Capítulo 22
Día 463, 9 de diciembre.
—A ver qué te has pedido... Tan bestia como siempre. No sé dónde te metes todo eso —bromeó (TN) viendo toda la comida que Ace se había pedido a través de la pantalla del móvil.
Era sábado y habían programado una cita fuera de casa. Ya era la tercera que tenían de ese modo, se le ocurrió a Ace un día cualquiera mientras charlaban por teléfono.
Ambos habían acudido a comer a un McDonals y habían hecho una videollamada, como si estuvieran el uno en frente del otro.
Sabían que recibían algunas miradas curiosas y extrañadas, pero les importaba más bien poco lo que pensaran sobre ellos.
—En dos semanas estoy ahí contigo —le recordó Ace—. Y solo te pienso soltar para que pases algún rato con tu padre y tu madre.
—No sabes las ganas que tengo de verte...
—Si lo sé, porque yo tengo las mismas o más.
—Más no —le corrigió ella, fingiendo enfado—. ¿Ya te has acabado todo?
—No, me queda otra. La última ya —respondió él, enseñando otra hamburguesa, la cuarta ya. Por su parte, la peli(t/c) ya se estaba acabando el postre.
—¿Y cómo va la canción que estás componiendo? —inquirió la chica, con curiosidad.
Al parecer, en el nuevo disco que estaban grabando Ace cantaba en alguna de las canciones. Y no solo eso: estaba componiendo una en solitario.
—Estoy en ello —comentó el pecoso, haciéndose el misterioso.
Era el secreto mejor guardado. Ni si quiera los compañeros del grupo sabían nada sobre la letra. Ace quería que fuera una sorpresa para todos. Bueno, realmente una sorpresa para (TN, pero no podía permitir que nadie la leyera o la escuchara y que filtrara algún tipo de información.
—Tengo muchas ganas de escucharla.
—Serás la primera persona en hacerlo —le aseguró él, arrancando otra sonrisa de los labios de la joven.
—Bueno, Ace. Deberíamos cortar ya la llamada. Tengo que irme a estudiar.
—Por supuesto. Apréndetelo todo, ¿eh? Tienes que prepararte para mis exámenes —le advirtió el pelinegro, divertido.
—Miedo me das —se rio (TN).
Ace le había dicho que le haría preguntas de los apuntes con la intención de repasar para los exámenes que tenía después de Navidad. Quería estudiar antes de las vacaciones, ya que así podría pasar más tiempo con su familia.
—De miedo nada. Habrá premios... O castigos, depende de cómo lo hagas —explicó, cambiando el tono de voz y provocando que un intenso calor recorriera el cuerpo de la peli(t/c).
No sabía si prefería el premio o el castigo.
—¡Ace! —le regañó ella, con el rostro levemente sonrojado y comprobando que nadie cerca había escuchado aquella declaración.
—Venga, a estudiar. Corto la llamada. Hablamos esta noche, te quiero.
—Yo también te quiero —se despidió ella, antes de que el pecoso colgara. Nunca cortaba la llamada hasta que ella le devolvía el te quiero, aunque a veces se hiciera de rogar a modo de juego.
Día 465, 11 de diciembre.
—Venga, venga. Que llegaremos tarde —insistió Ashley, tirando de la mano de (TN) para que avanzara más rápido por el pasillo.
—Vamos bien de tiempo. Además, ¿desde cuando te interesa ser tan puntal para llegar a clase?
—¿Te acuerdas que iba a venir alguien a sustituir al profesor Evans?
—Sí.
—Pues resulta que es un tío que está buenísimo y quiero que cojamos sitio en primera fila —explicó su amiga, con ojos brillantes por la emoción.
—Vale, vale...
Continuaron caminado a paso acelerado por el pasillo, hasta que por fin llegaron al aula. Estaba prácticamente vacía todavía, así que Ashley pudo cumplir su cometido y se sentaron delante del todo.
