Al final fue un acuerdo mutuo en aquel matrimonio, nadie más debía saber del embarazo de Ryoken.

Porque por muy cruel que se escuchará, la probabilidad de que ese futuro bebé que estaban esperando terminará abruptamente en un aborto durante los primeros tres meses, era algo que tenían muy presente.

Y si eso pasaba no sólo iban a tener que lidiar con algo así de doloroso, si no que también tendrían que soportar los usuales comentarios idiotas que usaban como intento de alivio.

Y no, no gracias. No soportarían pasar por algo así de nuevo, ya lo soportaron con Techno Neko, alias “Echo”, una gata cálico de pelo largo que habían adoptado en su niñez y que murió casi diez años después por una infección.

Querían mucho al bebé que esperaban, casi tanto como quisieron y querían a Echo, pero no… preferían esperar hasta ya no poder ocultarlo y así si pasaba algo, afrontar solos el dolor.