Capítulo Cinco: Apuesta llena de riesgos
Capítulo cinco: Apuesta llena de riesgos.
18 de julio, 2015.
Cuando Amber me ve entrar a la cocina se detiene de hacer lo que huele mucho como tocinos. Río mientras me estiro antes de acercarme a papá quien como siempre se mantiene impasible leyendo un periódico. Beso de manera sonora su mejilla.
— ¿Cuándo llegaste?
—Como a las 2 de la madrugada, pasé muy silenciosa y me puse este viejo pijama. Debo traer ropa, es casi indecente estar vistiendo así.
Ambas observamos mi minúsculo short junto a la holgada camisa que casi podría cubrir el short pero que ha sido lavada tantas veces que peligrosamente podría transparentar de más. La respuesta al por qué luzco como una desvergonzada se encuentra en el hecho de que el short es de cuando tenía 16 años y no había terminado de crecer y la camisa es de cuando Edgar inició la universidad ¿La buena noticia? No soy tan desvergonzada y estoy llevando sujetador.
»Mi plan era llegar en la noche para que no tuvieras que esperarme para irte a casa.
Al menos eso planeaba antes de quedarme dormida. Papá sigue siendo gruñón pero noto que no me ha pedido que despida a Amber, no me ilusionó la cuidadora que más duró fue una de tres semanas y medias, cualquier cosa puede pasar.
Teniendo en cuenta que Amber pasa toda la semana viviendo en casa y atendiendo a papá lo mínimo que quise hacer fue darle la oportunidad de irse temprano a su fin de semana en casa. Tomo una liga para el cabello que descansa en mi muñeca y lo ato; no puedo evitar bostezar. Saco mi celular del elástico de mi short que lo mantenían contra mi abdomen mientras reviso todo los mensajes que llegaron mientras dormía.
Sonrío cuando leo el mensaje de Kurt, efectivamente fue elegido para la serie de estilo medieval y grabaran 3 capítulos pilotos. Río cuando al final del mensaje me llama su muñeca inflable y le devuelvo el halago llamándolo mi vibrador humano.
Me pongo de pie y me encargo de hacer café, admito que desde que comencé en InfoNews, hace años aun estando estudiando, el café se hizo muy necesario para aguantar una rutina tan fuerte y horario tan desordenado. De hecho me sorprende que Kennedy tardara tantos años entender la necesidad de fijar una sola hora estelar y no un horario rotativo entre diurno y nocturno.
Intento ayudar a Amber a hacer el desayuno, pero me implora que me aleje porque papá ya le ha contado de mis faltas de hazañas culinarias. Le doy café a papá y me alegra saber que aún con el ceño fruncido esta de humor para conversar conmigo.
Deliberadamente se evita preguntar por mis hermanos y yo evito hablar de cómo no sé nada de ellos desde su inesperada visita. Cuando Amber deja un plato de pan con muchas tiras de tocino y con todo el dolor de mi alma lo rechazo.
Me gustaría decir que soy de las típicas delgadas que no engordan, como el caso de Adelaide, pero no. Ayer me atragante en la cena con una mega hamburguesa que Holden me pagó y luego muchos chocolates, eso equivale a muchas horas de gimnasio perdidas, sacrifiqué mis domingos de dulces y comida basura por Holden.
No tiene nada que ver con ser vanidosa u odiar la comida, no, se trata de que mi apariencia es mi herramienta de trabajo. Yo podría tener todo el conocimiento del mundo y aun así sería despedida si no luzco perfecta.
Por eso debo tratar de cuidar al máximo mis comidas, administrar al menos 2 días para el gimnasio y un día para pecar. Breana es mi apoyo moral porque ambas sufrimos viendo lo que no podemos comer algunas veces.
— ¡Pero huele divino!
—No puedo—casi quiero llorar. Hago un puchero hacia papá, él suelta un bufido.
—Pareces un palo flaco, un día de estos te matarás de hambre y entonces tus hermanos conseguirán dejarme internado en algún lugar.