Poco a poco los asientos se fueron llenado y, justo cuando quedaba un minuto para que comenzara la hora, apareció el sustituto del profesor Evans.
Varias miradas se posaron en él. Se escuchaban algunos cuchicheos. Ashley casi le rompe la muñeca a (TN) de lo fuerte que le apretó mientras el joven profesor se acercaba a la mesa y dejaba sus cosas sobre la superficie de madera barnizada.
—Buenos días, alumnos y alumnas. Soy Jacob Brown y seré vuestro maestro en esta asignatura durante, al menos, los dos próximos meses —se presentó, con marcado acento británico.
El alumnado saludó a coro al nuevo profesor. Era un chico joven que no debía llegar a los treinta años. Tenía el pelo negro azabache, ojos claros y la piel blanca.
Más que su físico, lo que más le atraía a (TN) era con la pasión que daba la clase. Con la emoción que había en cada una de sus oraciones para explicar la teoría.
Si no estuviera perdidamente enamorada de Ace, podría haber perdido la cabeza por ese hombre, como le pasó con Kenji.
Sin embargo, su corazón pertenecía a aquel pecoso pelinegro.
—Estaré en mi despacho a la hora del descanso, de lunes a viernes. Si alguien está interesado me gustaría intercambiar opiniones sobre el libro que estáis acabando de leer. Todos y todas seréis bienvenidos —anunció Jacob, al terminar la clase.
—Pensaba dejarlo para el fin de semana, pero pienso acabarme el libro esta tarde —murmuró Ashley, tras darle un copado a su compañera—. Quiero tener ya una charla con semejante hombre.
—Pues tendrás que hacer cola, porque creo que varias personas han pensado lo mismo —bromeó la peli(t/c), aunque era cierto.
(TN) ya se había acabado de leer el libro hacia unos días. De hecho, estaba releyendo sus partes favoritas mientras descansaba de sus ratos de estudio. Sin embargo, esperaría a que su amiga charlara con el profesor antes de ir ella. No quería incomodarla de algún modo.
Día 466, 12 de diciembre.
—Vamos, vamos, vamos —mascullaba Ashley, una y otra vez, mientras ella y (TN) corrían hacia el despacho del profesor—. ¡Toma ya! Las primeras.
Las primeras por cuestión de segundos, ya que otras tres compañeras no tardaron en aparecer. Resoplaron al ver a las que ya estaban. El descanso no era tan largo como para que les diera tiempo a todas.
—Vale, allá voy. Tu detrás de mí, ¿eh?
—Sí, Ashley, tranquila. Tú disfruta tu momento —respondió (TN), tratando de no rodar los ojos.
Su amiga llamó a la puerta y entró cuando Jacob le indicó. Cerró tras ella, sin ningún tipo de miramiento, aunque no estaba muy bien visto quedarse a solas en el despacho de un profesor.
La peli(t/c) apoyó la espalda en la pared y se puso a divagar mientras esperaba su turno.
Tenía muchas ganas de que pasaran aquellos días y llegaran las vacaciones de Navidad. De ver a su familia y Ace.
Anoche hicieron videollamada, como siempre, y le contó sobre el nuevo profesor. Fingió celos. Los fingió porque confiaba plenamente en ella.
Confiaban el uno en el otro, pero les hacía gracia el juego de los celos.
—(TN), tu turno. —La voz de Ashley interrumpió sus pensamientos. Se acercó a ella y le susurró en el oído—. Luego te cuento.
(TN) arqueó las cejas y comenzó a caminar hacia el despacho. Si le había dicho eso es porque algo había pasado y le parecía muy poco profesional por parte del profesor.
—Buenos días, profesor Brown —saludó, cruzando la puerta.
—Llámame Jacob, por favor. Eso me hace sentir viejo. ¿Puedes cerrar la puerta? Charlaremos más tranquilos. Me gusta poner la atención por completo en mis alumnos y alumnas.
La joven, aunque no le hacía especial gracia, cerró la puerta tras ella y camino hasta aposentarse en una de las sillas que estaba en frente de él.
