Capitulo 5
El sonido agudo y repentino de golpes resonó en la puerta, arranca a Shadow de su sueño ligero. Sus músculos se tensaron de inmediato, acostumbrados a reaccionar a la más mínima señal de peligro. Había pasado la noche hablando por teléfono con Sonic, lo que no era algo nuevo, pero esta vez se había extendido hasta altas horas, más allá de lo que Shadow consideraba prudente. Aún con el eco de la última risa de Sonic resonando en su mente, la realidad lo golpeó al recordar la frágil seguridad en la que se encontraba.
"¿Quién puede ser a estas horas?", pensó, con la mente aún embotada por el cansancio. Sin perder tiempo, se levantó de un salto, con movimientos automáticos y entrenados. Su mano se dirigió instintivamente hacia la pistola escondida bajo la almohada, una costumbre que había desarrollado. Nadie debía saber que estaba ahí. Y si alguien lo sabía, no podía ser bueno.
Los golpes se repitieron, más insistentes esta vez. Shadow entrecerró los ojos, dirigiéndose hacia la puerta con cautela. Su respiración era pausada, pero su corazón martilleaba fuerte en su pecho. El cuerpo estaba en alerta máxima, preparado para lo peor.
Giró la manija de la puerta de golpe, listo para enfrentarse a cualquier amenaza que estuviera detrás. Pero lo que encontró lo descolocó completamente.
Sonic, con su inconfundible sonrisa arrogante y las manos en las caderas, lo miraba con una ceja alzada.
- ¿Sueles abrir la puerta a tus amigos con cara de querer matarlos? - dijo Sonic con tono burlón, pero había un brillo de preocupación en sus ojos.
Shadow parpadeó, incapaz de procesar lo que veía al principio. Sonic estaba ahí, de pie frente a él, como si fuera lo más natural del mundo, como si no hubiera reglas invisibles que él, Shadow, se había autoimpuesto para mantener distancia entre ellos.
- Sonic… ¿qué haces aquí? - gruñó Shadow, tratando de recuperar la compostura. Bajó la mano que aún mantenía tensa, cerrando la puerta un poco para disimular el caos que reinaba en su pequeño apartamento.
Sonic lo miró con una sonrisa medio torcida, como si supiera algo que Shadow no estaba dispuesto a admitir. Como siempre, Sonic parecía tener la capacidad de leer más allá de sus palabras. Pero ese era el problema, ¿no? Sonic nunca debía saber lo que realmente pasaba en su cabeza, los sentimientos que llevaba tanto tiempo reprimiendo.
- Llamé hace un rato, pero no contestabas - dijo Sonic, pasando sin ser invitado.
Shadow apretó los dientes. Ese desparpajo era tan característico de Sonic, una confianza innata que a veces lo exasperaba. Pero… también le fascinaba. No lo admitía, pero siempre encontraba consuelo en esa presencia despreocupada, como si el mundo fuera más simple con Sonic cerca.
- Me quedé dormido - respondió Shadow, cerrando la puerta detrás de él.
El apartamento estaba a medio desordenar, vestigios de noches sin dormir, misiones clandestinas.
Sonic se paseó por la sala, inspeccionando el lugar, pero sin decir nada al respecto. Se giró hacia Shadow, con una chispa de interés en los ojos.
- ¿Seguro que estás bien, Shadow? - preguntó Sonic, su tono más serio esta vez.
Shadow se cruzó de brazos, luchando por no desviar la mirada. Sabía que, si Sonic seguía presionando, podría acabar confesando más de lo que estaba dispuesto. Sonic no debía saber de su vida, ni del vacío que sentía cada vez que el erizo azul desaparecía de su vista.
- Estoy bien - repitió Shadow, su voz más cortante de lo necesario. El cansancio estaba jugando en su contra.
Sonic lo observó en silencio, antes de dar un paso más cerca de él. Shadow lo miró con sorpresa, pero no se movió. El color de los ojos de Sonic parecía más brillante en la tenue luz de la habitación, y la distancia entre ellos se acortaba con cada segundo que pasaba.
- Anoche hablamos mucho - dijo Sonic, con un tono más suave. —Pero creo que no dijimos todo lo que queríamos -
El corazón de Shadow latió con fuerza en su pecho. ¿A qué se refería Sonic? ¿Había notado algo? Intentó mantener su semblante frío, pero su interior estaba hecho un caos.
- Siempre dices lo que piensas, Sonic - respondió Shadow, sintiéndose atrapado por la intensidad de la mirada de su compañero.
