.

»Estoy seguro de que lo harás bien, no es algo grande como un cachorro y no es tan pequeño como un pez, pero es un comienzo para que veas lo capaz que eres de cuidar de otro ser vivo. Me tomé la libertad de ponerle nombre a tu regalo.

— ¿Cómo se llama? Mis peces solo se llamaban por número y ni siquiera los diferenciaba—estiro mi dedo tocando el caparazón de la tortura que se esconde, sonrío.

—Se llama Dreams. Me pareció un nombre adecuado para tu mascota.

—No lo hubiese pensando. Hola, Dreams, prometo hacer todo lo que esté en mis manos por ser una buena cuidadora—alzo la vista hacia Matthew—. Gracias, no tenías que hacerlo.

—Pero yo quería.

Y yo no tengo nada para darle. Él observa alrededor notando mi desastre en proceso de decoración. Camino hacia el lugar donde solía estar mi pecera y lo escucho decirme cómo debo alimentar a mi nueva amiga. Me giro y sigue observando alrededor.

—Estoy decorando, quiero muchas cosas de navidad en mi casa.

—Lo noto—sonríe—. Es como si hubieses robado los adornos de un centro comercial.

—Solo fui y asalté las tiendas.

—Creíble—sonríe— ¿Necesitas ayuda?

—Uhm, creo que puedo sola.

—Verás, Elise. Te acabo de dar un regalo y no he recibido nada a cambio—mis mejillas se sonrojan ante la vergüenza de la verdad de su declaración—. Lo sé, es vergonzoso ser quien queda con las manos vacías, me pasó una vez en navidad, pero te ofrezco una solución.

»El regalo que yo quiero es que me permitas pasar estos minutos contigo y te ayude a ordenar todo este desastre. Déjame construir la navidad contigo.

Lo observo fijamente y es como ver una cortina deslizarse que me hace cuestionarme ¿Por qué me niego a que estemos juntos? ¿Por qué me castigo?

—Pero yo pongo la estrella de mi árbol de navidad—termino por decir.

—Concedido, yo te ayudo a llegar a ella— arremanga su camisa hasta sus antebrazos y yo observo el movimiento.

—Ten cuidado con tu mano.

—Elise, voy a terapia, está bien. Moverla me ayudará, aunque hay un ejercicio con el índice y pulgar que me ayudaría a ser más ágil—sonríe de costado y entrecierro mis ojos.

—No hables de sexo.

—Yo no dije nada de sexo, creo que estás sensible.

—Ya, claro. Solo cuida de tu mano, por favor.

Tomo una caja de adornos y le digo que me siga hacia mis ventanas frontales. Le doy indicaciones de lo que quiero y me enloquece que todo lo que hace es sonreír mientras me escucha. En un principio trabajamos en silencio, hasta que él habla.

—Así que...

— ¿Qué?

— ¿Cómo lo llevas?

— ¿El qué? —me alzo sobre las puntas de mi pies para alcanzar a donde quiero.

—La abstinencia. Antes podía vivir sin el sexo, no era importante. Pero ahora solo pienso en nosotros y cuánto lo extraño.

Me paralizo y luego caigo en mis pies para voltear a verlo, está sonriendo. Sacudo mi cabeza.

— ¿Cuándo aprendiste a jugar sucio?

—En el amor todo se vale. No has respondido a mi pregunta.

—Sí, extraño el sexo.

—Conmigo.

—Pero no es en lo que enfoco mis pensamientos.

Nos movemos hacia el lugar donde pretendo instalar mi árbol de navidad y comenzamos a con la tarea de armarlo porque es artificial, de esa manera me evito ir por uno cada año, porque yo sé que lo olvidaría.

— ¿Has leído mi borrador?

—Soy una lectora lenta, pero he estado leyéndolo.

— ¿Y? —pregunta luego de un silencio.

—Debes esperar a que lo termine.

Continuamos con el árbol de navidad, admito que decorarlo junto a Matthew se siente bien y es divertido. Por alguna razón él hoy parece ser el señor de las preguntas y sonríe tanto que es difícil no sonreírle de regreso.