—Eso no es gracioso papá.
—Qué bueno, porque no intentaba ser gracioso Elise Laurette.
Le saco la lengua y doy otro sorbo de mi café. ¿Puedo luego hacer más tiempo de ejercicio y compensarlo, verdad? Caigo en la tentación y como saboreando como una adicta el crujiente tocino. Quizás pueda dedicarme engordar y trabajar en un reality show, estoy segura que las personas amarían ver como los que lucimos "perfectos" también tenemos defectos o problemas muy humanos.
—Eli siempre amó comer, solo bastó que entrara al programa y conociera a ese maleducado que ama decir que están gordas.
—Si tú estás gorda, entonces imagínate cómo debo sentirme yo con estas curvas y kilos de más que siempre he amado.
Sonrío viendo su cuerpo esbelto, no el prototipo de belleza que nos venden, pero bella siendo una mujer con curvas y carne. Me gusta la seguridad que proyecta de sí misma.
—Yo sé que no estoy gorda, pero vendo la imagen de estrella inalcanzable, debo trabajar en ello y siempre ignoro los comentarios de Kennedy. Son años acostumbrada a ignorarlo.
Continuo comiendo y se siente tan bien y relajado. Incluso noto que papá está cómodo alrededor de Amber. Ella es divertida y espontanea, no me trata como alguien a quien deba pedirle foto o autógrafo, no se cohíbe. Me trata como otra persona más con la que parece llevarse bien.
El celular de Amber suena y ella rápidamente lo toma leyéndolo. Me observa con una sonrisa luego de responder, no puedo evitar enarcar mis cejas hacia ella.
—Era mi primo, ya le había dicho ayer que pasara por mí, tenemos una reunión familiar.
—Vale— llevo un trozo de pan a mi boca pero enderezo mi espalda— ¿A qué primo estás refiriéndote exactamente?
Papá dice algo sobre irse y lo veo dirigirse hacia la pequeña sala, de nuevo mi atención descansa en Amber, me da una gran sonrisa que lo responde todo.
—Matt.
—Matt— repito, siendo la primera vez que acorto su nombre. Creo que técnicamente todos o al menos la mayoría de los Matthew del mundo son atractivos del modo en el que lo es el nombre— ¿Cuándo...?
No termino de hablar puesto que papá llama a Amber y justo entonces el timbre de la casa suena. La sonrisa de ella crece. Oh, no.
— ¿Ya?
—Me escribió preguntándome cuál de todas las casas era porque ya estaba aquí. Espero y no te moleste, puedo hacerlo esperar afuera.
—No... eso no es como yo.
— ¡Amber!
—Ve, yo me encargo de... Matthew.
El timbre suena una vez más, observo mi inapropiado vestuario, al menos llevo sujetador y esto cubre más de lo que hace un bikini, trato de consolarme con eso. Paso a papá que parece estar reprendiendo a Amber y me dirijo a la puerta.
Aun cuando sé que se trata de Matthew, echo una miradita por el ojo mágico y jadeo cuando todo lo que encuentro es uno de sus ojos grises con verde. También está echando una miradita.
—Sé que hay alguien.
— ¿Eres algún religioso viniendo a predicar? Porque hace tiempo que cedí mi alma a pecados carnales.
Lo escucho reír y sonrío. Es la segunda vez que lo escucho hacerlo y he de decir que es muy agradable para el oído. Solo eso, nada tiene que ver la sonrisa que percibo a través del ojo mágico mientras se aleja un poco.
—No, no vengo a predicar.
— ¿Vende pan?
—Me temo que no.
Abro la puerta y lo observo, supongo que hace lo mismo y trato de ignorar la manera en la que seguramente luzco, Amber debió avisarme antes. Se ve informal usando solo lo que parece unos desgastados jeans con camisa negra y un suéter gris abierto, su cabello va con esas pequeñas hondas encantadoras. Cuando vuelvo mi vista a su rostro lo descubro observando mis piernas.
