XIX
— Creo que estoy enloqueciendo…
Ryoken alzó su vista un minuto, dejando de leer la revista que hablaba sobre los nuevos proyectos de su empresa y elogiaba los ya vendidos, para ver a su esposo que olfateaba el aire algo confundido; el omega lo observó unos segundo antes de volver a ver la revista.
— ¿Por qué lo dices? ¿Tantos códigos al fin te fundieron el cerebro?
— No, no creo. Y lo digo por el olor a canela que hay en el aire…
— ¿Ah? —Yusaku volteó a ver a su esposo, por alguna razón lo veía demasiado nervioso— ¿Q-que cosa…?
— Que toda la casa huele a canela, es leve… pero igual me extraña.
— D-debe ser el nuevo desodorante ambiental que uso…
— ¿Con olor a canela? —El alfa caminó hasta su pareja, que estaba sentado en el sofá, no había notado lo pálido que estaba hasta ahora…
— Y manzana.
— Pero tu odias el olor a canela.
— Odiaba, tiempo pasado, ahora me fascina… —Ryoken cerró de golpe la revista antes de pararse y empujar suavemente a su esposo para encaminarse a la entrada— Y hablando de eso, creo que iré a comprar rollos de canela…
— ¿Y eso?
— Tengo antojo de unos… ¿Vienes o no?
Yusaku suspiró antes de asentir y seguir a su adorado omega, algo le estaba pasando y él debía descubrirlo.
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