Mi casa poco a poco se torna a colorida y se escuchan nuestras risas, extrañamente nos mantenemos conversando. Él me cuenta de sus terapias, el cómo todo el desastre le hizo publicidad y si antes sus libros volaban ahora desaparecen en segundos. Sonrío cuando me dice que no dejan de llegarle invitaciones de entrevistas y me divierte escuchar que las ha rechazado tal como lo hizo conmigo, aunque le hago asegurarme que no haya sido grosero como lo fue conmigo.

— ¿Qué hay de ti? ¿Cómo va todo lo del trabajo?

—Lo sabes todo porque Breana te lo dijo.

—Pero me encantaría escucharlo de ti.

—Empezamos en enero y estoy muy entusiasmada. Adelaide se unirá a nosotros un par de veces por semana y hay un chico nuevo que pronto conoceremos. Estamos todos muy entusiasmados, el programa me ha hecho mucha falta.

—Apuesto a que todos extrañan verte en sus televisores.

—Sí, solo imagina a todos esos tipos que se masturbaban mientras me veían, los he dejado sin material—comento y él abre la boca, río.

— ¿Estás de broma, verdad?

—Bueno, eso espero, no quiero pensar en que eso sea siquiera posible.

—Sí, yo tampoco quiero pensar en extraños haciendo sus cosas con la imagen de mi novia.

Ni siquiera pierdo tiempo en corregirlo mientras cuelgo un adorno en el árbol, no me pierdo su sonrisa de satisfacción y todo en mi interior se vuelve un desastre.

—Solo falta la estrella—comunico mientras arrastro una silla y subo. Siento un brazo envolverse alrededor de mi cintura— ¿Qué haces?

—Ayudo a que no te caigas.

—Ya, pero mi culo está prácticamente en tu cara.

—Y no me estoy quejando. Solo cuido de tu bienestar.

—Tan amable ¿Puedes alcanzar la estrella por mí? —Estira su mano y la toma, sonrío porque eso demuestra que sí, su mano no es la misma y es un tanto difícil movilizar dos de sus dedos, pero eso no hace su vida incompleta o diferente—. Gracias, Matthew.

Llevo la estrella hacia la punta del árbol y él aprieta su agarre alrededor de mi cintura, siento su barbilla descansar en mi espalda baja.

—Tal vez podríamos pedir un deseo. Un deseo de navidad adelantado.

— ¿Existe eso?

—Podemos hacer que exista—murmura y siento su aliento contra mi piel porque la camisa se alza un poco.

—Está bien, piensa tu deseo.

—Yo ya sé lo que quiero.

Bajo la vista para encontrarme con su mirada, me sonríe porque me ha regalado muchas sonrisas el día de hoy. Giro y dejo la estrella en la cima de mi árbol de navidad deseando de aquí en adelante volver a mi camino siempre que crea que me paralizo y me salgo de él.

Yo también sé lo que quiero.

—Listo, ya voy a bajar. Puedes quitar tu agarre de muerte.

Bajo de la silla y veo toda la maravilla de decoración de mi casa, no es perfecta y hay un montón de colores, pero me encanta, se ve llena de vida. Me giro sin poder esconder mi sonrisa hacia Matthew.

»Me encanta, es perfecto. Muchas gracias por ayudarme, pensé que lo haría sola, pero hacerlo acompañada ha estado mucho mejor.

— ¿Acompañada o conmigo? —presiona enarcando una de sus cejas.

—Empujas mucho tu suerte.

— ¿Sabías que conozco a Ashton Bratter?

—Yo también.

—Ah, pero tú no lo viste con su novia ni conversaste con él en la editorial—lo miro incrédula porque casi parece que quiere picarme—. La cosa es que Ashton dijo algo bien interesante.

— ¿Qué sería eso?

—Que a él no lo mueve la suerte, lo mueve el éxito. Y tiene razón, no se trata de tener suerte, se trata de buscar el éxito.

—Ya, entonces eso sería un "aprendiendo con Ashton Bratter."

—Solo estás celosa de que pude conseguir más información de lo que haría tu alter ego.

—No es cierto, he tenido un par de entrevistas muy buenas con Ashton. No podrías superarlo.

—No lo sé, no he visto mucho de tu alter ego últimamente.

—Si nunca quisiste conocerla.