Estuvieron charlando como unos diez minutos sobre el libro. La verdad es que Jacob tenía buenos comentarios y opiniones, o eso le pareció a la peli(t/c).
—Ha sido muy interesante intercambiar opiniones contigo, (TN). Se nota tu pasión por la lectura. Creo que vas a ser mi alumna favorita —aseguró, con lo que parecía un tono seductor.
—Seguro que mis compañeros también tienen muchas cosas interesantes sobre las que debatir.
—No lo dudo, pero siento que tienes algo especial... —comentó, mirándola fijamente con aquellos profundos ojos azul oscuro—. Y mi instinto no suele equivocarse.
—Bueno, señor B... Jacob. Nos vemos en la próxima clase. No quiero llegar tarde a la que me toca ahora —se despidió la joven, levantándose con algo de torpeza de la silla.
El profesor observó a la joven marcharse, orgulloso. Sentía que había caído ante sus encantos, pero lo que no sabía es que (TN) tan solo estaba confundida y sorprendida.
¿Había intentado ligar con ella? Es que no se le daba bien descifrar ese tipo de comportamientos. Tal vez solo era un tío guapo con voz seductora y esa era su forma de expresarse.
En fin. Lo dejaría pasar. No iba a hablar con Ashley del tema porque no sabía cómo iba a tomárselo. Al menos de momento.
Las otras chicas habían desaparecido. Se habrían retirado al ver que se acababa la hora del descanso.
No tardó en notar a Ashley abalanzarse sobre ella, la abrazo con emoción y se apartó para seguir caminando.
—¿No es increíble?
—Ha sido muy interesante debatir con él.
—Ya, bueno, pero está buenísimo. No he podido concentrarme en nada. Le debo haber parecido un poco tonta —confesó, acomodando unos mechones de su cabello rubio tras las orejas—. De todos modos ha sido encantador. Me ha dicho que cree que voy a ser su alumna favorita.
—Vaya... —murmuró (TN), apretando los labios. Pues eso, no estaba intentado ligar. Debía ser encantador con todas.
—Venga, no te pongas celosa. Tú ya tienes a tu Ace —comentó, antes de sacar la lengua a modo de burla—. ¡Vamos! O esta vez sí llegaremos tarde a clase.
La tarde pasó entre libros y apuntes. (TN) intentó concentrarse lo máximo possible, pero de vez en cuando venía a su cabeza el tema del profesor.
Cuando saltó la videollamada de Ace se dio cuenta de que todavía no había cenado.
—Hola, Ace —saludó, nada más descolgar. Estaba tirado en el sofá, tan solo con la ropa interior cubriendo su cuerpo.
—¿Cómo ha ido el día? ¿Has estudiado mucho?
—Sí, creo que lo llevo bastante bien.
—¿Te pasa algo? —Ace podía leerle la mente a kilómetros. Cualquier mínimo cambio en su expresión o estado de ánimo era percibida por el pecoso.
—Bueno, es que ha pasado algo raro con el profesor este nuevo. No sé si es que es así o que intenta ligar con todas sus alumnas. Ya sabes que no soy muy buena pillando ese tipo de cosas.
—¿Te ha dicho algo? ¿Te ha molestado? —preguntó el pelinegro, poniéndose serio.
—No, o sea, nos ha pedido pasar por su despacho para comentar un libro que hemos leído y me ha empezado a decir no sé qué de qué iba a ser su alumna favorita, que tengo algo especial y que su instinto no se equivoca o algo así —comenzó a explicar la joven.
—Bueno, hasta ahí no le culpo, porque también series mi alumna favorita y está claro que tienes algo especial.
—Ace, tonto —murmuró ella, sonriendo como una escupida. Al pecoso le encantaba sacarle ese tipo de sonrisas—. Y, bueno, mi amiga Ashley se ha quedado prendada de él. Según me ha dicho ella le ha dicho algo parecido.
—¿Y qué opina de que te lo haya dicho a ti también?