—Entonces ¿Es usted un gigoló que contrataron para mí?
—Solo soy un escritor.
—Uno muy versátil según leí en algún lugar.
No me responde, en lugar de eso, sus ojos se mantienen en mi rostro, desplazando su mirada por cada trozo de piel, me intimida un poco en este momento, pero trato de no demostrarlo mientras cruzo mis brazos a la altura de mi pecho.
—Ni siquiera en fotos te había visto sin una pizca de maquillaje.
—Tampoco uso mucho maquillaje, es prácticamente nada a veces.
—Sí, pero nunca vas sin nada.
— ¿Cuál es el veredicto de mi persona sin maquillaje?
Extiende una sonrisa y estira una de sus manos, sin embargo parece que a último momento se arrepiente y la baja. Su mirada persiste en mi rostro.
—Tienes suaves pecas alrededor de tu nariz.
—Correcto.
—Te hacen ver más inocente.
— ¿Eso es un cumplido?
— ¿Por qué tapan tus pecas?
—Lo has dicho, me hacen lucir inocente, aniñada y no como una extrovertida y espontanea entrevistadora.
— ¿Todo es sobre la imagen?
—Tú vendes libros, mi trabajo es vender la imagen de un prototipo de perfección y hacer salir la verdad de quienes entrevisto— me encojo de hombros—. Dijiste en uno de tus correos que Señorita E es mi alter ego o mi otra personalidad, la cual debo tratar según tus palabras. Supongo que es verdad que no somos la misma.
Parece sopesar mis palabras pero no tiene tiempo de replicarme o aportar algo cuando Amber aparece a un lado de mí y le sonríe.
—Dame 20 minutos y estaré lista Matt.
— ¿Por qué no me sorprende? Te doy 18.
Amber se va prácticamente corriendo, me hago a un lado sin creerme que estoy a segundos de dejar entrar a Matthew Williams al hogar donde crecí.
—No puedo creer que dejaré a mi némesis del correo entrar a la casa de mi papá.
—Somos dos los sorprendidos— es lo que me dice entrando. Cierro la puerta detrás de él.
Estorbo se acerca con pereza a él, pero después de olerlo no parece interesado por lo que se deja caer acostado boca arriba esperando que alguien acaricio su perezosa barriga.
—Ese es el perro de papá, se llama Estorbo y básicamente eso es lo que es— me agacho y rasco la panza del perro que parece feliz por la acción—, pero me agrada, incluso aunque a veces me haga pisar sus residuos y creo que papá también lo quiere.
—No es de raza— sonríe, como si esa noticia fuera la mejor del mundo.
—Lo encontré saliendo del apartamento de Kurt hace poco más de un año, me siguió hasta mi auto y aunque estaba feo, flaco y sucio, tenía una mirada tan emotiva, no pude abandonarlo y decidí que podía ser la compañía perfecta para papá.
Acaricio el pelaje del ahora sano, rechoncho y perezoso Estorbo antes de ponerme de pie. No sé muy bien qué hacer. Hace un año se supone todo siempre quedaría en correos, ahora él está aquí, frente a mí.
— ¿Kurt?
— ¿Ah?
—Dijiste que lo encontraste saliendo de la casa de Kurth.
—Oh, es Kurt Johnson, somos buenos amigos— como para a veces cuando la frustración sexual gana terminar desvistiéndonos—. Una de esas personas geniales que se ha dejado entrevistar por mí.
— ¡Maldita sea! — escucho el grito de papá.
Me olvido de Matthew y camino hasta la sala encontrando a papá maldiciendo con una cantidad insana de palabras prohibidas mientras no puede pasar a través del espacio de un estante de madera y la mesa.
Sus manos tiemblan y sé que está a instantes de tener un arranque de ira. Amber debe de estar arreglándose para irse a disfrutar su fin de semana y técnicamente desde el momento en el que puse un pie en casa, este volvió a ser mi deber, lo cual no me molesta o sorprende.
