Capítulo 10
Ace corrió por los pasillos y subió a gran velocidad las escaleras que llevaban a la azotea. Ignoraba a todo aquel que se cruzaba, los avisos de los profesores, el ambiente que debía haber dejado en el aula...
(TN) jamás llegaría tarde a clase, por más enamorada que estuviera, así que sus alarmas se habían disparado.
Una vez arriba del todo, abrió la puerta de la azotea con brusquedad. Allí estaban. Aquel maldito bastardo tenía a su mejor amiga acorralada contra la pared.
El pecoso ni si quiera pronunció una palabra, se abalanzó contra su compañero y lo derribó, haciendo que este cayera de golpe contra el suelo.
—(TN)... —murmuró, mientras examinaba el rostro de la joven. Tenía la mejilla ligeramente roja, por un manotazo que debía haberle dado—. Maldito cabrón...
—¡Ace! Espera, ¡espera! —exclamó la chica, frenando a su amigo.
—¿¡Qué está pasando aquí!? —la voz de Edward Newgate hizo que los tres se giraran hacia la puerta. Estaba acompañado de otros profesores.
—Profesor Newgate —dijo (TN), al mismo tiempo que las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas—. Ace me ha salvado. Me ha salvado.
—¿Qué ha pasado? —preguntó de nuevo, acercándose a la alumna. Posó una mano sobre su hombro para tranquilizarla.
Ace estaba quieto, pero su cuerpo temblaba debido a la rabia que se había apoderado de él. Sabía perfectamente que (TN) le había frenado para evitarle problemas, pero no le hubiera importado recibir cualquier castigo con tal de haberle dado su merecido a ese idiota.
—He salido un rato a tomar el aire y... Y... —comenzó a explicar la peli(t/c), con la respiración entrecortada—. Ha aparecido Arata. Estábamos hablando y de repente ha empezado a echarme cosas en cara y... Me ha pegado.
—¡Ace me ha atacado como un salvaje! —trató de defenderse el chico de cabellos castaños, mostrando su brazo magullado por la caída.
—Ace solo le ha apartado para que no me siguiera molestando —aclaró la joven, alzando la voz—. Me tenía acorralada contra la pared y no paraba de decirme cosas.
—No hace falta que te expliques más —sentenció su tutor—. Arata, vamos ahora mismo al despacho del director para que te aplique la sanción correspondiente. (TN), Ace... Volved a clase. Os llamaremos si necesitamos alguna declaración más, aunque no creo que sea necesaria.
Ambos comenzaron a caminar sin rechistar, dejando a sus espaldas a Arata y al grupo de profesores.
Los pasillos estaban completamente desiertos. A pesar del barullo que se había armado, todos los alumnos estaban en sus respectivas aulas, ya fuera con sus profesores o con algún profesor sustituto, como sería el caso de su aula.
—¿Estás más tranquila? —preguntó Ace, alzando una ceja. Su querida amiga había dejado de llorar en el momento en que habían cruzado la puerta de la azotea.
—Sí, la verdad es que solo estaba dramatizando un poco más de la cuenta —respondió ella—. Es decir, es muy grave lo que ha hecho ese imbécil, pero a mi no me hace llorar cualquiera... ¿Entiendes? Solo quiero que no vuelva a hacerle lo mismo a otra chica.
—Tendrías que haber dejado que de lo explicara yo —insistió el pecoso, apretando uno de sus puños.
—Eso solo te hubiera dado problemas a ti —explicó la peli(t/)—. Siendo como es Arata con la expulsión y las miradas y comentarios del resto... Será más que suficiente. Ya verás. Los idiotas como él funcionan así.
—¿Crees que le expulsarán? —cuestionó Ace.
—Por supuesto. Una semana al menos seguro.
Cuando entraron en el aula, todos los compañeros les observaron de reojo. Tenían mucha curiosidad por saber que había pasado, pero jamas osarían interrumpir la explicación del profesor que estaba sustituyendo a su tutor en aquellos momentos.
A la hora siguiente, Newgate apareció por la puerta junto a Arata. Nadie pronunció una sola palabra, tan solo observaron silencio como el chico de cabellos castaños comenzaba a recoger sus cosas.
—El alumno Arata ha sido expulsado durante una semana por agredir a una compañera, concretamente a (TA) (TN) —anunció el tutor.
Tras la noticia, comenzaron los murmullos en el aula, que fueron acallados rápidamente por orden del hombre de cabello canoso.
El profesor de música, que estaba esperando en la puesta, entró en el aula cuando Newgate acabó el discurso. Este último hizo una señal a la peli(t/c) indicándole que hablarían a la hora del almuerzo. Acto seguido él y Arata salieron por la puerta.