- Y tú no dices nada - replicó Sonic, casi en un susurro.
Ese comentario lo golpeó más fuerte de lo que esperaba. Sonic dio un paso más, y ahora estaban cara a cara, tan cerca que Shadow podía sentir el calor del cuerpo de Sonic, el ligero aroma de la brisa fresca que siempre parecía acompañarlo.
- ¿Qué es lo que estás escondiendo, Shadow? - preguntó Sonic, su voz cargada de una curiosidad genuina, pero también de algo más. Algo que Shadow no quería identificar.
El silencio se instaló entre ellos, pesado, lleno de preguntas no formuladas y emociones reprimidas. Shadow cerró los ojos por un momento, respirando hondo. No podía seguir así. Pero tampoco podía decirle la verdad. No todavía.
- No es nada, Sonic. Solo estoy cansado - murmuró, apartándose finalmente, rompiendo la conexión que los mantenía en ese momento tan íntimo.
Pero mientras daba la espalda, sintió una mano suave en su hombro. Sonic no lo dejaba ir.
- Shadow, si algún día decides decir algo… estaré aquí para escucharlo. No te olvides de eso -
El erizo negro sintió un nudo en la garganta, pero no respondió. Solo podía esperar que algún día encontrara el valor para decir todo lo que guardaba en su corazón.
El toque suave de la mano de Sonic sobre el hombro de Shadow se sintió como un peso, no por su fuerza, sino por lo que implicaba. Sonic siempre había tenido esa habilidad de tocar algo profundo en él, algo que Shadow llevaba años intentando mantener a salvo, oculto. Pero justo cuando el silencio se volvió casi insoportable, Sonic habló de nuevo, con ese tono desenfadado y confiado que siempre lo acompañaba.
- Por cierto, vine porque anoche quedamos en algo - dijo Sonic, como si fuera lo más normal del mundo.
Shadow frunció el ceño, girándose para mirar a Sonic, sin poder disimular su desconcierto.
- ¿Qué? ¿A qué te refieres? -
Sonic soltó una carcajada ligera, agitando una mano en el aire, claramente divertido por la confusión de Shadow.
- ¡Vamos, Shadow! ¿No me digas que olvidaste que anoche quedamos en salir hoy? Lo hablamos al final de la llamada… aunque, bueno, estabas medio dormido - agregó con una sonrisa maliciosa.
Shadow entrecerró los ojos, intentando recordar. La conversación de anoche había sido larga, más larga de lo que esperaba. Las palabras de Sonic aún le retumbaban en la cabeza cuando intentaba conciliar el sueño, pero no recordaba haber quedado en nada. ¿Cómo pudo haberlo olvidado? Su vida estaba tan envuelta en misiones y secretos que algo tan simple como una salida con Sonic no debería haber pasado desapercibido.
- No lo recuerdo... - admitió Shadow, intentando sonar neutral, aunque su mente ya estaba corriendo a toda velocidad.
- Bueno, no importa. Ahora lo sabes, así que prepárate - dijo Sonic, con una sonrisa traviesa, como si nada hubiera cambiado.
Antes de que Shadow pudiera objetar o inventar alguna excusa para evitar la salida, Sonic ya estaba dándose la vuelta, moviéndose por la habitación con la misma confianza de siempre.
- Tienes cinco minutos, y luego te arrastro a la calle tal como estás - dijo Sonic mientras miraba por la ventana, disfrutando del sol que comenzaba a salir.
Shadow suspiró, sabiendo que no había forma de detener a Sonic cuando se ponía en ese plan. Aunque lo último que deseaba era exponerse más de lo necesario, algo en la presencia despreocupada de Sonic siempre le hacía ceder. Así que, sin más, se preparó rápidamente, intentando ignorar el cansancio que aún lo arrastraba.
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Minutos después, los dos salían del apartamento, el aire fresco de la mañana despejando un poco la mente de Shadow. Sonic caminaba a su lado con las manos en las caderas, tarareando una melodía que Shadow no reconocía, pero que le resultaba tranquilizadora. La ciudad estaba animada a esa hora, con la gente comenzando su día, y por un momento, todo parecía… normal. O al menos, tan normal como podía ser para alguien como él.
- ¿A dónde vamos? - preguntó Shadow, rompiendo el silencio.
- Te dije que era una sorpresa - respondió Sonic, guiñándole un ojo.