—Extrañaba esto, Elise. Tú y yo sin tensiones, solo hablando y siendo nosotros mismos sin ninguna carga o drama de por medio.

Permanezco en silencio viendo hacia el techo, creo que pasan unos largos minutos hasta que vuelvo mi vista hacia él.

—Creo que es hora de la cena, podría pedir algo. Aún soy un desastre cocinando.

—Si ser envenenado garantiza que pase otro tiempo contigo, me sacrifico.

—Mira tú, cuanto romanticismo emana de tu ser. Solo pediré comida griega.

—Está bien.

Creo que en parte Matthew aceptaría cualquier cosa que garantice que no estoy huyendo de él, lo cual me hace sentir un tanto avergonzada por la manera en la que me he empeñado en sacarlo de mi vida cuando en este momento todo se siente tan bien.

Me encargo de pedir la comida y mientras llega me dedico a reunir el desastre de cajas que hemos dejado, es un poco lindo verlo luego barrer el suelo. Cuando comemos parece que estamos en una calma silenciosa en donde analizamos lo que está sucediendo y este giro brusco de nuestra historia.

Decido que lavaré los platos más tarde y entonces me doy cuenta que no nos queda más por hacer, pero que de igual forma yo no quiero que se vaya.

—Necesito preguntarte algo—informo—, pero para ello necesito que me sigas.

Asiente con la cabeza mientras me sigue y creo que pronto se da cuenta que nos estamos acercando a mi habitación. No enciendo la luz en un primer momento para que él vea el efecto de las estrellas que se encargó de dejar, pero finalmente la enciendo.

— ¿Cómo hiciste todo esto?

—Dijiste que cuando obtuviste tu casa quisiste poner esas estrellas como tu antigua habitación, pero Hope no quiso.

—Antes de que hiciera... Eso...Yo le dije que podríamos hacerlo juntas, ella dijo que estaba bien, pero que igual no tenía que esperar por ella. Supongo que esas fue una de sus señales—murmuro aclarando mi garganta para combatir el nudo en ella.

—Así que pensé que esto podría ser un buen regalo, que te haría recordar los buenos momentos, que antes de dormir mirarías tu techo y pensarías que tú eras una de esas estrellas—rasca su barbilla—. Yo solo pensé que eso podría hacerte sonreír, esa es toda la motivación que necesité, porque amo verte feliz.

— ¿Lo amas? —susurro dándome la vuelta para verlo.

—Mucho—estira su mano metiendo un mechón de cabello suelto detrás de mi oreja.

— ¿Qué hay de la pintura?

Sonríe y hay una diversión evidente en su mirada. Muerde su labio y sacude su cabeza.

»Antes me regalaste el cuadro que tengo en mi sala de estar y no quise ni imaginar cuánto te saldría, pero ¿Conseguir que lo pintaran en mi habitación? ¿Cómo?

—De acuerdo, así que voy a confesarte algo—susurra—, un secreto en particular.

—Soy buena con los secretos.

Excepto el de Breana, ese terminé por escupírselo a Rayan justo en medio de un ataque en donde pensé que terminaría golpeándolo.

—Conozco a tu pintor.

—Espera ¿Qué? Creo que no escuché bien—sacudo mi cabeza—. Y no es mi pintor, es el de Valerie.

— ¿De verdad? ¿No es toda una broma de tu parte hacia una mujer que admira el trabajo de E. ?

—Uhm, lo admira mucho. Ama su arte y creo que quizá a través de sus pinturas él llega a su alma o alguna mierda así de profunda me dijo Val. Pero no te distraigas ¿Lo conoces?

—Podríamos decir que sí, lo conozco. Él me debe un par de favores y le pedí este a cambio.

— ¿Así de fácil?

—Es un buen tipo.

—Podría...

—No. Le gusta su anonimato y privacidad, cosa que respeto.

—Oh—frunzo el ceño—. Quizá, podrías, solo tal vez, conseguir que él le enviara un mensaje a Val, él realmente hace cosas buenas por ella, la ayuda a salir de su zona de confort y ella lo admira tanto.

—Si le llego a ver, trataré de decirle que tiene una fiel admiradora.

—Y que amo lo que le hizo a mi habitación. Es hermoso.