Aquella hora de clase fue lenta y tortuosa para la protagonista del momento. (TN) notaba las miradas furtivas de sus compañeros y sabía que iba a someterse a un intenso interrogatorio, tanto de su parte como probablemente de su tutor.
Tal y como esperaba, cuando el profesor de música abandonó el aula, su pupitre se vio rodeado por el resto de compañeros, a excepción de sus tres amigos.
—¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? —Eran las preguntas que más se repetían.
—Seguro que le has puesto nervioso con algo —indicó desde su mesa uno de los chicos del grupito de amigos de Arata.
—No hay excusa para pegar a tu pareja —saltó Hikari, ante la sorpresa de (TN)—. No es culpa de nadie que vuestro amigo haya resultado ser un idiota.
Los amigos del chico de cabellos castaños abandonaron el aula entre murmullos y con una expresión no muy agradable en el rostro.
—Gracias, Hikari —agradeció la peli(t/c), que no esperaba para nada esa reacción por parte de su compañera.
—No pienses que soy tu amiga ni nada de eso —aclaró haciendo una mueca de disgusto—. Es solo que nos tenemos que apoyar en estas cosas.
—Está claro —dijo (TN), sonriente.
Tras repetirle varias veces a su tutor que no quería poner ningún otro tipo de denuncia —a no ser que se repitiera, cosa que dudaba—, y después de un par de clases más, dieron comienzo las actividades de los clubes.
La peli(t/c) podía notar como algunas miradas recaían sobre ella a medida que recorría los pasillos para llegar a la sala del club de lectura. Tal vez el rumor se había esparcido por otras clases.
—Buenas tardes —saludó la joven, haciendo una ligera reverencia al entrar al aula. Algunos de sus compañeros ya estaban allí. Se sentó en una de las sillas libres.
—Siento mucho lo que te ha ocurrido. Es una lástima que hayas pasado por ese tipo de situación —comentó Kenji, mirándola fijamente con sus ojos grises oscuros, a través del cristal de las gafas.
—Vaya, las noticias vuelan... —murmuró ella, encogiendo los hombros.
—Está bien que no te hayas dejado pisotear por ese tipo —añadió.
—Gracias —dijo ella, tras regalarle una amable sonrisa.
[•••]
Aquel incidente fue rápidamente superado. Arata volvió a clase, pero se había ganado la antipatía de prácticamente todo el grupo, a excepción de sus amigos. Jamás volvió a dirigirle la palabra a (TN), lo cual la joven agradeció. No quería ni que fuera amable con ella.
Los exámenes finales también pasaron, y Ace pudo demostrar que era capaz de sacar tan buenas notas como el resto de sus compañeros. La tensión entre el pecoso y Edward Newgate se había calmado. De no ser por aquel viejo, el pelinegro tal vez no se hubiera esforzado tanto para dar lo mejor de sí mismo.
Tras las vacaciones de primavera comenzaba... El segundo curso de la secundaria mayor.
—¿Qué querían esas chicas? —preguntó (TN). Era el primer día del nuevo curso y ya habían tenido la presentación.
—Ah, sí. Nada que tenemos invitación para la fiesta de los de último curso —respondió Ace, sonriente.
—¿Fiesta de los de último curso?
—Sí, es en la casa de uno de los de tercero. Las chicas me han dicho que estaba invitado y que podía traer a algún amigo —explicó el pecoso—. Así que podemos ir los cuatro. Es este fin de semana, el sábado por la noche.
—Nosotros no podemos —intervino Kishi—. Tenemos cena con los padres de Kenzo.
—¡Oh! Cenitas familiares... Esto cada vez es más serio —comentó la peli(t/c), divertida, abrazando a su amiga.
—Bueno, a la próxima os apuntáis. Tú si vienes, ¿(TN)?
—Bueno... Supongo que me dejarán —respondió la joven—. ¿Dadan te deja?
—Si voy contigo seguro que sí. Además, Sabo también va.
—Bueno, si vamos juntos supongo que mis padres dirán que sí. —Ambos intercambiaron una sonrisa cómplice.
Y así fue. Sus pequeños, ya no tan pequeños se esforzaban y sacaban buenas notas. ¿Por qué no dejar que se divirtieran un poco? Una fiestecita no hacía mal a nadie, y estaban seguros de que ambos iban a ser responsables.
