🦁Epílogo🦁
Thomas suspiró descansando la cabeza sobre el brazo de Jacob, sólo pasaron unos minutos desde que el vínculo se renovó, pero se sentía un poco mejor, al menos la fiebre estaba remitiendo.
Jacob acarició su pelo ahora disparejo y dejó salir un suspiro.
— Lo siento — murmuró, Thomas sonrió y le dio un beso en la frente.
— Está bien, ya era hora de cortarlo — Jacob negó y se colocó boca abajo apoyándose sobre sus codos para mirarlo.
— No es por eso, bueno, también, pero lo decía por mi padre, te hizo la vida imposible por mi culpa — Thomas suspiró.
— Lo sé, ya no volverá a tocarnos — dijo acariciándole la espalda, Jacob maldijo.
— Debo sacarlo de la manada.
— Estoy seguro de que ya está huyendo, pero es mejor comprobarlo — Jacob asintió y apoyó la barbilla en su pecho.
— Lo haremos ¿intentaste hacerte daño el tiempo que estuviste allí?
— ¿Por qué lo preguntas?
— Antes lo dijiste como si lo hubieses vivido — dijo con cuidado, Thomas le besó la frente.
— Yo... Uh... lo pensé muchas veces y vi a otros que lo hicieron, pero nunca lo hice, sólo... sólo podía pensar en ti por lo que me echaba atrás al instante — Jacob sonrió como respuesta a eso.
— Me alegro de eso — gruñó, Thomas no se detuvo recordando todo el dolor y sufrimiento.
— Esos cambiaformas, Dios, era horrible verlos así luego de hablar normalmente con ellos — Jacob lo miró.
— ¿Nadie se quejaba?
— ¿Quién lo haría? Se suponía que el programa era para eso, o te convertían en lo que querían o salías con los pies por delante, al final me rendí, fui el último, pero lo hice — Jacob lo besó profundamente demostrándole lo bueno que fue que no optara por la segunda opción.
— Ahora estás lejos, Thomas, ahora estamos juntos, trabajaremos en ello.
— ¿Estás seguro de esto? ¿De mí? — preguntó con un nudo en la garganta, Jacob lo miró con la mirada endurecida.
— ¿Todavía tienes que preguntarlo? Nunca estuve más seguro de nada en mi vida — dijo mordiéndole el labio inferior y luego sentándose — Vamos a que veas mis cachorros, nuestros cachorros
— Eso no es una buena idea.
— Pensé que ambos nos encargaríamos, yo...
— Jacob, no lo digo por eso, me encantaría formar parte de tu vida y la de los cachorros, pero acaban de nacer y no es bueno que otro Alfa se acerque en estos momentos.
— No quiero que otro Alfa se acerque, como si fuera a dejar que eso pasara — gruñó dejando salir los colmillos, luego extrajo un poco sangre con uno de ellos al besarlo — Eres mi Alfa, no cualquier Alfa.
— Aun así, no creo que sea recomendable.
— Irás a verlos y punto. Ahora bañate.
— No me des órdenes — gruñó caminando al baño
Thomas buscó algunas tijeras en el botiquín y se miró al espejo, su cabello estaba bastante irregular un poco más abajo de los hombros así que cogió una tijera y comenzó a cortar.
La ducha no se llevó mucho y se vistió con lo que parecía ser la ropa de Miguel, por supuesto sólo tenía el olor del jabón y la lejía, Thomas sonrió por eso y se la puso.
— Umm... te ves increíblemente sexy — gruñó Jacob mordiéndole el cuello, su cabello aún goteando por su ducha — Ahora vámonos, es hora de que conozcas a los nuevos integrantes de la manada — dijo tendiéndole una mano.
Thomas la tomó y se dejó arrastrar por el pasillo, sus piernas aún estaban débiles.
— Jacob, esto no es una buena idea — murmuró al llegar a la puerta, Jacob lo calló con un beso.
— Deberías hacerle caso al chico, sé que estas feliz, pero otro Alfa ahí dentro puede poner las cosas feas — dijo la madre de Miguel cruzándose de brazos frente a la puerta, Jacob torció los ojos y los miró a ambos.
— No se preocupen — dijo, la mujer no le quitó los ojos de encima.
Thomas se puso nervioso, sus manos sudaban y el corazón le retumbaba en la cabeza, Jacob abrió la puerta y le dio un beso en la frente, luego entraron.
El gruñido se escuchó en toda la habitación, la leona que alimentaba a las crías lo miró recelosa, luego miró a Jacob, Jacob se acercó, se sentó a su lado y le sonrió.
— Está bien Lena, él es mi compañero, vino a conocerlos — la leona lo reconoció, se levantó de las mantas y les dio espacio, ella y la madre de Miguel se quedaron en una esquina por alguna señal.
Si Jacob perdía el control era mejor tener a alguien que lo ayudara, aunque estaba seguro de que ellas no podrían hacer mucho por él.
— Thomas, ven aquí — murmuró Jacob, Thomas miró alrededor.
— ¿Estás seguro? — Jacob asintió y le tendió una mano.
Thomas aguantó la respiración y se acercó, se sentó a un lado sin quitarle el ojo de encima a Jacob, Jacob torció los ojos.
