XVIII
— ¿Chocolates rellenos y flores? ¿Crees que eso funcionara para reconciliarse?
— ¿No lo harán?
— No tengo idea —Takeru no despegó la vista de la pantalla de su tableta, había un paisaje a medio dibujar en ella—, Kengo sólo se disculpaba, cuándo era su culpa, y me regalaba lápices o pinturas nuevas… no se como es con los demás omegas, menos los que tienen un carácter tan dominante como tu esposo, Yusaku.
— Es que tú eres tú, eres un ilustrador con tanto talento y pasión, que es obvio que mas materiales para dibujar te alegrarán la vida. Ryoken, en cambio, es casi la definición de un psicópata megalomaníaco…
— Entonces regalale algo que a ti te gustaría recibir…
— ¿Por qué dices eso?
— Porque te acabas de describir en cada palabra… —Takeru tomó el cuaderno que tenía en su escritorio y comenzó a leer algunas de las notas que tenía, ignorando por completo la mirada de molestia de Yusaku.
— No estoy bromeando Takeru…
— Yo tampoco. Realmente pareces un sociópata narcisista.
— Te odio, mejor me las arreglo solo.
Al final, para sorpresa y gusto del alfa de ojos verdes, tanto los bombones como las flores realmente encantaron a su adorable esposo… aunque eso no eliminó el castigo de abstinencia, pero al menos había conseguido que volvieran a dormir en la misma cama.
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