Tras los primeros días de clase atendiendo en las lecciones y de hacer los deberes que mandaban, Ace y (TN) se dirigían hacia la fiesta. Dadan los estaba llevando en coche hacia la dirección que el pecoso le había indicado. La peli(t/c) iba en el asiento del copiloto y los tres hermanos iban en la parte trasera. No iba a dejarse al pequeño —ya no tan pequeño— solo en casa, y menos tratándose de Luffy.
—¿Por qué yo no puedo ir? Aunque sea solo un rato —se quejó el menor, con una mueca de disgusto—. Seguro que hay mucha comida...
—Ya irás a fiestas cuando vayas a secundaria —respondió la mujer.
—Claro, no tengas prisa, enano —añadió Ace, alborotando el pelo de su hermano pequeño.
Luffy comenzó a propinarle varios manotazos, los cuales no eran muy difíciles de frenar por parte del pecoso. ¿Qué se había creído ese tinto de Ace? Él era tan fuerte como sus dos hermanos mayores. No era ningún enano.
Dadan comenzó a quejarse por la actitud de aquellos os, mirando repetidas veces por el espejo para comprobar que paraban de una maldita vez. Sabo intentaba frenarles, sin poder evitar reírse.
—¿Queréis estaros quietos de una maldita vez? —gruñó la mujer de cabellos anaranjados, mientras trataba de mantener la vista en la carretera.
—Nos quedaremos sin fiesta por vuestra culpa. Dadan dará media vuelta si no paráis —advirtió (TN), ladeando la cabeza.
—Exacto —sentenció la mayor—. Y Luffy se quedará sin postre esta noche.
Los tres se recolocaron en sus asientos y nos se les escuchó decir una palabra más hasta su destino. Luffy estaba quieto como una estatua. No podía permitir que le quitaran la parte final de la cena.
—Pasadlo bien chicos, y con cuidadito. —Las últimas tres palabras de Dadan fueron acompañadas con un movimiento de su dedo índice, en señal de advertencia.
—Sí —dijeron los tres al unísono, alargando la la i.
Bajaron rápidamente del coche y se dirigieron hacia la puerta de aquella casa. Los setos no permitían ver el jardín, pero tenía pinta de ser bastante amplio. Era una casa grande.
Sabo fue el que llamó a la puerta. Al final y al cabo, el era el que conocía al dueño y a varios de los invitados.
Un chico de cabello oscuro, al igual que sus ojos, les abrió la puerta. Saludo efusivamente al rubio y, posteriormente, de manera educada a los otros dos.
Caminaron detrás de él mientras les hacía un rápido tour por la casa. Tanto el interior de la casa como el jardín estaban ocupados por varias mesillas portátiles, sobre las cuales había diversas piezas de sushi. Eran auténticas delicias de uno de los mejores restaurantes de sushi del distrito.
—¿En serio? ¿Hikari también ha venido? —se quejó (TN), rodando los ojos. La chica de cabellos rubios estaba junto a dos de sus amigas degustando la comida—. Bueno, aunque era obvio que iba a estar invitada.
—Venga, no te rayes por eso. Vamos a pasarlo bien —le tranquilizo Ace, pasando un brazo alrededor de sus hombros.
—Mientras no me diga nada... Tengo cero ganas de soportar sus estupideces —indicó la peli(t/c).
Sabo se había juntado con un grupo de compañeros de su clase, así que Ace y (TN) disfrutaron juntos de la cena. Fueron pasando por las diferentes mesas y probando los diferentes tipos de sushi. Todas las piezas estaban realmente deliciosas, con razón aquel restaurante era conocido como uno de los mejores de la zona.
Una vez los invitados hubieron llenado su estómago, el dueño de la casa —del cual la pareja de amigos ni si quiera sabían el nombre—, comenzó a sacar botellas de sake para que cada uno se sirviera a su gusto.
—No sé si quiero probarlo —confesó la peli(t/c), mientras el pecoso vertía el líquido en dos vasos.
—Venga, va. Estamos en una fiesta. Hay que beber un poco —indicó Ace, pasándole uno de los vasos—. O bueno, al menos probarlo solo. No tiene por qué gustarnos.
—Bueno...Claro, sí. Probar cosas nuevas está bien —aceptó la joven, tomando el vaso—. Vale. A la de tres. Una, dos y... ¡Tres!
Ambos dieron un largo sorbo, sin miramientos. Arrugaron ligeramente la nariz cuando el líquido rozó sus lenguas. El sabor fue fuerte al principio, pero para nada desagradable, tal y como la peli(t/c) esperaba que fuera.
—Oye, no está nada mal —comentó la chica, antes de dar otro trago.
—Vamos a poner un poco más. Sin pasarnos. Ya lo sé, ya lo sé —se defendió el pelinegro, tras ver la mirada de su amiga.
