Takeru suspiró buscando calmarse sin dejar de dibujar en su tableta, su jefe andaba de pésimo humor y estaba muy seguro que el idiota alfa de pelo azul con mechones rosas a su lado tenía que ver con eso.

La mejor pista que tenía era el hecho de que Yusaku estaba igual o de peor humor que su esposo y jefe, Ryoken; los gruñidos junto a los molestos golpes contra el teclado que su amigo y compañero daba de vez en cuando le demostraba lo serio de la pelea que ese par tenía.

El omega con lentes volvió a suspirar antes de tomar un lápiz de madera con varias marcas de mordidas, unos audífonos de casco de color rojo con detalles blancos, que conecto al computador, y una delgada carpeta con algunos datos y bocetos en ella.

Iba a ignorar a Yusaku y seguir trabajando, ya si aquel feliz matrimonio con un posible futuro cachorro en camino quería matarse no era su problema.

Así que colocó el tema del personaje, leyó nuevamente la historia del mismo personaje, comenzó a morder el lápiz, para la concentración, y volvió a trabajar; quería como mínimo terminar el arte conceptual antes de que Fujiki Ryoken llegará dispuesto a gritar y humillar a alguien sólo porque sí.