—Papá, ya sabes, te he dicho que evites pasar por ahí. Deja de intentarlo.
—No puedo hacer ninguna mierda bien desde esta maldita silla ¿Cuándo terminará esta pesadilla?
—Sabes que no me gusta que digas eso. ¿Quieres que de nuevo fracase intentando mover esa puta silla lejos de la mesa para descubrir que la casa es demasiado pequeña y no hay espacio para eso?
—Pura mierda.
—Sí papá, pura mierda.
Aunque me siento tensa mi postura es relajada, a veces creo que percibo a papá como un animal salvaje, uno que percibe cuando yo tengo miedo de sus reacciones o estados de ánimo. Ve detrás de mí y alza su barbilla orgullosa.
— ¿Quién eres?
Volteo y encuentro a Matthew que ve de papá a mí antes de acercarse a papá o eso intenta antes de que yo tome su brazo y lo detenga. Me mira con confusión, pero todo lo que le doy es una negación con mi cabeza antes de liberarlo de mi agarre.
—Papá, él es el primo de Amber, es Matthew Williams, el escritor de ese libro que tanto te gustó.
Es la principal razón por la que comencé a leerlo. El doctor de papá recomendó que leyera para dispersar su mente y relajarse, fui a una librería y obtuve un montón de libros, entre ellos algunos pocos de Matthew. Leí tres de ellos y papá y yo amamos muchísimo uno. Incluso sentí que ese libro nos ayudó a tener de nuevo algo en común de lo que pudiéramos hablar con emoción real.
Por ello quise entrevistarlo, estaba – estoy – llena de admiración hacia él porque considero que hace magia con las palabras. Es su don.
Pero desde luego sus libros no es todo lo que papá conoce de Matthew Williams, como si fuera posible, papá alza aún más su barbilla observando con fijeza a Matthew.
— ¿Este es el escritor que te ha llamado sosa, Eli? ¿Es quién te ha estado molestando?
Disfruto ver la expresión de desconcierto de Matthew, creo que bajo su rastro de barba percibo algo de rubor mientras parece no saber qué decir.
—Si papi, este es el escritor que me ha llamado sosa, hueca y loca.
—No precisamente.
—No se retracte de sus palabras ahora, señor Williams— lo interrumpo.
—Mi esposa y yo no criamos a una niña sosa, hueca y loca, joven Matthew. Creo que mi Elise es todo lo contrario a ello.
—Estoy seguro de que es así señor.
—Entonces ¿Por qué aún tengo un correo en el que me llama sosa?
Creo ver un sonrojo a la altura de los pómulos de Matthew, pero antes de que pueda ponerlo más incómodo papá dice su nombre.
—Debo admitir que tiene usted un excelente don para escribir, me ha gustado leer sus libros. Incluso podría obtener el crédito de ser quien le sugiriera a mi hija entrevistarlo.
Le sonrío a papá antes de asentir con la cabeza hacia Matthew, quien seguramente no se esperaba esa noticia bomba.
—Muchas gracias señor.
—Puedes llamarlo Dante.
—Eli, deja de pensar que todos tienen derecho a llamarme por mi nombre. Y usted será mejor que deje de molestar a mi Eli. Mi hija no es sosa ni está loca— se queja papá antes de comenzar a manipular la silla para desplazarse lejos.
— ¿A dónde vas?
—Es mi casa, se cómo movilizarme.
Sin decir absolutamente nada más lo observamos irse, me cruzo de brazos enfrentándome a Matthew.
—Lo has conocido en su faceta más dulce, siéntete afortunado.
— ¿Esa es su faceta más dulce?
—Definitivamente sí— me alzo sobre las puntas de mis pies para observar por encima de su cabeza—. Supongo que tu prima aún no está lista y yo no he terminado de comer. Tienes dos opciones.
—Dilas.
—Te sientas acá a esperar exponiéndote a que papá venga y te dé más de su dulzura o venir a verme a comer.
—Me voy por la segunda opción.