— No me mires así, no te atacaré, eres mío, ellos también — dijo señalando a los cachorros negros.
Thomas perdió el aliento y levantó una mano para tocarlos, antes miró a Jacob, él le asintió con una sonrisa, se veía orgulloso.
Thomas los tocó, los cachorros se removieron y mordieron su mano, sus ojos aún cerrados, pero se veían tan lindos que gimió.
— Son idénticos a ti — murmuró con una sonrisa, Jacob le besó el cuello, luego subió y se detuvo en su oído.
— Pronto querré unos idénticos a ti — Thomas se sonrojó furiosamente, pero de todas formas le sonrió y siguió acariciando a los cachorros.
Jacob estaba feliz, el lazo pulsó con sus emociones y los cachorros se removieron contentos también.
......
Jacob caminó por la antigua casa de su padre, ahora suya, buscando a Thomas y a sus cachorros, los podía sentir, estaban felices, por lo que probablemente estaban jugando
Ya eran dos meses desde que su padre se marchó, Jacob no lo buscaría, ni a él ni a sus seguidores, lo mejor era concentrarse en su nueva familia.
Pero si se le ocurría acercarse no dudaría en masticarlo.
Thomas y él terminaron sus estudios mientras algunos miembros de la manada les ayudaban con los cachorros, ahora tenían a Thomas con un título en ingeniería y ayudaba mucho en la manada, Jacob era abogado, algo que también ayudaba a veces cuando los miembros de la manada más jóvenes se metían en problemas.
— Jacob ¿Dónde están mis sobrinos? — gruñó Anna abrazándolo.
Su amiga y Mac vivían cerca y la manada, aún se estaba acostumbrando a la idea de vivir con humanos, y bueno, Anna a veces se ponía nerviosa cuando veía a los leones correteando por ahí, Mac, Mac se lo tomó mejor.
— Con Thomas, deben estar jugando por ahí — dijo abrazándola con fuerza.
Jacob quería decirle que formara parte de la manada oficialmente, es decir, ellos podían convertirlos en cambiaformas, pero lo dejó para otro día, Anna aún se estaba acostumbrando.
Jacob cayó al suelo cuando un gran león blanco se le subió encima, Thomas le puso las patas encima para no dejarlo escapar, luego miró a los cachorros, los chicos gruñeron divertidos e hicieron lo mismo.
— ¿Les enseñas como cazar?
"Aprenden del mejor"
— No tengo duda de eso, ahora bajen — se quejó removiéndose.
Sena y Miles se alejaron luego de lamerle la cara, los chicos aún eran cachorros, luego de seis meses podrían cambiar a humanos con el aspecto de tener alrededor de cuatro años, así que ellos se pasaban más tiempo en forma de león haciéndoles compañía.
Thomas se alejó moviendo la cola juguetonamente y rodeó a Anna, ella le dio unas palmadas como saludo, Jacob se alegraba que Thomas y Anna se llevaran bien.
Me encanta verte con los cachorros, no creas que olvidé lo que dije aquel día.
Thomas se detuvo de repente, luego lo miró y gruñó regañándolo, lo hablaron muchas veces en los últimos dos meses y Thomas dijo que con sus cachorros era más que suficiente, Jacob no lo creía.
Admítelo, también los quieres, luego hablaremos con algunas leonas sobre ello.
"No, basta, ahora no es el momento"
Entonces dime la verdad y dejaré de molestarte ¿no quieres otros dos cachorros corriendo por aquí?
"Quizás" Jacob abrió los ojos sorprendido, Thomas le enseñó los colmillos con suficiencia. "Pero luego de que Sena y Miles puedan cambiar"
Te amo.
"Lo sé"
Jacob bufó cuando lo vio alejarse hacia la casa, iría a ponerse algo de ropa, eso lo sabía, pero el cabrón no lo dijo de vuelta.
Giró la cabeza al escuchar un gritito de felicidad, Anna tirada en el pasto jugando con sus hijos, Mac hacía lo mismo, ambos con una gran sonrisa.
— Se ven contentos y a los chicos les gusta — dijo Thomas a su espalda, en su forma humana.
Con vaqueros y una camiseta, sus ojos verdes iluminados por una gran sonrisa y su pelo seguía corto, Thomas juró que no lo quería largo de nuevo, que eso significó el tiempo que estuvo alejado de él, a Jacob no le importaba, se veía hermoso como quiera.
— ¿Lo dijiste en serio? — gruñó besándole los labios, sólo un toque.
— Umm... — ronroneó, luego sonrió — En serio.
Sus cachorros gruñeron por atención mordiendo las costuras del pantalón, ambos se carcajearon al ver la cara de Anna al ser dejada de lado.
— Son tan maleducados como tú Jacob.
— Thomas es quien los malcría — Anna bufó, los cachorros le hicieron caso luego mordiéndole los tobillos.
— Sabes que también te amo ¿verdad? — murmuró contra su boca.
Jacob se derritió en sus brazos besándolo profundamente, sus cachorros protestaron nuevamente en un intento de rugido, ambos se carcajearon y regresaron con la nueva familia.
******
Fin
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