—Solo un vaso más. Es la primera vez que bebemos y hay que ir con cuidado —recordó ella. Era la voz de la conciencia.
Continuaron bebiendo, mientras charlaban animadamente. El ambiente se fue tornando cada vez más intenso. Los jóvenes bebían, unos más que otros, y el alcohol comenzaba a causar estragos.
Cuando estuvo a punto de acabarse el segundo vaso, (TN) ya se notaba algo extraña. Se sentía como en una nube. No se encontraba mal, pero se sentía extraña. Considero que ya había bebido suficiente, así que se dejó los dos tragos que le quedaban.
—Vaya, vaya... Vosotros por aquí. —Hikari apareció de repente, mirándoles por encima del hombro—. Aunque tenía ganas de que nos encontráramos, sobre todo tú y yo...
—¿Eh? —murmuraron ambos a la vez, confundidos.
De repente, sin que jamás nadie lo hubiera imaginado, Hikari se abalanzó sobre Ace y juntó sus labios con los del pecoso. Él se quedó sorprendió, tanto como la peli(t/c) que observaba la escena boquiabierta.
Se quedó todavía más anonadada cuando vio que su amigo le correspondía al beso.
—Madre mía... No me lo puedo creer —murmuró, sonriendo divertida. Un hecho histórico. Dio un par de pasos hacia atrás, chocándose sin querer con alguien—. Disculpa.
—(TN) —saludó Kenji, ajustándose las gafas.
—Kenji... —murmuró ella, mirando fijamente aquellos ojos de color gris oscuro.
Ahí estaba el chico más increíble que había conocido. Hablando desde la admiración, no en otro sentido. Aunque no podía negar que era bastante mono.
—No pensaba encontrarte por aquí —comentó.
—Bueno, unas chicas de último curso invitaron a Ace y sus amigos. Y, bueno, yo soy su amiga —explicó la joven.
—Debe haber sido invitado por aquellas chicas que miran con asco como se está liando con otra —indicó Kenji, señalando con la mirada. (TN) se giró para observar. Efectivamente, habían sido ellas. De repente, notó los dedos del chico tirar de su barbilla—. Eres muy poco disimulada.
—Perdón —murmuró ella, sonriendo dulcemente. Ambos se quedaron en silencio, mirándose.
—¡Uh! ¡Oh! ¡Kenji hablando con una chica! —se escuchó hablar a los amigos del chico.
La peli(t/c) los buscó con la mirada. Eran tres chicos que podían definirse como él claro ejemplo de nerds. No es que ella lo considerara algo malo. No tenía ningún problema con nadie. Y era cierto que Kenji tenía algo de ese estilo, aunque él era... Bueno, o por lo menos a ella le parecía un chico muy guapo. Un momento, ¿desde cuando se lo parecía?
—Discúlpalos, a veces son un poco infantiles —apuntó, negando con la cabeza—. Bueno, ahí viene tu amigo. Nos vemos la semana que vienen en el club de lectura. Pásalo bien lo que queda de noche.
—Igualmente —farfulló ella, algo nerviosa. ¿Pero qué le pasaba? Se giró rápidamente y se encontró con el rostro desconcertado de su amigo—. ¿Qué has hecho?
—No sé muy bien que es lo que acaba de pasar —respondió el pecoso.
—Pero... ¿Habéis hablado algo?
—No, solo... No hemos hablado.
—Vale, vale. Lo pillo. Te acabas de liar con el enemigo, pero lo entiendo... Hikari es muy guapa —añadió (TN)—. A lo mejor si os hacéis novios consigues que sea un poco más amable con nuestro grupo.
—No sería novio de Hikari, por más guapa que sea. No... No es mi tipo —aclaró él—. ¿Y tú qué hacías hablando con tu querido Kenji? El mejor del club de lectura, nuevo presidente.
—Nada, solo... Nos hemos saludado.
—¿Ya has acabado con esa cría? Ahora puedes venir un rato con nosotras. —Se vieron interrumpidos por las dos chichas que habían invitado a Ace a la fiesta.
—Lo siento, pero voy a pasar lo que queda de noche con mi acompañante —anunció él, rodeando la cintura de la peli(t/c). Esta le miró de reojo, alzando una ceja. Las chicas se alejaron, susurrando entre ellas.
—Te has convertido en todo un triunfador —comentó (TN), dándole un codazo.
—En algún momento iba a pasar. Es inevitable —bromeó él. Ambos estallaron en carcajadas.
Se podía decir que fue un buen comienzo de curso. Un curso que, probablemente, sería bastante interesante.
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