—Buena elección— comienzo a caminar y sé que me sigue—. Y espero no estés viéndome el culo, una persona honrada como usted seguramente no comete actos tan irrespetuosos como esos.
—Claro, nunca en la vida.
Volteo y atrapo su mirada más debajo de mi espalda, enarco una de mis cejas. Él sonríe y alza las palmas de sus manos.
—Veía qué tal lucen tus rodillas. Soy una persona honrada, recuerda.
No puedo evitar reír, me siento frente al desayuno que seguramente ya se encuentra frío pero que sigue tentándome a romper mi control sobre qué comer.
—Puedes servirte café si quieres, seguimos en tregua, Matthew.
—De acuerdo, Elise, pero ya tomé café.
Observo con fijeza mi desayuno, quizás ya comí mi límite de grasa, ya no siento tanta hambre, pero luce tan delicioso ¿Qué tan malo es ser una entrevistadora con kilos de más? No sería tan malo si mi jefe no fuera Kennedy.
— ¿Normalmente te quedas viendo la comida con tanto anhelo o vas directo a esa parte que se denomina comer?
—Tengo un dilema.
— ¿Sobre la comida?
—Sí. Vivo de mi imagen, si fuera por mí comería sin importarme nada, pero mi productor no me deja, el hombre es capaz de notar cuando subo de peso y también está mi entrenador. Si termino de comer esto, agrego veinte minutos más de ejercicio.
— ¿Estás hablando en serio?
—En serio, una vez Kennedy llevó lo necesario para pesarnos. Los chicos armaron toda una rabieta y nosotras no cedimos, ha sido una de las peores cosas que nos ha hecho Kennedy. Él es muy exigente con nosotras, es agotador.
»No me importa si consigo o no subir de kilos, o verme perfecta cuando las cámaras se encienden, pero amo mi trabajo y quiero conservarlo— no puedo evitar reír—. No sé por qué estoy diciéndote todo esto.
—Porque estamos en tregua— se sienta a mi lado e ignoro que hay ciertas reacciones en mi cuerpo—. Tu productor tiene un serio problema, tiene a mujeres hermosas ¿Y les exige más? No creo que comer eso te haga una mujer obesa incapaz de salir en la pantalla, puedes comer tranquila.
»Además, no quiero modificar mi historia y cambiar el supuesto amor que Eloise tiene por la comida por un «siempre miraba la comida con anhelo y se perdía los placeres de la vida»
—Sí, me pierdo algunos placeres de la vida.
Sus ojos se entrecierran mientras me observa con fijeza, llevo de nuevo la vista a mi plato y tomando mi decisión tomo una tira de tocino. Amo la comida y es un pecado tener que privarme de lo que me gusta muchas veces.
—Me alegra que no te prives de ese placer, parece que lo disfrutas.
—Podría gemir por cada bocado de esto, pero entonces nos resultaría incómodo ¿Cierto?
—Posiblemente.
Para mi sorpresa se ríe mientras recarga su barbilla de una de sus manos, no puedo evitar ver el modo en el que un pequeño mechón de cabello cae sobre su frente de forma despreocupada y no planificada.
—No eres como esperaba.
— ¿Qué esperaba Matthew Williams de mí?
—No eres sosa.
—Eso sin duda alguna me trae un gran alivio... Tú sin embargo, aún no sé si eres tan versátil como dicen.
—Tranquila, estoy trabajando en ello.
Lo veo sacar una vez más su pequeña libreta del bolsillo trasero de su pantalón, observa a su alrededor.
—Olvidé mi pluma en el auto.
Me levanto y estiro sobre la encimera tomando uno donde siempre hay por montones, se lo entrego antes de volver a sentarme.
—Siempre tengo lápices y hojas por todos lados por si se me ocurren preguntas para realizar— asiente de forma distraída antes de comenzar a escribir— ¿Qué escribes ahora?
—Que Eloise tiene bonitas pecas y muere por comida grasienta.
— ¿Puedes poner también que tiene lindas piernas?