—Nada porque no lo sabe. No sabía cómo contárselo. Más bien me da miedo cómo reaccionaría... No sé. Me sabe mal que le moleste.
—Bueno, no puede enfadarse contigo. No es tu culpa que ese tío sea un baboso. Igual si no pasa nada más tal vez puedas dejarlo correr si no estás cómoda hablando del asunto con ella.
—Sí, creo que haré eso de momento. Si la cosa no va a más lo dejaré pasar. Sino más vale que sepa de que va ese tal Jacob.
Día 470, 16 de diciembre.
—¡Vamos, vamos, vamos! —exclamaban los presentes una y otra vez.
Hubo una gran ovación cuando Ace fue el primero en acabarse la jarra de cerveza. Otra más. Ese chico no perdía contra nadie.
Los miembros de la banda habían alquilado un pub para hacer una pequeña fiesta. Habían invitado a familiares y amigos cercanos y dejado que estos trajeran a alguien, siempre que fuera de confianza y que no la liaran mucho.
—Ace, baja un poco el ritmo. Ya has bebido bastante —le regañó Jiro.
—Oye, no seas la mamá del grupo. No es nuestra culpa que no bebas, deja disfrutar a los demás —intervino Daiki, que también iba perjudicado por el alcohol—. ¡Venga, otra ronda!
—Voy a salir a qué me de un poco el aire —anunció Ace, que caminó tambaleándose ligeramente hacia la puerta.
Fuera había dos seguratas que vigilaban la entrada. El pecoso se sorprendió al ver a Kenji allí fuera, agarrado del brazo de una chica que parecía ser amiga de Haru.
—Kenji, qué casualidad —saludó Ace, dándole un toque en el hombro al pasar junto a él.
—Veo que la fiesta ha empezado hace rato —comentó el chico, ajustándose las gafas.
—No tanto, pero vamos un poco fuerte. Nos vemos dentro.
Con torpeza, el pelinegro introdujo la mano en el bolsillo del pantalón y sacó el móvil. Tenía varios menajes, pero no había escuchado el sonido allí dentro.
Ninguno era de (TN), ya habían hecho la videollamada y se habían dado las buenas noches.
La echaba demasiado de menos. Ansiaba tenerla cerca y pronto llegaría ese momento, pero... Ojalá estuviera allí esa noche.
Los mensajes que había recibido eran de Azumi, su compañera de boxeo. Al parecer había salido con un par de amigas y no encontraban ningún sitio bueno para pasar el rato, así que Ace les ofreció ir a la fiesta.
Avisó a los porteros antes de volver a entrar en el pub.
Las chicas no tardaron en llegar. Azumi encabezaba el grupo. Ella y sus dos amigas se abrieron paso entre la multitud mientras estiraban el cuello y escudriñaban cada rincón del establecimiento o con la mirada.
Objetivo: encontrar a Ace.
—Esperadme aquí, chicas. Luego os cuento. —Les guiñó uno ojo y fue directa a la barra, sin perder de vista a su querido compañero.
Pidió unas bebidas y, con disimulo, depositó unos polvos que llevaba en un pequeño envoltorio de plástico. Lo suyo era agua y lo de él cerveza, así que no se confundiría de vaso.
—¡Ace! —le llamó, mostrándole las bebidas. El chico estaba en medio de la pista, bailando y dando saltos con otros dos miembros de la banda.
—¿Azumi? —cuestionó el pelinegro, aceptando la cerveza que le ofrecía y dándole un trago.
—¿Qué pasa? —preguntó ella sonriente, dándole dos besos a modo de saludo—. ¿Te gusta mi cambio de look?
—Te queda bien.
Bien, esa era su intención. Había cambiado su estilo para parecerse lo más posible a (TN). Si todo salía bien aquella noche, lograría despejar el camino.
Era rastrero, sí, pero haría cualquier cosa por amor. Además, a ella le gustaba antes de que empezaran a salir. Era (TN) la que se lo había robado.
Tan solo quería recuperarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top