»No puedo creer que realmente lo conozcas—guardo silencio— ¿Lo conocen tus amigos? Para Edmun tiene que ser grandioso, él como profesor de arte...—recuerdo algo—O no, llamó a su arte mierda.

—No es su estilo.

—Ya, pero tampoco tenía que ser ese nivel de grosero. Entonces ¿Conseguiste que él hiciera eso por mí?

—Sí.

— ¿Por qué?

—Ya te lo dije, quería que sonrieras. Quiero que seas feliz—permanecemos en silencio observándonos de frente— ¿Qué sucederá cuándo termines de leer mi borrador, Elise? ¿Qué final quieres darnos?

—Uno donde seamos felices—susurro.

—Yo soy feliz, aquí, a tu lado, contigo. Puedo vivir sin ti, pero eso no quiere decir que ese sea el final que yo quiera.

»Cometí errores—hace una pausa—, cometimos muchos errores, pero somos humanos y erramos. También es absolutamente real y comprensible tener miedo, pero rendirse no tendría que ser la salida. Quiero amarte, quiero ser el hombre que aguante tus locuras. Elise, quiero hijos y los quiero contigo. Quiero casarme algún día, quiero escribir historias sobre ti, sobre nosotros. Sobre el mundo. Todo eso lo quiero contigo porque eres la persona con la que escojo hacer todos esos recuerdos. Solo tú. Eres con quien elijo escribir las páginas del libro de mi vida.

Doy pasos que acortan nuestra distancia y envuelvo mis brazos a su alrededor. Lo abrazo con fuerzas dejando mi mejilla descansar sobre su hombro. Tarde noto un par de lágrimas cayendo.

—Dices tantas cosas, Matthew, y yo las creo. Y quiero tanto aferrarme a ti, pero no sé qué sucede conmigo que simplemente me detengo y no es justo para ti. No puedes estar en un limbo, esperando que yo resuelva mi mierda.

—Estás abrumada de lo que ha sucedido, es tu reacción ante los hechos que sucedieron.

—Gracias por venir hoy y gracias por hacerme sonreír con esos regalos. Gracias por Dreams.

—Solo prométeme que cuando acabes el borrador me dirás tu final. Es todo lo que pido.

—Lo prometo—lo abrazo con más fuerza—. No sé de qué tengo miedo.

—Tienes miedo de vivir las oportunidades que otros no tendrán. Tienes miedo de volver a sentir dolor, tristemente eso significa que tienes miedo de vivir. No lo comparto, pero lo respeto.

»Ahora creo que debo irme, he hecho lo suficiente por aquí—toma mi rostro entre sus manos—. Gracias, ha sido realmente genial ayudarte con la navidad. Yo solo espero mi deseo se cumpla.

—Y el mío.

—Por supuesto, el tuyo también—sonríe.

Despedir a Matthew es un poco agridulce. Él besa mi mejilla y lo observo irse. Cierro la puerta de mi casa y camino hasta mi nueva amiga. Dreams.

—Honestamente creo que ahora soy tu madre y que de una manera extraña Matthew ha sido tu padre—río—. Prometo que está vez lo haré mejor, cuidaré de ti, pequeña.

Toco su caparazón y sonrío. No todo está perdido. Hay muchos tipos de finales felices, muchas opciones y caminos. Ser feliz no necesariamente tiene que ser estar con una persona, puedo ser feliz conmigo misma, con Matthew o quizá más adelante con otra persona. Puedo ser feliz de distintas formas, la clave está en atreverme a serlo, a no reprimirme y sonreírle a la vida.








¡Hola mis amores! Honestamente debemos agradecer que la locura me ha agarrado ya con el libro escrito porque estoy hasta el tope con la locura este semestre y me temo que algunas veces me ausentaré.

Este pasito hacia el final se lo dedico a mi mitad Narlis, a quien ama a Matthew con pasión y con quien compartí uno de esos abrazos soñados de amigas a distancias en donde rezas que la otra persona no sea una psicópata hahaha. Mitad Narlis amé cada segundo que compartimos, cada risa incredúla de que fuera vedad, cada momento divertido, foto, risas, comidas ¡Todo! Sé de corazón que nos volveremos a ver, por ahora atesoraré esos bonitos recuerdos y seguiremos siendo Narlis. Ti amu.

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top