—Claro y bonito culo también.
Casi escupo mi comida pero me contengo, lo veo sonreír mientras continua escribiendo en su libreta. Como siempre quiero tener la última palabra doy vueltas en mi cabeza sobre qué decir.
—Sí y no es lo único que tiene bonito.
— ¿Siempre tienes respuesta para todo, Elise?
—Parece que tengo ingenio. ¿Puedo hacerte un par de preguntas?
—Ese alter ego tuyo no puede pasar mucho tiempo escondido, ya veo. Puedo responder esas preguntas si me lo parece.
—Que quisquilloso.
—A veces toca adaptarse a las reglas.
—O a veces hay que romperlas.
—Depende de cuáles sean esas reglas. ¿Cuáles son tus preguntas? Y responderé si eso no sale de aquí, de nosotros.
—No estoy siendo señorita E, solo es mi lado curiosa.
—De acuerdo ¿Qué quieres preguntar?
— ¿Tu novia realmente ama solo subir fotos contigo porque te ama con locura y pasión o solo jode a todas las fanáticas ardidas que luego se quejan? O tal vez te ama locamente y cree que eres infinitamente fotogénico y lucen como pareja de revista.
— ¿Soy fotogénico? — luce divertido.
—Sales increíble en fotos, nada que no pueda superarse en la realidad, por si te lo preguntas— me inclino hacia él como si se tratase de un secreto—. Eres lo que algunas mujeres llamamos bello.
—Cuando estaba en primer grado una niña dijo que yo era bello, años desde que alguien dijo eso— ríe.
—De acuerdo, eres muy atractivo así que no es que seas fotogénico es que la cámara trata de mostrar cómo eres en persona. Pero responde mi pregunta.
— ¿Cómo sabes que Nicole siempre sube fotos nuestras?
—No desvíes mis preguntas.
—No lo sé— se encoge de hombros—. No me gusta que prácticamente todas nuestras fotos estén en internet, pero parece que a ella sí.
—No quiero ser grosera, pero cuando hace eso queda un poco engreída y por eso recibe tantos malos tratos. Parece como si les restregara a las personas que ella te tiene.
—No me tiene.
— ¿Ah, no? Pensé que era tu novia.
—Es mi novia, pero eso no implica que me tenga.
—Esa es una declaración bastante interesante Matthew.
—No soy un objeto para tener.
—Evidentemente. Pero a veces cuando las personas se enamoran decir «me tienes» es una manera de decir que tiene tu corazón. Al menos así lo entiendo yo.
—Tal vez tú deberías escribir un libro de romance, Elise.
Trato de no reaccionar hacia el modo en el que arrastra las vocales en su tono de voz ronco.
»Lo repito, es mi novia, pero no me tiene.
— ¿Te gusta que te llame Matty?
—No.
—Entonces tampoco te gusta cuando pone Matty Bunny, eso suena horrible.
—Gracias ¿Tienes alguna otra crítica hacia mi novia?
—No.
—Pero yo sí— ambos volteamos a ver a Amber, ella me guiña un ojo—. Es una controladora, parece una madre paranoica "¿Matty dónde estás?" "¿Matty comiste?" — Contengo las ganas de reír—Se cree tu voz de la conciencia "¿Martty Bunny no crees que deberías tomar más en serio ciertas cosas?" "Bebé ¿No te gustaría adornar mi dedo con algo significativo?"
»Es pésima cocinera.
—Apuesto a que yo cocino peor— interrumpo, Amber me sonríe como si yo fuera la cosa más tierna en el lugar, no la persona más tierna, sino la cosa.
—Tú al menos lo admites— vuelve su atención a Matthew—. Y otra cosa a criticar siempre quiere agradarles a todos y se nota cuando se esfuerza y no le agradas. La peor actriz.
—Sí que quieres a la novia de Matty Bunny— digo sorprendida, luego volteo a verlo—. Yo solo tenía esas preguntas.
— ¿Por qué estás soltera Elise?