Shadow resopló, aunque en el fondo, esa energía despreocupada le hacía sentir algo cálido. Mientras caminaban por las calles, Sonic señalaba tiendas, hablaba de lo que le gustaría hacer durante el día y soltaba algún que otro comentario que lograba arrancarle a Shadow una sonrisa apenas visible. Aunque Shadow intentaba mantener la guardia alta, cada vez le resultaba más difícil cuando estaba con Sonic.
Llegaron a un parque cercano, y Sonic, siempre en movimiento, corrió hacia un puesto de helados. Shadow, con los brazos cruzados, lo observaba desde lejos, preguntándose cómo era posible que alguien pudiera tener tanta energía tan temprano en la mañana.
- ¡Aquí tienes! - dijo Sonic, ofreciéndole un helado de vainilla con una gran sonrisa.
Shadow lo miró, parpadeando un par de veces. No recordaba la última vez que había comido helado. De hecho, no recordaba la última vez que había hecho algo tan simple y ordinario como esto. Pero había algo en la mirada de Sonic que lo hacía imposible de rechazar, así que tomó el helado sin decir nada.
- ¿Ves? No es tan difícil relajarse - dijo Sonic mientras se sentaba en una banca cercana, mirando a Shadow con satisfacción.
Shadow, con el helado en la mano, se sentó a su lado, manteniendo una distancia prudente. Por un momento, solo el sonido de la ciudad y la risa lejana de niños jugando llenó el aire entre ellos. Todo parecía sorprendentemente… tranquilo.
- No haces esto muy a menudo, ¿verdad? - comentó Sonic, observándolo de reojo.
- ¿Qué cosa? - preguntó Shadow, fingiendo no entender.
- Tomarte un respiro. Dejar de ser el tipo serio que siempre tiene el destino del mundo sobre sus hombros - respondió Sonic, mirando el cielo. - A veces, solo tienes que dejar que las cosas fluyan.
Shadow no respondió de inmediato. Sabía que Sonic tenía razón, pero había tantas cosas que no podía dejar ir. Entre ellas, el secreto que guardaba sobre su trabajo. No quería arrastrar a Sonic a ese mundo oscuro.
Pero justo cuando comenzaba a relajarse, un extraño presentimiento se instaló en su estómago. Algo no estaba bien. Se enderezó ligeramente, su mirada recorriendo el parque. No era paranoia; su entrenamiento le había enseñado a detectar amenazas, y ahora esa sensación se hacía más fuerte.
Fue entonces cuando lo vio.
Un lobo, alto y corpulento, de pie al otro lado del parque, con una chaqueta negra que ocultaba su rostro. Los ojos del lobo se clavaron en Shadow, y la expresión que adoptó fue suficiente para que lo reconociera: un antiguo enemigo, alguien a quien había enfrentado en una de sus misiones. Y ahora lo había encontrado.
- Tenemos que irnos - dijo Shadow, levantándose de golpe.
Sonic lo miró confundido, aún lamiendo su helado.
- ¿Qué? ¿Por qué? Apenas acabamos de llegar -
- Confía en mí. Ahora -
El tono severo en la voz de Shadow dejó claro que no era momento de preguntas. Sonic, por una vez, no dijo nada y simplemente lo siguió mientras ambos comenzaban a caminar más rápido, alejándose del parque. Pero el lobo los estaba siguiendo. Lo podía sentir.
Cuando doblaron la esquina, Shadow tomó a Sonic por el brazo y lo empujó hacia un callejón lateral.
- ¿Qué está pasando? - preguntó Sonic, sin perder del todo su actitud relajada, aunque comenzaba a notar la seriedad en el rostro de Shadow.
- Tengo que sacarte de aquí - murmuró Shadow, mirando hacia ambos lados, buscando una salida.
Pero antes de que pudieran reaccionar, el hombre que los seguía apareció en la entrada del callejón, una sonrisa fría y peligrosa en su rostro.
- Vaya, vaya. No esperaba encontrarte aquí, Shadow -
El pulso de azabache se aceleró, pero su cuerpo estaba listo para pelear si era necesario. La seguridad de Sonic era su prioridad ahora, y haría lo que fuera necesario para protegerlo.
- Sonic, mantente detrás de mí - ordenó Shadow, sus ojos clavados en el hombre.
Sonic lo miró por un segundo, sorprendido, pero hizo lo que le pedían. Shadow sabía que no podría mantener este secreto por mucho más tiempo. Había llegado el momento de pelear… y de proteger lo que más le importaba.
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