—Porque quiero. Prefiero estar sola a estar con alguien que no me tenga realmente.
Creo que capta la flecha de mis palabras, le doy una gran sonrisa.
»Última pregunta, Matthew ¿La llamas Nikky Bunny?
—Eres terrible— sonríe—. No.
— ¿La llamas amor?
—No.
—Alguna cosa tonta como ¿Bebé, gorda, cielito... osita?
—No.
— ¿Entonces cómo rayos la llamas?
—Nicole, es su nombre.
—Uhm...
— ¿Qué?
—Nada... solo que incluso su nombre tiene diminutivos y aun así solo la llamas Nicole.
Hasta yo le tengo apodo: Nicoleta la sobrona. Y el hombre solo el nombre, casi siento pena por Nicole, excepto que recuerdo cuánto me molestan sus publicaciones y la simpatía se va.
—Nicole es un bonito nombre.
—Yo no he dicho lo contrario— alzo mis manos.
—Vale.
Me pongo de pie y me acerco a Amber quien solo nos observaba, casi quiero abrazarla porque ha llevado esta primera semana como toda una campeona y no da señales de querer rendirse.
—Gracias por esta semana.
—Al contrario, gracias a ti por haberme confiado cuidar a tu papá. Estoy segura de que le agrado.
—Yo también. Te veo el lunes. Haré la transferencia del pago en poco rato, creo que nos vendrá bien que los pagos sean semanales.
Es el método de pago al que suelo recurrir teniendo en cuenta que no pasan de tres semanas los cuidadores.
—Está bien, ten un buen fin de semana Elise.
—Tú también Amber.
Los acompaño hasta la puerta, Amber grita una despedida hacia papá antes de caminar al auto de Matthew, parece que Estorbo quiere ir detrás de ella pero eso tomaría demasiado de su tiempo por lo que termina echándose cerca de la puerta.
—Tienes bonitas pecas, Elise.
—Ya lo has dicho— río—. Ten buen fin de semana, escritor versátil.
— ¿Termina nuestra tregua, señorita sosa?
—Tienes una historia de romance que escribir, estoy esperando que me dejes impresionada.
—Cuenta con ello... señorita E.
Oh, mil veces maldito. Debo apretar mi mano alrededor de la puerta porque mi nombre artístico para el programa con su voz lenta, ronca y arrastrando las últimas vocales, es letal. Me sonríe antes de darse la vuelta, pero de nuevo se gira hacia mí.
— ¿Crees que Eloise consiga tener a Mattheo y Mattheo a Eloise?
—Me gustaría leer eso ¿Tú que apuestas, escritor?
—A que seguramente consiguen más de los que esperan.
—Es una apuesta llena de riesgos.
—A veces se deben correr riesgos. Hasta luego, Elise.
Ver y no tocar.
Ver y no comer.
Ver y no tener.
Novia. Tiene novia.
Fue educadamente grosero en sus primeros correos.
Te llamó sosa y te sentiste ofendida por cómo se refirió a tu trabajo.
De nuevo: tiene novia.
No suele ser tu tipo.
Y muchas otras cosas más.
— ¡Mierda! — cierro la puerta y recargo mi frente de ella— Aun así me está gustando. Me gusta el escritor de mierda.
Holaaaa no iba a subir hoy porque se supone debería estar durmiendo temprano para madrugar, pero nunca lo logro.
Y digamos que aquí comienza todo, ahora si la historia tiene su gran inicio haha yo sé de lo que hablo. Ya vemos que Dante gruñón y todo, ante todo defiende a su Eli y que Matthew con uno de sus libros fue quien ayudó a crear otro lazo entre ellos awww.
Capítulo dedicado a @Jdbxrwd no sé cómo el hada logró verte con un nombre de usuario tan díficil, tal vez fue magia. Hahaha, cual sea el caso, el hada te ha señalado esta vez ¡Yeihh! Gracias por el apoyo cariño, espero el resto de mis historias te siga gustando.
Espero les guste.
Un beso.
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